❲ ¿no lo sabías? ꕥ❳

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Cuando SeokJin llegó con JungKook a la Corte por primera vez, los Ministros lo observaban confundidos, preguntándose sobre su papel en las actividades quincenales de la Corte. SeokJin caminaba humildemente dos pasos detrás de JungKook siguiéndolo hasta su trono. Recordó los jadeos que resonaron en la Sala de la Corte cuando el Rey lo tomó de su lugar, de pie al lado del trono, para sentarlo en su regazo.

Su expresión sorprendida provocó las carcajadas del Rey, contribuyendo a que los Ministros quedaran estupefactos.

La perplejidad se transformó en admiración en las semanas siguientes cuando los Ministros percibieron que SeokJin era más que un entretenimiento para el Rey. Oía atentamente los informes presentados por los distintos Ministros, ofreciendo sus opiniones y propuestas para ayudar a mejorar el bienestar del Reino.

Conversaba tranquilamente con el Rey mientras estaba sentado en su regazo; una visión extraña para todos. Un Ministro se atrevió a preguntar por qué no se le daba una silla y el Rey rió, diciendo que su cerebro procesaba mejor la información cuando SeokJin estaba sentado en su regazo. El Ministro se ruborizó y SeokJin pellizcó discretamente a JungKook.

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Su Majestad.

—Jackson, ¿qué ocurre? —JungKook levantó su mirada de los documentos que examinaba. Jackson raramente lo buscaba en su escritorio, a menos que fuese urgente y se preguntó qué asuntos lo llevaron hasta allí.

—¿Puedo hablar libremente, Su Majestad?

JungKook suspiró —Sí Jackson, puedes hablar, has estado a mi lado por más de una década.

—Hay rumores de descontento en el Harén.

—Entiendo. ¿Y?

—Tenga cuidado para no perder el favor del Harén, Su Majestad. Los celos pueden hacer muchas cosas.

—¿Oíste algo que pueda ser una amenaza para SeokJin? ―preguntó preocupado JungKook.

Su favorito solía ser HoSeok. ¿Cómo pudo eso cambiar en cuestión de meses?

—¿Hobi es el origen de estos celos?

—No. Pero los sirvientes murmuran. Hay que tratarlos por igual, Su Majestad... o al menos, visitar a algunos de ellos también.

—Por primera vez desde que soy Rey Supremo no siento tal inclinación.

—Espero pueda encontrar una solución satisfactoria para todos. ¿Puedo retirarme, Su Majestad?

—Puedes retirarte, Jackson—JungKook frunció el ceño, concentrándose en los recuerdos del anterior Harén del Rey Supremo.

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SeokJin arrastró un solitario dedo hacia abajo en el pecho de JungKook. Observó su expresión cerrada y supo que algo había pasado. JungKook entró en la habitación, el deseo mal disimulado en su rostro y lo poseyó allí mismo contra la pared, duro, rápido y furioso. Antes que pudiera limpiarse, JungKook lo cargó fácilmente, como si no pesara nada, hasta la cama y lo abrazó.

—¿Qué está mal?

JungKook permaneció en silencio hasta que recibió un codazo ―¡Ay! ¡Detente!

—Dime qué está mal.

JungKook abrió la boca para hablar, pero volvió a cerrarla antes de besar a SeokJin suavemente en los labios. —Sabes que te amo.

—Lo sé... yo... también te amo, JungKook —SeokJin confesó casi sin aliento. Nunca pensó en enamorarse, pero sucedió. Estaba enamorado de un hombre que quería darle todo lo que estaba a su alcance. Sabía que JungKook lo amaba, finalmente lo creía. Lo demostraba en la manera de abrazarlo después de hacer el amor. Era evidente cuando JungKook sonreía sólo para él.

Algo está incomodándote. Cuéntame. —Dijo con firmeza.

—Es el Harén. Jackson me contó algunas cosas.

El corazón de SeokJin se quebró un poco. A veces era fácil olvidar que él dormía con el Rey Supremo. Un Rey con su propio Harén de hombres. Se acordó de hace dos meses, cuando HoSeok vino hasta la puerta de JungKook intentando atraerlo de nuevo a él. También sabía que rechazó a HoSeok esa noche y que no había dormido con nadie más desde que llegó.

Deberías ir con ellos —SeokJin dijo suavemente.

—¿Por qué?

—Para ser justos —dijo simplemente.

—¿Quieres que me acueste con otros hombres para ser justos? —JungKook lo empujó y se levantó para caminar por el cuarto―. ¿Qué está mal contigo, SeokJin? —su voz se quebró—. ¿Pensé que me amabas?

—¡Yo te amo, JungKook! —SeokJin intentaba no llorar. Sabía lo que el Harén pensaba de él. Sabía que la mayoría de ellos lo consideraban una amenaza y que algunos en el Harén tenían conexiones reales que podrían poner la vida de JungKook en peligro—. Pero...

—Entiendo, SeokJin. Por favor, vuelve a tus habitaciones.

SeokJin lo miró confuso.

—Aquí es donde duermo con todos mis concubinos. ¿No lo sabías? —dijo cruelmente JungKook.

SeokJin asintió rápidamente antes de cubrirse con una manta y salió, cerrando la puerta silenciosamente. Llegó a su habitación antes que sus lágrimas comenzaran a caer.

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Pronto se corrió la voz que SeokJin ya no era el concubino favorito.

Algunos del Harén se burlaron de él cuando apareció en los baños comunes. Otros llegaron a rasgar sus ropas, pero SeokJin nunca lloró delante de ellos.

En la seguridad de su habitación, cuando se encontraba solo, bajaba sus defensas. Echaba de menos a JungKook y a menudo se preguntaba si el amor que le había demostrado durante los últimos meses fue un sueño.

Tiene que parar de lamentarse, SeokJin, y conquistarlo de nuevo —MinSeok urgió. Siempre era MinSeok.

SeokJin suspiró. —Él se cansó de mí. Te lo dije.

—No, él no se cansó. Me acuerdo lo que me contó cuando regresó después de dejar sus habitaciones aquella noche. Usted lo dejó.

—¡No! ¡Él me dijo que me fuera! ¿Esperabas que suplicara para quedarme como un simple cachorro? —SeokJin gritó, las lágrimas cayendo por su rostro.

Le dijo que durmiera con otros, SeokJin. ¿Qué esperaba? ―MinSeok dijo suavemente.

Lo extraño. Dios,... lo echo de menos.

MinSeok lo tomó en sus brazos y susurró: ―Entonces consígalo de nuevo. Él siempre fue suyo para empezar.

—Yo... no sé cómo.

—Vamos a descubrirlo más tarde, SeokJin. Por ahora, tenemos que concentrarnos en ponerlo bien.

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Quedó demostrado que no tuvieron que descubrir cómo. La oportunidad se presentó cuando el Rey de Min llegó al reino de Jeon para una 'visita'. SeokJin sospechaba que era más que una simple visita. Informado por MinSeok, supo que el Rey Min YoonGi y JungKook estuvieron reunidos por horas. Él había estado al tanto de esas reuniones, pero ahora JungKook ni siquiera lo invitaba a las sesiones de la Corte. Su corazón se hundió aún más con ese pensamiento.

Pensó que lo peor había pasado hasta la cena, cuando vio al bonito hombre sentado en el regazo de JungKook.

Dejó su rostro cuidadosamente en blanco cuando entró en el salón, los ojos de JungKook siguieron sus movimientos. Deseaba encogerse en su asiento lo más lejos posible del Rey, pero ese deseo no le fue concedido.

SeokJin, ven aquí —la voz de JungKook sonó claramente.

SeokJin asintió con la cabeza antes de hacer su camino junto a JungKook en silencio.

Siéntate allí —JungKook señaló una silla vacía cercana al Rey de Min. Él acostumbraba sentarse en la silla que ahora ocupaba el Rey de Min, a la derecha de JungKook, pero eso cambió cuando fue expulsado de las habitaciones reales.

Los otros concubinos observaban a SeokJin, notando la importancia de su actual posición. Jackson, sentado a la izquierda de JungKook, miraba a ambos preocupado.

—Sí, Su Majestad —SeokJin respondió suavemente. Sabía por qué JungKook insistió en sentarlo allí, quería que fuera consciente de lo que había perdido. Se rehusó a permitir que viera el dolor en su interior mientras acariciaba el brazo del apuesto extraño.

Este es BaekHyun, SeokJin. ¿No es hermoso? El Rey Min me lo ha entregado como un regalo.

SeokJin se obligó a apartar las lágrimas que amenazaban salir. Había escogido este camino y transitaría por él con orgullo. JungKook nunca lo vería llorar.

—Le doy las gracias, Rey Min, por el hermoso regalo a nuestro Rey —SeokJin se volvió hacia el joven Rey, inclinando la cabeza.

BaekHyun es ciertamente una belleza, pero... —el Rey Min extendió la mano, levantando ligeramente su barbilla para encontrar su mirada—. Tú eres precioso Lord Kim.

SeokJin miró al Rey, pensando que podría haberlo encontrado atractivo antes de JungKook. El joven hombre había llegado al trono tras el reciente fallecimiento de su padre. Sus ojos verdes brillaron casi con malicia mientras lo observaba, sus dedos descansaron suavemente sobre sus labios.

Quita tus manos de él —JungKook arrancó a SeokJin de las manos del Rey de Min y lo tomó en sus brazos, despidiendo al otro hombre.

SeokJin intentó mirarlo pero estaba apretado firmemente contra su pecho. Podía oír el latido acelerado de su corazón así como el suyo que aumentaba rápidamente.

Discúlpame Rey Supremo. No quise ofenderte —murmuró el Rey de Min.

Él es mío y nadie toca lo que me pertenece —ordenó severamente JungKook.

Nunca lo olvidaré. ¿Qué sucederá con mi propuesta? ―preguntó preocupado el Rey de Min.

Habla con mi Chambelán.

Dando por terminada la conversación, JungKook alzó a SeokJin en sus brazos y abandonó el comedor sin darse cuenta de los sentimientos encontrados de los hombres que dejó atrás. Algunos divertidos, otros perplejos. Y no pocos, ciegos de rabia.

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