13. Partido

partido

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  NARRADOR:

  Selena apenas tuvo tiempo de arreglar la ropa que usaría en la noche para trabajar. Debía llegar luego de que el partido acabara. Era todo el tiempo que su jefe le había dado y considerando todo lo que había arriesgado por ella, no podía exigir mucho más.

  Se puso un jean negro, una camiseta blanca con un abrigo negro también. Luego, solo se colocó sus zapatillas tan rápido como pudo. Le dio una mirada de reojo a su reloj de la mesita junto a su cama y cayó en cuenta que ya debería estar saliendo. Unos minutos atrás, su madre le había avisado que el partido estaba por comenzar.

  Salió de su casa y dejó las llaves bajo la alfombra. Por lo general, era una calle demasiado tranquila y no pasaban muchas cosas como robos o asesinatos, incluso estando junto al bosque. No había inseguridad así que Selena acostumbraba a dejar las llaves ahí o en las macetas.

  Tardó media hora en llegar.

  Las luces brillaban en el lugar y los ánimos estaban altos en el campo de lacrosse. Selena tomó asiento en las gradas, junto a su madre.

  —No te preocupes, cariño —dijo Melissa al notar a la chica algo acelerada—. El partido acaba de comenzar.

  —¿Dónde está Scott? —preguntó recordando las advertencias de Derek.

  Su madre señaló el campo emocionada.

  —¿No es increíble? Puedo jurar que lo escuché hablando sobre esto todo el verano.

  Selena primero miró hacia las gradas donde se encontró con una enorme sonrisa de Stiles, la estaba saludando emocionado como si ella fuera a verlo jugar... incluso si él no jugaba. Luego volteó al campo donde vio a Scott, con el número once en su camiseta, moviéndose con destreza por el campo. Era evidente que cada vez que quería tomar la pelota, uno de sus compañeros se la quitaba antes, hasta lo golpeaban para evitar que él la tocará.

  Selena estaba por tomar asiento, cuando uno del equipo de Scott le quitó la pelota y luego anotó. Todos en la pequeña tribuna gritaron emocionados. Lo que desconcertó un poco a Selena, fue ver como dos chicas levantaban un cartel que decía: "we luv u Jackson" y una de ellas era Allison. Volvió la vista hasta su hermano.

  —Esto no terminará bien —murmuró aunque su madre logró escuchar.

  —¿Qué cosa? —preguntó confundida.

  Selena bajó la mirada hasta su madre que ya se había sentado, ella hizo lo mismo y luego negó.

  —Allison sostiene un cartel para apoyar a Jackson. —Señaló a la chica—. Scott estará molesto.

  —No creo que eso logre molestarlo, es solo un cartel —dijo su madre tratando de convencer a su hija.

  Selena se llevó un dedo a la boca y comenzó a morder su uña nerviosa. Claro que Scott normalmente no se molestaría por algo así, pero había otra parte de él nueva que podría cambiarlo todo.

  A medida que avanzaba el juego, Selena comenzó a notar algo extraño. Los instintos de hermana no podían engañarla, tampoco las miradas que recibía por parte de Stiles. Observó a Scott mientras luchaba por la pelota y notó una mirada salvaje en sus ojos, aunque tampoco le parecía que estuviese por convertirse.

  —Ya vuelvo —le dijo Selena a su madre.

  Bajó las gradas y caminó hasta donde estaba sentado Stiles. Aún no entraba a jugar y ella sabía que tampoco lo haría, a no ser que las cosas pudieran empeorar y les faltaran la mayoría de jugadores. Se acercó al chico y lo tomó por los hombros, pero tan pronto como sintió su tacto, Stiles dio un pequeño brinco. Cuando volteó y vió a Selena, sonrió embobado.

  Selena no le prestó atención.

  —Scott debe salir en este momento sino las cosas terminarán muy mal —habló Selena cerca del oído del chico.

  Él asintió de inmediato mientras mordía los dedos de uno de sus guantes.

  —Dímelo a mí. Intentar convencer a Scott ahora es como tratar de controlar a un perro en celo.

  Selena soltó una pequeña risa ante la referencia de Stiles.

  Apenas alzó la mirada cuando vio a su hermano correr con la pelota directo para anotar. Cuando lo hizo, Stiles y ella se gritaron en la cara contentos, pero de un segundo para el otro, por la emoción del momento, Stiles la tomó de la cintura y la levantó solo unos pocos centímetros. Tampoco contaba con una fuerza bruta.

  Al dejarla en el suelo de nuevo, aún sonriendo, Selena giró la cabeza a un lado encontrándose con una silueta a lo lejos. Entrecerró los ojos por la confusión.

  «¿Quién estaría en la oscuridad del bosque?» pensó volteando todo su cuerpo.

  A pesar de que estaban en el campo de Lacrosse, la mayor parte de Beacon Hills era un bosque.

  Algo en aquella silueta la llenó de curiosidad.

  —Sigue prestando atención a Scott, solo para asegurarnos de que nadie lo vea en caso de que algo suceda —le dijo Selena a Stiles—. Ya vuelvo.

  Stiles volteó a verla.

  —¿Dónde vas?

  —Tú sólo vigila a Scott —le ordenó, llevando sus dedos a ambos ojos.

  Selena tomó ambos lados de su abrigo y los unió para abrigarse mejor. La noche obligaba a que la temperatura descendiera y la brisa fresca tampoco ayudaba. Caminó hasta que se detuvo enfrente de la fila de árboles. Vio a través de ellos, pero no distinguió nada. La luz de la luna apenas llegaba al suelo pasando entre las gruesas ramas. Decidió tomar valentía y caminó dentro del bosque.

  Solo dio unos cuantos pasos cuando escuchó el ruido de varias ramas crujir y quebrarse alrededor de  ella. Se detuvo apretando sus manos con fuerza formando puños. No estaba lista para golpear a alguien si es que intentaban hacerle algo, estaba aterrada.
  Dio varios pasos hacia atrás mientras sentía sus piernas volverse una gelatina, cuando un chavo de barro húmedo la hizo resbalarse y acabar en el suelo. Rápidamente maldijo mientras se daba la vuelta y se arrodillaba.

  Pero, al levantar la vista, sus ojos chocaron con unos rojos.

  La observó en silencio mientras Selena sentía su corazón acelerarse y amenazar con salirse de su pecho en cuanto la bestia hiciera el más mínimo movimiento. La chica se preparó mentalmente para salir corriendo y aunque estaba convencida de que lo haría, sus pies no se despegaron del suelo y ni siquiera su rostro pudo reaccionar. Su semblante estaba lleno de pánico y para cuando un suspiro salió de sus labios, Selena se creyó muerta.

  Pero no reaccionó, la criatura enfrente de ella no se movió más allá para inclinar su gran cabeza. Sus ojos brillando de escarlata no se despegaron de los de ella.

  Sin embargo, alguien se movió, aunque no fue ninguno de ellos. El primer rugido de la noche se escuchó cuando alguien se abalanzó hacía la bestia alejandola del lado de Selena. Ella quedó sentada en el suelo sin importarle la suciedad de su ropa. Su cuerpo helado por la brisa se quedó quieto mientras su mirada se dirigía a los dos cuerpo peleando.

  El que había interrumpido el silencio de ambos, chocó contra un árbol de espaldas soltando un fuerte quejido y fue el momento en que Selena lo distinguió como Derek Hale. Sus ojos eran azules, pero ella se desconcertó al verlo de la misma forma que estaba su hermano el día que supo la verdad. El rostro de Derek estaba deformado y bajó los finos reflejos de la luz de la luna, lucía aterrador. Aunque Selena estaba más preocupada por la bestia que intentaba matarlo.

  La bestia estaba por atacarlo de nuevo, pero se detuvo rápidamente. Volteó a ver a Selena con sus ojos brillantes y luego, solo desapareció.

  La chica se puso de pie y se quedó observando el camino por el que se había ido para asegurarse de que no volvería. Al escuchar el silencio de pisadas, corrió hacia Derek. Se arrodilló junto a él y le tocó el abdomen en diferentes lugares.

  —¿Qué estás haciendo? —preguntó Derek agitado mientras volvía a quejarse por el dolor.

  —Asegurándome de que no tengas una costilla rota —respondió Selena con seriedad.

  —¿Y cómo lo sabrías? —volvió a cuestionar.

  —Mi madre es enfermera, sé algunas cosas.

  Derek quitó las manos de la chica y luego se puso de pie.

  —Eres un grosero —musitó Selena desde el suelo.

  Derek bajó su mirada hasta ella demostrando aún más altura que de costumbre. Selena se levantó también para no sentirse tan intimidada, pero no le quitó la mirada de encima.

  —Si tengo una costilla rota, sanará —habló Derek con tono obvio—. ¿Recuerdas que soy un hombre lobo, cierto?

  —No te recordaba como un imbécil —soltó Selena cruzándose de brazos.

  —Porque no lo soy —suspiró Derek observando todo a su alrededor. También se aseguraba de que la bestia no volviese. Volteó de nuevo hacia ella y la observó de pies a cabeza—. ¿Estás bien?

  —Sí. —sin darse cuenta Selena se pasó las manos embarradas por sus brazos y luego se quejó al ver que se había manchado—. ¡Por dios! No me sale nada bien.

  Derek negó con la cabeza para luego acercarse a ella. Con la manga de su chaqueta la ayudó a limpiar sus brazos. Selena levantó la mirada hasta su rostro asombrada, aunque no era nada nuevo. Derek no había sido malo con ella en ningún momento, pero aún así, Selena no recibía mucha amabilidad de las personas que no la conocían, solo cuando querían algo a cambio. Como los chicos en el club.

  —Creí que aún seguías en la cárcel —dijo ella en un susurro sorprendiendo a Derek.

  Él alzó una ceja mientras levantaba la mirada hasta que sus ojos encontraron los de ella. Se quedó en silencio por unos segundos y luego, solo negó.

  —Yo no asesiné a mi hermana.

  Selena asintió convencida despegando sus ojos de los de él. Derek soltó el brazo de ella y dio dos pasos hacia atrás sin quitarle la mirada de encima. Selena se encogió de hombros.

  —No sé que fue lo que pasó, Derek. Stiles y Scott fueron quienes te acusaron. Scott apenas es capaz de hablarme y no sé que le pasa.

  Derek arrugó el entrecejo confundido.

  —¿Scott no te habla?

  —Es lo que dije.

  De lejos se escuchó como las personas reventaron con gritos y aplausos. Selena y Derek compartieron miradas. Luego, solo él soltó un suspiro y volteó los ojos.

  —¿Scott estaba en el campo, cierto?

  —Sí. —Selena sonrió logrando una mueca.

  Derek negó molesto y comenzó a caminar hacía la dirección del campo de Lacrosse. Selena lo siguió sin dudarlo.

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