X. 𝐂𝐎𝐌𝐈𝐄𝐍𝐙𝐀 𝐋𝐀 𝐏𝐈𝐉𝐀𝐌𝐀𝐃𝐀
Antes de irse a sus casas, Nitta quiso invitar a Kumiko con un helado. La heladería quedaba a una cuadra de la playa, y ya estaba anocheciendo. Tenían que darse prisa.
─¿De qué te gustaría tu helado, Kumi?
─Mmmm no sé, sorpréndeme, jeje.
─Está bien. Creo que ya se me ocurrió de qué puede ser el helado. Tú quédate fuera. Sácale fotos al atardecer si quieres, pero ni se te ocurra mirar adentro, que el helado es sorpresa. Se te ocurre mirar, y te muerdo el cuello y te chupo la sangre hasta que ya no quede ni una gota.
─Okey, okey. Prefiero no mirar, no quiero perder mi hermosa sangre.
Los dos rieron y Nitta entró a la heladería. Como no había nadie, haría el pedido y saldría en menos de lo que canta un gallo.
Kumiko le sacaba fotos al atardecer. Las nubes rosadas y anaranjadas sobre el mar se veían sublimes.
─Wow, esto es hermoso. Por más días como estos─ dijo, sacándole una última foto, antes de que Nitta volviera.
─Ya he regresado, señorita, y mire lo que le conseguí─ le muestra los dos helados. Ambos iguales, pero con un lindo detalle.
─Son dos ranitas. Supuse que un helado tierno iría bien contigo...
─¡ME ENCANTA! ¡ERES EL MEJOR, SHUN NITTA!─ le dio un fuerte abrazo, con cuidado de que no se le cayeran los helados al "vampiro".
─Jeje, me alegro, señorita. Que lo disfru...
Kumiko se lo arrebató de las manos en un instante ínfimo, y empezó a lamerlo rápidamente.
─Cuidado que no se te vaya a congelar el cere...
─¡AYYY! ¡Muy tarde!─ se agarró la cabeza con una mano. Nitta rio.
─Estos niños de hoy en día... No sé de qué me quejo si yo soy un año menor que ella, pero bueno.
A la hora de irse, decidieron tomar un autobús por dos razones, una porque Kumiko estaba muy cansada y no quería caminar, y la otra porque ya estaba muy oscuro como para ir caminando.
Tomaron el primer autobús que pasó, que viajaba por la costa. Nitta se dedicó a disfrutar del paisaje mientras Kumiko dormía tranquilamente en su hombro.
─La pobre caminó mucho que se cansó y se durmió en mi hombro sin darse cuenta─ rio en voz baja para no despertarla, y se dispuso a acariciar su cabello rosa─. Quién pudiera nacer con el cabello rosa, ¿no? Eres especial, Kumi. Tienes una personalidad increíble. Ojalá pudiera ser más que un amigo para ti...
Nitta acompañó a Kumiko hasta su casa, y luego corrió a la parada de autobuses para alcanzar el autobús que lo llevaría a su casa. Kumiko saludó a su familia y fue inmediatamente a su cuarto a echarse boca abajo en la cama. No daba más del sueño.
─¿Cómo le fue a la más linda?─ le preguntó Tomoko, en la puerta.
─Muy bien, pero quiero dormir quince horas seguidas─ le respondió, con la cara presionada sobre su almohada.
─¿No te mordió el cuello?─ le preguntó, pervertida.
─¡Fuera de mi habitación!
─Está bien, pero hay mejillones con arroz y perejil...
─¡MEJILLONES CON ARROZ!─ saltó como resorte de la cama. Nada como la comida para despertar a alguien.
El viernes, día previo a la pijamada, hablaron de ella.
─Entonces es mañana, ¿no?─pregunta Nakayama.
─Síp.
─¿Quiénes van a ir?─ pregunta Kishida.
─Nitta, Urabe, tú, Nakayama, Nishio, Ai, Ichijo, Yoshiko, y Nitta va a llevar a su hermanita para que conozca a Emiko y se hagan amigas.
─Me gusta, ¿y va a ser en tu casa?─ le pregunta Nishio.
─Pues sí. En mi cama entran máximo cinco, pero puedo poner dos colchones en el piso y ahí entran cuatro personas más, y Kaori puede dormir en la cama de Emiko.
─¡Pido dormir en la cama de Kumi!─ exclama Urabe.
─¡Yo también!─ exclaman Kishida, Nakayama y Nishio.
─Bueno, supongo que dormiremos nosotros cinco en la cama─ ríe la pelirrosa─. Ai, tú dormirás en el colchón con Yoshiko, Ichijo y Nitta.
─No hay problema. Mejor, así puedo dormir al lado de Nitta-sempai...─ piensa, sonriendo con los ojos brillosos─¿A qué hora vamos a tu casa?─ le pregunta a Kumiko.
─A la hora que quieran, pero diría que a partir de las seis, porque voy a estar toda la tarde limpiando y ordenando el cuarto, también voy a ayudar a mamá a hacer la comida.
─Bueno, entonces voy a la una de la tarde─ dice Urabe.
─No hay remedio contigo, jeje. Pero si vas a ir temprano tendrás que ayudar a limpiar, ¿eh?
─Por supuesto que sí.
─Bien, quedamos así, entonces─ sonríe.
─Bueno, chicos, a pedido de Sakagami-san, vamos a hacer la mascota de la clase. ¿Trajeron los materiales?
─¡Sí!
─Muy bien, manos a la obra.
─Sí, sensei.
Justo antes de terminar la clase, terminaron con la dichosa muñeca.
─¡Quedó preciosa!─ exclamó Kumiko con los ojos brillosos.
─¿Y cómo se llamará?─ preguntó una compañera de clase.
─¿Qué tal... Priscilla?─ sugirió Kumiko.
─Pues tiene cara de Priscilla─ opinó otra compañera.
─Me gusta.
─Es un lindo nombre...
─¡Bien, Priscilla se llamará, entonces! ¡Ya está!─ dijo Urabe.
─Pondremos a Priscilla en una de las latas vacías que hay en el mueble, para que esté segura─ dijo la profesora, colocando a Priscilla en una lata vacía arriba del mueble donde había muchos trabajos de los chicos─. Se ve bien, ¿qué opinan?
─¡Nos encanta!─ exclamaron todos.
Finalmente era sábado, y Kumiko y Urabe estuvieron desde la una hasta las seis de la tarde limpiando y ordenando el cuarto de la pelirrosa. También hicieron lo mismo con la casa.
─¿Recuerdas cuando vivíamos ordenando tu casa y la mía? Tú amabas ver imágenes en Pinterest e inspirarte para dejar hermosas nuestras casas─ le dijo Urabe.
─Sí, lo recuerdo. Qué tiempos...
─Por cierto, te pasaste con el nombre de la muñequita. Priscilla es un nombre muy tierno, y queda bien con la muñeca. Eres una genia─ pasó un brazo por sus hombros.
─Gracias─ sonrió tiernamente.
─Bien, ya tenemos el cuarto listo, tenemos la mesita con las palomitas para ver Héroes de Saitama completa.
─Vamos a estar toda la noche mirando esa serie, porque literalmente son cincuenta capítulos de veinte minutos cada uno.
─Y bueno, no tenemos nada que hacer─ se encogió de hombros.
─Ajá.
A las seis de la tarde, llegaron Kishida, Nakayama, Nishio, Ichijo, Ai y Nitta con Kaori.
─¡Amigos!─ les dio un abrazo a todos─Tú eres Kaori, ¿verdad?
Ella asintió levemente, escondida detrás de Nitta.
─No seas tímida, Kaori. Es mi amiga, Kumiko─ le dijo Nitta.
─Ho-hola.
─Ya se le quitará la timidez.
─Kumi, ¿ella es la niña de la que me hablaste?─ le pregunta Emiko a su hermana.
─Síp. Emiko, Kaori. Kaori, Emiko.
─Mucho gusto─ Emiko le dio la mano a la pelirroja.
─I-igualmente─ correspondió.
─¿Quieres ir a mi habitación?
─E-está bien─ las dos fueron corriendo a la habitación de la pequeña pelirrosa.
─¡Miren quién llegó!─ Yoshiko apareció detrás de todos.
─¡Yoshiko!
─¡Tanto tiempo!
─Ha pasado una eternidad, chicos─ dijo la castaña oscura.
─¿Y cómo van las cosas en el colegio Toho?
─Estoy enojada con el entrenador Kitazume. ¡No saben lo que me dijo! ¡¿Acaso pueden creerlo?! ¡No le gusta que yo sea la mánager porque dice que "acoso" mucho a Hyuga!
─Veo que tu amor por Hyuga no ha cambiado nada, jeje.
─Uy, ¿y quiénes son ellos?─ preguntó, refiriéndose a Ai, Ichijo y Nitta.
─Ellos son Ai Yamabuki, Isamu Ichijo y Shun Nitta─ le respondió Kumiko.
─Ulalá, con que tú eres el famoso Shun Nitta.
─Sí, soy demasiado famoso, jeje.
─Emiko y yo te shippeamos con Kumi, ¿sabías?─ lo miró pervertida.
─Yoshiko─ Kumiko la miró con los ojos entrecerrados, en un gesto de aburrimiento.
─Bueno, bueno, ya. Entremos, que tengo frío─ se metió a la casa Sakagami. Todos la siguieron.
Urabe quedó muy serio por eso que dijo Yoshiko.
Los chicos se conocieron entre sí antes de ver Héroes de Saitama.
─Él es Ichijo, no se reúne mucho con nosotros pero aún así lo invitamos para que se divierta con nosotros─ le explicó Kumiko a Yoshiko.
─Mucho gusto─ se dieron un apretón de manos.
─Igualmente, señorita.
─Un día quiero ver que tú y mi amigo Wakashimazu hagan un duelo para ver quién es el mejor portero.
─Suena divertido, jeje.
─Y ella es Ai Yamabuki, mi segunda amiga mujer.
─Un placer conocerla─ repitieron el apretón de manos.
─Igualmente, Yoshiko-san─ sonrió levemente.
─Me encanta tu cabello blanco. Creo que me lo voy a teñir de blanco...
─Noooo, ¡por favor no! ¡Te queda muy bonito tu cabello castaño oscuro!─ le dijo Kumiko.
─¿Dices que me veo más bonita así?
─Ja, algunos de nosotros somos más bonitos que tú─ le respondió Urabe.
─¡Ajá! ¡Por favor, Hanji Urabe, no bromees! ¡Tú no tienes un perro que te ladre!
─¡¿Qué es lo que dijiste?! ¡Ni que tú fueras una diosa!
─¡Sáquese qué!─ Yoshiko y Urabe se miraron con los ojos sacando chispas.
Los demás rieron por esa mini pelea, pero Ai estaba muy seria...
─¿Qué te pasa, Ai-chan?─ le preguntó Kumiko, preocupada.
─Nada, estoy bien─ sonrió levemente.
─¡QUE COMIENCE LA FIESTA!─ gritó Kishida, levantando el control remoto en el aire.
─¡SÍIIIIIIII!
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