003. low fidelity (part two)
☄️ 003. Baja fidelidad (parte 2)
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CUANDO SE DESCUBRIÓ QUE todo el caso era solo una fachada para ocultar un ataque terrorista, Gisselle sintió como si una gran cubeta de agua helada cayera sobre ella, entumeciendo sus sentidos y paralizando sus pensamientos. La revelación la golpeó con fuerza, haciéndola tambalearse internamente.
No sabía cómo manejar un caso de esta magnitud; jamás se había enfrentado a algo tan siniestro y complejo. Su mente parecía que comenzaba a correr en círculos, llenándose de dudas y miedos que amenazaban con abrumarla. El peso de la responsabilidad, el miedo de fallar, y la incertidumbre sobre lo que estaba por venir se apoderaron de ella.
¿Cómo había sido posible que no notara los patrones antes? ¿Cómo había dejado que todo se desarrollara justo bajo sus narices? La culpa y la autocrítica se deslizaron en su pecho, convirtiendo su preocupación en un nudo apretado. Ahora, temía que cada segundo perdido, cada detalle pasado por alto, podría costar vidas.
¿Qué iba a hacer? ¿Cómo iba a lidiar con la presión y el miedo que la asfixiaban? ¿Cómo iba a proteger a la ciudad si ni siquiera sabían cuál sería el punto de ataque? La impotencia comenzó a crecer dentro de ella, y por un instante, sintió que podría desmoronarse. La sombra de un ataque de pánico empezó a cerrarse sobre ella, amenazando con tomar control de su mente y cuerpo.
Fue entonces cuando Gwen, percibiendo que algo andaba mal con Gisselle, le tomó la mano con firmeza y cariño.
El contacto fue como una especie de ancla, que logró devolverla a la realidad. Gwen la miró a los ojos, y en esa mirada, Gisselle encontró la fuerza y la calma que tanto estaba necesitando en esos momentos. Gwen estaba allí, a su lado, compartiendo el peso de la situación.
Ninguna de las dos sabía exactamente qué hacer o cómo actuar, pero sabían que no estaban solas. Juntas, podían encontrar la manera de enfrentar lo que se avecinaba.
La presencia de la UAC y les ofrecía un rayo de esperanza. Gisselle entendía que, aunque no sabía cómo manejar un ataque terrorista, no estaba completamente a la deriva. La UAC les proporcionaría todas las instrucciones y procedimientos necesarios para abordar la situación.
Ahora más que nunca, Gisselle supo que debía estar alerta, prestando atención a cada detalle, a cada orden. Sabía que no podía permitirse el lujo de cometer errores. El destino de la ciudad dependía de su capacidad para actuar con rapidez y precisión, y Gisselle estaba decidida a no fallar.
— Dave, agente Holt. Hablen con el comisionado sobre lo que está pasando— dijo Aaron viendo a Rossi y a Gwen, quienes asintieron— Morgan, tú y Gisselle avisen a seguridad nacional
La rubia asintió y se giró para tomar sus cosas. Aaron terminó de dar las órdenes y todos se apresuraron para partir. Gisselle estaba nerviosa y por cada paso que daba, sentía que su corazón se aceleraba el doble.
Había tenido casos intensos, pero hasta ahora, este era el que más preocupaciones le estaba causando. No sabían en donde podría ser el ataque, tampoco que era lo que se buscaba, ni siquiera tenían un nombre... de alguna manera parecía que estaban en blanco.
— ¿Primer caso que abarca terrorismo?— preguntó Morgan al verla mover su pierna con nervios
— ¿Se nota mucho?
— Solo un poco— decía Morgan mientras encendía la camioneta— Se que decirte "No te preocupes, todo saldrá bien", no va a servir de mucho, pero ten fe en que así será. Haremos las advertencias necesarias para que todos estén alertas
Gisselle no tenía mucho que decir, por lo que agradeció con una sonrisa y se concentró en pensar en que lugares podrían llegar a ser blancos importantes, además de estrategias para proteger a los ciudadanos.
(...)
— David, escuché las radios... traté de llamar a los otros pero...
— Las líneas están caídas— interrumpió Rossi a Reid, quien al igual que todos a su alrededor, lucía preocupado por todo lo que estaba pasando
— Un auto bomba. ¿Dijeron dónde?— preguntó Reid mirando la pantalla
— No— negó de inmediato el mayor— ¿Recuerdas en donde ocurrieron los ataques?
— Hell's Kitchen, Murray Hill, Lower East Side, el barrio Chino...
— Si los ocho ataques buscaban calcular el tiempo de respuesta, si los ocho ataques buscaban calcular el tiempo de respuesta, hablamos de ocho bombarderos suicidas que atacará cada uno de esos sitios— explicaba Rossi— Llama a seguridad nacional, que pongan tropas en esos sitios
— Si es así, son 16 bombarderos suicidas— pensó Spencer
— ¿16?
— Si, predijimos que atacarían a los socorristas...— pensaba Spencer con mayor preocupación— ¿En dónde está la agente Holt? Ella puede ayudarme para marcar al ejercito de ser necesario...
— Fue con Aaron y Kate— respondió Rossi— Empezamos con lo que Hotch nos encargó, pero después de un rato dijo que había recordado algo que podría ser de importancia, así que salió corriendo para intentar alcanzarlos. Supuse que si los alcanzó porque no volvió y no volví a saber de ella...
"Ultima hora. Nos informan que la bomba estaba dentro de una camioneta, una camioneta negra aparcada cerca de 26 Federal Plaza, aún no tenemos nada claro..."
El pánico comenzó a inundar a ambos agentes, ya que sabían quienes estaban cerca de esa área. Rossi sacó su celular velozmente y llamó a García, esperando que la señal ya se hubiera reestablecido. Necesitaban ver las imágenes de cualquiera de las cámaras de vigilancia que estuvieran cerca de la zona de explosión.
(...)
Cuando la noticia de que hubo una explosión, tanto Derek como Gisselle sintieron pánico ante la idea de que el ataque estuviera comenzando. No hacía mucho que ambos habían hablado con seguridad nacional, por lo que apenas se estaban agrupando los equipos de respuesta, las zonas aún no se encontraban lo suficientemente protegidas...
Ambos decidieron que debían volver al precinto ya que ante la falta de señal telefónica no podían ponerse en contacto con el resto del equipo. Derek encendió la sirena y manejó lo más rápido que podía, mientras Gisselle temblaba ante la idea de que hubiera más victimas.
Fue a medio camino cuando el celular de Derek comenzó a sonar, señal de que la recepción había vuelto, o que al menos era la suficiente para que algunas llamadas comenzaran a entrar. Gisselle aprovechó eso para sacar su celular e intentar llamar a Gwen para saber si se encontraba bien.
"El número que usted marcó, no está disponible o se encuentra fuera del área de servicio"
Esa había sido la respuesta que había obtenido en cuanto la llamada logró entrar, una respuesta que provocó que en el estómago de la rubia se formara un nudo. Algo no andaba bien...
— ¡Gisselle!— llamó Derek en voz alta, haciéndola reaccionar— Lo siento, pero te estuve hablando un par de veces y no reaccionabas... ¿Estás bien?
— Eso... eso creo— respondió ella aún intentando llamar al número de su amiga— ¿Con quien hablas?
— Son García y Prentiss. Ellas están bien, García habló con Rossi y Reid, intenta ponerse en contacto con JJ, tampoco saben nada de Hotch o Kate— le contestó Morgan
— ¿Y Gwen? ¿Sabes algo de...?
Un pequeño pitido se escuchó, seguido de la voz de Emily preguntando que era eso. Morgan intentó preguntar lo mismo, sin embargo la llamada se cortó para después escucharse un constante pitido, señal de que la recepción había vuelto a caer.
La respiración de Gisselle comenzó a alterarse, por lo que tuvo que cerrar los ojos en un intento de calmar el ataque de pánico que se volvía a avecinar.
— Gisselle, necesito que te mantengas estable, te necesito conmigo— habló Morgan al notar lo que ocurría con la rubia
— Gwen... ¿En dónde está Gwen?
— Debe de estar con Rossi y Reid, ¿Recuerdas? Hotch le había encargado a tu compañera el ayudar a Rossi hablar con el comisionado. Debe estar con él y García me dijo que él estaba bien...
— ¿Entonces por qué su celular me manda directo a buzón? ¡Ella siempre contesta las llamadas!— decía Gisselle visiblemente alterada
Sabía que su comportamiento no estaba siendo el adecuado, estaba dejando que sus emociones la consumieran por completo, pero no podía evitarlo. Tenía un terrible presentimiento y que Gwen no respondiera las llamadas la hacía sentirse aún peor.
— La señal se cayó, apenas duró lo suficiente para que yo pudiera hablar con García. Necesito que te quedes conmigo y que no entres en pánico... por favor— pidió Derek viendo de reojo a la rubia— Necesitamos también asegurarnos que Hotch y Kate estén bien, así que debemos irlos a buscar. Le dejaré un mensaje a García pidiéndole que busque a Gwen, ¿Estás de acuerdo?
Gisselle no estaba muy segura, pero tuvo que aceptar. Derek tenía razón, necesitaban ubicar al resto del equipo. Gwen debía estar con el agente Rossi y la señal no había entrado en su teléfono, por eso no habían podido comunicarse... ¿Cierto?
Derek manejó hasta el edificio en donde sabía que el alcalde se encontraba. Federal Plaza.
En cuanto llegaron, encontraron la zona llena de patrullas, ambulancias y varios policías. Ambos bajaron de la camioneta y corrieron hasta el cordón que separaba a todo ese grupo de lo que parecía una calle solitaria. De nuevo, el hueco en el estómago de Gisselle le indicó que algo andaba mal. No alcanzaba a ver lo suficiente como para saber que estaba pasando.
Escuchaba a Morgan discutir con el que parecía ser el líder del grupo, ella aún se estiraba para ver que pasaba o si lograba encontrar ya fuera a Aaron o a Kate, sin embargo la visibilidad era nula.
— ¡Por favor, estamos aquí!— se escuchó
Era Aaron.
Gisselle no quiso perder el tiempo discutiendo con cualquiera. La situación era crítica y su instinto le gritaba que actuara. Sin pensarlo dos veces, se puso alerta, sus sentidos agudizándose mientras evaluaba la situación en cuestión de segundos. Observó con atención, esperando el momento adecuado. Entonces, cuando uno de los agentes que vigilaba la zona tuvo un pequeño descuido, Gisselle vio su oportunidad. Con la determinación grabada en su mente, cruzó la barricada de hombres con agilidad, deslizándose entre ellos antes de que pudieran reaccionar.
No podía permitirse titubear. El sonido de los gritos de Aaron Hotchner, tan cargados de dolor y urgencia, se clavó en su pecho como un anzuelo, arrastrándola hacia el lugar de donde provenían. Sin dudarlo, corrió lo más rápido que pudo, con el corazón martillando en sus oídos. No le importó nada más en ese momento: ni las advertencias, ni las reglas, ni el peligro evidente que la rodeaba.
Algunos hombres, tal vez agentes, tal vez civiles, le gritaron que se detuviera, que volviera a la zona segura, pero sus voces eran poco más que murmullos en la distancia. La única voz que importaba era la de Aaron, y Gisselle estaba decidida a llegar hasta él. Ignoró los llamados, bloqueando todo excepto su objetivo. Podía sentir el miedo apretándole el estómago, pero no lo dejó detenerla. Segundos después, escuchó pasos apresurados detrás de ella; alguien ya la seguía, posiblemente para detenerla o para apoyarla, pero eso tampoco importaba ahora.
— ¡Aaron!— gritó Gisselle para hacerle saber que alguien estaba por acudir a él
No le importó que la detuvieran; si alguien intentaba interponerse en su camino, estaba lista para pelear con cada gramo de fuerza que tuviera. La adrenalina pulsaba en sus venas, afilando sus sentidos y endureciendo su determinación. No le importó si la atacaban, porque en ese momento no tenía espacio para el miedo. Sabía que dispararía si era necesario, sin dudarlo, para protegerse a sí misma o a cualquiera que estuviera cerca. Nada ni nadie la detendría.
En su mente, solo existía un único objetivo: llegar hasta Aaron y descubrir qué estaba ocurriendo. Era como si una fuerza invisible la empujara hacia adelante, una necesidad imperiosa de proteger a quienes le importaban.
Y entonces, finalmente llegó. Pero al alcanzar su destino, la realidad la golpeó con tal fuerza que sus piernas, antes movidas por la pura determinación, perdieron toda su fortaleza. Sintió que el suelo se deslizaba bajo ella, y, sin poder resistirse, se dejó caer de rodillas, como si el peso de la escena frente a sus ojos la hubiera aplastado.
Allí, en el suelo, Gwen yacía recostada junto a Kate Joyner, ambas con graves heridas que manchaban el lugar con una brutalidad que Gisselle nunca había querido imaginar.
La visión fue un puñal directo a su corazón, destrozándolo en un instante. Gwen, su mejor amiga y compañera, la persona en quien confiaba ciegamente, estaba gravemente herida. El mundo a su alrededor pareció desvanecerse, dejando solo el sonido de su propia respiración agitada y el retumbar de su corazón destrozado. La urgencia de ayudar a Aaron fue reemplazada por un dolor visceral al ver a Gwen en ese estado.
Gisselle apenas podía procesar lo que veía. Su mente se negaba a aceptar la posibilidad de perder a alguien tan importante. Quería gritar, llorar, hacer algo para revertir lo que estaba sucediendo, pero todo lo que pudo hacer en ese momento fue arrodillarse, inmovilizada por el horror y la impotencia, mientras su corazón se rompía en mil pedazos.
— Gwen... Gwen...— susurraba Gisselle al ver a su amiga en ese estado
— Gisselle, tenemos que sacarlas de aquí— habló Aaron— Perdieron mucha sangre... estoy intentando mantenerlas conscientes pero... si no las movemos, podrían morir
— No dejan pasar ambulancias hasta despejar la escena— dijo Morgan en cuanto llegó— Oye, vete detrás de la barricada. ¡Hazlo!
Gisselle ni siquiera había captado que había alguien más junto a Aaron, lo único que parecía interesarle en ese momento era que Gwen abriera los ojos o que diera una pequeña señal de vida.
Su corazón estaba sufriendo repetidas puñaladas al ver a su compañera en ese estado. El ver esa imagen estaba siendo de lo peor para ella. Tomó su mano mientras algunas lágrimas rodaban por su rostro.
— ¿Podemos cargarlas?— preguntó Morgan viendo los cuerpos de ambas mujeres
— Kate tiene una herida bastante profunda en la espalda, intenté hacer un torniquete para que la sangre no fluyera tan rápido, pero es imposible levantarla— explicaba Hotch— La agente Holt tiene una pierna rota y una parte de la luz trasera del auto clavada en el estómago, temo que si la intento mover la sangre fluya con más velocidad y también se desangre...
— Gwen, quédate conmigo, por favor no te vayas— suplicaba Gisselle mientras pensaba en una solución para poder salvar a ambas mujeres— Por dios Gwen... ¿Qué hacías aquí?
La lágrimas fluían sin control mientras veía tanto a Kate como a Gwen con los ojos cerrados. Ninguna se movía o parecía reaccionar a que alguien sujetaba sus manos.
— Hotch... el chico es el bombardero— informó Derek, haciendo que la mirada de Gisselle se levantara
Había tanta furia en ella, tanto odio, que por un momento Gisselle pensó en olvidar todos sus valores y todo a lo que era fiel para desenfundar su arma y dispararle al sujeto que ahora notaba los veía con burla. Intentó levantarse para ir detrás de él, sin embargo fue detenida por la voz de Aaron, quien con mirada suplicante le pedía que se quedara con él.
Se debatió por unos instantes en su hacerlo o no, tiempo que fue suficiente para que Morgan corriera detrás del chico.
— ¿Qué hacía ella contigo?— preguntó Gisselle viendo a Hotch— Ella estaba con Rossi... en el precinto
— Vino a buscarnos a Kate y a mi para decirnos algo... no alcanzó a decirlo porque cuando le estaba explicando a Kate... el auto explotó— le respondió Aaron
— Sabía... yo sabía que algo andaba mal, tú siempre me respondes las llamadas— lloró Gisselle sujetando la mano de su amiga— No me puedes dejar... prometiste que siempre estarías para mi, que serías mi compañera en todo mi camino para intentar llegar al FBI... no puedo hacerlo, no sin ti
— ¿Te unirás al FBI?— preguntó Hotch curioso
— No... no si pierdo a Gwen— negó Gisselle
Aaron estaba por decir algo, sin embargo fue interrumpido por una ambulancia que iba llegando. Un paramédico se bajó corriendo y se agachó para intentar tomar los signos vitales de ambas mujeres, todo mientras Aaron le explicaba la gravedad de sus heridas.
— Lo siento... ella no lo logró. Su corazón ya no late— dijo el paramédico intentando escuchar aunque fuera el mas ligero de los latidos, cosa que no ocurrió— Hablaré al forense para que vengan por su cuerpo
Gisselle miraba todo con incredulidad y con su pulso completamente descontrolado. Le costaba creer lo que estaba escuchando. Todo parecía tan irreal, era como si una de sus peores pesadillas estuviera haciéndose realidad.
La voz que anunció la muerte de Kate Joyner parecía venir de muy lejos, amortiguada y distorsionada, como si estuviera atrapada bajo el agua. La incredulidad la golpeó primero, una negación visceral que su mente no podía procesar. ¿Cómo era posible que Kate, una mujer tan fuerte, tan imponente, ya no estuviera?
Habían tenido algunos conflictos en los últimos días, pero aún con eso, jamás le hubiera deseado algo como lo que estaba pasando. Era su jefa, claro que le dolía el verla así...
— Ella tiene el pulso muy débil y voy a necesitar su ayuda para levantarla— dijo el paramédico al escuchar los latidos de Gwen
Por un instante, Gisselle no pudo procesar lo que había escuchado. La esperanza, un sentimiento que casi había olvidado en medio de la desesperación, comenzó a filtrarse en su corazón. Como si el tiempo hubiera dado un vuelco, su mente finalmente asimiló las palabras, y una oleada de alivio se extendió por su cuerpo.
Sintió que el aire volvía a sus pulmones, liberando un sollozo que había estado reteniendo sin darse cuenta. El nudo en su pecho y estómago comenzó a aflojarse mientras las lágrimas ahora de alivio inundaban sus ojos y mojaban sus mejillas.
Gwen estaba viva. No importaba lo grave que fuera la situación, lo único que importaba en ese momento era que su mejor amiga seguía con vida. Todavía había esperanza, todavía había una oportunidad de salvarla.
— ¿Él área ya está libre?— preguntó Gisselle mirando a su alrededor
— Ustedes pidieron ayuda, después ya no escuché nada mas— le respondió el hombre mientras preparaba a Gwen para levantarla— Mi compañero tuvo miedo de venir...
Ella asintió y limpió las lágrimas que había en su rostro. Vio sus manos, las cuales estaban cubiertas de sangre... la sangre de su mejor amiga, cosa que por un momento la hizo querer vomitar.
Y es que aún sabiendo que estaba con vida, el verla en ese estado era más de lo que podía soportar.
(...)
Mientras Gisselle manejaba la ambulancia en dirección al hospital, sus manos temblaban ante el miedo de no estar siendo lo suficientemente veloz como para salvar la vida de Gwen.
Nunca antes había manejado a una velocidad tan alta, de hecho otro de sus temores era sufrir algún accidente por perder el control de la ambulancia. Sin embargo sabía que debía dejar toda esa clase de pensamientos detrás y concentrar su visión al camino.
— Soy la agente Gisselle Pipes del departamento de Nueva York. Estoy junto al agente de la UAC Aaron Hotchner y la agente Gwen Holt, ella está herida... necesita atención médica urgentemente— explicó la rubia cuando fue detenida
— Credenciales— pidió el hombre frente a ella— De ambos.
— No puede ser— negó Gisselle mientras buscaba en sus bolsillos su placa— No tengo tiempo para esto. Se está muriendo...
Con manos temblorosas, Gisselle mostró su placa, sin embargo Aaron no tenía sus credenciales consigo.
— Este hospital tiene un desvió estricto. No pueden pasar— negó el hombre de traje
— ¿Qué? ¿Qué es eso?— preguntaba Gisselle sin entender— No... ella no puede
— Estamos desviando todas las emergencias...
— ¡Es que ella no tiene tiempo!— gritó Gisselle con desesperación
Un sonido llamó la atención tanto de Gisselle, como del hombre que estaba frente a ella. Aaron le informó que algo andaba mal y que necesitaban avanzar con urgencia.
Las lágrimas se volvieron a acumular en sus ojos. Estaba perdiendo a Gwen.
— Por favor...— suplicó Gisselle con la voz quebrada
— Adelante— accedió el hombre después de pensarlo por algunos segundos
Gisselle susurró un "gracias" y arrancó la ambulancia.
Para cuando llegó al hospital y vio como los médicos se alejaban con Gwen, intentó ir tras ellos, acción que por supuesto había sido detenida por algunos enfermeros y por el propio Aaron Hotchner, quien la tomó en brazos para evitar que siguiera avanzando.
— Ella me necesita... no la puedo dejar sola. No le gustan los hospitales— decía Gisselle intentando que Hotch la soltara
— Gisselle, escúchame. Nosotros ya no podemos hacer nada. Deja que los doctores hagan su trabajo— le dijo sin soltarla— Ven... vamos a que te sientes y tomes agua. Yo sé que ahora no te vas a calmar, pero te necesito estable para pensar en por...
Las palabras de Aaron se cortaron por un mareo que comenzaba a sentir.
Gisselle volteó al notar que el agarre que tenían en ella se había aflojado, por lo que giró su rostro para ver qué ocurría.
— ¿Aaron?— preguntó ella— ¿Estás bien?
— Si... lo estoy— decía mientras se comenzaba a tambalear
Él aún no la soltaba, por lo que el equilibrio de Gisselle comenzaba a debilitarse, así que algunos enfermeros que estaban cerca sujetaron a ambos para que no cayeran al suelo.
La rubia sintió de nuevo la presión en el pecho ante el temor de que Aaron también estuviera herido y que ella no lo hubiera notado antes por centrar su atención en Gwen.
Claro que había notado la sangre en su rostro, ropa y manos, pero en palabras del hombre estas eran por heridas menores o por intentar mantener a Gwen y Kate con vida. No había mencionado nada sobre sentirse mal o tener alguna herida que necesitara atención...
— Aaron, ¿Qué tienes?— preguntó Gisselle tomándolo de las manos— Dijiste que la sangre que tenías era la de Kate...
— Estoy... estoy bien— decía intentando manotear para que nadie lo sujetara— Necesitamos... necesitamos resolver...
Y entonces Aaron Hotchner cayó al suelo desmayado, siendo Gisselle lo último que sus ojos pudieron ver.
(...)
Gisselle ya había perdido la noción del tiempo. El reloj en la pared se había convertido en un adorno sin sentido, mientras los minutos se estiraban hasta parecer horas. No sabía cuánto tiempo llevaba sentada en la sala de espera, su mundo reducido a la inquietante incertidumbre de esperar por noticias de Aaron o de Gwen. La ansiedad la envolvía y por unos instantes, olvidó como hacerla desaparecer, cosa que la hacía querer seguir llorando.
Sus manos temblaban incontrolablemente, un reflejo de la tensión acumulada en su interior. Su pierna no dejaba de moverse con impaciencia, golpeando el suelo de manera rítmica, casi desesperada. Sus ojos, fijos en el suelo, evitaban la mirada de cualquiera que pasara cerca. Las lágrimas seguían cayendo de manera silenciosa por sus mejillas, trazando caminos de angustia en su rostro. No podía detenerlas, ni siquiera lo intentaba. El dolor y el miedo se habían instalado en su pecho, como un peso que no la dejaba respirar.
De repente, una voz firme la sacó de sus pensamientos.
— FBI, soy el agente Derek Morgan— escuchó.
Levantó la vista, tratando de centrarse en lo que ocurría a su alrededor.
—¿Y el agente Hotchner?—!preguntó alguien, su tono cargado de preocupación.
El doctor detrás del mostrador respondió, su voz neutral pero cargada de una gravedad que hizo que el corazón de Gisselle se detuviera un instante.
— Tiene trauma acústico y restos de granada en su pierna— explicó.
Gisselle sintió como si la sala se hiciera más pequeña, cerrándose a su alrededor. Su mente apenas podía procesar lo que escuchaba. Luego, una ligera discusión estalló al otro lado de una cortina, seguida de un pitido agudo que hizo que Gisselle se levantara de su asiento, impulsada por la preocupación y el instinto. Sin pensarlo dos veces, cruzó la cortina, encontrando a Aaron desconectando cualquier equipo que hubieran colocado para monitorearlo.
El doctor y Morgan intentaban convencerlo de que volviera a acostarse, que necesitaba seguir bajo vigilancia, pero Aaron, con su habitual terquedad, se negaba. Argumentaba que estaba bien, que solo necesitaba su ropa, como si volver a la normalidad pudiera borrar el caos que los rodeaba.
Gisselle, con el corazón acelerado, intervino.
— Aaron, por favor, cálmate— trató de sonar calmada, pero la preocupación teñía su voz— Escucha al doctor y a Derek. Necesitas seguir en reposo... No te va a servir de nada alterarte, por favor...
Sus palabras eran una súplica cargada de afecto, una solicitud que llevaba más peso del que ella misma podía comprender en ese momento.
Aaron se detuvo, mirando a Gisselle a los ojos. No sabía por qué, pero la voz de Gisselle lo calmó de inmediato, como si su sola presencia fuera un ancla en medio del caos. Al verla, un inexplicable alivio recorrió su cuerpo, disipando momentáneamente la tensión que lo dominaba. Decidió hacerle caso, tomándose unos segundos para respirar e intentar calmarse.
— ¿Tenemos alguna novedad sobre el caso?— preguntó Aaron con más calma, esperando que algo, cualquier cosa, hubiera avanzado mientras él estaba fuera de acción.
Morgan negó con la cabeza, la frustración era evidente en su rostro.
— ¿Y Sam?— continuó Aaron, su voz contenida.
—Muerto— respondió Derek con la voz grave, haciendo que el aire en la sala pareciera más pesado.
Gisselle, que había estado en silencio, analizando la situación, decidió hablar.
— Oigan... no quiero minimizar su trabajo, pero comienzo a creer que el perfil está mal— dijo con la voz cargada de convicción.
— Pienso igual. Necesitamos a todo el equipo, Morgan...— coincidió Aaron, sabiendo que Gisselle tenía razón.
Derek asintió, sin perder tiempo, y salió para reunir al resto.
Cuando se quedaron a solas, un suspiro escapó de los labios de Gisselle mientras se recargaba ligeramente en la cama cercana. La tensión se había reducido, pero solo un poco.
— ¿Has sabido algo de la agente Holt?— preguntó Aaron, poniéndose a su lado, consciente de la preocupación que ella debía sentir.
— Está en cirugía... dijeron que estaba grave, pero es todo lo que me quisieron decir— respondió Gisselle con tristeza, sus palabras cargadas de miedo y culpa— Tengo miedo... tengo miedo de no haber sido lo suficientemente rápida para conducir y que muera por eso...
Aaron la miró con seriedad, sacudiendo la cabeza.
— No digas eso. Hiciste todo lo que estaba bajo tu control... escuchaste al paramédico, si no hubieras actuado tan rápido ella no lo hubiera logrado— dijo con firmeza, queriendo aliviar parte del peso que veía en los ojos de Gisselle.
— En realidad, fuiste tú quien lo hizo. Yo solo manejé la ambulancia... tú la mantuviste con vida y no sé cómo agradecerte— respondió ella, esbozando una ligera sonrisa que, aunque pequeña, reflejaba la inmensa gratitud que sentía.
— No tienes por qué hacerlo...— dijo Aaron suavemente, devolviéndole la sonrisa con una calidez que parecía casi olvidada en los últimos días.
Un pequeño silencio se instaló entre ambos, pero no era incómodo. Era un respiro, un momento de conexión en medio del caos. Sus sonrisas, aunque tenues, eran las primeras que se formaban en sus rostros desde que todo había comenzado.
— Lamento lo de Kate... parecían cercanos. Aún con nuestras diferencias... jamás le hubiera deseado algo como esto— dijo Gisselle, su voz cargada de sinceridad y respeto.
Aaron, conmovido por sus palabras, le dedicó un delicado "gracias", apreciando su empatía.
— Yo lamento lo de Gwen... de verdad espero que logre sobrevivir
— Gracias...
El silencio que se había instalado nuevamente entre Aaron y Gisselle era diferente de cualquier otro que hubieran compartido antes.
No era el típico silencio incómodo que seguía a una conversación difícil, sino algo más profundo, más íntimo... era un espacio donde, por un breve momento, todo el caos que los rodeaba parecía desvanecerse. Ambos estaban agotados, tanto física como emocionalmente, pero había algo en la presencia del otro que les brindaba un inesperado consuelo, una calma que ninguno podía explicar.
Gisselle, aún recargada ligeramente en la cama de hospital, dejó escapar un suspiro largo. Sus ojos, que habían estado fijos en el suelo, se levantaron lentamente hasta encontrarse con los de Aaron.
En esos ojos cansados, ella vio un reflejo de su propio dolor, su propia lucha, pero también algo más: una determinación compartida, una conexión que iba más allá de las palabras.
Aaron, por su parte, observaba a Gisselle con una mezcla de preocupación y algo que no había identificado completamente hasta ahora: admiración.
No era solo por su valentía o por la forma en que había manejado la situación en medio del caos, sino por la manera en que, a pesar de todo, seguía ahí, firme, sin dejarse vencer por el miedo o la desesperanza. Aún con todo
La conexión entre ellos era palpable, aunque ninguno sabía cómo ponerle nombre. Era como si, en medio de todo ese caos que los rodeaba, hubieran encontrado un refugio en la presencia del otro. No había necesidad de palabras, porque en ese momento, todo lo que importaba era saber que no estaban solos.
Gisselle rompió el contacto visual por un instante, sus mejillas se sonrojaron ligeramente, como si acabara de darse cuenta de lo íntimo que se había vuelto el momento. Se pasó una mano por el cabello, tratando de recomponerse, pero la calidez que había surgido en su pecho no desapareció.
— Creo que iré a ver si tus cosas ya van a llegar— dijo Gisselle con la voz algo temblorosa— Me alegra que estés bien...
Aaron sintió que esas palabras resonaban en lo más profundo de su ser. No tenía una respuesta preparada, pero tampoco sentía que necesitara una. En cambio, dio un pequeño paso hacia ella, acortando la distancia que los separaba.
— Estaremos bien, Gisselle. Vamos a resolver esto— dijo con una convicción que lo sorprendió a él mismo
La respuesta de Gisselle fue una sonrisa pequeña, pero sincera, que iluminó su rostro cansado. Por primera vez en lo que parecía una eternidad, sintió una pizca de claridad en medio de la confusión.
Estar junto a Aaron, sentir esa inexplicable conexión, le daba la fuerza que necesitaba para seguir adelante. Y aunque no entendía completamente lo que estaba sucediendo entre ellos, en ese momento, no necesitaba entenderlo.
Aaron, observando la expresión en el rostro de Gisselle, sintió algo similar. Había algo en ella que le daba una paz que rara vez encontraba, especialmente en momentos tan difíciles como ese. Y aunque no podía explicarlo, estaba agradecido por ello.
— Permiso— dijo ella antes de alejarse y dejando a Aaron con demasiadas dudas sobre lo que acababa de ocurrir entre ambos
(...)
Todo el equipo de la UAC ya se encontraba en el hospital. Todos compartían sus pensamientos sobre el caso y como no parecía tener sentido que el objetivo fuera una camioneta en donde solo iban un par de agentes del FBI. De nuevo nada parecía tener sentido, por lo que tuvieron que expandir sus mentes para pensar en otras explicaciones.
Gisselle sentía que no podía concentrarse al 100%, aún cuando sabía que debía de hacerlo. Tenía que poner todo de si para hacerle justicia a todas esas víctimas, por Kate, por Gwen... debía dejar la tristeza y la furia de lado.
La voz de Reid hizo que tanto Aaron como Gisselle voltearan a la computadora en donde se proyectaba el vídeo de la explosión de la camioneta.
Gwen tuvo que sujetarse momentáneamente a Aaron (quien estaba a su lado) para que sus piernas no la volvieran a traicionar y no cayera al suelo. Era la primera vez que veía el vídeo...
El fuego pareció ir en dirección a Kate y Gwen, al igual que varias piezas de la camioneta. Ahora todo en la mente de Gisselle cobraba sentido. Porque ambas mujeres habían sido las mas dañadas por la explosión, porque Aaron solo parecía tener heridas superficiales...
Lo peor de la explosión lo habían recibido Kate y Gwen.
— ¿Encontraron el celular de Sam?— preguntó Aaron sin dejar de ver la pantalla
— Si...— respondió Morgan
— ¿Llamó a emergencias?— volvió a preguntar Hotch, pero ahora viendo al moreno
— No— negó Derek— Marcó un número seis veces cada dos minutos
— Debió ser desechable, ¿No?— preguntó Gisselle, recibiendo asentimientos como respuesta
— García rastreó el número, pero se bloqueó minutos después de que Sam murió. Quien lo tenía, lo destruyó— explicaba Spencer
— Si no tenía un artefacto secundario para detonar... se quedó con nosotros solo por una razón— pensaba Aaron en voz alta
— Asegurar que la ambulancia llegara— dijo Gisselle armando el rompecabezas mental— Piensenlo, en una ciudad cerrada, una ambulancia con una sirena y las luces, puede pasar por cualquier bloqueo...
Las ideas iban haciéndose cada vez mas claras en la cabeza de Gisselle y no le gustaba lo que estaba descubriendo.
— Directo a un hospital que está cerrado... con orden de desvío— siguió explicando, pero ahora con notable preocupación
— ¿Qué?— preguntó Emily alarmada
— Cuando venía manejando... el servicio secreto me detuvo y me dijo que el hospital estaba cerrado y que todas las emergencias estaban siendo trasladadas a otro hospital... pero Gwen no tenía tiempo, necesitaba atención inmediata
— ¿Servicio secreto? ¿A quién protegen?— preguntó ahora Rossi
— Fue a quien llamó Sam, al paramédico de la ambulancia— dedujo Spencer
— La ambulancia que traje...— dijo Gisselle horrorizada de solo pensar que ella podría ser indirectamente responsable de una tragedia— El hospital es el blanco
— Tenemos que movernos, ahora— ordenó Aaron, haciendo que todos lo siguieran
(...)
Cuando se le informó al servicio secreto sobre lo que estaba ocurriendo, una alarma se activó y todos comenzaron a movilizarse para proteger al paciente que aún era desconocido para Gisselle.
— ¿Dónde está Morgan?— preguntó Hotch al notar la ausencia del moreno
— En las escaleras— dijo Gisselle, señalando la imagen de la cámara de seguridad en donde se veía a Derek— Creo que va a buscar la bomba
— ¿Solo? No puede ser... vamos, tenemos que detener al paramédico— ordenó Hotch
Todos se apresuraron para dirigirse a la ubicación donde se mostraba al paramédico. Sabían que al detenerlo y arrebatarle el celular podrían salvar a todos en la zona.
Los nervios consumían a Gisselle, quien con paso y mano firme, sujetaba su arma para disparar en caso de que fuera necesario. No se lograba escuchar ni un solo ruido, salvo el sonido de los pasos del grupo, quienes al encontrar al paramédico se acercaron con sigilo.
— ¡FBI!— exclamó Rossi apuntando con el arma
El paramédico están rodeado, pero este no se veía preocupado. Estaba tranquilo, ni siquiera parecía inmutarse a las armas frente a él o al cuchillo que acababa de sacar y ahora se colocaba en el cuello.
— ¡Suéltalo!— ordenó Hotch— Se acabó...
Pero eso no sirvió de nada, el paramédico cortó su garganta frente a ellos sin siquiera hacer un ruido en modo de queja.
Todo había terminado y pese a que los agentes del servicio secreto yacían muertos en uno de los elevadores, la bomba no había explotado en el hospital, por lo que todas las personas que se encontraban dentro o a sus alrededores, estarían a salvo.
Tenía un mal sabor de boca por esas últimas muertes, sin embargo sabía que no podía culparse por eso. Ella ni siquiera había escuchado los disparos o estaba tan cerca como para hacer algo al respecto...
Cuando comprobaron que el paramédico había muerto, Gisselle se permitió tomar un respiro, se recargó en una reja metálica, soltando un largo suspiro, como si estuviera liberando todo el aire que había estado conteniendo desde el inicio del caso. Sentía una mezcla de alivio y agotamiento. Finalmente, el caso había concluido, y con él, la amenaza que había pendido sobre todos ellos.
Por primera vez, Gisselle se permitió cerrar los ojos y dejar que la tranquilidad la envolviera. La brisa fresca de la noche acariciaba su rostro, y por un breve instante, el mundo pareció detenerse. Todo el miedo, la incertidumbre, y la tensión que la habían acompañado hasta ese momento se disiparon, dejándola con una sensación de paz que no había experimentado en mucho tiempo.
Aún debía de asegurarse que Gwen sobreviviera, pero al menos para ese momento podía decir que todo había terminado con respecto a las muertes aleatorias y las explosiones.
— Buen trabajo, Gisselle— felicitó Aaron— Lo hiciste bien...
Gisselle abrió los ojos y lo miró. Por primera vez desde que se habían reencontrado, se permitió sentir algo más allá del profesionalismo. Algo en la forma en que él la observaba, en la calidez de su voz, despertó en ella una emoción que había mantenido reprimida hasta entonces. No necesitaba decir nada, porque la conexión entre ambos, esa que había sentido crecer a lo largo de los últimos días, era más fuerte que cualquier palabra.
Le brindó a Aaron una mirada que contenía más de lo que cualquier frase podría expresar, una mezcla de agradecimiento, afecto, y algo más profundo que no había explorado hasta ese momento. Y entonces, una sonrisa se dibujó en su rostro, una sonrisa que era solo para él, una que jamás le había dado a nadie más.
La rubia se mantuvo en silencio por unos momentos más, disfrutando de la paz que finalmente los envolvía, pero pronto la realidad comenzó a imponerse de nuevo en su mente. Pensó en Gwen, quien aún seguía luchando por su vida. La tranquilidad que había sentido un instante antes se vio ensombrecida por la preocupación, y supo que no podía quedarse ahí mucho más tiempo.
Se enderezó y miró a Aaron, la sonrisa desapareciendo lentamente de sus labios, reemplazada por una expresión de seriedad.
— Debo ir a preguntar por el estado de Gwen— dijo, su voz teñida de preocupación— No puedo quedarme tranquila sin saber cómo está.
Aaron asintió, comprendiendo de inmediato lo que ella sentía.
— Lo entiendo. Es lo correcto
Gisselle miró hacia la entrada del hospital.
— Todos han trabajado tan duro... de verdad muchas gracias por venir. Sin ustedes no lo hubiéramos logrado— agradeció Gisselle mirando al equipo— Gracias nuevamente
— Es nuestro trabajo, no tienes nada que agradecer. Estamos felices de que todo pudiera tener un buen final— sonrió Emily
— Supongo que los veré mas tarde... iré con Gwen— dijo Gisselle dando una última mirada a quienes la veían
— Iré contigo— anunció Hotch
Ella lo miró a los ojos, sorprendida y agradecida por su apoyo. Asintió y ante la mirada sorpresiva de todos, ambos se encaminaron para llegar hasta las escaleras.
(...)
— Gwen Holt... necesito saber su estado— pidió Gisselle en cuanto llegaron a la recepción
— La están trasladando a una habitación. Aún no puede recibir visitas, pero la cirugía salió bien, no voy a negar que llegamos a tener dificultades, pero tiene una compañera bastante fuerte... lo logró— respondió el doctor con una sonrisa
La tensión acumulada en su pecho se disolvió al instante, reemplazada por una oleada de alivio tan intensa que apenas podía contenerla.
Sin pensarlo, Gisselle se giró hacia Aaron y, llevada por la emoción, lo abrazó con fuerza. Era un gesto instintivo, una necesidad de compartir ese momento de inmensa felicidad con alguien. Cerró los ojos, permitiéndose sentir por completo la alegría de saber que su amiga estaba bien, aferrándose a Aaron con gran felicidad.
Aaron, un poco sorprendido por el repentino abrazo, tardó un segundo en reaccionar, pero pronto le devolvió el gesto, rodeándola con sus brazos. Aunque estaba un poco confundido, sintió una profunda alegría al escuchar que Gwen estaba fuera de peligro. La calidez de la conexión que compartían en ese abrazo lo reconfortó, y por un breve momento, se permitió simplemente estar presente, compartiendo la alegría de Gisselle.
Pasaron unos segundos antes de que Gisselle se diera cuenta de lo que estaba haciendo. Al sentir la cercanía de Aaron y darse cuenta de la intensidad del abrazo, se separó rápidamente, sus mejillas enrojeciendo de inmediato.
— Oh, lo siento... yo no... no quise incomodar...— comenzó a decir, claramente avergonzada por su arrebato emocional— Me dejé llevar por el momento, lo lamento
Aaron le sonrió con suavidad, su expresión calmada y comprensiva.
— No te disculpes, Gisselle. Lo entiendo, me alegra saber que tu compañera está bien— sonrió de manera ligera
Gisselle asintió, aún sintiendo el calor en sus mejillas, pero también con una sonrisa que reflejaba su alivio.
(...)
Gisselle tenía la habilidad de poder dormir en cualquier lugar y en cualquier clase de situación, por lo que cuando le dijeron que Gwen necesitaría que alguien cuidara de ella, no dudó ni dos segundos en anotarse como la persona que estaría a su lado. No le importaba que el sillón fuera pequeño y viejo, ella estaría en cuanto Gwen abriera los ojos.
Los rayos el sol ya entraban por la ventana, pero Gisselle aún se encontraba completamente dormida mientras sostenía la mano de Gwen.
Por fin estaba descansando, por fin había logrado dormir tranquila y sin temer que en cualquier momento alguien en las calles podría ser asesinado de nueva cuenta.
Para cuando el reloj mostró que eran las 11 de la mañana, Aaron Hotchner entró a la habitación de Gwen, encontrándose con una imagen que lo hizo reír de manera ligera.
Gisselle estaba acostada en un sillón pequeño para dos personas. Sus piernas y su brazo derecho colgaban de este, mientras que su boca se encontraba ligeramente abierta por lo profundo de su sueño.
Aaron no quiso despertarla, sabía que la rubia merecía y necesitaba ese descanso, por lo que se limitó a dejar el ramo de flores que habían traído por parte de la UAC sobre una mesita y una nota sobre lo que reconoció como el celular de Gisselle.
“Fue todo un placer volver a verte. Espero que nuestros caminos se vuelvan a juntar en alguna otra ocasión, eres una gran agente y espero verte pronto en el FBI”
— Aaron Hotchner.
Fue así como el segundo encuentro de Gisselle y Aaron terminó. Dejando entre ambos ese sentimiento de que algo faltaba después de la partida del hombre.
Claro que ese no sería el final para ellos, les faltaba vivir tanto... el tema es que todo eso, tendrían que vivirlo separados, por lo que su historia tendría que ponerse en pausa de manera momentáneamente.
Aaron y Gisselle estaban destinados a conocerse, pero, ¿Acaso también lo estarían para permanecer juntos?
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