17.

El viernes había llegado, sus vacaciones estaban saludando a los chicos de la mejor manera y sorprendentemente su Profesor de filosofía había dicho que no era lo que esperaba de su ensayo.

Él dijo algo como, "Aguardé  en mi oficina a que alguno de ustedes dos viniera a rogarme que los separe, uno quizá sin una pierna o medio brazo".

Sin embargo, tampoco les fue mal.

Justo ahora se hallaban en medio de un maratón de Harry Potter mientras comían caramelos hasta el cansancio, Jimin encima del torso de Jungkook y el castaño acostado entre todos los esponjosos almohadines a su alrededor.

— ¿No quieres cambiar? — preguntó Jeon acariciando con cariño la espalda de Jimin.

— Hmm, no — dijo llevando una gomita a su boca.

— Vamos Jimin, estás encima de mi desde hace cuatro horas — refunfuñó Jungkook.

El peli rubio levantó su rostro para observar a su novio con un puchero. — ¿Y no me quieres arriba de ti? — preguntó con inocencia.

Pero la pregunta al aire no sonó así.

— M-Me refiero a... — Jungkook dejó sus largos dedos reposando en la cadera de Jimin, mientras este se deshacía en rubores altos por su pregunta indecorosa.

— Ya, ya, me quito — resopló Park moviendo su pierna y su delgado cuerpo a un lado, pero antes de que se quitara por completo, Jungkook le tomó de la nuca para plantarle un beso, Jimin por supuesto se dejó hacer por aquellos suaves y dulces labios que comenzaban a gustarle tanto.

Esta vez no fue tan tierno aquel contacto, las manos de Jimin recorrieron con cierto temblor por el pecho de Jungkook, conociendo un poco más de él, moviendo sus labios al compas terminó de subir en Jeon a horcajadas.

El castaño perdido en la lengua de su chico comenzó a tantear las caderas de Jimin, reposando sus manos sobre su trasero.

Park gimió cuando movió su pelvis hacia Jungkook, con el corazón latiendo al mil, mordió el belfo inferior del castaño y volvió a moverse, Jeon jadeo entre su boca, calentado el ambiente de la estancia.

— Kwan va a llegar — murmuró Jimin poniendo su dedo entre sus labios y los de su novio.

Jungkook entre abrió los ojos fijándose en el fino y hermoso rostro de Park. 

— Igual no tenía ganas — espetó Jungkook con una sonrisa divertida.

— ¿Seguro? — frunció su ceño.

— Pff segurí-

Unas llaves encajando en la perilla los aturdió y Jimin tomó una almohada para ponerla sobre el rostro de Jungkook, comenzando a dar para nada fuertes golpes.

— ¡Llegué! — festejó el señor Jeon.

Park entonces soltó unas enormes carcajadas, nerviosas, más que nada.

Jungkook salió de la improvisada prisión de su peli rubio y se le aventó a las cosquillas por haberlo dejado casi sin respiración.

— Creí que las peleas terminarían — suspiró el mayor dejando su maletín sobre la mesa para ir por un vaso de agua fría.

Momentos más tarde los tres hombres estaban frente a la mesa comiendo pasta cómo una agradable familia.

— Vayamos a alguna playa estas vacaciones — propuso Jungkook.

— Claro, ¿a quién invitarás? — cuestionó Kwan.

Jungkook observó nuevamente a su padre, como el día de su cumpleaños y como todas aquellas ocasiones donde se daba su tiempo para agradecer por la vida que le había tocado con aquél hombre. Siempre buscando su felicidad, sin darse cuenta que eso no se busca, simplemente llega, no hay más, no hay truco, todo está en el interior.

— Solo vayamos nosotros tres — dijo, sonriéndole.

Park quiso correr por una cámara y tomar foto a ese instante, pues durante todo el tiempo conociendo a Jungkook, jamás había visto que le sonriera de aquella forma a su padre. Sus ojos se habían iluminado por arte de magia y sus labios curvos eran otra manera de derretir el corazón de una persona.

— Ahora. Jimin, tenemos qué hablar de algo importante — dijo Kwan, llevando toda la atención. 

— ¿Si?

— Tenemos que buscar a Grace, hablar con ella — Jungkook se puso rígido y Jimin hizo un mohín — para que puedas quedarte aquí, aún no eres mayor de edad — comentó.

— Yo no quiero volver con mi madre — confesó el peli rubio, Jungkook sintió su pecho ablandarse y no dudó dos segundos en colocar su mano sobre la pequeña.

— Lo sé, pero

— Pero ella no va a volver por mi, debemos ser muy ciegos para no darnos cuenta — dijo Jimin con un nudo en la garganta — no salió a buscarme, ni siquiera se interesó en saber si he comido, si dormí en la calle, solo tiró mis cosas en un basurero para largarse a Seúl —.

— Tu madre te quiere Jimin — reanimó Kwan.

— Pero no más que al dinero — murmuró el peli rubio.

El silencio se extendió unos minutos, porque era verdad lo último, Grace amaba a su hijo, pero el dinero podía triturarle los sesos.

— Bien, si ese es el caso debes entender que cuando ella quiera llevarte, levantaré una demanda — ambos chicos lo miraron sorprendidos — una donde tú deberás atestiguar y decidir con quién quieres quedarte —.

Park no dijo nada, solo se puso de pie, dirigiéndose al señor Jeon. Kwan se alzó y Jimin lo abrazó con fuerza.

Jungkook desde su lugar esbozó una sonrisa.

— Gracias — murmuró.

— Jungkook, no puedes matar a tu padre por esto — dijo el mayor para luego abrazar con fuerza a Jimin. — Lo hago porque te quiero Jiminie — contestó.

— Pero me quiere más a mi — soltó el castaño desde su lugar como un niño celoso.

Park volvió a sentarse a un lado de Jungkook y le dio en beso en la mejilla.

— Antes de que se me olvide — anunció Kwan — Jimin tampoco quiero que sigas trabajando —.

— ¿Qué? si solo llevo dos días, no puedo hacerle eso a Lynz — habló el peli rubio.

— Es eso o pongo a Jungkook a trabajar —.

— ¡Ah no! Yo estoy estudiando, trabajaré y te pagaré todo hasta que termine mi carrera papá, te lo prometo — soltó Jungkook.

— Quiero que disfruten su juventud — confesó el mayor — quiero que vivan sus experiencias mientras yo pueda hacerme cargo del resto, ¿qué te parece si vamos al local y hablamos con tu jefa? — preguntó Kwan.

Jimin, sin resistirse, asintió.



El corazón de la peli negra dio un vuelco al ver al señor Jeon, definitivamente Jimin cumplió su palabra de presentarlo.

— Hola — dijo con una sonrisa coqueta y enrollando su cabello en el dedo. — Se equivocaron de lugar —.

— ¿Eh? — hizo Jimin.

— Aquí no es la pasarela, guapos — sonrió Lynz aún con la vista puesta en el hombre mayor.

Jungkook se fue por los estantes para ver los nuevos discos, escuchando cada palabra que soltaba su amiga.

— N-No vinimos a una pasarela — rio Jimin — a decir verdad, solo vine a presentar mi renuncia — dijo el peli rubio apenado.

— ¿Qué? ¿Por qué? — preguntó sorprendida — ¿Hice algo mal Chim? — cuestionó entristecida, algo que se le hizo muy tierno a Kwan.

— No hizo nada mal — intervino el mayor — solo que no quiero que descuide sus estudios por ahora — comentó — tampoco quiero que lo odies o vetes a mi hijo de tu local — sonrió — solo Jimin no debería trabajar siendo joven —.

— Tsch, ¿qué dices? — se burló Lynz — apuesto que tú a su edad ya trabajabas —.

— Y sé lo que se siente — concluyó.

Lynz abultó sus labios y se recargó en el mostrador de cristal, mirando sin pudor al señor Jeon de arriba hacia abajo, seguidamente lo tomó de su corbata y lo acercó a su rostro.

Jimin abrió la boca por completo y fue por Jungkook casi volando.

— ¿Por qué se me acelera el corazón solo con verte? — susurró la mayor.

Kwan se sintió aturdido por aquel aliento a cerezas. — ¿Disculpe?

— Sal conmigo — dijo aprovechando que su valentía estaba más que el cien por ciento.

— ¿Q-Qué? — preguntó.

— Vamos a cenar — habló — conozcámonos —.

El señor Jeon giró hacia sus dos espectadores y ambos se encogieron de hombros. Jungkook, solo pensó en, "meh" y Jimin se desvaneció mentalmente. 

— Bien, pero por ahora guardemos nuestra distancia — propuso el mayor.

— Ok, que solo sea esta vez — esbozó una sonrisa — Lynz — extendió su mano — Lynz Way —.

— Jeon Kwan — devolvió el contacto.

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¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

El siguiente capítulo es el final y van a tener su limoncito.

Las amo

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