3 | ʙᴀᴛᴄᴀᴛ ᴀɴɢsᴛ#1 (M-C,D8)

Palabra de dos

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(Semana 8 del MixCember: semana Angst: Pasados enemigos)

—Selina.

Pronuncia Batman con suavidad. No queriendo sonar demasiado emocional, pero tampoco poco empático. 
Unos de sus mayores errores es que incluso en una relación con otra persona, en la que se supone confía, siga adaptando esa actitud.

—¿Qué ocurre? —pregunta ella. No sabiendo muy bien qué le va a decir Bruce.

—¿De dónde has sacado ese cuadro? —pregunta, manteniendo un tono de voz profundo y oscuro, que al instante le hace deshacerse del tono empatico que ha fallado en adoptar— No lo he visto nunca en tu casa.

Selina, genuinamente, se ve sorprendida. Mira detrás suya, y su expresión se mantiene, e incluso se agrava levemente. Aquello no tiene ningún efecto en Batman, como si se creyese que la mujer que le ama le está intentando engañar.

—¿De qué hablas, Bruce?

Selina se muestra claramente ofendida.

—Selina —vuelve a repetir, sonando cada vez más duro con la mujer—. Te pregunto que de dónde has sacado ese cuadro.

—Bruce. Ese cuadro ha estado ahí siempre.

Pero Batman no le cree. Y la tensión de la situación se acrecienta.

—¿Me estás tomando el pelo? —pregunta Selina con descaro. Aún si sabe que no es así, porque tampoco es algo que Batman haga, ni le guste hacer con este tipo de cosas.

—Selina, te he hecho una pregunta.

—Y yo te he respondido. Te he dicho que el cuadro ha estado ahí siempre.

Selina suena adolorida. Su cabeza no consigue asimilar que Bruce le acaba de acusar de robar un cuadro que siempre ha estado en su casa.

—Venga ya, ¿De verdad dudas de mí —el rostro oscurecido de Batman emula una clara afirmación— Has estado aquí muchas veces. Has visto este cuadro antes, y ha sido aquí, Bruce.

Selina espera que la mención de su nombre real, fuera de la máscara, tenga algún efecto en él, y le haga volver a la realidad. 
Pero resulta completamente inútil.

—No me lo puedo creer —dice ahora Selina, sonando incluso un poco desesperada— ¿Me estás mirando como si fuera un sucio e inmundo criminal de la calle, es que para ti no soy más que eso?

Selina no sabe ni por qué ha dicho eso, que ciertamente, se encontraba muy hondo en su corazón. 
Batman no responde.

—¡Bruce, respóndeme tu ahora! ¿Es eso lo que soy, o lo que siempre he sido para ti, una simple ladrona, y por eso tiene sentido para ti que haya robado un cuadro, a pesar de que te prometí que nunca haría tal cosa? ¿Es que esa promesa no ha valido nada para ti? —la propia referencia a ella con esos adjetivos la echa para atrás, y hubiera preferido no mencionarlos. Pero no entiende por qué Bruce se comporta así, y su silencio la está volviendo loca— Porque para mí, valió muchísimo.

Instantáneamente, Selina suelta esa confesión y al mismo tiempo de hacerlo, se arrepiente. 
La revelación de sentimientos tan importantes para ella, y que han dejado una huella tan importante y significativa en su vida, pierden toda su importancia cuando mira a Batman y comprueba que la sigue mirando de la misma manera.

Selina sabe que Batman sólo miraba de aquella forma a los criminales.
Al acertijo, al joker, al pingüino. Ella no es como ellos; Bruce lo sabía, ¿Verdad? Pero ni siquiera opta a defender eso, que para ella siempre ha estado muy claro.

Y esta poca comunicación la está volviendo loca; Bruce la está juzgando como si no hubieran vivido todo lo que han vivido juntos.

—Nunca he visto ese cuadro —responde Batman, finalmente.

Pero la respuesta sólo causa una gran mella en el corazón de Selina. 
No la cree, genuinamente no la cree y encima no hace más que cuestionarla todo el rato.
Selina siente que vale tan poco de repente.

Y finalmente, explota porque eso no está llegando a ninguna parte, y cada vez se siente más como una simple tonta que ha confiado en el hombre equivocado;

—¿Sabes? Odio el momento en que creí que lo nuestro saldría bien —ahora, la mujer se notaba profundamente dolida. Lo cuál, era novedad, porque no solía mostrar esas emociones, y la única que había mostrado anteriormente, era su amor por el hombre que acaba de traccionarla—. Eres un paranoico, Bruce. Pero unos de los peligrosos, unos de los que sí merecen estar encerrados en Arkham.

Selina reconoce la dureza de sus propias palabras, pero ya no sabe si es que realmente las cree, o sólo busca causar un efecto en la persona delante suya.

El murciélago, como otras veces anteriores, no responde, se queda resguardado en la oscuridad mientras Selina busca que, a pesar de conocer lo ostentoso que pueda llegar a ser, Bruce reconozca su propia paranoia, que recuerde que ella le hizo el voto de que no volvería a robar, por mucho que le gustara tan poco esa idea, para convencerse de corazón de que Selina no seguía siendo la mala villana que era antaño.

—¿No vas a decir nada? —repite— ¿De verdad? —se denota un sentimiento de derrota en su tono, y pasa por al lado de Batman, sin mirarle a los ojos. Solamente hacia delante— Vete a la mierda, Batman.

Selina se va por los tejados con un sabor agrio en su boca, sin creerse que Batman haya sido capaz de dudar de ella.

Porque si ella prometió que nunca volvería a robar, Bruce dijo que la creía y que no volvería a desconfiar en ella.

Pero de los dos, sólo una persona había cumplido su palabra.

Batman tarda en reaccionar. 
Sigue escondido en la oscuridad, y ahora rememora en su cabeza las palabras de Selina, acompañadas de sus rasgos faciales que representaban un dolor puro.

Y es ahora cuando transcurre, por sus pensamientos, que quizá lo que ha cometido ha sido un gran error. 
Y el error ha sido dejar de mirar a Selina con ojos humanos, y hacerlo con los de un detective que caza villanos con motivaciones simples y egoístas.

Pero ahora, parece que incluso la ha perdido. 
Y de hecho, reconoce que tiene toda la culpa de haber perdido a Selina.

Es muy probable que no pueda recuperarla.
Bueno, realmente, es una verdad certera.

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