» Capitulo 14

El movimiento en la cama la despertó.

–Buenos días, pequeña brujita dormilona- le dijo Amity alegremente mientras se acercaba para darle un beso con un fuerte sabor a menta.

–Buenos días... mi amor– susurró Luz, probando la dulzura de la complicidad con ese pequeño sobrenombre, y logrando que Amity palideciera al oírla, para luego sonreírle.

–Te preparé algo– le dijo ella tímidamente, extendiendole un vaso de cristal.

–¿Una malteada?– preguntó Luz, observando el vaso a tope de leche.

–Si... quería prepararte el desayuno, pero oops, recordé que no se cocinar– confesó la vampira.

–Gracias Amity, pero... yo no tomo leche– aclaró Luz con pena, borrando gradualmente la sonrisita de Amity.

–Oh...– exclamó ella, –no lo sabía– le dijo, llevando el vaso a su propia boca y tomándose la bebida en pocos tragos mientras evitaba la mirada de Luz.

Desearía haberlo sabido antes.

Luz se sentía halagada con el, literalmente dulce, gesto de Amity, y acercándose a ella, limpió una manchita de leche que había quedado en la comisura de sus labios.

–Gracias, Amity– le dijo, besando su frente. –Si quieres, puedo enseñarte a cocinar– le propuso.

–¿Me quieres enseñar a cocinar?– preguntó Amity, quién nunca había intentado cocinar nada antes, ni siquiera lo más sencillo.

–Por supuesto– exclamó Luz, mientras alcanzaba la bata de baño que Amity había usado el día anterior y salía de la cama. –Podemos empezar con algo simple.

Amity, con una sonrisa, asintió.

De todos los que tenía, el suéter celeste con orejitas de conejo era uno de sus favoritos, aunque, si era sincera, Amity creía que ella se miraba muy bien con cualquiera de sus suéters, jerseys o camisetas…

–¿Me estás prestando atención?– preguntó Luz, agitando la cuchara en el aire.

–Dos cucharadas y media, sí, te estoy escuchando, Luz– le respondió Amity, mientras la otra chica la miraba, negando con la cabeza.

–Ven aquí– le pidió Luz, tendiendole la cuchara a Amity, quien se acercó y se la arrebató. –Tú atención está en otro lado– la regaño.

–Si, en mi simpática maestra- exclamó Amity mientras mezclaba los ingredientes en un bowl. –Técnicamente, te estaba prestando mucha atención– le dijo.

–Eres una tonta– susurró Luz medio sonrojada mientras buscaba un sartén y escuchaba la risilla de Amity.

Las chicas se la pasaron toda la mañana recreando un par de recetas sencillas que Luz había aprendido de su madre cuando era pequeña, y que estaba complacida de compartir con Amity.

–¿Así quedó bien?– le preguntó ella, tendiendole una cucharita cerca del rostro, mientras que la otra abría la boca para probar.

–Mmm– suspiró Luz –demasiado bien. ¿Segura que nunca habías cocinado nada antes?– preguntó. Amity apuntó hacia un plato sobre la encimera con uno de sus intentos fallidos.

–Muy segura– respondió, intentando no reírse.

–Bueno, en ésto me has superado– le aseguró ella, mientras la tomaba de la cintura y probaba otro delicioso bocado de lo que había preparado Amity.

Llevaron dos platillos a la sala de estar, dónde conversaron de nada en particular mientras veían una película.

–Oh, por cierto– recordó Luz de pronto, –mañana en la noche tengo que ir al evento que organizó la editorial, y ah, necesito un, "vestido decente"– dijo, haciendo comillas en el aire –¿Me podrías acompañar a comprar uno?– le preguntó.

–Yo... no sé...– empezó Amity.

–Afuera no está haciendo Sol. Y te puedo prestar una de mis chaquetas– le dijo Luz, mirándola con esos ojitos avellana que la derretían.

–No, de hecho parece que está a punto de llover– dijo Amity con la mirada puesta en la ventana.

–Por favor– rogó Luz, acercándose a Amity y haciendo un puchero.

–Ow, no dejarás de verme así hasta que te diga que sí, ¿Verdad?– preguntó Amity, mientras Luz negaba lentamente. –Está bien– se rindió Amity.

–Siii– chilló Luz, abrazándola invasivamente. –Tú y yo, nos divertiremos hoy– le aseguró, dándole un suave beso en los labios. –Lo prometo–.

–Okay, okay, iré por un abrigo– murmuró Amity, quitándose a Luz de encima y dirigiéndose a la habitación.

¿Hacía cuánto tiempo no salía al mundo durante el día? ¿Hacía cuánto no veía las calles llenas de personas, los escaparates de las tiendas abiertos, la música, el aroma a comida y las risas que suelen invadir el aire?

Sintió una marea de nervios y dudas invadirla mientras buscaba el abrigo en el armario, ¿Era una buena idea?

Encontró el abrigo gris oscuro de Luz, se lo puso y aspiró su aroma. Olía a perfume de flores, libros viejos y café, y la imagino usandolo, en otro tiempo y lugar, y sonrió.

Recordó su sonrisa hacía unos instantes, tan dulce y genuina, y salió de la habitación.

Decidió arriesgarse, por ella, aquel día.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top