🌹࿐「 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 12 」
«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝖽𝗈𝖼𝖾»... [12]
❝𝗥𝘂𝗺𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗱𝗮𝗻̃𝗶𝗻𝗼𝘀❞
Las paredes del palacio, acostumbradas a guardar secretos, comenzaban a murmurar. Los sirvientes y cortesanos hablaban en voz baja, sus palabras cargadas de insinuaciones y rumores que se esparcían como el fuego. El nombre de Jimin, junto al de Jeon, empezaba a resonar en conversaciones furtivas, alimentadas por miradas indiscretas y encuentros casuales que habían despertado la curiosidad de quienes vivían bajo aquel techo lleno de intrigas.
Los rumores llegaron rápidamente a oídos de Min Yoongi, cuya paciencia, siempre limitada, se agotó en el instante en que escuchó por primera vez que alguien se atrevía a vincular a su prometido con el caballero.
Min no era un hombre que dejara pasar las cosas con facilidad. Su carácter controlado y su aire de superioridad ocultaban una furia que, una vez desatada, era imposible de detener. Aquella tarde, el sol se filtraba a través de los vitrales, proyectando sombras danzantes en los pasillos cuando Min decidió buscar a Jeon. No necesitó mucho tiempo para encontrarlo. Jungkook estaba en el patio de entrenamiento, ajustando las riendas de su caballo. Su postura era relajada, ajena a la tormenta que se avecinaba.
━ Jeon ━ la voz de Min cortó el aire como un látigo.
Jungkook levantó la cabeza de inmediato, sorprendido al ver al hombre acercándose con paso firme. Los ojos de Min ardían con una mezcla de furia y desdén, su porte impecable contrastaba con la informalidad de la vestimenta de Jungkook.
━ Mi señor ━ respondió Jungkook, inclinándose ligeramente en señal de respeto ━. ¿A qué debo el honor?
Min no se molestó en responder de inmediato. Se detuvo frente a él, estudiándolo con detenimiento, como si intentara encontrar en su rostro algún rastro de culpabilidad. Finalmente, habló, y su voz, aunque calmada, estaba impregnada de veneno.
━ Los rumores sobre ti y Jimin han llegado hasta mí ━ comenzó, cruzando los brazos ━. Dicen que te has atrevido a seducir a mi prometido.
Jungkook parpadeó, aturdido por la acusación. Abrió la boca para responder, pero Min levantó una mano, exigiendo silencio.
━ No necesito tus excusas ━ continuó Min ━. Quiero que entiendas algo: Jimin no es alguien con quien puedas jugar. Él es mío.
━ Con todo respeto, mi señor ━ dijo Jungkook finalmente, manteniendo su tono humilde ━, jamás me atrevería a faltar a la lealtad que le debo a usted o a Jimin.
Min arqueó una ceja, claramente insatisfecho con la respuesta. Dio un paso hacia adelante, invadiendo el espacio personal de Jungkook, quien permaneció firme, aunque sus puños se apretaron ligeramente a sus costados.
━ ¿Crees que me importa tu lealtad? ━ espetó Min, su voz perdiendo parte de la calma ━. Lo que me importa es que estas habladurías terminen. Y para asegurarlo, quiero dejar algo claro.
Jungkook lo miró directamente a los ojos, su mandíbula tensándose mientras esperaba las palabras de Min.
━ No te mataré ━ declaró Min, inclinando la cabeza con un gesto de desdén ━. Pero no porque no lo merezcas. Simplemente me da flojera manchar mis manos con la sangre de un inútil como tú.
La frialdad de sus palabras hizo que el aire entre ellos se volviera pesado. Min dio un paso atrás, ajustándose los puños de su camisa como si el solo hecho de estar allí fuera un fastidio para él.
━ Sin embargo ━ continuó ━, si llego a descubrir algo extraño entre tú y Jimin... si hay siquiera un indicio de que has cruzado los límites, te mataré frente a él. Haré que vea cómo te desangras, para que entienda de una vez por todas a quién pertenece.
Jungkook apretó los dientes, conteniendo la furia que bullía dentro de él. Su voz salió firme, aunque un leve temblor delataba su esfuerzo por mantener la compostura.
━ Con el debido respeto, mi señor, Jimin no es un objeto.
Las palabras resonaron en el espacio entre ellos, cargadas de una valentía que parecía desafiar la autoridad de Min. Por un momento, el silencio reinó, roto solo por el leve crujido del cuero bajo los guantes de Jungkook. Min, lejos de mostrar sorpresa o rabia, sonrió. Una sonrisa amarga, carente de alegría, que hizo que Jungkook se sintiera más incómodo que si hubiera gritado.
━ Tienes razón ━ admitió Min, su voz teñida de burla ━. Jimin no es un objeto. Es mi prometido. El hombre que será dueño, junto a mí, de todo este reino.
Las palabras cayeron como una sentencia, una declaración que dejaba en claro el poder y la posesión que Min reclamaba sobre Jimin. Luego, sin previo aviso, Min escupió en el rostro de Jungkook.
El caballero se quedó inmóvil, paralizado por la humillación. Podía sentir el líquido deslizarse por su mejilla, pero no levantó la mano para limpiarlo. En cambio, sus puños se apretaron con tanta fuerza que los nudillos se tornaron blancos, y su respiración se volvió más pesada.
━ No olvides tu lugar, Jeon ━ advirtió Min antes de darse la vuelta y marcharse, sus pasos resonando con autoridad mientras se alejaba.
Jungkook permaneció allí, inmóvil, hasta que la figura de Min desapareció por completo. Entonces, levantó una mano para limpiar su rostro, y al hacerlo, dejó escapar un suspiro tembloroso. Su furia era palpable, un fuego contenido que parecía consumirlo desde adentro.
━ Esto no se quedará así ━ murmuró para sí mismo, sus ojos brillando con una determinación renovada.
Los caballos en los establos cercanos se movieron inquietos, como si pudieran sentir la tensión que emanaba de él. Jungkook se giró hacia ellos, intentando calmarse, pero su mente seguía girando alrededor de las palabras de Min y de la sombra de Jimin que se interponía entre ambos.
El salón de baile del palacio era una extensión de mármol brillante, iluminado por candelabros que proyectaban una luz cálida y danzante sobre las paredes doradas. Las notas suaves de la música llenaban el aire mientras Jimin repetía los pasos de la danza que marcaría el inicio de su nueva vida como consorte real. Cada movimiento estaba calculado, cada giro era una representación de la perfección que se esperaba de él. Su rostro, aunque sereno, ocultaba el peso de la presión que sentía. Los ojos de los instructores lo observaban con un escrutinio meticuloso, sus comentarios interrumpiendo ocasionalmente el flujo de la música.
━ Más gracia en el giro, alteza ━ dijo uno de ellos, con voz cortés pero firme.
Jimin asintió y corrigió su postura, obligándose a ignorar la punzada de dolor que aún sentía en el brazo por el encuentro con Yoongi días antes. Sin embargo, no podía negar que su mente estaba en otro lugar, atrapada entre los recuerdos de las miradas de Jungkook y el peso creciente de su compromiso con Yoongi. Sus pasos, aunque técnicamente impecables, carecían del espíritu que se esperaba en una danza de bodas.
El eco de unas botas resonó en el salón, rompiendo el ritmo de la música. Los instructores se giraron hacia la entrada, inclinándose inmediatamente en una reverencia cuando vieron al padre de Yoongi entrar. El rey, imponente con su figura alta y sus ojos fríos, avanzó con la seguridad de quien estaba acostumbrado a ser obedecido sin cuestionamientos.
━ Dejen el salón ━ ordenó, su voz profunda y autoritaria, sin siquiera mirar a los demás.
Los instructores no dudaron. En cuestión de segundos, el salón quedó vacío, dejando a Jimin solo frente al rey. El ambiente, que momentos antes estaba lleno de música y movimiento, ahora se sentía opresivo y frío. Jimin tragó saliva, un mal presentimiento instalándose en su pecho mientras intentaba mantener la compostura.
━ Alteza ━ saludó, inclinándose ligeramente en señal de respeto.
━ No juegues conmigo, muchacho ━ respondió el rey, su tono cortante mientras avanzaba hacia él ━. Sé lo que he escuchado, y estoy aquí para aclararlo.
Jimin levantó la vista, confundido, aunque el temor comenzaba a teñir su expresión.
━ ¿A qué se refiere, su majestad? ━ preguntó, su voz temblorosa.
El rey no respondió de inmediato. En lugar de eso, se detuvo frente a él, sus ojos estudiándolo con una intensidad que hacía que la piel de Jimin se erizara.
━ ¿Qué tienes con Jeon Jungkook? ━ soltó finalmente, sus palabras cargadas de sospecha y desdén.
El corazón de Jimin se detuvo por un instante.
━ Nada, su majestad ━ respondió rápidamente, negando con la cabeza ━. No tengo nada con él.
━ ¿De verdad? ━ el rey alzó una ceja, su expresión mostrando claramente que no creía en sus palabras ━. Porque los rumores dicen lo contrario. Dicen que has estado comportándote como una... ━ hizo una pausa, su mirada recorriendo a Jimin de arriba abajo ━... una puta.
El impacto de aquella palabra hizo que los ojos de Jimin se llenaran de lágrimas instantáneamente. Dio un paso atrás, pero el rey fue más rápido. Extendió una mano y lo tomó por el cuello, apretando con una fuerza que dejó a Jimin sin aliento.
━ Escúchame bien, muchacho ━ gruñó, acercándose lo suficiente como para que Jimin sintiera su aliento ━. Eres el prometido de mi hijo, y debes comportarte como tal. No tengo paciencia para tus juegos ni para tus deslices. Si Yoongi no ha hecho nada todavía, es porque tiene más paciencia de la que yo jamás tendría. Porque, créeme, de haber sido yo, ya te habría azotado para enseñarte tu lugar.
Las lágrimas comenzaron a deslizarse por el rostro de Jimin mientras intentaba desesperadamente negar con la cabeza, sus manos aferrándose al brazo del rey en un intento inútil por liberarse.
━ No... no es cierto... ━ susurró con dificultad, su voz quebrada ━. No he hecho nada malo.
El rey lo soltó de repente, haciendo que Jimin cayera de rodillas al suelo. El muchacho se llevó las manos al cuello, jadeando mientras las lágrimas caían sin control. El rey lo miró desde arriba, como si fuera una simple pieza en el tablero de ajedrez que él controlaba.
━ Más te vale que mantengas esa actitud ━ dijo con frialdad ━. Recuerda quién eres y lo que se espera de ti. Y agradece que Yoongi tiene paciencia contigo.
Sin esperar respuesta, el rey se giró y salió del salón, dejando a Jimin solo en medio del vasto espacio vacío. La puerta se cerró detrás de él con un eco que resonó en la mente de Jimin como una sentencia.
Temblando, Jimin se levantó lentamente. Sus piernas apenas lo sostenían, y sus manos seguían aferrándose a su cuello, donde sentía el calor persistente de la presión que había ejercido el rey. Se giró hacia uno de los espejos del salón, y lo que vio lo dejó helado.
En su reflejo, una marca rojiza rodeaba su cuello, un recordatorio claro de la violencia que acababa de experimentar. Las lágrimas volvieron a brotar, pero esta vez no intentó detenerlas. Dejó que cayeran mientras su mente se llenaba de una mezcla de miedo, humillación y desesperanza.
Se quedó allí, mirando su reflejo, preguntándose cómo había llegado a ese punto. Se suponía que debía ser un momento de felicidad, practicando para la boda que debía marcar el inicio de una nueva etapa en su vida. Pero en lugar de eso, se sentía atrapado, una marioneta en un juego en el que él no tenía ningún control.
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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09
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