➤ʀᴇᴠᴇʟᴀᴛɪᴏɴꜱ

A la mañana siguiente…

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Los rayos del sol naciente y la fresca brisa mañanera se colaban por la ventana principal de la habitación del joven Pines, donde estaban ambos adolescentes durmiendo plácidamente después de una intensa noche, envueltos en un cálido abrazo y siendo cubiertos por una manta, prueba de aquel acto nocturno, el desorden que había en la habitación; los ropajes de ambos por todo el suelo, la cama desordenada, algunas almohadas tiradas, etc.

El castaño se despertó de su sueño al sentir la luz solar, bostezó y talló uno de sus ojos, luego quiso levantarse para tomar su celular y revisar la hora y también para ver si su hermana le había escrito en medio de la noche, pues salió muy temprano de la fiesta y no quería preocuparla, estiró su brazo hacia la mesita de noche para tomar el aparato, cuando sintió que algo lo tenía rodeado; volteó y vio como el rubio aún seguía dormido y sintió como lo abrazaba por la cintura desde atrás.
Dipper sonrió con ternura, la expresión tan tranquila de su novio era tan linda, de repente se percató que ninguno de los dos estaba vestido, volteó rápidamente hacia su desordenada habitación, viendo la ropa tirada por todo el suelo.

—¿Qué fue lo que pasó? —chilló confundido, luego recordó que Bill aún seguía durmiendo y no quería despertarlo. —«Ah, rayos, eso fue lo que pasó…»—recordó todo lo de anoche, y se sonrojó. De pronto, sintió una punzada en su cadera, que lo hizo sacar un quejido de dolor. —«Creo que nos pasamos anoche… Para ser nuestra primera vez… Fue muy intenso y… »—divagaba.

—¿Y muy bueno? —escuchó, volteó a ver y se encontró con su pareja riendo levemente.

—¡Deja de leer mis pensamientos! —reclamó, Bill seguía riéndose de la actitud de su chico.

—Ja, ja, ok, perdón. Es la costumbre. —aclaró. Volteó a verlo y depositó un corto beso en su mejilla. —¿Dormiste bien? —Dipper asintió. —Me alegra.

—¿Cómo es que no te cansas rápidamente? —preguntó el castaño.

—Resistencia de demonio. —dijo simple. —¿Debería darte un poco? —ofreció, Dipper qué quedó callado.

—¡N-No inventes! Si lo hicieras, ni me imagino lo que pasaríamos haciendo todo el tiempo. —Bill malinterpretó la frase.

—¿De verdad no quieres hacerlo todo el tiempo? Ayer parecía que te encantaba. —susurró de manera seductora en el oído del castaño, quien sintió un escalofrío recorrer su cuerpo cuando sintió como Bill dejaba un camino de besos desde su oreja mientras descendía a su cuello y también como el agarre de su cintura se hacía más firme.

—¡A-Alto... Detente! —a medias, logró separar al rubio de su cuello, este lo miró con un puchero en su rostro. —N-No podemos hacerlo, Bill. Que tal si alguien entra y… —un pensamiento llegó a su mente. —… ¡Rayos! ¡Por favor dime que no nos escucharon! —se dejó caer en el pecho del más alto, totalmente avergonzado.

—Ja, ja, tranquilo, insonoricé la habitación a tiempo y como supuse que tu hermana podía entrar, también cree una ilusión sobre todo el cuarto para que pareciera que estabas dormido como usualmente lo haces, cuando en realidad estábamos en algo más importante. —sonrió con picardía.

—¡Ya basta, Bill! —se quejó.

—Eso no me decías anoche. —Dipper se levantó y le tiró una almohada en la cara.

De repente, escucharon fuera de la habitación un agudo “¡Dipper!”, era Mabel, quien llamaba a su hermano para despertarlo, unos segundos después, ella tocó la puerta de la habitación.

—Dipper, ¿estás despierto? —preguntó.

—Eh, sí. —respondió.

—Baja rápido a desayunar, ¡o me comeré tus hotcakes! —dijo antes de regresar a la cocina.

—Voy a clonarte. —soltó de la nada el rubio.

—Ni siquiera lo pienses, dijimos que no usarías tus poderes en casos innecesarios. —demandó.

—No es un caso innecesario; me están quitando mi preciado tiempo contigo. —el castaño se sonrojó, Bill sonrió cariñoso.

—Sabes que podemos vernos más tarde, podemos ir a donde quieras. —dijo tranquilo.

—Es verdad, ¿nos vemos más tarde en el bosque? —Dipper asintió, luego se inclinó y dejó un besito en su mejilla. —Wow… Me tomaste por sorpresa. —ambos soltaron una leve risilla.

Bill se levantó de la cama y se vistió rápidamente con ayuda de sus poderes, le dio un último beso a su novio para desaparecer de la habitación, dejando a Dipper gritando de felicidad en su interior, le dolía la mayor parte de su cuerpo, pero jamás pensó en tener un momento así, y menos con una persona que amaba tanto, estaba feliz de haber pasado un bello momento con Bill.
Después de unos minutos, se vistió cuidadosamente para que no se notarán las marcas que su novio le había dejado y bajó a desayunar, y también a responder el interrogatorio que le haría su hermana sobre a dónde se fue en medio del baile.

Caso similar fue el de Bill, pues casi al instante de haber llegado a su casa, entrando a su habitación, se encontró a Caín sentado en su cama, con un café en su mano y estaba usando unos lentes de sol y tenía un semblante serio. El rubio se quedó totalmente confundido y antes de que pudiera preguntarle algo, el otro se le adelantó y empezó a interrogarlo como si fuese de un policía a un delincuente.

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Horas más tarde, Dipper había salido de la cabaña del misterio rumbo al bosque a encontrarse con su novio, mientras Mabel, Soos y Melody planeaban el escenario de la boda que sería la siguiente semana, ya habían enviado las invitaciones y tenían los trajes listos, solo faltaba la decoración del altar. Mabel los había estado ayudando a elegir entre cientos de ideas y al final todos quedaron satisfechos con la elección.
En el bosque, ahí esperaba pacientemente aquel demonio mientras su pareja llegaba, y afortunadamente no tuvo que esperar mucho, pues luego de unos cortos minutos Dipper apareció corriendo hacia él. Inmediatamente, lo abrazó cuando el castaño lo alcanzó.

—Y dime, ¿cuántas preguntas te hicieron? —habló el castaño.

—Miles. Literalmente. —Dipper bufó.

—Oye, ¿vamos a ver a los minotauros? —propuso, recibiendo unas caricias en su cabeza de parte de su amante.

—De hecho, hay algo que quería darte desde ayer.

—¿Ah sí? —Bill asintió. —¿Qué es? —preguntó con curiosidad.

—Lo vas a descubrir ahora, estamos cerca. —dijo animado.

—¿Entonces qué esperamos? ¡Vamos! —habló enérgico. Bill tomó de la mano a su chico y lo jaló suavemente para caminar hasta donde estaba la dichosa sorpresa que le tenía preparada.

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Mientras tanto, en la cabaña, aquellos tres recibieron una gran sorpresa.
Estaban tranquilamente ordenando los estantes de la tienda cuando de repente escucharon una voz familiar que los saludaba, voltearon a ver y se toparon con los tíos Pines. Rápidamente, Mabel se abalanzó sobre su tío Stanley en un fuerte y melancólico abrazo al que también se unieron Soos y Ford.
Aquel abrazo fue el producto de incontables lágrimas de felicidad por parte de todos, más que todo, Mabel, quien estaba superfeliz al volver a ver a sus tíos después de un largo tiempo. Luego de unos largos segundos, todos se separaron.

—Terroncito de azúcar, veo que has crecido bastante. —habló Stanley mientras desordenaba la cabellera de su sobrina, quien reía ante ese repentino gesto de cariño.

—Claro que sí, tío. Pero Dipper ya me alcanzó también.

—¿Disfrutaron su viaje? ¿Qué misterios encontraron? —preguntó Soos.

—Pues me tomaría una eternidad, decírtelos todos, ¡porque son muchos! —decía Ford. —Aunque, entre nos, Stanley solo pasó de cita en cita. —le susurró a Soos, este último rio.

—¿Qué dijiste, Ford? —cuestionó serio, su hermano soltó una risilla, él los quedó viendo raro. —En fin, veo que has hecho un buen trabajo con este lugar, eh, “Señor Misterio”. —elogió a Soos.

—Oh, señor Pines, no fue nada. —rio nervioso.

—Oigan, ¿dónde está el otro sabelotodo? —dijo Stanley.

—Es cierto, ¿dónde está Dipper? —agregó Ford.

—Oh, está en el bosque con Philip, otra vez. —respondió Mabel.

—¿Quién es Philip? —preguntó.

—Es el chico nuevo que se mudó al pueblo hace un año. —explicaba Soos. —Al parecer se llevan muy bien esos dos, Dipper casi ni pasa en la cabaña debido a él.

—Vaya, entonces creo que iré a interrumpirlo. De todas formas iba a pasar por el bosque luego. —dijo Stanford.

—Está bien, ¡aquí te esperaremos! —dijo contento, a la vez que corría a la sala de estar con su sobrina.

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Después de unos minutos caminando y Bill haciendo bromas sobre la noche anterior mientras Dipper le pedía que se callara, finalmente habían llegado a su destino, ahí se encontraba una pequeña réplica de la cabaña del misterio, pero con unos toques distintos, ambos se adentraron al lugar y Dipper quedó asombrado con lo que vio; había miles de portales hacia cada momento de la historia, también podía ver cada criatura extraña que decían que solo eran mitos, cuando eran todo lo contrario, miles de misterios y aventuras nuevas al alcance de sus manos.
El castaño chillón de emoción, Bill sonrió alegre al ver lo mucho que le había encantado su sorpresa. De improviso, Dipper corrió hacia su novio y lo abrazó con todos sus fuerzas, sin quitar ni por un segundo su alegre sonrisa de su rostro.

—¡Gracias, gracias, gracias Bill! ¡Me encanta! —expresaba con alegría.

—Sabía que lo haría, ya que te gustan tanto los misterios, aquí podrás ir en persona a descubrirlos, sea en el pasado, presente o futuro, incluso puedo llevarte a otra dimensión cuando termines aquí. Y no te preocupes por el peligro, si traspasas el portal serás como un fantasma, no te podrán lastimar. —con cada palabra que Bill decía, Dipper se entusiasmaba aún más. —Y además… —con un chasquido de sus dedos, hizo aparecer un diario que tenía una portada de un pino azul celeste dentro de un triángulo dorado.

—¿Es-Esto es en serio…? —Dipper dudó.

—Sí, ahora podrás escribir tus propios descubrimientos, tal vez mejores que los de Ford. —bromeó con lo último antes de entregarle el libro a su chico, quien lo recibió con gusto y rápidamente envolvió sus brazos alrededor de su cuello, haciendo que instintivamente lo tomará por la cintura.

—¡De verdad que eres el mejor! ¡Te amo mucho, Bill! —emitió encantado, el mencionado se sonrojó al oír aquellas hermosas palabras.

—¿Solo en momentos como este? —jugó.

—¡No, ja ja! ¡Siempre! —aclaró.

Repentinamente, el rubio cargó a su pareja y luego lo beso con cariño, se sentía tan bien estar así con él, eran los mejores momentos de su vida cuando pasaba el tiempo con Dipper cuando veía su sonrisa y ahora cuando le decía que lo amaba, no podía pedir algo mejor que eso.
Con ayuda de sus poderes, cerró la puerta detrás de ellos para que nos interrumpieran en su momento o que espiaran dentro de la cabaña.

Pero, para su mala suerte... Alguien sí los vio...

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