Capítulo 5
Beatrice se encontraba en el jardín tratando de sacar la maleza que había ahí, estaba completamente sola y solo se escuchaba el cantar de los pájaros, el día era simplemente hermoso.
—Esa posición es la mejor - Beatrice lo miro mal y se levanto —Te hubieras quedado así.
—Eres molesto. - Abel asintió y se acercó a ella. —No te acerques estoy sucia.
—Mejor - Abel la tomó del rostro y la beso, Beatrice le mordió el labio y se alejo —Oye.
—Déjame trabajar.
—Voy a trabajar en ti - Abel la recostó en el suelo —No es un pedido.
—Esta sucio.
—Mmm no me importa - Beatrice lo tomo del cuello de la camisa y lo acerco a sus labios, aquella acción sorprendió a Abel y le gusto, le gustaba que tomarán la iniciativa. —Hacerlo aquí es excitante.
—Nos verán - Abel acaricio sus muslos —Abel.
—No hay nadie aquí. - beso su cuello y con su mano ingreso al interior de sus bragas, Beatrice soltó un gemido y perdió la razón al sentir su tacto.
—Entonces no me tortures Abel.
—Me gusta torturar a mi esposa, pídeme más y te lo daré - La joven gimió al sentir el nudo delantero de su vestido ser desatado y pronto sus pechos quedaron al aire.
—Despacio. - el soltó una leve risa y jugueteo con uno de sus pezones, con sus dedos la hizo gemir sin control y pronto la tierra fue lo poco que les importo.
Era solo ellos siendo uno solo.
Abel observo la invitación y soltó un suspiro molesto, ir a la capital le causaba enfado, no le gustaban los protocolos y menos ver a esos estirados burlándose de los desafortunados.
—¿Cuando te iras?
—Mañana mismo - Fiona sonrió —Me haré cargo de mi familia primero.
—Bien, la mansión de la capital debe de estar lista, eres libre de hacerla tuya.
—Esta bien, termina de enseñarle tu a Bea, aprende rápido.
—Si, yo le enseñaré. -una sonrisa traviesa cruzo sus labios.
—No seas asqueroso - Fiona negó y salió —Ush, puedes entrar Bea - la joven le regalo una sonrisa y entró.
—Mira hablando de ti, ven querida - Beatrice se acercó en silencio y se sento en las piernas de Abel. —Que obediente.
—Cállate, ¿que quieres decirme?
—Fiona ira a la capital mañana, recibirás las clases conmigo.
—Entonces no aprenderé nada.
—Claro que aprenderás, otra posición... - Beatrice rodó los ojos y Abel soltó a reír —También iremos a la capital, debemos de prepararnos.
—Mmm no quiero ir...
—¿Por qué no?
—Mi familia estara ahí, no quiero - Abel acaricio sus labios.
—No estarás sola, estarás conmigo, con Fiona y con Siegren, no te preocupes por ellos, si te hacen algo los mataré.
—Salvaje - Abel apoyo su cabeza en sus pechos —Entonces no temeré...
—Mejor teme a tu esposo, quiere comerte - Beatrice soltó a reír y sintió como los dientes de Abel mordían por sobre la tela de los pechos.
—¡Abel! -pudo escuchar su risa, el la coloco en el escritorio y sonrió.
—Me encanta cuando te sonrojas Beatrice.
—Eres molesto - él asintió.
—Vamos divertirnos antes de irnos a la capital - le alzó la falda del vestido —Luego no tendremos tiempo para jugar.
—No soy tu diversion.
—Lo se querida, eres mi esposa - sus labios se juntaron y el beso subió de tono poco a poco.
—Despacio.
—No - Abel tiro todo al suelo y la recostó, Beatrice se mordió el labio ligeramente y sintió las caricias subir por sus piernas.
—Abel... -un jadeo salió de sus labios —¿Esto es real?
—¿El que?
—¿Me tienes cariño? - Abel guardo silencio y la miro —Lo siento no debí decirlo.
—No somos esposos por amor Beatrice -la joven abrió su boca ofendida —Ve a tu habitación.
—Abel.
—Ve a tu habitación - Beatrice bajo del escritorio y corrió a su habitación.
Se sentía tonta, no debió decir nada, sabía que su matrimonio era por dinero, al casarse con Abel su familia recibió mucho dinero, aunque era la hija equivocada era la esposa legal.
—Siento cosas extrañas por él, pero él no por mi.
—¿Señora ira a cenar?
—No tengo apetito, dormiré temprano hoy, puedes irte.
—Señora...
—Ve - la mucama salió, Beatrice se dejó caer en la cama y soltó varios suspiros de frustración.
Abel observo la ventana, nunca antes había tenido una pareja, su único objetivo era cuidar de su gente y criar bien a Fiona, ahora tenía a Beatrice ahí, le gustaba verla y estar con ella, pero no se podía decir que la amaba o que la quería, solo le tenía un pequeño cariño.
—¿Qué hice? - se sentía culpable, había visto como los ojos de Beatrice perdían su brillo a medida que le decía que su matrimonio no fue por amor.
Se sintió culpable pero ya era tarde para componerlo, luego vería la forma de compensar lo ocurrido.
Las modista habían llegado al ducado dos días después, Fiona había partido el día anterior y Abel no se había cruzado con ella en ese tiempo.
—Nos ordenaron darle los mejores diseños, la capital está llena de lujos y moda nueva, esto será bueno para usted, puede traernos nuevas tendencias.
—Realmente no me interesa - las costureras se vieron entre sí.
—Es importante esto, las mujeres de la capital pueden burlarse de usted señora - estas negaron y le dieron varios vestidos —Tratamos de hacerle las mejores prendas, pruebe esas, todas le tendrán envidia.
—Las tomare entonces, no me siento bien como para probarme todo, confío en ustedes.
—Señora - estas dijeron emocionadas —Gracias por confiar en nosotras. - Beatrice asintió, solo no tenía ánimos de nada.
Extrañaba a Abel, desde que había llegado a Helion había sido tratada con respeto y cariño, por sobre todo, Abel había sido amable.
Nunca nadie se había preocupado por si quería hacer algo o no, y el si, pedía su consentimiento siempre y la respetaba.
En el fondo creía que lo que sentía por Abel era algo más que cariño por ser su salvador.
—Creo que me gustas Abel.
Aquellas palabras salieron sin previo aviso pero que con mucho peso se instalaron en su corazón y mente.
Y así era, Beatrice se había enamorado de su nuevo esposo al que apenas conocía bien.
Hola, espero estén bien.
Tenía pensado cambiarle el nombre a la historia, pero luego vi que perdí el respaldo de los banners y de la portada.
Así que no se.
Si llegase a cambiarlo ¿cual les gustaría?
Mis redes.
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