Hice catarsis con las letras
debiendo hacerlo contigo.
Somos mortales, dos poetas
jugando a ser enemigos.

Libros que interpretas
manteniendo egos vivos;
entre un lápiz y una libreta,
suplicio mientras escribo.

¿Soñarías? ¿Podrías?
¿Que pensarías?
¿Morirías conmigo
o me dejarías?

Tantas dudas de café,
tantas notas que olvidé,
tantos recuerdos que borré,
tantas veces te lloré.

¿Te lloré?
Si, te lloré.

Encerrado en la mazmorra,
sin tener a quien socorra
el desastre inmediato
ante aire y desacato.

Catástrofe, que bien sería
buena historia, todavía.
Somos noche, somos día,
somos llanto y alegría.

¡Que sea lo que sea!
¡Me estás asfixiando!
Juntando frío con pasión,
es, al menos lo que presencio...

¡Maldita sea!
¡Es el edificio colapsando!
Espero, en esta ocasión
me mates con el silencio...