𝚅: 𝚅𝚄𝙻𝚃𝚄𝚁𝙸𝚂
NARRADOR OMNISCIENTE
Ahora con el poder de la inmortalidad, los nahuales eran una especie única en el mundo...
No eran como los vampiros, porque no bebían sangre humana, ni brillaban en el sol, ni mucho menos su piel parecía cerámica brillante. Al contrario... Se alimentaban de comida humana, o si querían, en su forma nahual podían alimentarse de otros animales (tal y como fuera su instinto natural), incluso por cuestiones de rituales, podían beber sangre animal o humana (pero era en raras ocasiones). Por otro lado, la piel de las criaturas era tersa y suave, como los humanos, y su pelaje animal era sedoso al tacto... Su forma nahual relucía mejor que los animales comunes.
Tampoco eran como los hijos de la luna, porque ellos no dependían de la luna llena para transformarse, ni tampoco se alimentaban al 100% de carne humana. Sino que, tenían la gran habilidad de convertirse a cualquier hora del día y de la noche, y aparte los nahuales sólo comían pedazos de carne humana cuando hubiera sacrificios para rituales chamánicos, pero esto era en raras ocasiones, y se dejó de hacer esta práctica durante la época colonial.
Podrían decirse que los nahuales son como los metamorfos, pero con manipulación de la magia de por medio, con la inmortalidad impregnada en su sangre, así como otras habilidades aun no descritas... Claro, que ellos fueron los antecesores de dicha raza... Aunque eso se explicará más adelante.
La cuestión es que, ahora con la inmortalidad adquirida, la tribu se dedicó a cuidarse entre sí, a explorar, y claro a enamorarse...
Tal y como lo hicieron Alba y Caleb...
Eran la pareja perfecta de la aldea, siempre estaban juntos, eran complementos entre sí, como el Ying y el Yang, como la luz y la oscuridad, hasta que un evento lo cambió todo...
Eran un romance fugaz, un amor entre "enemigos" naturales...
Alba y Caleb estaban corriendo entre la selva, sintiendo el aire húmedo impregnar sus pieles.
—¡Te ganaré! —exclamó Caleb, seguro de que iba a alcanzar a la chica, quien corría en su forma humana.
Así es, por tener el veneno vampírico entre su sangre, los nahuales en forma humana pueden tener la misma velocidad que los fríos.
—No lo creo —dijo Alba, y en un abrir y cerrar de ojos, se transformó en su jaguar, y corrió aún más veloz.
Pero en su forma nahual, ellos son más rápidos...
Al final de la carrera, ambos se postraron en una rama de un árbol, y vieron juntos la puesta de sol, y con ello, una luna llena se postró en los cielos.
Ella puso su cabeza en el hombro de Caleb, y se sintió llena de felicidad... Su universo al lado suyo, ¿qué más podía pedir?
—¿Por qué te fuiste de Egipto? —Alba, de repente, preguntó.
—Quería huir de una secta egipcia de vampiros que me querían entre ellos... —respondió él, recordando y extrañando a su mejor amigo, Benjamín.
—¿Cómo fue eso posible?
—Porque me hice amigo de un vampiro quien controlaba los cuatro elementos, quien me salvó una ocasión, cuando caí al río Nilo en una noche fría, fue ahí donde él me vio y con su control de agua, me sacó de inmediato. Él pensaba en comerme, pero, unos bandidos llegaron y nos amenazaron a ambos, fue entonces cuando prefirió alimentarse de ellos y no de mí... Fue cuestión de suerte. Luego nos hicimos amigos, pero su líder, Amún, para proteger el secreto, quiso reclutarme, ya que vio potencial en mí.
—¿Qué habilidades quería de ti?
—Pues, puedo crear explosiones con mi mente. Cuando quiero que algo se pulverice, entonces éste explota así sin más.
—Eso explica las pequeñas explosiones cuando recién te convertiste en vampiro —Alba no podía creer el poder con el que su mate cargaba.
Un poder que Amún quería usar contra los Vulturis, ya que, Caleb junto a Benjamín le podían hacer frente a los gemelos Jane y Alec.
¿Cómo es que Amún sabía que Caleb iba a tener ese don antes de que él se convirtiera en vampiro? La explicación es que, Caleb, en su forma humana podía con su mente hacer que las cosas alrededor de él se cayeran. El líder de la secta se dio cuenta de esto cuando él y Benjamín se divertían, jugando con los elementos.
Cuando Amún quiso convertir a Caleb, éste se negó rotundamente, y con el apoyo de su mejor amigo, escapó hacia el nuevo mundo... Hasta que, por mala suerte, siempre sí, terminó transformándose en vampiro.
—Sí, nunca quise ser un vampiro porque temía ser usado como un arma de destrucción, pero, el destino me hizo inmortal, antes odiaría lo que soy, pero, sabiendo que pasaré la eternidad contigo a mi lado, entonces estoy agradecido de ser inmortal.
Alba al escuchar las palabras de su novio, no dudó en agarrarlo a besos, enternecida y sintiéndose amada...
Los días eran felices, los nahuales, con el fin de sobrevivir y proteger su secreto, se aislaron de los humanos, ya no iban a la gran Tenochtitlán a comerciar o a brindar de sus servicios de medicina (mediante la herbolaria), ni tampoco eran las manos derechas de los sacerdotes reales. Ahora sólo estaban ellos y sólo ellos más un vampiro añadido. ¿Quién diría que aquella exclusión los vulneró más ante un grupo sediento de poder apodados como los Vulturis?
Así pasaron 200 años... Hasta que en los años de 1700's, los Vulturis se enteraron de una nueva especie...
—¿Estás seguro de lo que viste, Demetri? —preguntó Aro, el líder de los temidos Vulturis.
—Sí, al parecer, algunos sobrevivieron, y ahora son más fuertes que nunca, porque un vampiro les compartió nuestro secreto de la inmortalidad —respondió el mencionado.
—Es un terrible crimen —habló Caius, estaba terriblemente furioso, pues pensó que había acabado con todos los hijos de la luna y sus derivados—. Así que aquel llamado Ocelotl, se sacrificó por una parte de su especie, ¡ja!, pues ahora su sacrificio será en vano.
—Tienen que acabarlos, encárguense de este problema —dictaminó Aro.
Ahora, Caius, Demetri, Jane, Alec y Félix estaban en camino para acabar con la especie de los nahuales.
Pero esto, no lo iba a permitir Caleb.
La pareja feliz, estaba en su lugar favorito del escondite de los nahuales, trepados en una gran ceiba, lugar perfecto para ver el cielo, y claro, vigilar que no hubiera amenaza alguna que atentara contra la especie.
No obstante, este día en especial, una visita letal llegó... Eran los Vulturis.
—Hay unos vampiros extraños en la selva, se están acercando a la tribu —Caleb le dijo a Alba. Estaba alarmado, ya que él recordó que una vez, Amún le habló sobre los Vulturis y cómo éstos lucían: unos seres vampíricos con capas negras y porte amenazante—. Debemos darnos prisa y evacuar.
—¿Qué está pasando? —Alba comentó con intriga.
—No hay tiempo que explicar, debemos de irnos ya —Caleb no perdió el tiempo, cargó a Alba entre sus brazos, y se fue corriendo a la aldea lo más rápido posible.
Al llegar a la tribu, todo parecía en orden, pero Caleb convocó a todos.
—¿Qué sucede, Caleb? —preguntó Tonantzin.
—Hay un grupo de vampiros que vienen hacia acá, tienen la intención de atacarnos —dijo él.
De pronto, aparece Cuauhtli, el vigilante, quien llegó tensó:
—Son los fríos quienes nos atacaron la vez pasada.
—Son los que mataron a mi querido Ocelotl —mencionó Tonantzin con mucha furia mezclada con nostalgia, al extrañar a su alma gemela—. No hay que permitir que el sacrificio de mi amado sea en vano, debemos de luchar para protegernos, debemos de acabarlos de una vez por todas.
—Eso es imposible, algunos de ellos tienen habilidades letales, no podemos hacerles frente, no ahora —Caleb dijo sumamente preocupado—. Tenemos que evacuar de inmediato.
—Sabía que esto pasaría, así que hice una ruta secreta —dijo Cuauhtli.
—Vayan ustedes, yo los distraeré —Alba habló decidida, no permitiría que su tribu corre peligro.
—¡NO LO PERMITIRÉ! —Caleb gritó—. NO PIENSO PERDERTE.
—No lo harás —ella tranquilizó a Caleb—. Vayan a resguardarse —como toda una líder, Alba ordenó a su pueblo, y ellos enseguida obedecieron, para seguir al vigilante.
En unos minutos, la tribu evacúo por completo, quienes se transformaron en nahuales para pasar desapercibidos.
Ahora, sólo estaban Caleb y ella contra los Vulturis.
Cuando ellos hicieron acto de presencia, ambos se tensaron, pero se mantuvieron fuertes, y tomados de las manos encararon a los enemigos.
—Sabía que esto pasaría, los demás huyeron, mientras dejaron a dos muchachos débiles para distraernos, ¿no es algo divertido? —Jane dijo de manera burlona, con aquellos ojos rojos irradiados de maldad.
—Félix, Demetri, vayan por ellos, nosotros nos encargaremos de estos dos —Caius dictó una orden, a lo que ambos vampiros obedecieron.
En ese instante, Alba se transformó en jaguar y decidió atacar a Caius.
Todo sucedió en segundos, donde Caleb visualizó que Jane y Alec iban a atacar a su chica, por lo que, con su mente, conjuró una explosión para que ellos retrocedieran.
—Ni lo piensen —dijo él.
"Es un poder muy peligroso, debemos de acabar con el chico" pensó Caius.
Alba atacaba a mordidas a Caius, pero él esquivaba cada ataque, ambos eran veloces... Ella por su sobrenaturalidad y el enemigo por querer sobrevivir y acabar con una especie más poderosa que los mismos fríos.
Por otro lado, Alec, lanzó su humo paralizante, pero Caleb creo una explosión cerca del vampiro para disipar el ataque, esto por medio de las ondas expansivas.
La chica jaguar pudo dominar a Caius de manera ágil, y lo tenía en sus garras, pero Jane usó su poder y la hizo a un lado.
Alba se retorcía de dolor, y se transformó a su forma humana. Este hecho, lo usó Caius, para tomarla por el cuello y matarla de sólo un movimiento. Pero, Caleb vio esto, y con una pequeña explosión hizo arder las manos del vampiro, haciendo que soltara su novia de su agarre.
Con la guardia baja, Alec aprovechó de nuevo para usar su poder, y cegar a Caleb, pero Alba se volvió a transformar, se adentró en dicha niebla oscura, y le dio un zarpazo al vampiro, haciéndolo retroceder.
Ella estaba cegada por Alec, y aun así, pudo contra él, Alba no permitiría que su mate fuera atacado.
Tres vampiros poderosos, contra dos almas gemelas... La batalla parecía injusta, pero, era para proteger a la especie.
Mientras tanto, Félix y Demetri buscaban sin cesar a los demás nahuales, pero sin ningún éxito, ya que se clamuflajearon entre los animales, convirtiéndose todos en hormigas y lagartijas para despistarlos.
Por otro lado, la batalla con los Vulturis parecía agotadora... Un proceso de ataque, retroceso y esquivar... Harto de la situación, Caleb, decidió que era hora de poner a Alba a salvo.
—Mi linda chica jaguar —Caleb llamó la atención de Alba, quien todavía seguía luchando con Caius—. No podemos ganar esta batalla, debes de huir, la tribu necesita a su líder.
—Los dos morirán, si no se rinden —se metió Jane en la conversación.
—De todos modos, todo es culpa del vampiro por darles nuestro secreto a ustedes, malditos hijos de la luna —comentó Caius, mientras lanzaba a Alba en forma de jaguar, hacia Caleb, con el objetivo de derribarlo, hecho que tuvo éxito.
Alba volvió, nuevamente, a su forma humana y conversó por última vez con su mate:
—No te dejaré solo, es mi deber protegerte... De eso se trata la imprimación.
—Estaré bien si tú estás a salvo, así que vete, vuela por los cielos, y huye de esta batalla perdida —Caleb acarició la mejilla de su chica y luego de ello, le dio un beso corto en los labios, por última vez—. Te prometo que te encontraré en la próxima vida, mi linda Cheetah.
Alba estaba en shock, pero aquellas palabras, hicieron que ella obedeciera a su mate, sin dudarlo. Por lo que se transformó en una gran guacamaya roja y voló fuera del peligro. Desde lo alto, pudo ver cómo Jane usó su poder para atormentar a Caleb, mientras que Caius y Alec lo inmovilizaron de sus brazos para arrancarlos con facilidad, luego de ello, Jane dio el último golpe, arrancando la cabeza de su impronte, haciendo que él dejara la faz de la Tierra. Posteriormente, Alec le prendió fuego al cuerpo sin vida de Caleb, convirtiéndolo en cenizas, en nada.
Ella estaba devastada, vio morir a su mate enfrente de sus ojos, sin hacer nada al respecto... Todo por hacerle caso a él y su sacrificio...
Ahora, el centro de su universo le fue arrebatado, haciendo que ella perdiera su gravedad, lo que significaba que su corazón estaba flotando entre la nada...
Por otro lado, Caleb estaba seguro que, había otra oportunidad para regresar hacia Alba, y, por ende, no le temió a la muerte... Él creía en la reencarnación, y justo así pasó, porque luego de morir, vio una luz blanca y luego un hospital... Pero eran siglos después.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top