Capítulo 19

Amy

—¿Qué es eso de regalo sorpresa? —pregunta Felicia levantando una ceja. La verdad es que esto era, obviamente una sorpresa que teníamos planeadas todas para ella y hasta ahora no sabía nada pero ya era hora de contárselo para que supiera qué día iba a ser y a qué hora. Sería un poco raro si la misma novia no se entera nunca de su fiesta de soltera.

—Pues creo que es algo fácil de descifrar. ¡Es sorpresa! —señalo entre risas mientras observo a Ale, está hablado con una de mis amigas de la primaria.

—Pero, ¿por qué no me avisaron?—indaga Fel sacándome de mis pensamientos mientras hace un puchero.

—Porque es para ti. ¿Cómo querías que te dijera algo? —Ale se despide de mi "amiga" y viene hacia nosotras junto a Kevin.

— ¡Oh! Es cierto. ¿Traerás a Vicky y a Lily para lo que sea que estén haciendo? Quiero conocerlas.

—Pues claro que las traeré, estarán encantadas de venir. — Me sonríe en respuesta y yo la abrazo. Creo que lo que hace es una locura, pero es mi hermana e intento que todo salga lo mejor posible.

—Bueno chicas, es hora de irnos —nos dice Kevin mirando fijamente a Felicia. Ella en cambio se ríe y creo, espero equivocarme, que se ven felices estando juntos. Aquí pasa algo.

—Gracias por todo chicos. Nos vemos el domingo para la boda. — esta se despide mientras les da la mano en modo de adiós.

—No hay de qué. Espero que estés contenta con cómo va quedando todo. Amy, te esperamos en la salida. — Ale le muestra una sonrisa, Kevin le guiña un ojo y ambas reímos.

—Cuídate Fel, y no hagas ninguna locura, ¿eh?  Todo con moderación —menciono preocupada. Tengo miedo de que ese estúpido le haga algo.

—Siempre Amy. Nos vemos el sábado sin falta. — Me muestra el puño y yo lo choco con el mío.

Salgo hacia la puerta principal y le doy una última hojeada a como queda el salón. Por el camino Kevin y Ale no se cansaron de decirse cosas horribles que alguien como yo con la mente sana no debería escuchar.

—Pues ya yo me lo imaginaba —digo  uniéndome otra vez a la conversación.

— ¿Es muy obvio?—  interroga  Kevin preocupado.

—Ella es difícil que se fije en esas cosas, pero te digo yo que sí. Se nota bastante — explico entre risas mientras Alejandro se ríe a carcajadas. Kevin no tiene culpa de que Felicia sea demasiado especial.

—Una pregunta, Amy. Ese tío, el novio me imagino... —indaga Kevin llamando mi atención.

— ¿Quién? ¿Marcos? — pregunto intrigada.

—Sí, no me cae bien. Hoy estaba comportándose como un estúpido —admite un poco furioso.

—Tranquilo. Todos sabemos que lo es, pero es el que le gusta a ella. No hay nada que hacer.

— ¿Te gustaría ayudarnos a acabar con la boda? —curiosea Ale con una sonrisa.

—Cuenta con eso. — concreta entre risas mientras se dan un apretón de manos.

Me despido de ellos y sigo hacia mi casa. No puedo creer que la única que no se da cuenta del novio que tiene es la misma Felicia, tantas personas no pueden estar equivocadas.

Es miércoles y faltan todavía tres días para la fiesta de solteras. La semana se me pasa más lenta que nunca. Es mejor que hable con Victoria y Lily para preparar y arreglar lo del sábado, cosa de la que ya están enteradas.

Enciendo el WhatsApp y les escribo por nuestro grupo.

Yo: Oigan, chicas. ¿Están ahí?

Bloqueo el móvil y sigo caminando hacia mi próxima clase cuando de repente lo siento vibrar.

Vicky: Sí, aquí estoy.

Lily: Y yo también. Presente.

Yo: Hola, les escribo para saber si todo está planeado para el sábado y si no falta nada por hacer.

Vicky: Pues yo creo que ya está todo.

Lily: Sí, ya está todo, menos...

Yo: ¿Menos qué?

Vicky: Sí, ¿qué falta?

Lily: ¡El elemento sorpresa de la fiesta!

Yo: ¿Qué elemento sorpresa?

Vicky: ¡Sí! Es cierto. Pero, ¿de dónde lo sacamos?

Yo: ¿Hola? Sigo aquí. ¿De qué hablan?

Lily: De nuestro regalo para Fel.

Vicky: Exacto.

Yo: ¿Y qué le van a regalar?

Lily: Eso es un secreto.

Vicky: Exacto. No se dice.

Yo: Pero... ¡Eso no se vale!

Lily: Lo siento me tengo que ir.

Vicky: Yo igual.

Yo: ¡¿Pero chicas?!


Me han dejado en entregado, me doy por vencida con ellas y continúo caminando hacia mi clase encontrándome con Rayan, el cual no está muy sorprendido de verme.

—Hola, Amy, al fin te encuentro ¿Cómo estás?— saluda con una sonrisa mientras abre los brazos para que le dé un abrazo.

—Bien. ¿Me estabas buscando?— correspondo al abrazo, siento como se pone tenso al escuchar mi pregunta y me separa poco a poco de él.

—Pues sí, necesito contarte algo —comenta  nervioso.

De repente me viene a la cabeza lo que me dijo Alejandro. ¿Será Rayan la persona que tiene que hablar conmigo?

—Pues cuenta, te escucho. — indico mientras me adentro en el aula y me siento en mi puesto.

Observo como Rayan se sienta enfrente de mí, respira profundamente y luego suelta el aire. Está muy nervioso.

—Soy gay. —expone casi en un susurro.

— ¿Gay? —indago aturdida intentando que no se escuche muy alto.

—Sí. Cuando se fueron al Festival hubo cosas que cambiaron y es algo difícil de explicar. —Por su rostro me doy cuenta que lo estoy mirando extraño, traga con dificultad y luego continúa —. ¿Cambia algo entre nosotros?

—Por supuesto que no — le digo más relajada. Rayan es una de las mejores personas que puedan existir, esto no cambia nada—. Tantos años de amistad no los voy a tirar a la basura. Siempre serás mi hermano no importa lo que pase.

— Qué alivio —dice mientras suelta el aire aliviado.

—Aunque quiero que me expliques después con más tiempo todos los detalles.

Somos interrumpidos en el momento en que el profesor entra al aula. Rayan me guiña un ojo antes de asentir con la cabeza y empezar la clase.

Hace un rato hablé con Alejandro. Me dijo que hoy tenía que salir y que no me podía acompañar. A decir verdad, me pareció un poco sospechoso, pero no tengo otro remedio así que tengo que caminar sola hacia la parada del bus.
Cuando llego a mi casa estoy súper cansada y, además, no tengo tareas, así que estoy aburrida el doble. Escucho mi móvil sonar dentro de la mochila y corro a sacar todas las cosas que hay dentro de ella para sacarlo. Lo encuentro después de haber desempacado todos mis libros y veo que es Felicia quien me llama.

— ¡Hey! ¿Cómo te va todo?— saluda con una alegría fingida haciendo que me preocupe.

—Eso te debería preguntar a ti, aunque te escucho contenta. ¿Todo va bien? —expongo sarcástica mientras alzo una ceja aunque no me pueda ver. Finge que tiene tos y luego se aclara la garganta.

—Pues no del todo, aunque las cosas no tienen que ir bien solamente para estar contenta.

— ¿Felicia, qué pasó ahora? —interrogo cortante. Ese tono de inocencia que me está mostrando esconde mucho más de lo que imaginan.

—Siento a mi futuro esposo un poco alejado — admite apenada. Me siento sobre la cama nuevamente y subo mis pies sobre esta para sentarme en posición de loto.

— ¿A qué te refieres? —pregunto mientras vuelvo a meter todo dentro de la mochila poco a poco.

—Es que siento que Marcos no me presta atención y sabes cómo me pongo con esas cosas.

—Todavía tienes tiempo para no cometer una locura —escucho como bufa desde el otro lado y vuelvo a recordarme que eso es imposible.

— ¿Y parar la boda? Por supuesto que no. Se tiene que hacer sí o sí. —demanda decidida y luego escucho a alguien más detrás de ella.

—Está bien. —Asiento poniendo los ojos en blanco—. ¿Algo más?

—Pruébate el vestido antes del sábado, no sea que hayas engordado y ya no te sirva. Me voy a dormir. Hasta mañana.

—Está bien. Cuídate. — cuelgo el teléfono y me quedo mirando al vacío por unos segundos recordando lo que me dijo Fel. ¿Qué estará sucediendo con el imbécil de Marcos?

~~°~~

Es sábado y al fin llegó el día tan esperado por todas nosotras. Estamos aquí en la casa que alquilamos esperando para que acabe de llegar Felicia y comenzar la fiesta de solteras.  Mañana es la boda y  estamos  conversando unas con otras sobre temas de la vida, además de plantear la regla más importante y por lo tanto la única:

• Apagar completamente los celulares.

Hay un montón de regalos aquí, pero el más grande es una caja gigantesca que trajeron Vicky y Lily. Créanme es gigante, posiblemente quepamos todas las invitadas ahí.  Escuchamos a Fel entrar y le cantamos felicidades al ser ya su última noche de soltera con compromiso. Nos pasamos la mitad del tiempo hablando y comiendo, hasta que llegó la hora de los regalos. Empezaron sus familiares más jóvenes, sus primas y tías, para luego continuar con nosotras, las amigas.

La primera fue su hermana, la cual le regaló un vestido para dormir en la "Luna de Miel" con su esposo, luego es el turno de Brenda y todas comenzamos a reír porque debido a la cara que trae esto va a ser divertido.

—Aquí tienes Fel, mi regalo para ti. — señala Brenda entre risas mientras le entrega su regalo y mi amiga lo coge divertida.

—Gracias, Brenda, tú siempre tan atenta.

Empieza a abrir el regalo y sacar la envoltura hasta que mete la mano y saca...

— ¿Unas esposas? ¿Para qué son?— pregunta Felicia incrédula mientras la risa de todas se hace presente en el momento que  saca todo el arsenal.

— ¿Cómo que para qué? Para la noche loca que vas a tener con tu esposo. Lo amarras a la cama con eso y...— dice Brenda metiéndose de lleno en el personaje sadomasoquista.

— Sin detalles, por favor. Déjame el trabajo sucio a mí — aclara Felicia interrumpiéndola antes de que diga una locura. Todas comenzamos a reír y mientras tanto ella sigue sacando cosas de la caja—. Entonces digamos que Brenda me regaló: unas esposas, un vibrador, vaselina y un látigo. Con esto se puede hacer la cuarta parte de Cincuenta Sombras de Grey.

—Bueno en este caso Cincuenta Sombras Más Turbias de Felicia —señala Brenda entre risas obteniendo el resultado de que Felicia niega con la cabeza mientras se ríe y todas las demás nos damos un mini facepalm entre risas.

—Bien, ahora me toca a mí. Espero que te guste. —Le entrego la caja y ella emocionada empieza a abrirla.

Cuando encuentra lo que hay adentro, todas se empiezan a carcajear a tope, incluyéndome.

—Viagra. ¿No sé si reírme o llorar? —indaga riéndose mientras levanta la tableta llena de pequeña pastillas azules.

—Deberías agradecerme, te estoy haciendo un favor. — me excuso alzando los brazos mientras pienso que en serio lo hago.

—Pues gracias, muchas gracias —dice sarcásticamente.

—Pero no soy tan mala. Sigue revisando.

— ¿Hay más?

—Obvio —respondo riéndome mientras observo como sacude la caja para poder escuchar.

—Está bien, sigo revisando. —Continúa revisando hasta que encuentra algo que sabía que le iba a encantar —. ¡Ah! ¡Chocolate! ¿Te he dicho que te amo?

—Ahora que recuerdo, hoy no.

—Pues te amo con todo mi corazón. Muchas gracias por todo chicas, esto es...

— ¡Ey! Espera, faltamos nosotras — escuchamos a Vicky y a Lily gritando mientras tiran de la caja y todas comenzamos a murmurar por lo bajo. ¿Es ese el elemento sorpresa?

Arrastran la caja hasta el medio de la sala y de pronto se empieza a escuchar música y salen de la caja dos strippers demasiado buenos para ser verdad. Felicia no sabía dónde se iba a meter, ni ella ni nosotras a decir verdad. Creo que ha sido el regalo más caro y que más problemas nos van a traer, sobre todo las tías de Felicia que se han quedado encantadas con el regalo.

Después de gozar con los strippers, nos hicimos fotos con los móviles y las publicamos en las redes. Un rato más tarde, cuando ya todas estábamos medio mareadas, encendí mi móvil. Tenía trece llamadas perdidas de Alejandro y seis mensajes. O... ¿seis llamadas perdidas y trece mensajes? No tengo idea.

— ¡Qué no estoy borracha les dije!

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