Capítulo 16

Amy


Me despierto y al mirar hacia la derecha veo a Alejandro a mi lado profundamente dormido. Recuerdo todo lo que ocurrió anoche; debo admitir que al principio pensé que podía ser una broma. ¿Por qué yo entre tantas? ¿Qué es lo que ahora había visto en mí? Al final he aceptado, porque si no es ahora nunca más volveré a estar con él. Lo presiento.

Me levanto de la cama con cuidado, tomo mi móvil para saber qué hora serán y veo como se reflejan en la pantalla las seis en punto de la mañana. Seguramente nadie está despierto pero no pienso volver a la cama. Me bajo de esta y camino  hacia el baño para lavarme la cara y después comenzar a empacar todo.

Cuando salgo del baño veo a Alejandro levantar la cabeza aún soñoliento y con los ojos casi cerrados.

—Buenos días, mi amor. — camino hacia él entre risas y le doy un pequeño beso en la mejilla.

—Hola. ¿Qué hora es? —intenta mirar su reloj, río en respuesta a lo que él sin poder identificar la hora mira hacia afuera para darse cuenta de que aún no ha salido el sol.

—Las seis y veinte de la mañana —Me mira sorprendido y de momento empieza a negar con la cabeza.

—Es súper temprano. Ven y acuéstate al lado mío un rato. —Me empuja hacia él haciendo que caiga encima mientras me abraza como si fuera una almohada. Me río e intento escarparme de su agarre.

—Suéltame que tengo que recoger la ropa para cuando nos vayamos y todavía no he hecho nada.

—Te queda todavía una hora para eso, quédate otro ratito. —Veo que hace un puchero de lo más adorable pero igual tengo que empezar a recogerlo todo.

—No, Ale —acato firme y vuelve a hacer el puchero, enojado—, te prometo que me duermo al lado tuyo en el tren.

—Sí, claro porque no te queda más remedio. ¡Mala! — suelta supuestamente molesto.

Comienzo a reír, le lanzo un beso y me dispongo a vestirme y a recogerlo todo lo que está regado en el piso. Él se levanta como a eso de las siete y baja a desayunar. Me dice que se va a recoger sus cosas y que pasa por mí cuando nos vayamos para ayudarme con la maleta.  Respondo que está bien y se va hacia su cuarto.

Escucho como le dice a Lily  que salga de allá para que venga a cambiarse y recoger sus cosas. Me da mucha gracia escuchar a Frank quejarse y  ella entra dos minutos después, le pregunto cómo le ha ido y dice que todo fenomenal.

Ya a las ocho estamos en la terminal intentando subir al tren, la ferromoza nos comenta que llegaremos a nuestra ciudad a eso de las doce de la madrugada y hago una mueca de disgusto.  Son exactamente las seis de la tarde y no siento las piernas para nada. Alejandro sólo se sabe reír y decirme que parezco una anciana, pero la verdad es que llevamos diez horas sentados y no podemos pararnos en ningún momento menos para ir al baño.

Después de unas largas dieciséis horas llegamos a nuestra ciudad. Desde la terminal un transporte nos dejaría en el colegio y desde allí nos irían a buscar nuestros padres.  La casa de Ale quedaba cerca de un lugar por el que íbamos a pasar en el bus así que él se quedó antes, me dio un beso  a lo que todos empezaron a gritar y a armar alboroto, me dijo que me vería hoy en la escuela y se bajó del bus. Me quedé de piedra por un instante, no porque Alejandro me haya besado frente a todos, sino porque no recordaba que hoy había escuela.

Al llegar a la prepa  ya mi papá estaba allí para recogerme me despedí de todos, recogí mis maletas y me dirigí a mi casa; de camino les pregunté a todos por WatsApp si había algo importante hoy por lo que debía ir a la escuela.

Lucas: Tienes que venir obligatoriamente, tenemos ganas de verte.

Siento que me ruborizo y enseguida agito mi cabeza. Ahora estoy en una relación y Lucas no se puede entrometer en eso. No después de todo lo que ha pasado en solamente una semana.

Vicky: ¿Se puede saber qué haces a las dos de la mañana mandando mensajes al grupo si todos supuestamente estamos dormidos?

Yo: Porque acabo de llegar del Festival y me hace falta saber si hay algo importante hoy por lo que deba ir al insti. Díganme que no por favor. Además, ahora que lo pienso, ¿qué haces despierta tú a esta hora?

Vicky: Este... Bueno... porque me despertó la notificación en mi móvil.

Yo: Anda, claro. Entonces ¿hay algo hoy?

Fred: ¿Hoy no es la prueba de inglés?

Yo: ¿Cómo?

Vicky: ¡Cierto! Se me había olvidado. Pero aquí lo importante es que debes venir hoy.

Rayan: ¿Pero qué diablos hacen todos despiertos? ¿Amy? ¿Ya llegaron?

Yo: Hola, Rayan, si llegamos ahora mismo.

Rayan: Que tarde llegaron. ¿Vendrás a la escuela hoy?

Vicky: Jajajaja no le queda de otra.

Yo: Vicky... no es gracioso.

Lucas: Jajajaja es verdad de todas formas.

Yo: ¿Tú también?

Lucas: Tranquila, tranquila, mejor vete a dormir debes estar cansada.

Yo: Es lo mejor que haré.  Adiós chicos.

Llego a mi casa cansada y me dirijo a darme un baño rápido antes de ponerme a estudiar para hoy. ¿Quién hace una prueba de inglés un viernes?

~~°~~

Ya he perdido la cuenta de cuantas veces he contado todo lo que hicimos en el Festival y de cómo fue que regresamos siendo novios Ale y yo.  Algunos solo me felicitan y otros se mantienen al margen de hacer preguntas y averiguar algo más. Me dispongo a buscar a Ale luego del examen de inglés cuando me encuentro con Brenda que está en la cafetería y en el momento que entro me saluda con una sonrisa fingida. ¿Qué sucede?

—Hola, Amy. ¿Buscas a Ana? —pregunta nerviosa mientras ordeno un batido.

—Pues en realidad buscaba a Alejandro. ¿Lo has visto? — respondo curiosa, pero ahora que lo pienso quizás esté en clases.

—No. Me enteré de lo de ustedes, me alegro mucho de que hayas podido voltear página después de Luis.

—No pasé página, cambié de libro — digo con una sonrisa. Me entregan el batido y Brenda continúa hablando.

—Pensaba que buscabas a Ana. ¿Te contó lo importante que tenía que decir?

—No. ¿Qué es lo que me tiene que contar? — frunzo el ceño sin entender nada y Brenda suelta un suspiro.

—Ana y Matías rompieron.

—Pero, ¿por qué? Si se gustaban tanto y todo iba bien—  pregunto sorprendida alzando un poco la voz.  A Matías le gustaba Ana desde los primeros años de la secundaria y luego ella acepto ser su novia. Hasta donde yo sabía lo suyo iba bien.

—Porque a Ana le empezó a gustar otra persona mientras estaba con Matías y hay un rumor de que Matías la encontró con esa otra persona besándose, pero hasta ahora ella no ha aceptado eso. —Brenda se alza de hombros y abro la boca sorprendida. ¿Le gusta alguien más?

—Pobre Matías debe estar destrozado. ¿Quién es el otro? —Me sorprende mucho como Brenda se comienza a reír sarcástica, eso quiere decir que es alguien a quién yo conozco y me comienzo a preocupar.

—Jean. —suelta con una sonrisa fingida acompañada con resentimiento y  tristeza en su voz.

— ¿Jean? —grito sorprendida y al darme cuenta de que todos me observan me concentro en mi batido y bajo la voz. — ¿Pero a ti no era a la que le gustaba Jean?

—Sí, pero a ella también al parecer.

Le da otro sorbo a su jugo y veo las lágrimas asomarse por sus ojos. Esto es lo que pasa cuando faltas una semana. Ocurre cualquier cosa y te enteras mucho después, ya sin poder resolver nada. Esto no está bien.

—Eso es un golpe bajo —digo furiosa mientras termino mi batido. Es que en serio no me puedo creer que ella haya hecho eso.

— ¿Qué se le va a hacer? —dice Brenda levantando los hombros como si no hubiera otra salida.

— ¿¡Cómo que qué es lo que se va a hacer!? Tienes que hablarle, Brenda, y decirle que aún te gusta él.

—Pero es que está tan animada —dice con pesar en su voz. Brenda es muy buena amiga como para joderle el rollo a Ana.

—Tu felicidad también importa y si de verdad es tu amiga a ella le debería importar mucho más tu felicidad y debe entender — comento enfadada y de inmediato recuerdo lo de Rayan. Los mejores amigos están para apoyarse, y necesitamos de ellos para aconsejarnos y tener a alguien más en quien confiar.

—Pero Amy...

—Si no se lo dices tú se lo digo yo a Ana.

— ¿Decirme qué? —escuchamos  su voz mientras entra a la cafetería. Tiene el ceño fruncido y se fija en que Brenda aún tiene lágrimas en los ojos.

— ¿Por qué no me dijiste que te gustaba Jean? —la confronto sintiendo como Brenda me sujeta previniendo una pelea. No quiero pelear con Ana, pero es que ya esto se va de los límites. Ya habíamos peleado por este tipo de cosas, pero de intentarlo a enrollarse con Jean son palabras mayores y más aún si lo que hizo fue pegarle los cuernos a Matías.

Me mira sorprendida y seguidamente mira a Brenda con desprecio.

—Porque estabas en el Festival y no quería que te preocuparas por cosas estúpidas  — responde la mar de tranquila mientras se sienta en una de las sillas del lugar.

—No son cosas estúpidas. Sabías perfectamente que a Brenda siempre le ha gustado y, ¿aún así no te importó?

—Ella me dijo que ya no le gustaba y yo le creí. ¿Por qué me mentiría? —inquiere mientras mira la carta para pedir algo de comer. Decididamente no le interesa nada de lo que le digo y a mí la paciencia se me va acabando poco a poco

—Es tan buena amiga que te dijo eso para que pudieras ser feliz, pero como siempre piensas en ti primero —admito sin medias tintas y Brenda vuelve a intensificar su agarre.  Ana da un golpe en la mesa y se levanta rápidamente para confrontarme, se acerca a mí y me mira fijamente a los ojos antes de hablar.

—No tolero que me hables así y no todas somos como tú, ¿sabes? ¡Perfectas! — abro los ojos asombrada y frunzo el ceño al instante. ¿Yo perfecta? —.  Algunas tenemos derecho a pensar en nosotras y tú no eres nadie para decirme lo que debo hacer. Si a Brenda le incomoda, que me lo diga. Ella no necesita guardaespaldas.

Baja la mirada avergonzada  mientras que Ana Laura tiene una sonrisa dibujada en la cara que lo único que logra es que la empiece a odiar. Me acerco más hacia ella y se hecha hacia atrás. Brenda mira a todos lados pensando en que voy a cometer una locura, pero lo único que hago es reírme.

—De algo que sí estoy segura es que tú no eres como yo. — Frunce el ceño indignada y esbozo una sonrisa de medio lado—. Lo que no soporto es que le hayas hecho eso a tu amiga y que le hayas pegado los cuernos a Matías que fue una de las mejores personas que has tenido en tu vida. —Veo que se avergüenza cuando los demás alumnos se van dando cuenta de que pasa algo y las miradas caen en nosotras—. Me voy de aquí, me da pena mirarte la cara.

Por última vez observo a Brenda que está a su lado. Me despido de ella y salgo dentro de la multitud que se había formado al escuchar el escándalo. Mientras camino por los pasillos me encuentro con Vicky y Lily, les cuento todo lo sucedido y seguidamente, regresamos a clases.

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