Capítulo 14

Al fin he dejado salir todo lo que quería haberle dicho hace mucho tiempo. No puedo creer que siguiera con ese juego estúpido de que quiere algo conmigo. ¿Cómo podría creerle? He llorado por más de una hora y he tenido que ir a ensayar, donde estaba él. No sé ni me importa qué es lo que piensa sobre esto, pero al no tener ganas de confrontarlo he preferido, en vez de seguir jugando dominó o bailando, acostarme boca arriba en mi cama mirando al techo o a las montañas que se ven desde lejos, acompañada siempre con la música de mi móvil.

Cierro los ojos para concentrarme más en los acordes que suenan desde mis audífonos y el sonido desconcertante de mi tono de llamada hace que me sobresale rápidamente.  Miro a ver quién es y veo que es Felicia.

—Hola, Fel —saludo intentando que no note lo mal que me siento intentando formar una sonrisa en mis labios aunque no la vea.

— ¿Cómo que "Hola, Fel"? ¡Me quedé súper preocupada ayer porque no me llamaste y me dijiste que cuando llegaras lo ibas a hacer y no lo hiciste! —grita y acto seguido me siento sobre la cama. Me había olvidado por completo con todo lo que estaba pasando de llamar a Felicia y contarle sobre el viaje.

—Lo siento, se me olvidó. Es que llegué muy cansada y luego en la noche hubo fiesta de Halloween y también se me escapó. ¡Perdón! —me disculpo intentando que no se moleste mucho.

—Está bien, te perdono, pero cuéntame ¿cómo te ha ido?

¿Por dónde debería empezar?

—Me ha ido bien, como te dije. Ayer estuvo el día bastante ajetreado y por lo visto hoy cantamos por la noche en una de las iglesias importantes de aquí. Salimos para allá como a las siete y media, así que dentro de un rato me toca bañarme y alistarme para salir.

—La están pasando bien. —asiento inconcientemente y después de un silencio bastante extraño ella vuelve a hablar, demostrándo una vez más que es la persona que más me conoce—. Te noto rara. ¿Pasó algo?

Estoy cansada de agobiarla con mis cosas. Me bajo de mi cama y me quedo frente a la ventana viendo la vista.

—No, nada.

—¿Amy? Te conozco. Dime ahora mismo qué pasó o te juro que cojo un avión y me aparezco allí —contesta alterada mientras escucho como la regañan por hablar alto en su habitación.

Aunque la idea del avión suene muy alocada ella sería la única persona que conozco que podría hacerlo, sobre todo por tener dinero y por supuesto es la mejor amiga de todas.

—Tranquila, no tendrás que hacerlo —admito sentándome en la cama de Lily preparándome para contarle.

—Estoy esperando. —demanda firme mientras respiro profundamente e intento organizar bien las ideas para no volver a llorar.

— Ayer después de la fiesta ocurrió algo con Alejandro. —suelto de sopetón y escucho como suelta un grito ahogado.

—¿Algo? ¿Cómo que algo? ¡Habla claro por Dios!  ¿Tuviste sexo con Alejandro? —  pregunta entre risas. Lo de esta mujer y el sexo no es algo de este mundo.

— ¡No! Solo nos besamos. —defiendo manteniendo las cosas claras.

Escucho las risas estruendosas de Felicia y frunzo el ceño confundida—. Oye, que la apuesta solamente era si llegaba a casarme o no. Pero si tenías tantas ganas lo hubieramos hablado. —continúa entre risas y me tenso al recordar la tonta apuesta que he comenzado.

—¡Que no lo he hecho por la estúpida apuesta, Fel!

—Eso no es importante ahora. —ignora lo que le he dicho y escucho como caraspea antes de seguir—. ¿Y qué fue lo que pasó?

—Pues que después de la fiesta de Halloween nos encontrábamos solos y me ha besado. —el silencio de su parte me hace ver que no está muy convencida y suspiro antes de volver a hablar—. Sentí que fue más que un simple beso.

— ¿Quieres decir que fue como una conexión interior o algo así?

—No tengo idea de que fue, pero fue raro.

—Pero no le veo nada de malo. —bufo al escucharla y me siento en la cama nuevamente.

—Hoy hablamos otra vez, dijo que quiere algo serio conmigo y le dije todo lo que le debía saber hace ya un tiempo.

—¿Le dijiste todo? Y, ¿él cómo reaccionó?— pregunta curiosa.

—No le di tiempo a que me dijera nada, solo lo saqué de mi cuarto y me puse a llorar como una estúpida. —niego con la cabeza al recordar el mal rato y me enfoco otra vez en la conversación—. Hasta ahora mismo que me llamaste.

—Nena, esto está muy mal —habla con pesar y una sonrisa sincera se posiciona en mis labios—. ¿Y qué es lo que piensas hacer?

—Nada —le digo sin medias tintas.

—¿Qué? ¿Cómo que nada? ¿No estarás pensando dejar las cosas así? —comenta frenética y me alzo de hombros.

— No pienso nada, yo nunca podría estar con él y eso lo sabes tú muy bien. Lleva mucho tiempo gustándome y nunca pasó nada. ¿Por qué ahora sí debería pasar?—respondo intentando sonar razonable y escucho la puerta cerrarse de un portazo tras de mí.

—Porque me estoy enamorando de ti y soy un estúpido por no darme cuenta antes de lo que sentías.

Me giro tras escucharlo hablar y siento como mi piel responde a su presencia. Me levanto de un sopetón de la cama y camino hacia él nerviosa.

—Amy, ¿qué pasa? — escucho a Felicia , recuerdo que aún estaba hablando con ella y me apresuro a responder.

—Fel, te llamo después ¿Okey?—digo antes de colgar.

—¿Pero qué pasó? —alcanzo a escucharla justo antes de que cuelgue el teléfono. Miro a Ale y frunzo el ceño al notarlo aquí.

—¿Hace cuánto estabas ahí? —pregunto cortante cruzándome de brazos.

—No hace mucho.

—¿Y escuchaste todo lo que dije?— interrogo avergonzada. No puedo creer que haya entrado aquí y que yo no me haya dado cuenta hasta ahora.

—Sí—responde caminando en mi dirección.

—¡Qué mal!—Bajo la cabeza apenada y escucho como se ríe divertido.

—¿Por qué nunca me dijiste que siempre te he  gustado? —alzo la mirada sorprendida por su respuesta y le alzo una ceja antes de observar su rostro que tiene el ceño fruncido.

—Porque creí que no te interesaría. Pensé que te darías cuenta y que no eras tan despistado —admito entre risas mientras él se acerca más a mí.

—Te equivocaste en todo. —coloca su dedo índice bajo mi barbilla y empuja delicadamente mi cabeza hacia arriba para que lo mire a los ojos.

—¿Se puede saber qué estás haciendo aquí?— pregunto dándole un manotazo a su mano para que me suelte y él da un paso hacia atrás.

—Vine a verte —Admite nervioso y frunzo el ceño extrañada.

—¿Por qué?

—Quería saber si querías ir conmigo a dar una vuelta está noche y vine a pedirte perdón.

—Dudo mucho que nos dejen salir de aquí— respondo dando una excusa y él pone esa sonrisa que tanto me gusta y que mee hace ver que está pensando en algo.

—Tengo mis encantos, princesa —comenta con una sonrisa engreída.

¿Se puede ser más modesto? Nótese el sarcasmo .

—Claro, me imagino tus encantos.

Se ríe para luego mirarme serio y yo sigo sin entiender qué es lo que pasa.

—¿Me vas a perdonar?—pregunta nuevamente . Me fijo bien en sus ojos que por primera vez me parecen sinceros después de mucho y niego con la cabeza.

—No hay nada que perdonar Ale. No lo sabías, nunca te lo dije —respondo mientras noto que no se refiere a eso.

—Quiero que me perdones por hacerte llorar. Me odio cada vez que derramas una lágrima.— Su mirada se suaviza y lo único que pienso es que se ve tan jodidamente lindo como el primer día que lo vi.

—Todo está perdonado. Unas cuantas lágrimas no matan a nadie. — le maestro el signo de la paz con una sonrisa en mi rostro y vuelve a sonreír nervioso. No sé si es por el momento o que simplemente sea verdad que siente algo por mí.

Se aleja de mí y se comienza a despedir con la mano.

—Creo que es mejor que me vaya. Tengo que alistarme para lo de hoy por la noche. No olvides que sales conmigo, princesa. —Arrugo la nariz defraudada por el apelativo antes de comenzar a reír por todo lo que está pasando que sigo sin creerlo. Asiento con la cabeza y antes de cerrar la puerta asoma la cabeza, lo que me da mucha gracia y me lanza un beso—. ¡Ah! Y creo que sería bueno que llamaras a Felicia, debe estar preocupada.

¡Felicia! Casi me olvidaba de que le había colgado en sus narices antes de todo lo que acababa de ocurrir. Corro por mi habitación intentando encontrar mi móvil. Apenas lo encuentro la llamo y ella contesta enojada.

—¿Pero qué carajos fue eso? Tiene que haber sido algo importante para que me hayas colgado a mí.

Sacudo la cabeza intentando no reírme muy fuerte y le contesto.

—Pues nada importante. Solo fue que Alejandro entró al cuarto mientras estábamos hablando tranquilamente tú y yo —respondo divertida mientras busco mis cosas para empezar a prepararme.

—¿¡Entró a tu habitación?! ¿Y qué te dijo?

—Me preguntó si quería salir esta noche con él. —Escucho su grito de alegría y mientras yo lo único que logro hacer es reírme nerviosa.

—Entonces te dejo prepararte, no te molesto más. Me dices como te fue todo. Adiós.

—Pero Fel espera, yo...—Me ha colgado en mi cara. Seguro fue para vengarse, típico de ella.

Camino a darme un baño y ponerme la ropa para cantar en el coro: unos zapatos de tacón negros y un vestido rojo-marrón que son una belleza.

Al terminar de vestirme me dedico a maquillarme y peinarme. De pronto escucho a alguien abrir la puerta, asomo la cabeza y veo a Lily acabando de llegar. Tiene cara de estar cansada, se sienta en su cama y se empieza a quitar los zapatos. Termino de maquillarme y voy a saludarla.

—Hasta que al fin llegas. ¿Dónde te habías metido? —curioseo mientras le voy preparando el agua para que se bañe. Veo una sonrisa en su cara y me siento a su lado para que me cuente.

—Salí con Frank a dar una vuelta —dice apenada recogiéndolo todo—. Pero se pasó de listo terminando el paseo y llegando aquí le he dado un manotazo y una patada en los huevos que se la contará a sus nietos.

Creo que en este lugar pasan cosas muy raras, porque el pudor de esta chica ya quedó atrás.

—¿Se pasó de listo? ¿Pero qué te hizo? Cuéntame que pasó. ¡Detalles Lily! ¡Detalles! —pido entusiasmada y por respuesta me enseña la palma de su mano, queriéndome decir que ahora no es el momento y que me controle.

—Eso será más tarde porque en estos momentos tengo que correr para bañarme y hacer lo mismo que tú, así que, permiso.

Corre hacia el baño dejándome con la palabra en la boca y cierra la puerta. Me levanto de la cama con calma, me acerco a la puerta del baño, le doy dos toques y escucho como se ríe desde adentro.

—Está bien, pero no se me va a olvidar. —  claudico al final y vuelvo a peinarme.

Cuando ya todas estábamos listas escuchamos al profesor llamarnos. Nos fijamos que los chicos no estaban arriba así que cuando escuchamos el segundo llamado bajamos las escaleras a toda velocidad. Cuando llegamos al recibidor de aquel lugar vimos que los chicos estaban uno al lado del otro como si fueran soldaditos esperando a que estuviéramos listas para irnos. Nosotras nos pusimos en un orden en que quedáramos exactamente una al lado de la otra. Cuando terminamos de alinearnos miré hacia el frente y puse los ojos en blanco al ver como Alejandro empujaba al chico frente a mí para colocarse él.

Al acercarnos a ellos nos pusieron el brazo para que nos colgáramos, accedimos y comenzamos a caminar hasta la Iglesia en donde debíamos cantar esta noche. Literalmente caminamos toda la ciudad, ya que fuimos casi de un extremo a otro y pudimos contemplar libremente como era todo aquello de noche. Era hermoso, aunque debo añadir la queja de que a todas (sin excepción) nos dolían los pies . ¿Se imaginan caminar toda una ciudad en tacones?

Llegamos a la Iglesia temprano y nos dispusimos a escuchar el coro que estaba delante de nosotros actuando, cuando acabaron subimos nosotros a la "tarima" y fue para mí, uno de los mejores conciertos que hemos tenido, el público nos aplaudió y quedamos muy contentos del resultado final. Al finalizar ya eran pasadas las nueve de la noche y debíamos regresar, pero como ustedes recordarán a mí me faltaban cosas por hacer y a Ale no se le había olvidado.

—No puedo creer que convenciste al profesor para que nos dejara salir solos o, mejor dicho, no sé cómo convenciste al profesor para que nos dejaran irnos por ahí—admito intrigada. No quiero imaginarme lo que tuvo que hacer para conseguir esto.

—Ya te dije que tengo mis trucos. ¿A dónde quieres ir? —pregunta mientras estamos enfrente de uno de los hoteles de la ciudad.

—Pues a mí me da igual, no conocemos nada de aquí así que por mí a cualquier lugar — respondo cohibida y empezamos a caminar.

Caminamos por muchas calles fijándonos en las tiendas que había y en los restaurantes. Cerca de allí compramos helados y continuamos el recorrido hasta llegar al parque central de la ciudad. Sin recalcar que las personas nos miraban raro por la ropa que llevábamos, pero eso es un detalle insignificante.

La noche era preciosa, millones de estrellas nos observaban desde arriba mientras que se escuchaban las olas del mar rompiéndose entre las rocas. Nos sentamos en uno de los bancos cercanos al parque central mientras aún tomábamos los helados.

—Yo, no te sé decir exactamente lo que siento, solo sé que es por ti y muy grande. —me fijo en su mirada y me fijo que ya se ha acabdo el helado. Tomo una última cucharada del mío y él continúa—. Esto es... Como sea, ¿quieres ser mi novia?

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Hola, quiero darle las gracias por llegar hasta la mitad de la novela. Gracias por leer, por apoyar. Gracias a los nuevos lectores que he visto que se han sumado, gracias a los viejos lectores que ya han leído esta novela antes de comenzarla a editar. Gracias a los lectores fantasmas por leerla aunque sea desde otra plana.

En conclusión, gracias a ti si has llegado hasta aquí.

¿Como están? ¿Qué tal la cuarentena? Pues yo les contaré que tengo varicela...  :/  

Si, vaya enfermedad de huevos.... Pero bueno eso no significa dejar de escribir a menos que me salgan ronchas en los dedos... (Esperemos por nuestro bien que no suceda.)

Nos vemos en otra de mis novelas o aquí mismo. Los quiero y nuevamente gracias.

¡Besitos sabor a fresa extradulce!❤

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