Capítulo 4.

Había pasado un mes más, ahora TaeHyung tenía tres meses de gestación, y justo como se lo comentó a su alfa de cabellos castaños cuando se enteraron del embarazo; contaba con ojeras, y permanecía pálido, existían días en donde no tenía malestares. Casi siempre vomitaba cuando llegaba a la empresa a iniciar su jornada laboral, sin contar cuando recién se levantaba y tenía que correr a abrazar el inodoro a causa de sus náuseas matutinas.

Después de un eterno recorrido. Según el omega. Ya que el viaje en auto le parecía una tortura. En verdad cada vez que se subía al auto después de unos minutos dentro; se mareaba y todo el contenido de su estómago subía a su garganta. El peliazul se esforzaba para no vomitar en el recorrido, e incluso dentro del auto.

Con esos malestares, el alfa no soportaba verlo sufrir. Y una mañana cuando se dirigían a un control prenatal; descubrieron algo que ayudaba mucho al omega.

— ¡JungKook! Detén el auto. — Gritó. Con sus ojos llorosos, y tapando su boca en un intento de no vomitar en el vehículo.

— Pero...

— ¡Conejo preñador! — Volvió a gritar. — ¡Detén el auto ahora mismo! o te vomitaré en la cara.

JungKook frenó lo más rápido que pudo, tratando de no ser brusco al detener el movimiento del auto. Se estacionó en la orilla de la carretera.

El de cabellos azules abrió la puerta del copiloto y bajó rápidamente. Se acuclillo con sus piernas abiertas en una "V"; ya que el ginecólogo le dijo que así se debía agachar o acuclillar durante su embarazo. Era una manera segura y cómoda para no lastimar al cachorro. Estando en esa posición devolvió todo el contenido de su estómago, el sabor amargo que le quedó después de vomitar hasta la bilis se instaló en sus papilas gustativas, haciendo que en su rostro se reflejara el desagrado ante el sabor.

Con sus ojos llorosos y mejillas pálidas. Volteó a ver al alfa que lo ayudaba a levantarse y le limpiaba las lágrimas con sus pulgares; después se deshizo de los rastros de vomito de los dulces labios del omega. Limpió delicadamente el rostro de su amado y con una de sus manos le acarició el vientre. 

Amaba tocarlo cada vez que se presentaba una oportunidad.

— Odio viajar en auto. — Puchereó. — Si pudiera irme caminando hasta la empresa o el hospital... — Acercó su nariz al cuello del alfa para inhalar su agradable olor. — Me iría sin pensarlo. Odio que mi estómago se revuelva con sólo viajar unos minutos.

— Mi omega... — El aroma a pino del bosque y agua marina inundó las fosas nasales del peliazul. — Esa es una buena idea, pero correrías muchos peligros. — Besó la mejilla. — Vamos al auto. Tenemos que llegar a la cita con el ginecólogo.

— No quiero. — Puchereó separándose del cuello del alfa. — Apenas me suba al auto me volveré a marear y mi estómago me hará querer devolver lo que ya no tengo. Además quiero seguir oliéndote, tu aroma calma mi malestar...

— Osito...

Allí estaba la posible ayuda para su omega. Con lo último dicho por el peliazul; al alfa se le ocurrió una idea.

— No quiero, alfa. Voy a vomitar otra vez. — Sus ojitos reflejaban súplica. No deseaba subir a un auto en lo que le quedaba de embarazo. — Mejor me quedo aquí olfateándote...

— Entiendo que no quieres. — Lo separó un poco de su cuerpo. — Pero intentemos algo...

— ¿Qué?

— Vamos al auto. — TaeHyung negó. — Confía en mí.

— Espero que lo que estés pensando salga como lo planeas. — Expresó dirigiéndose al interior del auto. — Si me vuelvo a marear y me dan ganas de vomitar... Te vomitaré en la cara. — Advirtió.

— Me estoy basando en algo que dijiste. — Sonrió al saber que su omega sí sería capaz de vomitarlo. — Tu sólo confía, mi osito panda panzón. — TaeHyung lo miró como si le fuera a dar con un sartén.

El omega había luchado para que le dejara de llamar panzón, pero era inútil. Su conejo preñador le decía que era su lindo y adorable apodo, además que él fue el que lo dijo primero y ahora tenía que soportarlo. Cosa de que el supuesto enojo que le daba cuando lo llamaba de esa manera; era una total farsa. 

En realidad le gustaba cada uno de los apodos que su alfa le daba.

— No me engañas con esa mirada. — Afirmó. — Tú y yo sabemos que amas que te diga panzón, mi dulce osito panda. — Ajustó el cinturón de seguridad del omega. — Vamos a intentar esto. — Cerró la puerta del auto, y dio la vuelta a pasos rápidos hasta ingresar al lado del conductor. — Y si no funciona... Puedes darme con el sartén cuando lleguemos a casa, y yo te daré helado de fresa acompañado de muchos mimos en tu vientre. — Expresó acariciándole la mejilla,  y TaeHyung sonrió. — Sonreíste porque me di cuenta que querías darme con el sartén, pero no lo harás...

— Alfa tonto.

— Soy tu alfa tonto y conejo preñador. — TaeHyung se carcajeó fuerte. — Amo verte reír mi osito.

— Y yo te amo a ti mi conejo preñador. — Manifestó bajando la ventana del lado del copiloto. — Ahora dime tu idea.

— Osito panda y panzón. — Lo miró antes de darle el arranque al auto. — Voy a liberar mi aroma en lo que queda del recorrido, y vamos a ver si te ayuda con los mareos y náuseas. — TaeHyung asintió, rogando que la idea funcionara. — Me siento mal al verte de esa manera...

— Intentémoslo. — Expresó con una pequeña y dulce sonrisa. — No te sientas mal mi conejo. — Acarició la mano del alfa. — Además no es tan malo estar así. — Sonrió pícaramente. — De sólo acordarme que fue por tu deliciosa y caliente leche de plátano... Se me olvida un poco el malestar.

— ¡Omega!

— Ya sé. — Humedeció sus labios. — Pero sabes que sé, que te encanta que hable de tu leche de plátano...

— No puedo contigo.

— Claro que puedes y podrás. — Afirmó en doble sentido. — Por cierto se me antoja llevar a cabo lo que me dijiste la noche que inició nuestra relación. — Habló seductoramente. — Pero sé que no me dejarás porque estoy panzón, y me has dicho que cuando el cachorro nazca lo haremos.

JungKook sonrió. — Omega... — Mordió sus labios. — Ya llegara el día en que me entregue a ti. — Inició a manejar retomando el camino al hospital. — Y sé que tú ya pensaste cuándo será.

TaeHyung sonrió en grande, y sus ojos brillaron en lujuria. 

Claro que ya tenía el día en el que tomaría la palabra de su alfa, sólo tenía que esperar un poco más.

JungKook cumplió con lo planeado, y liberó su aroma en lo que restaba de recorrido. El omega no sintió malestares, no presentó mareos ni náuseas. Efectivamente la idea de su alfa fue un éxito.

En el consultorio médico, el ginecólogo revisó al omega. JungKook gruñía cada vez que las manos del doctor tocaban a su pareja. Pero ya se había acostumbrado a los gruñidos del alfa. Era normal, y a TaeHyung le parecía tierno verlo gruñir y resoplar por cada contacto del médico con su cuerpo.

— No le gruñas al doctor.

— Es que no me gusta que te toquen.

— Es el doctor.

— Lo sé, pero le gruño igual.

— Adoro que gruñas.

— Ustedes dos son la pareja que me alegra los días de consulta. — Expresó el ginecólogo.

— Es el efecto Jeon Kim. — Manifestaron al unísono, y el doctor sonrió.

— El cachorro se encuentra perfectamente. — Informó. — Tanto omega como cachorro, tienen buen peso. — Agregó. — Sigue tomando las vitaminas prenatales, y nos vemos aquí en el próximo control.

— Pero, ¿Qué hago con mis ojeras?

— Joven Kim. Ya te he dicho que esas desaparecerán en unos meses a medida que los malestares bajen o quizás no...

— Con todo y ojeras eres hermoso. — Interrumpió el alfa. — Te he dicho que eres mi bello osito panda panzón, y así te amo con todo mi ser.

— Pero alfa...

— Pero nada. — Interrumpió. — Y tus ojeras no están todos los días. — Acotó. — Sólo pasa cuando no puedes dormir porque te levantas a vomitar más temprano de lo normal.

— Nuestro cachorro no me deja dormir, y luego parezco panda. — Abultó los labios.

JungKook se levantó de la silla en donde se encontraba sentado y se acuclillo frente a su omega. El doctor solo observaba la escena.

— Cachorrito... — Le habló al vientre de su pareja. Sonrió dejando ver sus dientes delanteros, y en su rostro se formaron sus características arruguitas cuando la sonrisa de conejo hacía presencia. — Deja dormir bien a papi. — Besó el vientre, y este último posó su mano sobre la cabellera castaña. — Trátalo con cariño y no lo hagas sufrir con las náuseas. — Ahora vamos por el helado...

— Pero dijiste que el helado me lo dabas si volvía a vomitar.

— ¿No quieres?

— Claro que quiero, pero...

— Osito... La verdad es que yo te daría el helado funcionara o no la idea. — Se levantó y ayudó al peliazul a levantarse de la silla. — Nos vemos doctor.

— Adiós tórtolos.

Sin más la pareja salió del hospital rumbo a su apartamento. En el camino JungKook compró el helado prometido, muchas fresas y leche de plátano. Eso era lo que más comía en las madrugadas el peliazul cuando se levantaba a vomitar; después de decirle al alfa que el debería ser el que vomitara sin descanso y que ojalá lo pudiera embarazar para que sintiera lo que el sentía, se sentaba a comer lo que le compraba el castaño.

Cuando acaba con la comida, se acostaba sobre el pecho del alfa y se disculpaba por todo lo dicho. JungKook sólo se dedicaba a darle besitos y esperaba que se durmiera para luego el caer en los brazos de Morfeo; abrazado al cuerpo de su omega, no sin antes hablarle a su cachorro y pedirle que no hiciera sufrir a su papi.

JungKook no sólo le hablaba cuando estaban despiertos. Cuando TaeHyung caía profundamente dormido; ya sea en el auto o en su apartamento, el alfa siempre le dedicaba palabras.

Llegaron a su apartamento, y JungKook bañó a su omega. Porque sí, el alfa amaba bañarlo cuando llegaban del trabajo o de los controles médicos, además así borraba las huellas de los toques de otras personas sobre el cuerpo de su osito. Era bien territorial, y sólo deseaba que el cuerpo de su luna tuviese sus huellas, su olor y el rastro de su tacto.

TaeHyung se comió su litro de helado de fresas y se fue a dormir, en ese tiempo el alfa aprovechaba para preparar la futura habitación de su cachorrito. Aun no sabían si sería niño o niña, pero el castaño ya se encontraba pintándola de blanco; cuando confirmaran que sexo sería su cachorro, ya le pondría su color característico. JungKook ya tenía bocetos de los dibujos que pondría en la habitación. Serían unos conejos rosas, unos osos marrones y unos cuantos tigres bebés.

Un nuevo día laboral llegó y la pareja se alistaba para dirigirse a la empresa para cumplir con sus deberes. Ese día en específico, el lindo omega no había sufrido de náuseas matutinas. Se había despertado radiante, su piel perfecta y suave, sus cabellos sedosos, sus ojos brillaban en demasía.

Desayunó a gusto, hacía pequeños soniditos de satisfacción en cada bocado de comida. JungKook observaba a su hermoso omega, y sonreía embobado ante la imagen frente a él. Acababan de cumplir los cinco meses, y su cachorro empezaba a asomarse como un pequeño bulto en el vientre del peliazul.

Ambos subieron al auto, y como se les volvió costumbre; JungKook liberaba su aroma para que su dulce omega no se sintiera mal en el recorrido hacia su trabajo. TaeHyung sonreía al sentirse bien, y acariciaba su pequeño vientre mientras observaba al alfa manejar.

Llegaron a la oficina y antes de que JungKook bajara en su piso; besó tierno y dulce al omega, lo marcó con su aroma para que ningún alfa se le acercara. Aunque ya todos en aquella empresa sabían que TaeHyung tenía alfa, y que ese era Jeon JungKook, aun así no dejaría de marcarlo.

Las puertas de ascensor se abrieron, sabían que ya era hora de separarse. TaeHyung adoraba estar con JungKook, y desde que se enteraron de su estado; el omega se sentía mal si se alejaba del alfa, y la condición se volvió más dependiente cuando descubrieron que el aroma del castaño ayudaba perfectamente en los malestares de su luna.

Así que cada cierto tiempo, JungKook abandonaba su puesto de trabajo no sin antes decirle a su superior; la cual entendía perfectamente el estado del peliazul, porque ella también estaba en cinta, y daría lo que fuera porque su alfa hiciera lo mismo que JungKook hacía con TaeHyung.

El castaño subía al piso donde trabajaba  su omega, y se citaban en una de las salas de juntas. Allí JungKook acariciaba el vientre del peliazul mientras el último mencionado enterraba su nariz en el cuello del castaño. Cuando ya era momento de volver a sus puestos de trabajo, el alfa volvía a impregnar su aroma en el omega, y él gustoso ronroneaba por la acción.

— Nos vemos más tarde, conejo. — Se despidió.

— Si te sientes mal me avisas, osito. — Acarició el vientre. — Cuida a papi, y le gruñes a los alfas que se quieran pasar de listos. — Susurró sobre el pequeño bulto.

— ¡JungKook!

— ¿Qué? — Guiñó un ojo. — El cachorro me entiende y te cuidara.

TaeHyung sonrió, y empujó suavemente al alfa fuera del ascensor. — Te amo. — Le recordó arrojando un beso volador que el alfa atrapó en el aire y lo posó en su mejilla.

— Te amo mi osito precioso.

Las puertas de ascensor se cerraron y la pareja tomó caminos separados.

— Vamos a trabajar, cachorro... — Manifestó para después sostenerse de la baranda metálica del ascensor. Había sentido un fuerte mareo. — Cachorro... Por favor, en una hora nos veremos con papá. — Suspiró y acarició su vientre. — Ayúdame a no sentirme mal.

JungKook llegó a su oficina y le pareció extraño no ver a su jefa. 

El castaño era el asistente principal de la encargada de contrataciones en su piso. Prácticamente era la mano derecha de la omega que se encontraba en cinta.

— Rose, ¿Sabes por qué no ha llegado la jefa? — Habló hacia su compañera y segunda asistente de su superior.

— JungKook. Ella llamó hace unos cinco minutos, e informó que hoy no asistirá porque se le presentó una emergencia con su alfa. — Informó entregándole una carpeta. — Y dijo que tú te encargarías de la entrevista para suplir el puesto de recepcionista.

— Por la Diosa luna, que todo se encuentre bien con la jefa. — Expresó recibiendo la carpeta.

— Seguro que sí. — Agregó con un tono de tranquilidad. — La postulada está esperando en la oficina de la jefa. Su información está en los documentos que te acabé de entregar.

— Okay. Voy a entrevistarla.

JungKook dirigió sus pasos a la oficina. Cuando abrió la puerta, sus fosas nasales se llenaron de un empalagoso olor; vainilla con miel. Hizo una mueca de desagrado, la cual por fortuna la omega que estaba sentada dándole la espalda no vio.

— Buenos días señorita...

La chica se levantó de su lugar y giró a ver hacia donde provenía la voz que la saludaba. Su rostro dejó ver una sonrisa muy coqueta para el gusto de JungKook. Sonrisa la cual ignoro. 

La chica iba vestida con una falda muy corta, una blusa color verde olivo que dejaba poco a la imaginación; ya que su prominente escote dejaba ver demasiada piel, su cabello negro suelto y sus labios pintados de un rojo intenso.

— Que guapo. — Expresó coqueta, bajando su blusa desde los bordes para que se vieran aún más sus pechos.

— ¿Disculpe? — Enarcó una ceja e ignoró la insinuación de la chica.

— Eres guapo.

Esta entrevista será larga e incómoda para mí. — Pensó. — Señorita, tome asiento. En breve iniciamos la entrevista.

— Soy Iseul...

— Okay, señorita Iseul. — Se sentó en la silla detrás del gran escritorio de cristal. Sus ojos siempre fijos en los documentos.

La entrevista se estaba tardando más de lo normal. JungKook miraba su reloj, el tiempo le parecía eterno. Deseaba tanto ir a ver a su omega, hablarle a su cachorrito y olfatear el dulce aroma de moras silvestres y almendras. Pero la postulada a recepcionista no hacía más que coquetear y alargar cada pregunta; la cual desviaba para insinuarse.

— Señorita Iseul, ¿Podría contestar la última pregunta? — Expresó con notable fastidio. Ya no soportaba su aroma y mucho menos su presencia. Pero debía cumplir con su trabajo.

— Con gusto... — Cruzó las piernas lentamente. — Pero primero me responderías una pregunta... ¿Quieres salir conmigo?

— ¿Qué? — Subió un poco el tono de voz. — Esto ya no lo tolero. — Pensó y se levantó de la silla; dispuesto a llamar a su compañera para que finalizara la entrevista. — Será mejor que...

— No te niegues. No tienes omega...

— Esto no es parte de la entrevista. — Declaró serio. — Y a usted, ¿Qué le dice que no tengo omega?

— Me encantan con temperamento. — Se levantó para acercarse al cuerpo del alfa. — Y lo digo porque no veo indicios de que tengas omega...

— ¡JungKook! — Entró apresurada Rose interrumpiendo a la omega.

— ¿No sabes que debes tocar antes de entrar? — Rose la miró mal. Su instinto le decía que esa chica era problemas fijos.

— ¿Qué pasó? — El alfa ignoró por completo a Iseul.

— Jun-JungKook...

— Y es tartamuda. — Parloteó la omega al ver que Rose no lograba articular las palabras.

— Señorita Iseul, es mejor que no interrumpa. — Manifestó con seriedad. — Y le pido respeto hacia mi compañera. — La omega rodó los ojos. — Rose, ¿Qué pasó?

— Encontraron a TaeHyung desmayado en la sala de juntas dónde te esperaba y...

— ¡¿Qué lo encontraron qué?! — Inquirió preocupado mientras salía corriendo hacia su omega. Pero Iseul lo siguió, sin importarle la mala mirada que le daba Rose; dándole a entender que se quedara en su lugar.

— ¡Está desmayado! — Gritó Rose quedándose en su lugar de trabajo.

— Mi omega, mi cachorro. — Susurraba mientras subía al ascensor.

Su mente sólo pensaba en su razón de vivir, en su felicidad. ¿Qué había pasado? Cuando se despidieron estaba bien, no se sentía mal, incluso brillaba como el sol. El castaño no se dio cuenta de la presencia que lo acompañaba hasta que el empalagoso olor lo mareó de golpe.

— Señorita debió quedarse en la oficina. — Expresó saliendo del ascensor, y corriendo hacia donde estaba el peliazul.

— Prefiero estar contigo... — El alfa la ignoró de nuevo. — ¿Quién será ese tal TaeHyung para que se desespere de esa manera? — Se preguntó con fastidio.

JungKook llegó a la sala de juntas, y sin ser grosero separó a Jung Hoseok de su omega. El chico de sonrisa radiante era el superior de la jefa de JungKook, es decir que él tendría la última palabra en la contratación de cualquiera que se postulara para un puesto en la empresa. Sólo tenía que pasar ciertos filtros, y ya él decidiría si se quedaba o no.

TaeHyung se encontraba recostado en la gran mesa ovalada. No reaccionaba. Hoseok había intentado hacerlo reaccionar con alcohol pero fue inútil.

— TaeHyung. — Llamó el castaño tomando en brazos al omega. — Bebé, despierta mi cielo. No me asustes. — Le susurró tan bajito al oído que pareciera que ni el mismo omega lo escucharía.

El peliazul se removió lentamente, y con esfuerzo abrió sus ojos. Parpadeó unas cuantas veces para acostumbrarse a la luz.

Cuando JungKook lo tomó en brazos el aroma se adentró en sus sentidos, invitándolo a despertar.

¿Qué le pasó a TaeHyung? Resulta que desde el mareo en el ascensor, empezó a sentir nuevamente náuseas. Sólo necesitaba a su alfa para calmar el malestar, además algo le decía que JungKook se sentía incómodo, y eso lo hizo desesperarse por ir a buscarlo. Pero sabía que no era recomendable, así que se adelantó a la hora citada para reunirse con su alfa; estaba a punto de enviarle un mensaje cuando sintió un cosquilleo en todo su cuerpo. 

En ese momento en el piso de abajo; Iseul había rozado con la punta de su tacón la pierna de JungKook, seguido a eso liberó aún más su aroma. Con esa acción el alfa sentía que su cabeza estallaría. Y así como JungKook es la medicina de TaeHyung, pues el último mencionado es la paz y medicina del alfa.

Inconscientemente el alfa llamó a su omega para dejar de sentir tanta incomodidad en ese momento.

Aun no entendían cómo era que cuando se llamaban en pensamiento; sus cuerpos reaccionaban de inmediato. No había marca, pero su conexión era enorme.

TaeHyung sintió el llamado de JungKook, y su instinto fue ir por él. Pero todo se puso negro, la sensación del ascensor regresó a él, y se desmayó. El peliazul estaba cansado, había tenido que rectificar contratos, estar en juntas, y a eso le sumaba los síntomas del embarazo. Su cuerpo colapsó. Aunque esa mañana no tuviese náuseas, su cuerpo estaba más que agotado y ahora allí estaba el resultado.

— JungKookie. — Habló en el oído de su pareja. — Estoy bien, sólo fue un desmayo. — Tranquilizó.

— No es sólo un desmayo. ¿Estás bien? — Expresó revisando el cuerpo del omega, y por último posó sus manos sobre el pequeño bulto en el vientre, y la omega que observaba todo hizo una mueca de desagrado al ver al omega en cinta. — ¿El cachorro está bien?

— No te asustes. Estamos bien. — Hizo el amague para separarse del cuerpo del alfa. — JungKook hueles a... — Sus ojos se desviaron hacia una corriente de olor más clara, allí estaba la dueña del aroma que su alfa tenía. — Déjame bajar de la mesa, por favor...

— No deberían tener omegas embarazados en la empresa. — Manifestó Iseul, y JungKook gruñó al ver como la omega miraba a su pareja.

— No gruñas. — Le susurró. — Déjame bajar, voy a aclarar algo...

— Solo hacen estorbo e interrumpen cosas importantes. — Le guiñó un ojo al alfa. Esa acción no pasó desapercibida por TaeHyung.

Toda la escena era observada por Hoseok desde la puerta de la sala de juntas. Cuando JungKook lo retiró del lado del omega; él decidió darles su espacio, pero al ver a la chica que seguía al alfa, algo le dijo que debía quedarse.

Hoseok mensajeó a Rose, y le pidió información de la chica que había llegado con JungKook.

Rose le explicó que era la postulada para recepcionista y hasta le informó un poco de la actitud que pudo percibir cuando entró a la oficina a avisarle al alfa sobre lo que le había pasado al peliazul. Hoseok le pidió que llamara a sus referencias de antiguos trabajos y que los comunicara con él.

— Señorita Iseul, le dije que debía haberse quedado en la oficina. — JungKook ayudó a bajar al peliazul de la mesa. — Rose va terminar de entrevistarla.

— Pero tú me estabas entrevistando.

— Pues ya no. — Informó con notable cansancio. — Tengo que quedarme con TaeHyung.

— ¿Por un omega gordo y de cuerpo deforme me vas a dejar de entrevistar?

— No es gordo y deforme... — Expresó dando unos pasos hacia la omega. Su intención era sacarla de la sala de juntas. Pero TaeHyung lo detuvo con un movimiento de su larga mano.

— Los omegas embarazados no deberían estar en una empresa. Debería estar molestando al alfa que le deformó el cuerpo con un mocoso. — TaeHyung tomó su vientre entre sus manos y se plantó frente a la omega.

— ¡Cállate! — JungKook estaba perdiendo su paciencia.

— Omega gordo, vete de aquí y déjame con el guapo. — Intentó sacar al omega de la sala.

— ¡No lo toques! — Gruñó fuerte.

— ¡¿Quién es este omega gordo para que me dejes en medio de la entrevista?!

— ¡Que no le diga así! — Gritó furioso. Quería arrancarle la lengua. Aunque eso no era de caballeros.

— Dime... ¿Qué eres del omega gordo?

— Ya me tiene harto. — Resopló. TaeHyung en cambio se encontraba tranquilo, analizaba la actitud de la chica e incluso vio cómo iba vestida. Negó con su cabeza. Esa no es una buena presentación para una entrevista. Pero él no juzgaría por las apariencias o vestimenta. — No tengo ninguna obligación de responderle esto a una posible contratación. — Expresó sobándose el puente de su nariz. — Pero para dejar claro el asunto. — Miró a su pareja, el cual le sonrió de una manera de la cual sabía que estaba por decir algo.

— Señorita es mejor que baje a continuar con su entrevista. — Acotó el peliazul amablemente.

— No me iré hasta que el guapo entrevistador me diga, ¿Qué eres de él?

— Es sencillo, yo soy su a...

— Es mi amigo. — Dijo TaeHyung interrumpiendo al alfa.

— ¿Y por un amigo me dejaras abandonada en plena entrevista? — Dirigió sus pasos hacia el alfa, pero TaeHyung se colocó en medio del camino.

— ¡TaeHyung! — Expresó el castaño. — No es cierto. — El mencionado sobó su vientre y volteó a verlo con un brillo extraño en sus ojos. — Preséntame bien...

— No tienes omega. Ya no lo puedes negar. — Trató de quitar de su camino al peliazul pero este la detuvo con su mano frente a su rostro.

— Disculpa JungKookie. — Le habló al alfa mientras movía su mano frente al rostro de Iseul. — Señorita... — Le llamó volviendo a posar su mano en su vientre. — El alfa al cual le quisiste impregnar tu aroma, lo rozaste con la punta del tacón y te la has pasado insinuando... — JungKook abrió sus ojos, no entendía cómo sabía lo de las insinuaciones y el toque del tacón. — JungKookie yo sentí todo lo que estabas pasando, me llamaste.

— Tae, osito...

— ¡Ya no estorbes omega gordo!

— Ten más respeto por los embarazados. — Demandó el peliazul. — Y te estoy contestando lo que le estás preguntando al apuesto alfa que se encuentra a mis espaldas. — Se plantó aún más firme enfrente de la omega. — Ese chico de allí... Es MI ALFA, el padre del cachorro que según tú me deforma el cuerpo.

— ¡No es cierto! — Gritó. — No puede ser tu alfa. Eres gordo y...

— ¡No le grites a mi omega!

— Pero querida... — Con su dedo índice y pulgar tomó la barbilla propia y la miró directo a los ojos. — ¿Qué quieres para que te convenzas?

— Una marca en el cuerpo del guapo. — Dijo sin pensar. — No veo una marca que indique que eres su omega.

— Conque quieres ver una marca. — Sonrió y caminó hacia el alfa. — Amor... Te dolerá un poquito. — Le susurró en el oído cuando llegó junto a él y lo abrazó por el cuello.

— ¿Qu-qué vas a hacer? — Preguntó al ver como el alfa tomaba la cintura del peliazul y sonreía.

— Mi osito...

— Voy a marcarlo, querida. — Y JungKook se estremeció ante lo dicho por su omega. — Y vas a presenciar todo en primera fila. — Declaró para después pasar su sinhueso por sus caninos. — ¿Me dejarías marcarte, alfa? — Preguntó tiernamente, abultando los labios y utilizando un tono de sensualidad en su voz.

— Soy todo tuyo. — Retiró una de sus manos de la cintura, y aflojó el nudo de su corbata. — Tú no debes preguntar. Mi cuerpo, corazón, vida y alma te pertenecen totalmente a ti.

— O-oye, omega gordo. No hagas eso.

— Querías marca para demostrar que es mi alfa. — Le recordó. — Pues ahora la verás. — JungKook inclinó un poco el cuello para darle más acceso, bajó aún más la tela que cubría su cuello. — Te amo mi alfa. — TaeHyung dejó salir su aroma que se encontraba más dulce por su embarazo e impregnó el cuerpo del castaño. — Te recompensaré el dolor de la marca. — Lamió el cuello, haciendo que dejara escapar un jadeo por el contacto de su húmeda lengua con la piel expuesta. — Eres mi alfa y el padre del cachorrito que crece en mi vientre. — JungKook sólo susurro un "hazlo amor" y TaeHyung enterró sus caninos en la piel blanquecina.

— No deben hacer esto frente a las personas.

— No te quejes. — Dijo JungKook. — Necesitabas una marca de mi omega y no debiste hablarle así. ¡Ah! — TaeHyung se separó del cuello, no sin antes lamer la herida recién hecha.

— Alfa... — Le llamó y dirigió su dedo índice a los labios del castaño. — Lame por favor. — JungKook obedeció.

TaeHyung acarició la marca con la saliva que resbalada por su largo dedo índice, y el castaño siseó ante la sensación.

— Ya está cerrando la herida, amor. — Avisó sonriendo complacido.

— Señorita, es mejor que se retire.

— Eso no me detendrá. Te quiero para mí.

TaeHyung respiró profundo y se separó de su alfa. Agarró su vientre y caminó hacia Iseul. Estando frente a ella, la miró de pies a cabeza, y le sonrió para después limpiar los rastros de sangre de la comisura de sus labios.

— Mira señorita... — Sobó el puente de su nariz.

— Lárgate omega gordo, deforme y loco. — Ordenó furiosa. — ¿Cómo se te ocurre marcarlo?

— Ah no, querida. — Con su dedo índice la señaló. — Veo con claridad que no soportas ver a un omega embarazado. — Acarició su vientre. — Lo marqué porque tú pedías marca y yo sólo te complací. — Su voz tintada de un tono sarcástico, fue acompañada por su sonrisa inocente. — Y no me voy de aquí. — Expresó firme. — Te voy a aclarar algo...

— Tae, amor. — El mencionado miró a su alfa y con su mirada le indicó que estuviera tranquilo.

— No te juzgué por tu vestimenta para venir a una entrevista. Yo no soy nadie para decirles a los demás como vestir. — La chica miró su ropa.

— Al menos no me veo gorda y deforme...

— Y dale con eso. — Interrumpió. — Bueno, continúo... — JungKook estaba alerta ante cualquier indicio de peligro para su pareja y cachorro. — Espero que en la entrevista te hubiese ido bien y consigas el trabajo. — La chica rodó los ojos. — Pero como veo la cosa, no eres apta para el trabajo. — JungKook sintió la necesidad de acercarse, y así lo hizo.

— ¿Por qué dices eso? Tú no me entrevistaste.

— Sencillo, querida... — Le respondió. — Tú no tienes el mínimo respeto por un superior, y mucho menos tienes el tacto o la disposición de tratar bien a los que te rodean.

Iseul estaba a nada de golpear al omega. Solo estaba esperando la oportunidad. Su cuerpo ardía en furia porque no aceptaba que un omega embarazado tuviese un alfa que ella creía que sería para ella. Apenas había visto a JungKook se propuso tenerlo en su cama, pero no contaba con el detalle de que el alfa la ignoraría y mucho menos pensó que en verdad tuviese un omega y embarazado.

— Amor, deberíamos irnos, y Rose se encargara de su entrevista.

— Espera, amor. — Expresó. — Señorita, podre estar gordo y deforme, según sus ideas. Pero eso no me quita el hecho de que este alfa es mío, es el padre de mi cachorro. Jamás en la vida él la mirara con ojos diferentes a una posible compañera de trabajo. — Hizo una pausa. — Cosa que dudo que logre conseguir el trabajo. Porque su actitud es de lo más desagradable, y para el puesto al cual se postuló se necesita una persona amable, respetuosa y que les dé una cálida bienvenida a todos al edificio. Lo de cálida bienvenida no quiere decir que tiene que enredarse en las sábanas de los que vea atractivos... Lo digo porque quería meterse con el chico que acaba de conocer, y no tuvo el más mínimo rastro de vergüenza para insinuársele aun sabiendo que estaba siendo entrevistada...

— ¡Maldito gordo! — Iseul levantó su mano para abofetear al peliazul, y este solo sonrió.

— Auchs, ¡Suéltame maldito!

— En este momento se retira de la empresa, le queda prohibida la entrada y no intente volver a pedir empleo aquí.

Hoseok había detenido la mano de la omega, después de presenciar todo y escuchar como Iseul se expresaba, decidió interferir. Además la información que obtuvo fue lo suficiente clara para rechazar de inmediato la postulación de la chica.

Después de varias llamadas, Hoseok se enteró que aquella chica había sido despedida de todos su trabajos, porque; primero, maltrataba a los omegas en gestación y los despreciaba. Segundo, a ella le encanta meterse en la cama de los alfas y le importaba en lo más mínimo si eran sus superiores o si tenían pareja. Esos factores le indicaron a Hoseok que era una muy mala decisión contratarla. No le importaba su forma de vestir, eso no indicaba que fuera mala trabajadora, pero con sus antecedentes no se podía hacer nada.

— Todo por un maldito omega gordo y deforme...

— Será mejor que te calles o te arrancaré la lengua. —Gruñó JungKook. — Lo siento Hoseok pero casi golpea a mi omega y cachorro. Se atrevió a llamarlo de esa forma tan desagradable.

— Lo entiendo JungKook. — Dijo el de sonrisa radiante. — Llévate a tu omega, que lo revise el doctor de la empresa. — Le indicó. — Lo digo por lo del desmayo. — Aclaró. — Y también que revise la bella marca que tu omega te dejó en el cuello. — TaeHyung se sonrojó y cubrió su rostro. — Después se van a su apartamento. Tienen el resto del día libre.

JungKook levantó a su omega de manera nupcial y TaeHyung enterró su nariz en el cuello del alfa. Aprovechó la cercanía y lamió la reciente marca.

— La escoltaré a la salida de la empresa. — Avisó Hoseok. — Espero cambie sus acciones y pensamientos. De lo contrario terminará muy mal.

Iseul bufó en molestia y zapateó fuerte al salir de la sala de juntas, se dirigió al ascensor y se marchó de la empresa.

— Pobre chica... No se imaginó que esos dos son territoriales. — Habló recordando el momento en que el omega marcó a JungKook. — Y su conexión es algo que nadie romperá.

Después de ser revisados por el médico de la empresa, y corroborar que TaeHyung se había desmayado por cansancio. JungKook estuvo un poco más relajado. Aun así hablaría con Hoseok para plantear la posibilidad de que trabajaran desde casa o al menos su omega.

— No toques nuestra marca. — Dijeron al unísono cuando el doctor intentó revisar la mordida en el cuello del alfa.

— Jeon y Kim... — Los llamó. — Solo haré mi trabajo. — Avisó. — Así que no me gruñan, y revisaré la marca.

El alfa y el omega volvieron a gruñir. A regañadientes dejaron que el doctor revisara la herida. Después de verificar que todo estaba en orden, salieron de la empresa.

JungKook salió con su omega en brazos, pero antes de eso se cambió de ropa y arrojó al cesto de la basura la que tenía antes. El castaño no soportaba ver a su osito arrugando la nariz y gruñendo en desagrado porque podía sentir el aroma de la omega que se había atrevido a intentar marcarlo con su aroma.

— No pensé que me marcarías. — Dijo cuando le dio marcha al auto. — Eso me encantó y hasta me excitó.

— Esa resbalosa necesitaba ser callada y pues esa fue mi manera de cerrarle el hocico. — Expresó cubriéndose con el saco del alfa. — Íralo... Te confesaré que yo también me excité al hacerlo.

— Somos un par de calientes. — TaeHyung asintió, y luego cerró sus ojos para dormir.

Después de soportar un largo tiempo de recorrido hasta llegar a su apartamento. El tráfico estaba horrible, gracias a la luna que el omega se había dormido, y no tuvo que aguantar toda esa locura.

Dentro del apartamento JungKook llevó a su lindo omega a la tina de baño, lo desvistió entre besos y caricias. El peliazul no desaprovechó la oportunidad para recorrer con sus largos dedos el cuerpo trabajado de su alfa. Lo desnudó por completo. En el recorrido de sus caricias llegó a la marca y sonrió enormemente por lo bella que se veía.

— Kookie~. — Gimió cuando el alfa acarició uno de sus pezones.

— Cuéntamelo todo, mi lindo osito...

— Si quieres marcarme ahora lo aceptaré gustoso. — El alfa detuvo todos sus movimientos y acunó entre sus manos el rostro del omega. — Es que siento que me apresure y...

— Mi amor. — Limpió una lágrima que escapó de esos bellos ojos azules que lo miraban. — Yo te marcaré en una velada romántica. Contigo deshaciéndote en gemidos y totalmente entregados en cuerpo y alma. — TaeHyung inició a llorar más fuerte. Sentía que arruinó su momento especial para obtener sus marcas. — Espera, mi vida. — Trató de tranquilizarlo al verlo llorar. — Eso no quiere decir que la hermosa marca que me hiciste no es especial. — Besó los dulces labios. — Aunque no lo creas... — Con cuidado ingresó a la tina que ya se encontraba con el agua tibia y lista para su baño. — Amé que me marcaras de esa manera. Te lo dije, hasta me excité. — TaeHyung calmó un poco su llanto y dejó que el alfa lo acomodara en medio de las piernas impropias. — Esta marca es especial y única. — Llevó una de sus manos junto a la impropia hacia su cuello. — No importa cómo me la hiciste. Lo que me importa es que es tuya... — Expresó con sus ojos destellando un hermoso brillo. — Nuestra. — Corrigió. — Es la hermosa marca de mi osito, una muestra de que soy tuyo y tú eres mío. — Inició a enjabonar el cuerpo del omega. — Espera paciente mi amor, porque este cuellito tuyo, que es también mío. — Pasó la espuma del jabón corporal por el cuello del omega y masajeó con sus pulgares. — Tendrá una hermosa marca, y el día que la tengas; tu renovaras la que me hiciste hoy.

— Eres un alfa único. — TaeHyung enjabonó las piernas del castaño. — Te amo con cada célula de mi cuerpo. Te amo a ti y a nuestro cachorro.

— Yo sólo tengo y tendré ojos para ustedes. — Retiró los rastros de jabón de sus cuerpos. — Te amo mi osito panzón.

Salieron del baño y mutuamente secaron sus cuerpos, de vez en cuando el alfa bajaba a dejar pequeños besos en el vientre del omega.

JungKook dejó al peliazul recostado en la cama con el cuerpo cubierto con una de sus camisas que aún no lavaban. No importaba que estuviese sucia. Era una de las prendas de ropa que había utilizado hace unas noches para ir a cenar, y el omega después de salir del baño y secar sus cuerpos le pidió que lo dejara usar su prenda de vestir; cosa que el alfa no se negó.

El castaño se vistió para salir a la tienda. Necesitaba comprar más fresas para su omega, y leche de plátano para ambos. La verdad es que todos los días tenían que surtir de nuevo su despensa de esos dos alimentos; era lo que más comían cuando estaban juntos en las noches, o cuando su omega se despertaba en las madrugadas.

— Ya vuelvo, osito. — Observó al omega que se encontraba con su camisa negra totalmente abierta. Se veía perfectamente su vientre abultado y el bóxer blanco. — ¡Por todos los lobos!

— ¡¿Qué pasó?! — Preguntó recostando su espalda contra el espaldar de la cama, en el proceso la camisa se deslizó por uno de sus hombros.

— ¡Mi omega es el más hermoso, sexy y caliente! — Expresó relamiendo sus labios.

— ¡Conejo!

— Es la verdad amor... — Dijo besando la frente. — Ya me voy antes de que te salte encima, y te haga mío muy lentamente. — El omega se mordió el labio inferior. — Traeré de cenar y tus fresas con la leche de plátano.

— Mmmm~ Leche de plátano. — Dijo coqueto.

— ¡TaeHyung!

— ¿Qué? — Fingió no saber lo que provocaba con sus palabras en doble sentido. — Ve por la comida, ¡Aliméntanos!

— Ya voy, mi osito goloso.

JungKook salió, y TaeHyung después de varios minutos de estar pensando en lo sucedido ese día y acariciar su vientre hablándole al cachorro; decidió ver cómo le quedaba algo que tenía guardado y que había comprado al mes de iniciar su relación con el alfa castaño.

No se lo había puesto porque después de su primer encuentro no habían tenido tiempo de jugar, después se enteraron del embarazo. TaeHyung no sentía que se viera sexy para ponérselo, y casi siempre se la pasaba vomitando. En su mente no sería atractivo usarlo en esa etapa. Así que lo guardó en lo profundo del cajón de su ropa interior, y no pensó en ponérselo hasta después de tener a su cachorro.

— Bien, ya que Kookie no está y siempre tarda... — Dijo levantándose de la cama y retirando su bóxer. — Voy a ponerme eso. — Abrió el cajón, y buscó hasta encontrar la prenda de color rojo. — Vamos a ver cómo me queda.

Deslizó la camisa del alfa hasta retirarla fuera de su cuerpo, dejándola sobre la cama. Luego con sus largos dedos tomó las tiras de la prenda de color rojo intenso; y las deslizó lentamente sobre su acanelada piel, se miró en el espejo de cuerpo completo y sonrió satisfecho.

Se veía hermoso y sexy, el babydoll cubría exquisitamente su cuerpo, las delgadas tirantas que reposaban en sus hombros eran suaves y elásticas, la tela traslucida que se dividía desde la boca del estómago y caía abierta como alas de mariposa a los costados de sus costillas y abdomen; dejaba ver el lindo bulto de su vientre.

Tomó las bragas del mismo color que el babydoll y las deslizó por sus largas y acaneladas piernas. La sensación de caricias que le generó al subir la tela de encaje por sus extensiones; hizo que se excitara un poco, por lo cual pudo divisar como una erección se formaba y era apresada por la braga.

— Dizque gordo y deforme. — Expresó mirándose al espejo y poniéndose nuevamente la camisa del alfa. Estaba recordando las palabras de aquella chica.

TaeHyung estaba tan sumido en verse al espejo que no escuchó cuando el alfa llegó al apartamento. Un fuerte aroma a pino del bosque y agua marina golpeó sus fosas nasales, el omega no le prestó atención ya que asumió que dicha fragancia provenía de la prenda que llevaba puesta.

JungKook llegó en el momento en que el omega se ponía las bragas y tragó saliva. Su instinto le decía que saltara sobre el peliazul y le hiciera el amor. Pero se controló, decidió observarlo en silencio. Recostado contra el umbral de la puerta de su habitación, con sus brazos cruzados sobre su abdomen; lamia sus labios y admiraba a su pareja.

TaeHyung no podía ver al alfa por el reflejo del espejo, ya que dicho objeto no alcanzaba el ángulo de la puerta de la habitación.

Por todos los lobos... Es extremadamente caliente, sexy, hermoso y tentador. — Pensó el alfa.

— No estoy gordo. — Hizo un puchero y jugó con la transparente tela del babydoll. — ¿Verdad cachorro? — Con una de sus manos acarició su abultado vientre. — Estoy llenito de amor...

JungKook no soportó más la tentación y se acercó al omega. Lo abrazó por la espalda y acarició los muslos acanelados.

— Eres perfecto osito.

— ¡Alfa!

— Ese mero, soy yo.

— ¡No me mires! — Intentó correr al baño para ponerse una bata, pero el castaño lo detuvo.

— No huyas. — Lo apresó en sus brazos.

— No deberías mostrarle esa sexy imagen al cachorro. — Dijo jugando con los tirantes de la prenda del omega.

— El cachorro no me ve. — Refutó tratando de zafarse del agarre del alfa. — Solo le hablé y él no ve nadita.

— Escuché lo que le dijiste.

— ¿Qué le dije?

— Le dijiste que estás llenito de amor. — TaeHyung quería huir. — Y es cierto. — JungKook volteó al omega y se miraron fijamente. — Estás llenito de amor, llenito de huesitos...

— Kookie... — Hizo un puchero.

— Eres un omega embarazado. — Mordió los labios abultados del omega. — Eres sexy, caliente y hermoso.

— Alfa~. — Gimió ante el apretón en sus nalgas.

— Y ahora mismo te haré el amor tan lento que en cada estocada, beso, caricia, lamida y mordida... Te recordaré lo mucho que te amo y lo perfecto que eres.

— Quiero ser nuevamente tuyo en cuerpo y que...

Un movimiento en el vientre del peliazul lo hizo callarse.

— ¿Qué pasó bebé? — Preguntó curioso ante el abrupto silencio.

— Be-bebé. Eso pasa Kookie. — El alfa no entendió. — Siente. — Le dijo posando ambas manos del alfa en su vientre, y JungKook abrió sus ojos en grande para después sentir como se llenaban de lágrimas. — E-el cachorro, ¡Se mueve! — Gritó en un tartamudeo. Sus ojos liberaron  las cristalinas gotas.

— Mi cachorro, nuestro cachorro... Se movió por primera vez. — Y nuevamente el movimiento en el vientre del omega se hizo presente.

— ¡Sus primeros movimientos! — Expresaron al unísono.

— Dejaremos lo que íbamos a hacer para después. — Expresó alzando en brazos a su omega, y recostándolo en la cama. — Vamos a hablar con nuestro cachorro y sentir como se mueve. — TaeHyung asintió y besó tiernamente los labios. — Que lindas bragas. — Dijo JungKook cuando bajó su mirada en el momento en que recostó levemente su rostro sobre el vientre.

— ¡JungKook! El cachorro escucha.

— Tú no escuchaste nada cachorro. — Habló sonriendo en grande. — Aquí está tu papá. — Le susurró al vientre, y un movimiento fue la respuesta.

— Aquí está tu papi. — Dijo el omega, y otro movimiento los hizo sonreír embobados.

— Te amamos cachorro. — Dijeron al unísono y el vientre del omega se abultó más hacia el lado de dónde provenía la voz del alfa.

— Kookie, el cachorro ama tu voz.

— Ama nuestra voz, amor.

En medio de caricias a su vientre el omega cayó dormido.

— Hoy fue un día perfecto. — Le susurró al bultito que continuaba moviéndose cada vez que lo escuchaba. — A pesar del mal rato que pasamos. Fue perfecto nuestro día. — Besó suavemente el vientre. — Cachorro... Te moviste, tu papi me marcó y lo vi en ese sexy babydoll el cual le queda uff. — Expresó sonriendo con su característica sonrisa de conejo. — Pero no le digas a tu papi que te mencioné lo del babydoll. Será un secreto. — JungKook después de unos minutos cerró sus ojos y se durmió.

— Cachorro... No le digas a tu papá que sé que te mencionó lo del babydoll. — Acarició el cabello del alfa y volvió a dormirse.


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