┃Capitulo 21┃

Izuku salió rápidamente del siendo seguido por sus hombres, y con rapidez subió a su auto, sin medirse ni un poco aceleró a tope dirigiéndose al lugar donde se estaba llevando a cabo aquella masacre.

Quien se creía esa perra para burlarlo de esa forma.

Decir que izuku estaba cabreado era muy poco para lo que quería hacer para el momento en el que tuviera en manos la oportunidad para matar a la perra de Mitsuki.

La haría pagar por todo lo que le hizo a katsuki y por lo que está haciendo ahora, la hija de puta no le iban a alcanzar las vidas que tenía para pagarle todo lo que le estaba haciendo en este mismo instante.

Aizawa quien estaba con el se hacía colocado su máscara para no sentir las furiosas feromonas de su jefe, el mismo sabía que si Mitsuki se atrevía a tocarle un solo cabello a shoto o a katsuki, las cosas se iban a poner feas.

Y eso era lo último que nesesitaba en ese momento, shigaraki también se estaba moviendo y aunque no estaba reventándole las pelotas a izuku sabía que no planeaba nada bueno.

Sabía la guerra silenciosa que llevaban izuku y shigaraki y sabía perfectamente que el peliceleste no perdería su oportunidad de acabar con su mayor rival.

Al llegar al lugar donde estaban designados katsuki y shoto un mal sabor de boca se instalo en los recién llegados, el sitio parecía un cementerio, habían cuerpos por todos lados, llenos de perforaciones de balas.

El corazón de izuku se oprimio y salió rápidamente del automóvil a pesar de los gritos de Aizawa que le decía que le enemigo podía estar allí aún,  corrió entre los cuerpos intentando encontrar aquella inconfundible cabellera ceniza pero no había rastro de ella.

Empezó a gritar su nombre de forma desesperada mientras que sentía claramente como su corazón latía fuertemente, el sentimiento de miedo e impotencia que sentía lo estaba haciendo perder la cabeza, katsuki, su katsuki no estaba en ningún lado.

A lo lejos cerca del muelle pudo ver una inconfundible cabellera de dos colores que se acercaba cojeando...

Shoto...

Izuku corrió rápidamente hacia a él logrando atraparlo antes de que cayera de llenó al suelo, reviso rápidamente al bicolor y grande fue su sorpresa al verlo gravemente herido, el sentimiento de impotencia crecía cada vez más en su pecho.

Estaba empezando a hiperventilar, su respiración era fuerte y pesada sus colmillos que estaban completamente afuera listos para atacar a quien lo atreviera a insultar y sus ojos que cada vez más cambiaban de color.

Estaba por entrar en una de las facetas más primitivas de su especie, impulsado por el enojó y la frustración, su amigo y casi hermano estaba herido de gravedad, sus hombres totalmente muertos y katsuki, un Omega, SU OMEGA estaba desaparecido.

Un quejido de dolor lo saco de su trance para fijar su vista en un magullado shoto que a duras penas respiraba con dificultad.

── Hey, espera no hables, mantente despierto por favor.── Suplico con un hilo de voz.

Lo tomo de forma nupcial para correr con el en brazos para llegar rápidamente a los autos y llevarlo al hospital más cercano, shoto se aferro a su camiseta intentando no caer inconciente, nesesitaba decir algo importante antes de dar su último respiro.

── I-izuku... Mit- Mitsuki... Se lo llevó..── Dijo como último antes de caer inconciente.

── Gracias, Shoto.──

Izuku ocultaba su mirada debajo de sus rizos mientras que el cielo trono con fuerza, simplemente asintió mientras ingresaba a shoto al auto que iba con más hombres que lo iban a escoltar al hospital.

── Izuku, ¿Que harás?── Pregunto Aizawa con cautela.

Izuku solo se metió las manos a los bolsillos para después alzar la mirada dejando ver sus penetrantes ojos color dorado, eran como un poso de oro profundo que te llevaría a un futuro incierto.

── Quiero que reúnas a mi equipo de elite, y asegúrate de que no falte ninguno, voy a hacer que Japón arda.── Aquel fuerte y espeso olor a bosque se hizo presente.

Aizawa solo pudo asentir antes de ir y traer el auto para llevar a izuku a la mansión y de paso llamar a la elite, un grupo de asesinos despiadados que trabajaban para izuku y solamente para el.

Solo hacían encargos de mayor importancia, y en este caso, izuku estaba dejando claro que katsuki era suyo y que aquel que le pusiera una mano encima iba a sufrir las consecuencias.

Oscuridad.

Eso era lo que lo consumía en ese momento su respiración errática y el sentimiento de miedo que lo invadía, sentia cómo sus pies tocaban en sueño frío y sucio de aquel lugar, intento desatarse de aquellas sogas que lo sujetaban pero lo único que se hacía era daño al intentarlo.

Suspiro algo frustrado, nunca le a gustado la oscuridad y aquella venda en sus ojos era una prueba de que su temor aún no se a ido, el familiar sonido de aquellos tacones de aguja que en algún punto de su vida le dió miedo oír ahora solamente le causaban rabia y molestia.

Alzo la cabeza tomando una postura firme y recta, sin dejarse intimidar ni un poco por las espesas feromonas de Alpha, el lugar estaba saturado de olores, en su mayoría Alfas, en un inútil intento de intimidación, mientras que el esperaba el momento exacto para arrancarles la garganta con los dientes.

── Mi Querido katsuki, que te parece si hacemos esto por las buenas.── Dijo aquella voz muy conocida para el.

Katsuki solo atino a sonreír burlón, si esa perra creía que tratando de someterlo lo haría soltar la boca si que estaba equivocada.

── ¿Quieres hacer las cosas por las buenas?, Está bien, déjame arrancarte la garganta con los dientes para después mear en tu cadáver.── Expreso con burla.

La mujer rugió fuertemente con rabia viendo a su hijo.

── Veo que solo te bastaron unos cuantos meses para volverte un altanero, ¿Que acaso al rey de la mafia le gusta mimar a sus perros?

── ¿Quien te asegura de que soy su perro?── Dijo de forma coqueta tratando de hacer entender su punto.

Ahora Mitsuki estaba roja de irá.

── Hijo de puta.── Gruño mientras se acercaba con rapidez.

Cuando estuvo cerca le planto un puñetazo a katsuki en la mejilla derecha, ante el impacto la silla callo, junto con ella katsuki quien tosió un poco de sangre.

De forma brusca lo volvieron a levantar para que quedara frente a frente con Mitsuki, la venda fue retirada y Mitsuki pudo apreciar aquella fulminante mirada carmín, aquella mirada dura y desafiante le mando escalofríos al cuerpo. Completamente aturdida no pudo reaccionar a tiempo.

Katsuki se había desatado las cuerdas de los pies que no eran tan fuertes como la de sus manos y le planto una buena patada en el estómago que la mando a volar a dos metros de el.

── Vuelve a golpearme y juro que no la contarás para ver el Sol, maldita zorra.── Expreso con una voz tétrica.

Cargado de enojo se cruzó de piernas mientras la veía en el suelo vomitando su almuerzo, la patada había Sido lo suficientemente fuerte para hacerla devolver todo el contenido de su estómago, mientras ella se revolvía en el suelo siendo atendida por sus subordinados katsuki la miraba con superioridad.

── Toma eso como un pequeño adelanto de lo que voy a hacer contigo cuando tenga la más mínima oportunidad.

Mitsuki miro a su hijo y está ya no era el niño que ella crío con aquel vigorosa brillo en sus ojos, no, está era una bestia, sedienta de venganza y sangre.

Con que ese era el aclamado Principe de la Mafia.

── Muévelo al sótano.── Dijo en voz bajá.

Lo último que pudo ver katsuki fue la sonrisa burlona de Mitsuki antes de sentir un fuerte golpe en su nuca, después todo se volvió negro.

Mientras que en la mansión Midoriya llegaron un par de autos deportivos que apartaron en la entrada, y de ellos bajaron un par de hombres uniformados junto a unas mujeres, con elegancia y chulería entraron a la mansión siendo recibidos por Aizawa.

Este también tenía puesto un traje de color negro y tenía una pose firme y recta, con una mirada sería y frívola.

Los presentes solo pudieron inclinarse al ver cómo de las escaleras bajaba la figura de un hombre alto en un traje totalmente negro, el hombre termino de bajar las escaleras y su rostro fue iluminado por las tenues luces que estaban prendidas.

Aquello dejo ver su cabellera verde que estaba peinada hacia atrás dejando unos cuantos cabellos caer por su frente, sus ojos color esmeralda con pequeños detalles color dorado los hicieron estremecer a los presentes.

── Díganos Señor Midoriya, A que debemos el horno de su llamado.── Hablo el beta pelirrojo.

Izuku miro al pelirrojo que estaba inclinado ante el como los demás demostrando así su respeto hacia su superior y la persona que les a salvado el pellejo.

── Yo Shindo, kirishima Eijiro, Mina Ashido, Sero Hanta, Shinso Hitoshi, Momo Yaoyorozu, Kyoka Jiro, Díganme, están listos para ver a Japón arder.── Expreso con voz neutral.

Los presentes solo pudieron sentir lastima, lastima de la persona que había despertado aquel demonio que un día prometo no volver a aparecer estaba presente ante ellos listo para desatar el infierno en la tierra.

── Estamos completamente listos mi señor.──  Expreso el alfa pelinegro.

Los demás asintieron viendo atentamente como aquella sonrisa que jamás pensaban volver a ver en su jefe se formaba en sus labios.

── Bien, Hagamos arder a este maldito mundo.── Dijo mientras una sonrisa curva surcaba sus labios.

Habían despertado al verdadero Rey de la Mafia.

Siento que alguien va a enloquecer por aquí, así que no Vallan a entrar en pánico banda que las cosas se van a poner feas.
🤍✨

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