𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗨𝗡𝗢 2/3

Para alrededor de una hora, están conduciendo a la niña. Llevándola de regreso por el camino. La oficial está devuelta al volante con una música bastante relajante. Gulf está comiendo de otra bolsa de ositos de goma, cada cuando comparte ositos con la niña que está sentada en los asientos traseros.

Ya se hizo de noche, sumándole a eso, había comenzado a llover fuertemente. El sonido de los parabrisas empañados acompañan la música.

-Bien, creo que estamos llegando. Sí, debe ser por aquí.- La chica avisa echándose para enfrente en su volante mientras detiene el auto de policía frente a otro callejón.

-Oh. Está lloviendo. Fah, ¿tenemos un paraguas?- Gulf pregunta buscando a su alrededor un paraguas.

-¿Ah? ¿Paraguas? Paraguas, paraguas.- La oficial también busca a su alrededor torpemente plasmando sus manitas contra los bolsillos de su pantalón. Gira en su propia silla para mirar a los asientos traseros, pero no hay paraguas alguno. -No. No hay paraguas.

Ella comunica.

-Se va a resfriar si la dejamos ir así...- Gulf se preocupa mirando consternado los parabrisas. Hasta que surge con una idea que lo hace bruncar en su pequeño sitio mirando a la oficial con su boquita en una tierna "o".

-¿Qué, qué tienes?- La oficial pregunta.

🐻

Pronto, tomaron alguna idea de Gulf, y estaban trotando con la niña entremedio. Ambos cubriendo a la niña con sus chalecos, sosteniendolos arriba de la cabeza de la niña. Estos se están empapando mientras la niña ríe. Ellos ríen con ella.

-¡Es ahí!- La niña detiene sus trotadas para señalar frente a ellos con su pequeño dedo índice. Ambos oficiales miran con sonrisas anonadas, aún en el trance de la alegría. Detienen sus frotadas para quedarsele viendo a la casa de vaga pintura en amarillo con una reja enfrente.

-Bueno, ten cuidado niña. Esta vez, velaremos que entres bien a tu casa.- Reconforta la oficial retirando su chaleco de encima de ella. La niña voltea hacia ellos con una sonrisa.

-¡Gracias, oficiales!- Ella hace una pequeña reverencia con todo su cuerpecito antes de restaurar su espaldita de nuevo. Viéndolos con una sonrisa que muestra sus dientes de leche.

-Oh, y toma esto.- Gulf saca de uno de sus bolsillos la bolsa con ositos de goma que no pudo terminar en el auto. -Sé que te gustan al igual que yo.

La niña asiente tomando la bolsita entre ambas manos.

-Ya, ve, ve.- La reconforta la oficial.

La niña vuelve a asentir corriendo. Abre rápido la palanca como seguridad de aquella reja para entrar súper veloz, cerrarla, y correr a su puerta. Toca en ella. Tras tres toques los oficiales atestiguan una cálida escena dónde dos padres amorosos abrazan a su hija a sus pechos. Sosteniendola fuerte contra ellos. La madre sobre todo suspirando toda la preocupación que la carcomía.

Gulf sonríe. -Bueno, ya vámonos, Fah.- Él le cuenta a la oficial. Ella asiente dispuesta a irse con la misma sonrisa cálida de labios dibujada en su rostro.

Una vez se dan vuelta, no ven cómo los rostros amorosos de esos padres cambian a unos parapelos. Incluso tensan sus quijadas al separarse de su hija para mirarla mortalmente serios. La niña asiente hacia ellos como si supiese algo que debía hacer. Entonces sale corriendo, de nuevo abriendo la reja.

-¡HIJA! ¿POR QUÉ ESCAPAS? ¡¿POR QUÉ TE VAS?!

Grita la madre dramatizando preocupación mientras se cubre las mejillas. Los oficiales voltean y Gulf agranda sus ojos al ver a la niña corriendo. No pierde ni un segundo en seguirla. Fah también lo sigue.

-NIÑA, ¡NIÑA! OYE, qué pasó.- Grita el moreno. Ambos oficiales son adentrados a otro callejón oscuro y solitario.

Al seguir a través de este, no ven rastros de la niña. No ven rastros de nadie. Por más que giren en las suelas de sus zapatos. -¿Niña?- Pregunta el moreno. La oficial también mira alertada hacia los lados, pero es solo un callejón sin salida.

Lo que hay frente a ellos es un basurero verde lleno de grafitos. -Tal vez se haya escondido ahí adentro.- Dice la oficial pasando del moreno para posar frente al basurero. Alza la puerta de este para mirar adentro, escuchando a su compañero decir: «Sí, revisa por favor.» Pero ella agranda los ojos ante algo que ve, y no puede ni decir qué vio pues algo le vuela mitad de la cabeza. Varios de sus sesos volando por un corto lapso de tiempo. Sonó como el sonido de una escopeta.

Incluso sale humo desde el interior del basurero. La chica quedo parada desbalanceandose, con su boca abierta en "O" y un solo ojo contemplando el suelo.

-¿Fah? ¡FAH!- Su compañero corre hacia ella, pero tan pronto él llega detrás de ella, ella cae hacia atrás. Por instinto él la tomo debajo de las axilas. La sostuvo contra su pecho dado a que la cara de ella quedo para arriba. Ambos se miran: solo que uno ya está muerto.

El corazón de Gulf casi deja de latir. Tanto su alma como este se hacen añicos. No recuerda como respirar. La ve con tanto dolor que no sabe ni hablar. Su compañera, su leal oficial, acababa de perder la vida. ¡En segundos! Justo ahora ella solo estaba haciendo su trabajo y ahora está muerta en sus brazos mirándolo. -Fah...- La voz del moreno se rompe en las últimas articulaciones. Su garganta temblando con él. De sus ojos las lágrimas que bajan se difuminan con las gotas de lluvia.

Unas inyecciones que vuelan desde enfrente golpean su pecho. Montones de jeringas. Todas haciéndolo soltar el cuerpo de la oficial. Este pierde el balance, pero se mantiene de pie aunque ha retrocedido unos pasos. Su pecho tan alzado como el de un gallo por todas las jeringas inyectadas.

Abulta sus labios mientras ve que en el basurero se muestra una persona vestida repleta de negro cargando un rifle. La escopeta con la que mató a su amiga yace a un lado de él vuelta boca abajo.

-F--Fah...- Gulf desfallece. Las jeringas tienen un contenido violeta neón. Este brilla más que la luna. Él cae sobre el suelo rocoso con gruñidos. Arqueando su espalda con dolor. Siente como todas las inyecciones lo inmovilizan.

-A-AAAAAAGH.- Él grita con temblores sin ser capaz de sentir nada ni sus propias extremidades. Solo dolor.

La persona que sale del basurero porta un gorro negro sin permitirse que su rostro sea visto. Una vez sale, la niña sale junto a él. -Tus padres serán recompensados como prometí.- Él le dice con cariño a la niña. Acariciándole el cabello. Ella se le queda viendo al hombre como si nada. Incluso si el oficial está gritando a por su vida. -Ahora ve con tus padres.- Él se escucha tan amable que es imposible de creer.

La niña asiente, entonces se va corriendo de nuevo, pasándole por el lado al oficial. Este toma una última mirada de ella, viéndola entre sollozos. Pero ella se va sin más.

El hombre camina lentamente hacia Gulf. Acercándose más y más con el rifle en una mano.

-¡AGH! ¡AGHHHH! ¡¿POR QUÉ MATO A MI AMIGA?! POR QUÉ.- Gruñe entre retorcimientos el moreno. Solo puede gritar del dolor o golpear su cabeza contra el ricos suelo.

Sin lastima alguna, el hombre se sienta a su lado. -Quería una víctima fácil.- Confiesa el hombre aún con su voz amable, aunque ronca. -Fueron presa fácil con esa pequeña niña. Cuando uno de mis ayudantes se hizo pasar de pedófilo, me llamó desde la comisaria... Diciéndome que eran súper débiles. Dime, ¿te creíste fuerte al pensar que le habías salvado la vida a esa niña?

-¡QUÉ ES LO QUE QUIERES!- Gruñe el oficial arqueando su espalda. -URGHHHH.

Él hombre mira su pecho lleno de jeringas. -Quiero más proyectos con mi suero. Quiero más personas para Ciudad Sombra. Si eres capaz de soportar el suero todo estará bien.- Aquel hombre comienza a aplastar el botón de una de las jeringas. Vaciando su contenido en el pecho de Gulf.

Este vuelve a gritar en demasía casi desgarrando sus cuerdas. vocales. Su cuello se hunde demostrando con cuanta fuerza esta gritando. Sus ojos están rojos de tanto llorar más las gotas de la lluvia no hacen nada más ligero.

-Si no eres compatible con el suero me temo que perderás la cabeza.- El hombre al fin alza su mentón para revelar un hermoso rostro ya en sus 30's de mentón ancho, nariz delgada, labios delgados y ojos entrecerrados súper rasgados con unas cejas anchas en arcos pasivos.

Vuelve a apretar otro botón de otra jeringa.

-¡AGH! NO, BASTA.- El oficial pide entre jadeos. Sintiendo como ahora vomita líquido purpura deslizándose por las cornisas de su boca. Mucho del purpura se cuela en las líneas de sus dientes. Brillando ahí.

-¡NO! ¡NO!

Ahora mucho de ese liquido sale por sus fosas nasales. Él aprieta otro botón más de los 10 que tiene inyectados.

-¡NO! ¡NO! No puedo dejar a mi papá solo... ¡No puedo...!- Su voz va perdiendo fuerzas mientras mira el cielo estrellado. Las respiraciones alteradas van calmándose. La lluvia ya lo tiene todo empapado más no parece detenerse.

-No puedo dejar a mi...- Susurra lento. Antes de desfallecer por completo. Sus ojos permanecen fijos en el cielo forrado de estrellas. Pero ya no se mueve. Nada de él se mueve. Su corazón deja de latir inclusive. Entonces solo yace muerto ahí con los brazos abiertos, la boca, nariz manchadas en púrpura mientras sus ojos permanecen abiertos.

Pasando esas miles de estrellas, en una urbanización de casas lejana a esta, hay un hombre mayor de cabello castaño que está esperando a por su hijo sentado en los pequeños escalones frente a las puertas de su casa. Él viste un uniforme azúl de mecánico con botas todoterreno negras. Sostiene una pieza de auto en una de sus manos mientras mira de lado a lado la carretera. Su hijo siempre suele llegar temprano. No es un policía subido de rango después de todo.

Con un suspiro, el padre sella sus labios en una delgada línea. -Dónde estará mi hijo...- Se pregunta brincando con desespero una rodilla. Él es de edad media, luce súper bien para sus 50. Casi que ni los parece.

-¿Será que esta vez tuvo más trabajo?- Su padre se abraza a sus rodillas con una sonrisa. Emocionado de imaginar a su hijo por fin en acción combatiendo a los malos. Se emociona tanto que intenta tirar puñitos al aire o incluso una patada. Luego vuelve a reír e abrazar sus rodillas. Suspira emocionado antes de seguir esperando pacientemente a su hijo. Él mira el cielo forrado de estrellas también. Curiosamente para esa urbanización no estaba lloviendo. Parece que la nube negra solo era allá en dónde estaba Gulf.

Sonríe con sus labios mientras ve las estrellas.



Mientras tanto, Gulf sigue acostado en el suelo rocoso. Muerto. Pero escucha la canción del auto policiaco diez veces más cerca a sus oídos. Como ecos.

-"Sólo llamame ángel, de la mañana, ángel " - La canción de Juice Newton viene a sus oídos.


Seguido a eso los latidos de su corazón. Estos resurgen. Por siguiente, el café de sus pupilas es reemplazado por un azúl menta. El azúl menta acapara todo sobrenaturalmente.

Para cuando el hombre hunde el último botón de la jeringa restante, alza su mirada a ver el rostro de su víctima apresada.

La víctima sigue inmovilizada mirando el cielo estrellado.


































































De repente, respinga. Tomando bocanadas de aire exhaustivas. Manteniendo sus ojos bien en grande. Por las bocanadas su cuello se hunde fuertemente. Mostrando sus huesos. Sigue mirando el cielo, no quita la mirada de ahí para nada,... Pero de consternado y de traumado...

Pasa a una mirada cínica al sonreír como un maniático. Él incluso ríe mientras mira el cielo estrellado. Ya no es el Gulf de antes. Ese se murió, ahora era un joven distinto que incluso se reía solo tras despertar de la maldita muerte.

*N/A: Así, damos inicio al Gulf loquito, y sí sí no se me desesperen ya mismo veremos a Mewcito. Es que saben que me gusta dar una historia completa para que tengan todos los detalles y no se pierdan de nada jaja💕*

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