𝐷𝑖𝑠𝑝𝑢𝑡𝑎

── Creí que habíamos terminado con el asunto de los Volturi hace un buen rato. ── Soltó Edward amargamente, recibiendo miradas molestas por parte de los presentes.

── Ahora todos saben a lo que nos enfrentamos y no es fácil, todos conocemos a lo que que ese depravado culto puede llegar cuando no se está a su merced. ── Habló Carlisle ignorando las palabras de Edward. 

── ¿Pero qué es lo que quieren? ── Preguntó Rosalie con una mano sosteniendo du pecho.

── A mí. ── Su vista se posó en mi. ── Y luego de eso, a Alice y también a Edward. 

── Y si ellos deciden venir hasta aquí por nosotros, verificarán también el estado de Bella. ── Bree y yo intercambiamos miradas fastidiadas ante las palabras de Edward. 

── Esta vez no será como el año pasado Edward. Toda la familia está implicada, tu hermana ha sido amenazada por Aro y peor aún, si consigue lo que quiere, ustedes también corren peligro. ── El susodicho frunció la cejas sin entender a que se refería Carlisle.

── ¿Qué estás tratando de decir?

── Que por ahora debemos enfocarnos en nuestra familia. ── Cada vez era más visible el enojo de Edward. Carlisle se sobó la sien y suspiró. ── No podremos protegernos y tampoco a Bella, si no encontramos una manera de resolverlo de manera pacífica.

── ¿Pacífica? Las aguas se habían tranquilizado desde la última visita de Jane y sus secuaces, de no ser porque Darcy actuó sin pensar, no tendríamos que seguir lidiando con Aro.

En ese momento me llené de resentimiento. ¿Cómo podía ser tan hipócrita?

── No soy la única que ha hecho estupideces. Sólo para recordarte que hace un año intentaste mostrarte a los humanos con si fueras una atracción de circo y todo por un "corazón roto". ── Formé una mueca de tristeza exageradamente fingida. Su cara se arrugó e intentó aproximarse hacia mí, de no ser por los fuertes brazos de Jasper y Emmett.

── ¡No es momento de culpar a nadie! ── Habló Esme por primera vez en la reunión.

── ¡Pero tengo razón! Intenta actuar como si sus acciones fueran inocentes, meramente por amor, pero ¿cuántas veces no nos ha puesto en peligro? Desde el momento en el Bella piso Forks, ha sido una amenaza mucho más grande que los Volturi. ── Señalé a Edward con el dedo índice. ── Alice y yo sabemos muy bien que si nunca hubieras tomado la decisión de ir a Volterra, las cosas habrían tomado otro rumbo.

Alice se quedó estática en su lugar sin intenciones de ser partidaria a algún bando, mientras que Rosalie asintió lentamente y miró a Ed con pena.

── ¿Cómo te atreves a compararla a ella con uno de esos...

── Edward y Darcy, ha sido suficiente. ── La voz de Carlisle resonó demandante.

Me obligué a callar mis palabras mordiendo mi lengua. Di un paso hacia atrás y me recargué en el muro con intenciones de escuchar lo que tenían que decir y no volver a protestar.

── Darcy, Edward ha elegido a Isabella para pasar el resto de su vida juntos, ahora ella pertenece a nuestra familia. Es una de nosotros y hacemos lo que sea para mantenernos a salvo. Y por eso mismo Edward, en esta ocasión es nuestro deber proteger a tu hermana.

── Es ridículo.

El castaño chasqueó la lengua y giró los ojos. Decir que me sentí traicionada y dolida es muy poco. Con un nudo en la garganta, pero al mismo tiempo con la ira subiendo por mi cuerpo, caminé fuera de la cocina deteniéndome a un lado del marco de la puerta antes de salir.

── Ridículo es condenarme por algo que no estaba en mis manos. Yo no elegí esto, y de haber sabido sobre las visiones de Alice, jamás habría pisado Volterra. Ni siquiera por ti.

Estaba hincada sobre el sucio suelo recogiendo decenas de vasos y confeti de la fiesta de hace unas horas. Podría haber usado la velocidad a mi favor, pero estaba tan cansada mentalmente que el mínimo esfuerzo me resultaba molesto.

Alice llevaba al menos un par de horas hablando sin parar, esperando que sus distracciones fueran de ayuda.

Luego de la pelea, escuché algunas otras cosas salir de la boca de Edward, Carlisle y Esme llamándole la atención y luego de eso, se marchó irradiando furia. Ignoré la presencia de los otros miembros y me dediqué a ayudar a asear toda la porquería.

── No le prestes demasiada atención a las palabras de Edward, tal vez está nervioso por lo que pueda pasar. Eso es todo. ── Me regaló una sonrisa confortante.

── Claro. ── Dije sin apartar mi vista de mis manos.

── Oye, ¿qué pasa? ── Murmuró. Levanté los hombros restando importancia, pero insistió.

── Es que no puedo evitar sentir culpa por todo lo que ha sucedido. 

── Escucha, estoy segura de que Ed no quiso decir todo eso. Está angustiado como todos nosotros... eso creo. ── Solté un corto "ah" y continúe con lo mío, alejándome de ella.  ── Debí imaginar que algo como esto sucedería, ¿cómo no lo vi? ── Ladeó la cabeza muy confundida, intentando cambiar al tema anterior.

── Que raro, últimamente es lo único que haces. ── Solté con apatía.

── ¿A qué te refieres?

── Por favor, ¿cómo es que siempre te enteras de todo? ── Levanté las cejas. ── Alice, estoy tan cansada de que uses mis decisiones para generar tus visiones. Pero lo que me molesta más es que no me lo digas todo. Sólo suéltalo de una vez y acaba con todo este misterio.

Bajó su vista hacia sus pies, con una mueca se encaminó hasta mi lugar y se agachó sentándose de igual manera que yo.

── No he estado vigilando tus decisiones, Dars... He estado vigilando las decisiones de Alec. ── No supe como reaccionar. Sentía curiosidad, pero también miedo.

── Y qué... ¿Qué viste? ── Se encogió de hombros negando insegura.

── Todo es tan confuso. Parece cambiar de parecer todo el tiempo, aunque todo lleva a una sola parte.

── ¿Y qué es? ── Susurré desesperada.

── ¿Y si él está detrás de todo esto? Está obsesionado, Darcy. ── Un escalofrío de incomodidad me recorrió el cuerpo. ── ¿Cómo podría descartar la idea de que tal vez él está del lado de Aro y hace todo esto con un fin en especial?

── ¿Dices que Alec está a favor de que la guardia ataque a nuestra familia? ── Asintió recibiendo una negativa de mi parte. ── Es absurdo.

── No, no lo es. Durante siglos se han dedicado a saquear clanes en busca de alguien que sea de su interés. Lo que debería sorprendernos es que no han venido ya a acabarnos.

── Pero él no tiene ninguna razón para venir por nosotros. No lo haría. ── Más que convencer a Alice, intentaba convencerme a mi misma, pero bien sabía que la cara que me mostraba a mí, era diferente a la realidad.

── No seas ingenua, Dars. ── Su tono era entrecortado. ── ¿Qué tanto lo conoces como para depositar tu confianza en él?

Tenía razón. No lo suficiente.

── Todo esto se siente tan sucio. ── Fue lo último que dije. 

Me deslicé sobre mi lugar, cayendo en el frío césped y la tierra, sin importar si ensuciaba mi atuendo. Recosté mi espalda sobre una gran roca enfocándome en la vista hacia el oscuro bosque. Habiendo decidido llegar con horas de anticipación, tendría el tiempo suficiente para preparar mis palabras y armarme de valor, esperando que las cosas no surgieran de modo contrario.

El Sol estaba a punto de despedirse, tornando al cielo de colores azules opacos y tristes. Fue entonces cuando toda esa tranquilidad y silencio, fue interrumpida por el craqueo de las hojas secas desprendidas de los arboles.

Sin mucho interés de girarme, esperé a que hiciera acto de presencia. Sus pasos eran calmados e indiferentes. De inmediato me interceptó y se detuvo a un costado de la enorme piedra. Aún estando de pie carraspeó en un intento de llamar mi atención. No tuvo éxito. Me mantuve en la misma posición, algo fuera de mi misma.

Por el rabillo del ojo, pude notar su inocente sonrisa, dio pasos cortos deteniéndose a mi lado derecho y se sentó con las piernas cruzadas. Acercó su rostro con intenciones de depositar un beso en mi mejilla, pero logré apartarme antes de que lo hiciera. Esto lo dejó muy confundido, frunció el ceño y me observó sin saber lo que sucedía. Finalmente me digné a verlo.

Su rostro lucía decaído, las ojeras debido al hambre eran mucho más notorias; porque eso es lo que hacía cada que nos encontrábamos. Dejar de beber sangre para que sus ojos rojos no captaran la atención de los humanos. Sus labios carecían de color y se veía aún más muerto. También la estaba pasando mal.

── ¿Qué sucede? ── Murmuró con una voz suave.

Mordí mi labio, tratando de atenuar el nudo atorado en mi garganta, aunque no permití que notara mi debilidad.

── Alec. ── Asintió con un brillo en la mirada al escuchar su nombre salir de mi boca. ── Ya no podemos seguir viéndonos. No eres lo suficientemente bueno para mí. 





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