2.01
────❛amor en el aire❜
BELLA ABRIÓ la puerta de la mansión Mikaelson, entrando con el bolso de su hermana. Casandra entró detrás, llevando en brazos a Castiel. Era de noche aún, tal vez la una de la madrugada.
Era gigantesca, de tonos blancos, más grande que cualquier casa en la que haya estado jamás. Aún más que la Salvatore, que era un contraste total al ser de tonos oscuros. Era hermosa.
Klaus bajó las escaleras sonriente y extendió sus brazos.
—¡Bienvenidas a mi humilde morada! —Estaba feliz. Verdaderamente feliz. —¿gustan un recorrido?
Bella y Casandra asintieron aún atontadas. Esa casa no era una moderna y grande como la de los Cullen, era un estilo mansión antigua y elegante.
—mejor mañana, ya es tarde. —Casandra habló.
—claro, si. Síganme. Mi casa es su casa.
Subió las escaleras de nuevo y se dieron una mirada antes de seguirlo. Tenía un cuarto para cada quien, Klaus dejó que Bella se acomode en uno con balcón con vista al bosque, luego, guío a Casandra a otro. Con balcón con vista al frente.
—Y... Antes de que digas nada... —Klaus abrió la puerta, dejándola entrar primero. Casandra sonrió divertida —quiero que veas algo.
El cuarto era blanco, con una cama matrimonial, un escritorio, un ropero enorme, una televisión y estantes. En uno, pudo ver todas sus cámaras allí, bien acomodadas.
—Esto. —Klaus llegó a otra puerta.
Casandra se acercó y se puso a su lado, el híbrido abrió y mostró otra habitación. Un cuarto de bebé. Entró asombrada, era de tonos blancos junto a celestes, con una cuna en medio, una mesedora a un costado, algunos juguetes y muchas de las cosas que le habían dado en su babyshower.
Se acercó a la cuna, pasando la mano sobre la madera hasta ver un grabado. Tenía un ángel tallado en la madera. Sobre ella, había un carrusel colgado, con muchos ángeles y nubes que dieron vuelta cuando ella los hizo girar con su mano, de ella, salió una dulce melodía que fue provocada por unos tintineos.
—¿los hiciste tu? —susurró sonriente, volteando a verlo. Él asintió.
—¿Te gusta?
—lo amo.
Bajó la vista a su bebé y notó que estaba dormido, así que, con sumo cuidado, dejó a Castiel en la cuna con mantas celestes. Lo acomodó y suspiró al verlo allí.
Ya no debería beber sangre, no tendría moretones pintados bruscamente sobre su piel, no lloraría de hambre, ni se quejaría del dolor de espalda, sus hormonas se acomodarían y el perfume de Alaric ya no le molestaría. Aún que si le disgustaba. Ahora, era en definitiva mamá de un híbrido.
Se giró a ver a Klaus en cuanto sintió su presencia a su lado, tomó su mano y salieron del cuarto, cerrando la puerta. El híbrido señaló un comunicador a su lado en la mesita.
—Creo que te los regaló Caroline —susurró yendo a tomarlo y prenderlo —para oírlo si llora.
Casandra se acercó por detrás y lo abrazó, apoyando su mejilla contra su espalda. Podía oír el corazón de Klaus a la lejanía, un corazon latente y ferviente de amor cuando se lo proponía. Por un segundo, él se congeló.
Pero se giró y movió su cabello, posando sus manos en sus mejillas y admirando los ojos café de Cass en la oscuridad.
Se acercó y rozó su nariz con la suya, sus alientos se mezclaron y él aprovechó para meser su rostro de lado a lado, provocando que sus narices choquen entre sí como leves roces que la hizo reír. La luz de la luna teñida de rosa se colaba por la ventana, dándoles de lleno en sus rostros.
Klaus amagó besarla pero Casandra se alejó escasos milímetros, logrando que la vea confundido.
—Sabes lo que pasé, Klaus... No quiero que me dejes entrar a tu vida si luego vas a sacarme porque no pertenezco a tu mundo —pidió en un bajo susurro. Él frunció sus cejas.
—¿Mi mundo? —exclamó en voz baja, confundido —No dejé de pensar en ti desde que te vi por primera vez. En ese instante, entraste a mi mundo... Y dudo poder alejarte de él, mi corazón no podría olvidarte.
—¿No crees que soy fácil de olvidar? —murmuró apartando sus ojos y él rió como si le hubiera dicho un chiste.
—¿Olvidarte? Ni en mi insano juicio podría olvidarte. Y no pienso siquiera intentarlo, mi amor, porque tarde o temprano pasarás la eternidad a mi lado.
La atrajo hacia él y la besó. Casandra jamás se había sentido tan especial, con nadie, era algo más allá de lo que creía que era el sentimiento, como si Klaus hubiera sobrepasado sus límites. Estaba haciendo mal tal vez, pero ella no mandaba sobre su corazón, él mandaba sobre ella y le estaba ordenando dejaras caer entre las garras del híbrido original.
Comenzaba a surgir en ella una profunda devoción hacia él y Klaus había firmado y sentenciado su querencia hacia ella, la había oído contarle sobre el vampiro incompetente que la dejó, y entre besos, Klaus juró silenciosamente con afición ser el dueño de su amor y evitar que alguien le vuelva a hacer daño alguno.
Sus manos se apretaron en su rostro, pero las movió cuidadosamente, dejando una en la cintura de ella y otra en su cabello, pegándola más contra si. Casandra se dejó guiar hasta la cama, dónde cayó debajo de él.
Sus bocas se mezclaban como si algo completamente anormal y especial estuviera sucediendo, Klaus se sentía en el golfo de Alaska dónde dos marea se chocaban, dónde el Atlántico y el Pacífico se juntaban hasta sus límites y se mezclaban. Era la fuerza de la naturaleza dejando que se entreguen en esos instantes.
Casandra besó con gran pasión al rubio, enrollando sus piernas en su cadera y subiendo sus manos para enterrarlas en su cabello. Klaus posó u brazo a su costado para no dejar caer todo su peso sobre ella y la otra la bajó a su pierna. Sentía que se escapaba de su infierno personal para subir al cielo con ella.
No quería dejar de besarla, quería seguir encerrado allí, pero bajó su boca, dibujando un camino de besos desde su mandíbula hasta su cuello y cuando metió sus manos debajo de la camiseta de Casandra, subiendo de nuevo a través de besos hasta su boca, ella lo tomó del rostro. Con una sola mano, apretó las mejillas de Klaus y lo alejó.
—ah. Alto ahí, vaquero —le pidió agitada, sonrojada.
—¿Quu? —preguntó confundido y complicado ya que ella le apretaba las mejillas.
—Quedé embarazada por creer que los vampiros no podían tener hijos, tú eres vampiro y mitad lobo, así que a menos que te hayas hecho la vasectomía o una bruja te haya confirmado que eres infértil, no vas a estar conmigo sin cuidarte —ordenó severa aún que se moría de ganas por continuar. Klaus sacudió su cabeza para safarse de su agarre y la miró.
—vas a tardar como tres meses para recuperarte y que tengas riesgo de volver a quedar embarazada, luego si quieres, vamos con una bruja —antes de que ella objete, él se lanzó a besar su cuello haciéndole cosquillas y rió divertida.
—¡Klaus!
Klaus los volteó para quedar debajo y se sentó con ella sobre su regazo, comenzando a llenarla de besos y desvistiendola.
SINTIÓ UN brazo fuerte rodeando su cintura y llanto de Castiel la levantó de su hermoso sueño. Era su primera noche durmiendo en el reino de la perfección, y se sentía en el paraíso. Klaus la soltó y se giró.
—yo voy.
Casandra sonrió y se sentó en la cama, subiendo las sábanas para tapar su cuerpo, viendo a Klaus sentarse y ponerse los pantalones antes de levantarse e ir a abrir la puerta del cuarto de Castiel, entrando y dejando que ella pueda apreciar como iba y tomaba en brazos al bebé. Volteó a ver la ventana y estaba amaneciendo, ocultando de su vista la luna rosa.
El rubio volvió con el bebé en brazos y mesiendolo, se acostó de nuevo a un lado de Casandra, dejando al bebé boca abajo sobre su pecho desnudo. Casandra pudo notar así un tatuaje de una pluma con aves saliendo de ella en el pecho de Klaus. Dibujó sobre ella viendo a Castiel y Klaus.
—cuando estábamos en el babyshower, recitaste algo sobre el angel Castiel —susurró acercando su dedo a Castiel que lo tomó con su pequeña mano delicada.
Se quedó observando a su hijo, creyó que sería un bebé arrugado y feo, pero parecía haberse saltado esa etapa o algo así. Ya que no parecía tener un día de nacido, sino unas semanas.
—Amado Arcángel Castiel, te doy las gracias por tu labor de ayuda hacia la humanidad —murmuró acariciando cuidadoso al bebé —Gracias porque sé que, en estos momentos, que tengo mi corazón en mano y mi alma llena de gozo, me vas a asistir con tu presencia. Activo el poder del código sagrado setecientos ochenta y uno, mediante el cual pido que manifiestes todo tu poder, Arcángel Castiel, sobre mi vida, para la bendición del mundo y la evolución de mi ser y de mis hermanos.
Su voz ronca parecía adormilar al bebé que se movía al compas de la respiración y el hablar de Klaus, por el movimiento que hacía su pecho, subiendo y bajando suave.
—Te pido que mis obstáculos sean derribados, que los muros que se imponen entre mi meta y yo se derriben ante tu poder. —con una mano acariciaba a Castiel y con la otra tomó la de Casandra, juntandolas lentamente bajo la atenta mirada de ella —Eleva mis frecuencias a los niveles más altos, y permíteme conocer nuevas dimensiones espirituales.
Entrelazó sus manos y las bajó, volteando a verla. Ella sonrió adormilada.
—Ayúdame a ser asertivo en mis decisiones, dame inteligencia, sabiduría e ingenio para tomar buenas decisiones e ir siempre por el camino más fructífero —Murmuró haciéndole caricias con su pulgar a la mano de la castaña —Permíteme vivir en estabilidad financiera, emocional, espiritual y familiar, cúbrenos con tus alas y forja en nosotros la seguridad.
Había vivido mil años, mil años en los que se integró en culturas más allá de la que él había conocido, al crecer bajo su manto, la nórdica. La vikinga. Klaus aún recordaba cuando la creencia cristiana se expandió en el mundo como una plaga.
—Con tu inmensa velocidad, te pido que por favor me asistas en mis peticiones, las cuales son... —observó a Casandra y susurró sus anhelos —que su amor florezca apuntando a mi corazón, como una estaca filosa... mas no temer que a me corte, sino con la esperanza de que grabe su nombre en mi pecho. Confío en tu poder, confío en la autoridad que Dios te ha entregado, por lo tanto, sé que lo que he pedido se va a manifestar a una velocidad mucho más elevada que lo que alcanzo a comprender...
Luego bajó la vista a Castiel que parecía haberse dormido, igual que Casandra. De tal palo, tal astilla.
—Gracias amado arcángel, porque sé que lo que he pedido será atendido y hecho con gran velocidad. Bendito seas por siempre... amén.
A PESAR de ser una casa tan grande, en la mañana Casandra se dió cuenta de lo solitaria que era, ya que se levantó a preparar el desayuno y notó que en definitiva Klaus había obligado a sus híbridos a irse de Mystic Falls por Stefan, y ahora vivía solo.
—Te veo luego, amor. No quemes la casa.
—¡que poca fé! —le gritó divertida y Klaus salió sonriendo.
Cargaba en su brazo derecho a Castiel y preparaba unos pancakaes para desayunar, sintiendo el dulce aroma de la mezcla colarse por sus fosas nasales. Sin aguantarse, sus ojos se llenaron de lágrimas y sonrió aliviada al no sentir náuseas, sino un hambre atroz, ya no parecía alucinar por un poco de sangre, ya había vuelto a la normalidad.
Acercó un poco de miel a su boca en una cuchara y mancó sus labios con esta misma, se relamió y sonrió al ver que le gustaba.
Bella llegó en esos instantes y notó como Casandra se esforzaba en no llorar por algo tan pequeño. Pero si melliza se acercó y apoyó su barbilla en su hombro, para Bella, Casandra era la persona más fuerte que conocía... Y verla como madre, después de tanto sufrimiento, alegró su mañana.
—Klaus fue a... Buscar a Stefan creo, quiere sus ataúdes —contó Casandra, amamantando a Castiel —Bella, ¿tu lo ves más grande? —preguntó y Bella se asomó.
—si... —susurró sorprendida —no parece haber nacido ayer.
Escucharon un ruido y voltearon, viendo a Stefan de brazos cruzados en el marco de la puerta.
—¿qué haces aquí? ¡Klaus va a matarte! —Casandra lo miró preocupada.
—¿a caso no puedo venir a ver al nuevo integrante? —se burló, acercándose a ver al bebé —carajo, ¿nació ayer segura?
—si, yo lo parí —se mofó pasándole panqueques —¿Hotcakes de desayuno?
—¿por qué no? —Stefan los tomó y se sentó en la mesa junto a Bella que blanqueó los ojos —vi a la pelirroja.
—¿Victoria? —preguntó Bella, sorprendida.
—Si, pasó por casa de Bonnie y la seguí hasta el hospital. Cuando quise agarrarla se escapó de entre mis manos, es muy escurridiza —Se quejó tomando unos arándanos y dibujando con ellos en su desayuno una cara enojada —luego salió de Mystic Falls. Sospecho que se está quedando por la universidad Whitmore.
—¿La universidad Whitmore? —preguntó confundida, Casandra.
—si, es una universidad a media hora tal vez de aquí, muchos adolescentes borrachos de quienes beber, fácil camuflaje. Sheila Bennett enseñó allí —Explicó poniendo espuma en sus hotcakes y comenzando a comer —luego iré a ver, ahora hablemos del problema principal, los ataúdes.
—oye, tengo una duda —Bella lo interrumpió y la miró sin gracia —si eres Destripador, sin humanidad, ¿Por qué estás tan resentido? —él le sonrió irónico.
—porque ya no es Destripador, es Stefan. Semi humanidad apagada. Tiene la ira, el resentimiento, melancolía... —ennumeró burlona. —estamos esperando que le vuelva el amor y la paz —fingió calma —pero no llega más.
—porque no volveré, así que calla...
El timbre sonó en esos instantes y Casandra tomó mejor a Castiel antes de alzar su dedo para pedirles silencio. Era muy extraño que tengan visitas, en especial ellos, cuando solo Klaus vivía allí.
Castiel comenzó a llorar y Casandra se apresuró a levantar su camiseta para amamantarlo. Lo tapó bien y abrió la puerta, sin embargo, quedó helada.
—Alice...
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40 comentarios.
Uy, como que Alice volvió?
Buenos días, Lola💗
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