🐯 Cap 09

Perdón, mi vida, pero ahora no puedo mantener mucha distancia contigo.

— Kookie, te quiero ver. — Estaba tan ensimismado en la sensación de libertad que le daba la lluvia, que no se había percatado de la presencia que lo mirada totalmente enamorado.

— Primero que todo... Tú no te vas a ir al apartamento caminando. — TaeHyung detuvo sus giros. — Segundo, aquí estoy para que me veas las veces que quieras.

— ¡Kookie! — Se abalanzó a los brazos del alfa. — Si sirvió llamarte con la fuerza de mi corazón. — Enredó sus manos alrededor del cuello del azabache, y este último no dudo en enredar sus brazos alrededor de la cintura del omega.

— Siempre llegaré hasta donde tú estés. — Lo levantó un poco del piso.

TaeHyung le sonrió, sus ojos brillaron en un verde esmeralda. — ¡Bésame, JungKook, bésame! Quiero un beso de mi rayitas.

— Rayadito, mi eterno amor... — Los ojos del alfa brillaron en un rojo rubí.

Ambos estando frente a frente, con sus ojos expectantes ante cualquier movimiento del chico que les acelera el corazón, y sus manos realizando tímidos movimientos sobre la ropa húmeda, se perdieron en el eco de la fuerte lluvia. Y con los destellos de luz en sus estrellados ojos, conectando su vida pasada, presente y futura, todo a su alrededor se detuvo, el tiempo y el espacio se habían esfumado.

Se acababan de encerrar en su pequeña burbuja, solo eran ellos, sus corazones y almas.

— Mi rayitas...

— Soy tu rayitas, tu alfa y lo que desees... — Con delicadeza hizo que los pies del omega tocaran el piso.

TaeHyung estaba perdido en aquel brillo rojizo que destellaba con intensidad en los orbes del alfa. — Rayitas, mi rayitas...

— Omega, mi omega, mi pequeño rayadito... — Los dedos del alfa acariciaron con delicadeza aquellos labios rosas.

— Necesito que me beses, bésame mi rayitas. — Sus labios hormigueaban ante el tacto del alfa.

Mi omega. — Los orbes de la pareja brillaron con más intensidad.

Mi alfa...

El animal interno del omega llamaba a su alfa, y el humano deseaba gritarle que era su alfa, y que él, Kim TaeHyung era su omega. Pero parecía que sus cuerdas vocales se negaban a liberar aquellas palabras que haría a cierto azabache brincar más que feliz.

A causa de la conexión que estaban teniendo en ese momento, con sus animales presentes en sus miradas; JungKook escuchó perfectamente aquello que no salía de los labios de su pequeño rayadito.

Sonrió enorme y se dijo que seguiría esperando el día en que aquellos labios pronunciaran lo que en su mente gritaba.

— Mi rayitas... — Le repetía una y otra vez. — Tus labios... Deseo probar de nuevo tus labios...

— Rayadito... — Abandonó las caricias de aquellos labios rosas, y sujetó la cintura del omega. — Te besaré las veces que tú quieras. — Alzó en el aire al omega, y este posó sus manos en los hombros del alfa.

— Bésame hasta que me hagas olvidar el dolor... — Hizo una mueca ante la punzada que sintió en la herida de su mano. — Bésame hasta que me dejes sin aliento. — Enredó sus brazos en el cuello de JungKook.

— Con besos y caricias, eliminaré de tu sistema cualquier dolor. — Juntaron sus frentes. — Seré tu medicina, una bandita para tu alma y corazón, tu lugar seguro... Seré todo lo necesario para liberarte mi amor.

Un fuerte relámpago marcó el momento en que juntaron sus labios.

JungKook deslizó sus manos por aquella cintura, y con sus fuertes brazos apresó el cuerpo de su omega, sujetó a la perfección a aquel ser que lo miraba con tanta intensidad que podría jurar que a través de sus ojos le estaba confesando lo que con su boca no se animaba a decir.

Cerraron sus ojos y juntaron sus frentes, un fuerte destello de un segundo relámpago, fue testigo del inicio de movimientos dulces y lentos por parte de esos labios que ardían ante cada contacto.

El cosquilleo en sus labios les indicaba que no estaban soñando, en realidad se estaban besando. La sensación era embriagante, el dulce sabor de sus labios les confirmaba que estaban unidos en un anhelado beso.

Sus labios moviéndose en armonía, con una sincronía perfecta ante el retumbar de sus corazones, sus manos se aferran un poco más al cuerpo del otro, rugidos provenientes de sus animales internos, acompañaban las sensaciones de ese momento.

Se separaron de aquel beso, abrieron lentamente sus ojos y conectaron miradas como la primera vez que se entregaron en cuerpo y alma.

Eres mi alfa. — Rugió quedito el tigre siberiano.

Siempre serás mi omega. — Respondió el tigre blanco. — Mi humano y yo seguiremos esperando por tu humano.

Juntaron de nuevo sus labios, con ese dulce, pausado, ardiente y anhelado beso; ambos animales desaparecieron de los ojos de sus humanos. Inevitablemente las lágrimas fueron derramadas en medio de aquel beso. Desde los lagrimales de los peli azabaches; las gotas de agua salina se deslizaron sin restricciones, fundiéndose con las gotas de lluvia que acariciaban el rostro de aquella pareja.

Con sus labios aun unidos a los de su rayadito, JungKook apoyó los pies de su amado en el húmedo suelo. El omega no quería separarse de los labios de su rayitas, así que acunó el rostro del hombre que lo abrazaba por la cintura y lo besó más profundamente.

— JungKook... — Pronunció sobre los labios del alfa.

— ¿Quieres más besos? — Acarició una de las mejillas del omega.

— Sí... — El alfa sonrió enamorado. — Pero...

— ¿Pero qué?

TaeHyung abrió sus ojos al recordar el lugar donde estaban. — Ay no, no, y no. — Miró hacia todos los lados, buscando alguna cara conocida de la empresa.

JungKook al ver la angustia en el rostro de su omega, acunó las mejillas del chico y lo guio para que lo mirara de nuevo. — No entres en pánico. — Le regaló un piquito. — No hay nadie de la empresa...

— Pero... Y ¿Si nos vieron? — Cerró sus ojos y se regañó por ser tan imprudente. — Tonto TaeHyung, solo a ti se te ocurre... Ahora sí que será el centro de los chismes, ¿Así querías proteger a ese alfa del demonio y cachorro?

— Rayadito, abre los ojos y mírame.

TaeHyung negó con su cabeza. — Ahora sí que metiste las patas.

— Rayadito, tu no metiste las patas. — TaeHyung abrió sus ojos y vio la sonrisa del alfa.

— Y ahí voy yo con mi bocota.

— Es una hermosa boca. — Tomó su celular y envió un mensaje a su chofer.

— Oye, tú, alfa del demonio.

— ¿Qué sucede?

— ¿Por qué estabas aquí? ¿Me estabas siguiendo?

— Este... Pues...Veras... — Rascó con nerviosismo su nuca. — ¿Qué digo? — Se preguntó.

— ¡JungKook! Contéstame. — Gritó cuando el alfa se perdió en sus pensamientos. — ¡Alfa del demonio! Habla ahora...

— No me grites que me excito. — Dijo cuándo regresó de su mundo de pensamientos.

— ¡JungKook!

— ¿Quieres que me excite? — TaeHyung negó. — Pues pareciera, porque me sigues gritando.

— ¡Por todos los tigres! — JungKook sonrió pensando que había logrado esquivar la pregunta de su omega. — Contéstame lo que te pregunté, no creas que me distraes.

— Rayadito es que...

— Te escucho, ¿Me seguías?

— Tú me llamaste y yo llegué rápido y veloz.

— Eso es mentira.

Es mitad verdad y mitad mentira. — Pensó. — ¿Estás seguro que no me llamaste?

TaeHyung recordó cuando llamó al alfa en un susurro. — Ay, carajo, eso...

— Viste, si me llamaste.

— Pero, ¿Cómo pudiste escucharme?

— No sé. — Se encogió de hombros.

— Pero llegaste demasiado rápido. — Entrecerró sus ojos.

— No puedo mentirte.

— ¿Me estás mintiendo?

— Rayadito...

— Jeon JungKook, ¿Estabas siguiéndome si o no?

— No.

— ¿Entonces?

— Estaba siguiendo a Park, bueno uno de mis hombres lo sigue.

— ¿Qué estás diciendo?

— Amor, es que ese hombre me da mala espina, desde que el cachorro me contó cómo se comporta contigo, yo... Lo mande a investigar. — Sonrió jugando con sus dedos indices. — No me regañes. — Puchereo.

— No me hagas pucheros. — Lo regañó. — Te pareces a tu hijo cuando me hace ojitos para que no lo regañe.

— Igual, me acabas de regañar.

— Lo mismo pasa con el cachorro. — Le informó. — No era necesario que investigaras a Park.

Caminaron lejos de aquella cafetería, JungKook guiaba al omega hacia el punto de encuentro con su chofer, no correrían de la lluvia, ya estaban bastante empapados, solo quedaba esperar que su transporte llegara.

— Si lo es, necesito saber...

— JungKook, ¿Me viste con BoGum?

— Sí. — Tomó las manos del omega. — Mira nada más como te sale sangre de la herida...

— JungKook... — Intentó liberarse del agarre de sus manos. — ¿De alguna manera escuchaste lo que hable con BoGum?

— No te alejes de mí. — Besó la mano vendada del omega.

— Señor Jeon...

— No me llames así. — Lo jaló hacia su cuerpo y lo apresó entre sus fuertes brazos. — No logré escuchar lo que hablabas con Park...

— Suéltame, nos van a ver. — Se removía buscando libertad.

— Quieto, y tranquilo, no hay nadie de la empresa... Incluso las demás personas nos ignoran, están ocupadas huyendo de la lluvia.

— Es que...

— Es que nada, no te alejes de mí. — Besó una de las acaneladas mejillas. — Respondiendo a tus preguntas... — Acunó las mejillas del omega. — Cuando terminaste de hablar con Park, a mi mente llegó tu voz. — TaeHyung lo miró confundido. — Me llamaste y mi piel se erizó, sentí un fuerte tirón en mi cuerpo, pude sentir tu dolor y tristeza en ese momento...

— ¿Pero cómo?

— No sé. — Acarició con ternura la mano lastimada. — Pero sí sé es que quería golpear al bombombum...

— No golpearas a nadie.

— Pero ese bombombum te tocó, te hizo sentir incómodo y triste.

TaeHyung sonrió. — No puedo creer que lo llames como lo hace nuestro cachorro.

— Mi vida... Eso, sonríe, me encanta verte sonreír.

— Kookie, sigue respondiendo mis preguntas. — Observó su mano lastimada que era acunada por las manos del alfa. — Me asusta que sientas mis emociones o que quizás puedas escucharme estando a unos metros de distancia.

— No te asustes. — Revisó el mensaje donde su chofer le avisaba que estaba cerca. —Es una conexión única, te confieso que me gusta sentir ese leve tirón cuando me llamas en pensamientos o susurros, además que mi animal interno ruge en respuesta al tuyo.

— Esto es extraño...

— No es extraño, es nuestro lazo de amor... — Sus ojos brillaban al ver a su omega.

— Solo a ti se te ocurre lo del lazo de amor. — Acarició con disimulo la mano alfa.

— Es la verdad, algún día veras que es nuestro lazo de amor. Sin marca en tu cuello, entre nosotros dos existe un lazo que cada día se fortalece.

— Yo quiero tu marca...

— ¿Qué?

— Ay no, eso debía ser pensamiento.

— ¿Enserio quieres mi marca?

— No.

— Auchs, eso dolió. — Fingió un dolor en su pecho. — Pégame en mis partes bajas y sácame el corazón... Eso duele menos que el rechazo de mi futura marca en tu cuellito.

— JungKook... Lo siento... Yo, yo...

— Tranquilo rayadito, es drama. — TaeHyung divisó la sonrisa traviesa del alfa. — No es necesario enterrarte mis colmillos en tu hermoso cuello para enlazarnos.

— ¿No?

— Por supuesto que no.

— ¿Entonces como estaremos enlazados?

— Nuestro lazo ya está formado, nuestras almas y corazones iniciaron a sincronizarse desde aquella noche... No veo tan indispensable marcar tu piel con un acto tan primitivo. ¿Para qué? Para que las demás personas te vean como si fueras mi propiedad... Pues no, no pienso eso, tú jamás serás una propiedad mía, eres libre.

— Kookie. — Sus ojos brillaron como estrellas.

— Si en un futuro quieres la marca, solo si enserio tú la deseas, yo te marcaré. Pero será para afianzar la conexión que estamos teniendo.

— ¿Enserio tenemos una conexión?

— Rayadito, la tenemos y te aseguro que en algún momento tu podrás sentir e incluso escuchar lo que pienso.

— Eso es peligroso... Tú y yo no pensamos cosas muy sanas a veces.

— Travieso, eso es lo que más me gusta.

— ¡JungKook!

— Rayadito fugitivo, ¿Me dirás lo que te dijo Park? —TaeHyung cambió su semblante y negó repetidas veces. — Tranquilo, amor, solo era una pregunta. — Acunó las mejillas del omega y besó uno de los lunares de aquel bello rostro.

— Los siento JungKook, pero esto lo manejo yo.

Y desde la distancia yo seré tu apoyo, no estás solo contra Park. Pensó. — Entiendo...

— ¿No vas a presionarme para que hable?

— Jamás te presionaría... — El auto llegó y se parqueó. — Tú estás en todo tu derecho de no contarme lo que hablaste con Park... — Abrió la puerta para que el omega ingresará al automóvil. — Sé que sea lo que sea, tú puedes manejarlo. — TaeHyung ingresó al auto. — Eres un omega fuerte y muy inteligente.

— Ay por la luna. — Su corazón sintió calidez. — Eres un alfa único en tu especie.

— Soy tu alfa. — Cerró la puerta del auto. — Y porque soy tuyo y confió en ti, en tus capacidades, es que no insistiré con lo de Park... Tu decidirás si más adelante es necesario contarme todo.

— Mi rayitas.

— Me conformo con que me sigas llamando así. — Lo besó en la mejilla. — Kai, llévanos al apartamento de mi omega. — El mencionado tomó camino por la carretera.

— Rayitas...

— Tu rayitas. — Le recordó.

— Okay, mi rayitas. — Una hermosa sonrisa geométrica adornó el rostro del omega.

— Así suena más bonito. — Arrugó su nariz en el momento que sonrió en respuesta al omega. — Ahora que lo pienso...

— ¿Qué?

— Tenemos que ir al doctor para que te revise de nuevo la mano.

— ¡No!

— Que no me grites que me...

TaeHyung le cubrió la boca con su mano sana. — Shh, no vas a decir eso frente a tu chofer. — JungKook lamió la mano del omega. — No hagas eso, alfa del demonio. — Retuvo el jadeo que casi escapa de sus labios. — Tengo frío y no quiero ir al doctor. — Le hizo un puchero al alfa y retiró su mano.

— Ni creas que no me di cuenta que te gustó que te pasara la lengua en la palma de tu mano. — Le susurró en el oído. — En el apartamento miraré la herida, y así sea amordazado y amarrado te llevo al doctor si lo veo necesario.

— Alfa del demonio.

— Ah no, no te alejes. — Lo jaló hacia su pecho. — Kai, por favor pásame la manta que tienes en la silla del copiloto. — El hombre obedeció. — Ven aquí, rayadito, te voy a dar calor.

— Jun-JungKook, alfa pervertido, tenemos compañía.

— Ese tipo de calor no... — Sonrió divertido. — Te cubriré con la manta mientras estás recostado en mi fuerte pecho.

— ¡Otra vez me haces quedar como pervertido!

— Kai no escuchó nada, ¿Verdad? — Inevitablemente se escuchó la risa nasal del alfa. — Kai...

— No escuché nada, señor.

— Ya escuchaste, rayadito.

— ¡Alfa del demonio! Te andas riendo de mí. — Pataleó. — Suéltame no quiero tu calor.

— Te quedas quieto o te daré una nalgada.

— No serías capaz...

— Me imagino que a tu lado masoquista le ha de encantar la idea de sentir mi mano estampada en ese redondo cachete... Imagínate la sensación ahora que tienes la ropa húmeda.

— ¡Cállate y acobíjame!

— No te sonrojes, Kai no escuchó nada.

— Deja de decir eso. — Sus orejas ardieron en vergüenza.

— Aww mi tomatito pervertido.

— ¡Jeon JungKook!

— ¡Kim TaeHyung!

— Señor, ¿Necesita pasar por una farmacia? — Inquirió Kai intentando no reír por la conversación de esos dos.

— Sí.

— No. En casa tengo con que curar mi mano.

— Kai, no haremos la parada en la farmacia.

El camino al apartamento fue un poco tardado, a causa de la lluvia, el tráfico se puso pesado, los autos recorrían la carretera con más precaución de lo habitual.

— Kai, préstame tu abrigo. — Dijo JungKook cuando se detuvieron en un semáforo.

— Jefe, ojalá su pareja no se resfríe.

— Ni lo digas. — Recibió la prenda de su chofer. — Gracias Kai.

— Con gusto, jefe.

— Rayadito, no te me vas a enfermar. — Le susurró mientras lo cubría con el abrigo. — No debimos besarnos bajo la lluvia, mira como tiemblas por el frío.

— ¿Te arrepientes de besarme? — Sus dientes tiritaron al hablar. — ¿No te gustó?

— ¡¿Tú no estabas dormido?!

— Si pero me desperté cuando mencionaste el beso. — Se reincorporó. — Respóndeme lo que te pregunte.

— Ven aquí... — Lo tomó de la cintura y lo sentó en su regazo. — Kai, baja un poco la velocidad. — Se miraron a los ojos. — Me encantó besarte de nuevo, jamás me arrepentiría de haberte besado. Incluso, ese beso bajo la lluvia ha sido la realización de uno de los tantos sueños que tengo contigo.

— ¿Entonces porque dijiste eso?

— Lo que quise decir es que quizás no debimos tardarnos tanto en ese beso, te me vas a enfermar...

— Si me enfermo tendré un doctor para que me cuide.

— ¿Yo?

— No.

— ¿Quién es ese doctor?

— Es mi vecino, desde que lo conozco me cuida. — Un rugido molesto se escuchó por parte del alfa.

— ¿Cómo se llama el disque doctor?

— ¿Lo vas a investigar?

— ¿Qué crees? — Sin poder evitarlo, empujaba su mejilla interna con la lengua. No le gustaba la idea de que otro hombre anduviera cuidando a su omega, eso era algo que solo él debía hacer.

— No te lo diré.

— Rayadito, dímelo. — Sus labios rozaban los ajenos.

— Melo... — Se carcajeó.

— Estoy hablando enserio.

— Señor, llegamos...

— No te diré nada. — Se bajó rápidamente del regazo del alfa. — Adiós Kai. — Salió del auto. — Nos vemos Jeon. — Salió corriendo.

— Señor...

— Ya vuelvo, tengo que hablar con ese omega escurridizo.

TaeHyung se encontraba esperando a que bajara el ascensor, sonreía enormemente al recordar la expresión del alfa. — Lo siento alfita, pero creo que no revisaras mi herida. — Giró un poco su rostro, y allí vio la imponente figura del alfa, caminando por el pasillo. — Mierda. — Presionó con desespero el botón, necesitaba escapar. — Muévete caja del demonio, ese alfa viene por mí.

— Te dije que no te dejaré escapar. — Lo tomó de la cintura. — También tengo que revisar esa mano. — Le susurró a sus espaldas. — Dime, ¿Quién es el doctor? — El ascensor al fin llegó.

— Ve-vete a tu casa.

— Omega fugitivo... — Con su cuerpo empujó al azabache hacia el interior del lugar. — Habla ahora... — Presionó el botón del piso del apartamento de TaeHyung. — ¿Te incomoda que te toque en este momento? — El omega negó.

— Koo-Kookie... — Tartamudeó cuando el alfa lo acorraló contra la pared del ascensor.

— Rayadito, solo dame el nombre...

— No seas celoso.

— No lo puedo evitar, dame el nombre. — Besó la mejilla del omega, y se miraron a través del reflejo del espejo del ascensor.

— No te lo diré.

— Estas disfrutando esto, ¿Verdad?

— Solo un poquito. — La puerta del ascensor se abrió.

— Sabes que si no tuviera un plan trazado, en este momento te estaría haciendo hablar de una manera en la que los dos...

— ¿Y qué te detiene? — Sonrió pícaro. — Verdad, tu plan...

— Buenas noches. — Saludó un chico. — Disculpen no quiero interrumpir...

— ¡Hobi! — Se separó del alfa.

— Tae... Pero... — Un rugido se escuchó por parte de JungKook. — Mejor me voy por las escaleras.

— Espera, Hoseok, ayúdame.

— Tengo que hacer algo, Tae, lo siento.

JungKook impidió que la puerta del ascensor se cerrara. — ¿Por qué le pedías ayuda a ese chico? Si tú iniciaste el juego.

— Koo-Kookie, alfita del demonio. — Se acercó a los labios del alfa. — Olvida lo de saber el nombre del doctor.

— No voy a olvidar nada, tengo celos, ese doctor te ha cuidado cuando yo debí hacerlo.

— Tú puedes ser mi doctor de ahora en adelante.

— No quieras distraerme.

— No lo hago, vamos a que me revises mi manita. — Puchereó.

— No puedo con tus pucheros.

— Olvida al doctor que me bajaba las calenturas... Digo las fiebres, y ayúdame con mi mano.

— ¡Rayadito!

— No pienses cosas raras.

— Enserio tu...

TaeHyung lo silenció con un piquito. — Ya deja de andar de celoso, y vamos al apartamento. — Lo tomó de la mano y salieron del ascensor.

— Esto no es justo...

— Solo te di un besito, rayitas celoso, es muy justo. — Le guiñó un ojo. — Justamente te acabo de distraer con mis labios.

TaeHyung abrió la puerta de su apartamento y lo primero que vio fue a su cachorro, estaba olfateando un gran ramo de Tulipanes rojos.

— ¿Esas las enviaste tú?

— Claro que yes, mi querido omega.

— Pensé que como no nos veríamos, no recibiría tus flores.

— Creíste mal, no dejaré de regalarte flores.

— ¡Lisa! Mi papá Kook ama mucho a mi papi Tae. — Expresó el cachorro aplaudiendo chiquito.

— Tigrecito, ven a tomar tu vasito de leche.

— ¡Papis! — Gritó emocionado. — Papá Kook, se supone que no vendlías. — Sus ojitos demostraron alegría al verlos. — No impolta, yo muy feliz de que mi papá Kook este aquí.

— Hola, tigrecito. — Sonrieron en sincronía hacia su cachorro.

— Buenas noches. — Saludó Lisa al verlos, y el cachorro corrió hacia sus padres.

— ¿Qué les pasó? — Frenó sus pequeños pasos cuando se dio cuenta que sus padres estaban mojados. — Papi Tae, tu manita está sanglando de nuevo. — Se preocupó. — ¿Qué te pasó?

— No es nada. — Escondió su mano tras su cintura. — Solo sangró un poquito...

— Tigrecito ven y nos das un besito, pero sin abrazo, no queremos mojarte. — Habló el alfa.

— Palecen paletas. — Expresó el infante cuando sus pequeños labios tocaron las mejillas de sus padres.

— Tenemos que cambiarnos. — Dijo TaeHyung.

— ¿Y tu mano? — Inquirió el alfa. — Tenemos que revisar esa linda mano.

— Tae, traeré el botiquín. — Expresó Lisa. — Y de paso, también les traigo unas toallas y batas.

— Estuvielon jugando bajo la lluvia y no me invitalon.

— No, bebé, no es eso. — Dijo nervioso el omega, y sus labios hormiguearon al recordar el beso bajo la lluvia.

— Cachorro, acompaña a Lisa por el botiquín por favor.

— Tengo una mejol idea.

— ¿Cuál? — Inquirieron los adultos.

— Lisa, acompáñame y vamos pol el doctol splite. — Le dijo a la chica cuando la vio llegar.

— ¿Doctor qué? — Inquirió el alfa.

— El doctol splite, así le digo al doctol que siemple cuida a papi Tae cuando...

— Tigrecito no le digas, shh, shh.

— Con que doctor sprite.

— Sí. — Dijo el cachorro.

— Lisa, por favor acompaña al cachorro por ese doctor.

— Sí señor. — Se encaminó fuera del apartamento con el pequeño Kookie agarrado de su mano. — TaeHyung, me tomé el atrevimiento de traer una de tus pijamas para que el señor Jeon se cambie esa ropa mojada. — Lisa y el cachorro se marcharon.

— ¡Ese alfa con mi pijama!

— ¿No me prestaras tu pijama? — Hizo ojitos de perrito regañado. — ¿Dejaras a tu alfa mojado?

— Jun-JungKook, no me hagas esos ojos. — Tartamudeo cuando vio los pectorales del alfa a través de la camisa mojada. — Mierda... Digo... Ve a bañarte en la habitación del cachorro y ponte mi pijama.

— ¿Qué te pasó rayadito? — Sonrió ladino. — ¿Te gusta verme mojado y con la ropa pegada al cuerpo?

— ¡Deja de decir cosas como esas! — Expresó desviando la mirada. — Me voy a bañar... Y creo que mejor vamos a ver el doctor que tú decías.

— ¿Por qué, rayadito? Si aquí tendremos a tu doctor de cabecera.

— Estaba jugando cuando te dije lo del doctor que me cuida, mejor vamos a que me vea...

— Rayadito... No hagas que yo te desnude, te bañe y te vista de nuevo. — TaeHyung tragó saliva. — ¿Quieres que te ayude a desnudar? — Se acercó peligrosamente a los labios del omega.

— Espera... Espera, ya voy.

— Nos vemos en la sala cuando estés listo, quiero ver que tan buen doctor es el tal sprite. — Y de nuevo el omega corría como alma que lleva el diablo.

TaeHyung se desnudó rápidamente, se bañó a la velocidad de la luz y cubrió su desnudez. Necesitaba escapar del alfa e ir a buscar a su vecino para impedir que ingresara al apartamento.

— No vas a conocer al vecino doctor. — Dijo tomando la perilla de la puerta. — Estaba jugando, no pensé que te pondrías así, además si lo llegas a conocer el mendigo del sprite saldrá con sus cosas y te pondrás peor. — Abrió la puerta. — ¡Ah! ¡JungKook! Pareces un fantasma apareciendo de la nada.

— ¿A dónde crees que vas?

— Iba a... ¡Ay por todas las rayas de mi tigre!

— ¿Por qué gritas?

— Carajo, JungKook, mi pijama...

— ¿Tu pijama?

— Maldita sea, te ves tan, wow, digo, me da algo... Este... Ay mi corazón. — Humedeció sus labios nerviosamente. — Carajo enserio a ti te queda todo bien...

JungKook tenía una de las pantalonetas de TaeHyung, junto con una de sus camisetas de dormir. Pero demonios, con esas dos simples prendas, el alfa se veía demasiado sexy, guapo, seductor, y con esa sonrisa traviesa que le regalaba al omega, la mente de este estaba toda revuelta.

Se le estaba olvidando como hablar.

Veía los perfectos tatuajes en el brazo del alfa, las piernas fuertes y trabajadas, esas piernas en las que ansiaba permanecer sentado, y los pectorales, esos malditos pectorales que se seguían marcando a través de la tela.

— Rayadito, se te escurre la baba. — Dirigió su pulgar a los labios del omega. — Mira...

— N-no se me escurre nada. — Miró el pulgar del alfa. — No veo saliva en tu dedo.

— Mi amor, miraste para confirmar. — Una fuerte risa se escuchó.

— ¡Alfa del demonio! Sal de mi habitación.

— Por supuesto que me salgo. — Caminó unos pasos. — Pero tú te vienes conmigo...

— ¿Qué?

— Vas a acompañarme a llevar mi ropa al cuarto de lavado.

— Puedes ir solo.

— Si puedo, pero si lo hago... Tú, omega fugitivo, irás a buscar a tu doctor sprite e impedirás que venga.

— ¿Qué dices?

— Te escuché cuando hablabas solo.

— No puede ser...

JungKook extendió su mano. — Vamos, no te me vas a escapar y tu plan no va a salir.

— Enserio eres un alfa del demonio.

— Aun no sabes que tan demonio puedo ser. — Le arrojó un besito volador.

— No me seduzcas.

— ¿No quieres saber las diabluras que te puedo hacer?

— Sí. — Abrió sus ojos en grande al ver la sonrisa satisfactoria del alfa. — Digo, no, no quiero.

— Digamos que te creo.

Alfa y omega llevaron sus ropas mojadas al cuarto de lavado, salieron de allí para sentarse en el sofá de la sala y esperar a que las maquinas hicieran su trabajo.

— JungKook, vamos a ver al doctor de la otra noche. —Pidió después de unos minutos de silencio.

— No, el cachorro va a traer a tu doctor de cabecera.

— Lo que te dije del doctor era juego, bueno él me cuida, pero no de la manera en la que te hice creer.

— Yo solo quiero ver qué tan buen doctor es.

— Es malo, re malo, no sabe curar heridas...

— Es bueno saber qué piensas así de mí. — Una voz los interrumpió.

— Papi, el doctol splite es el mejol, ¿Pol que dijiste eso?

— Por culpa de tu padre. — Señaló a JungKook.

— ¿Yo que hice?

— Yo me retiro, voy a prepararles un té. — Avisó Lisa. — Pequeño tigre ven conmigo.

— Voy Lisa mona lisa. — Tomó la mano de la fémina. — Y tu papi fugitivo, discúlpate con el doctol splite o de lo contlalio no dejalé que él te vuelva a cuidal cuando aldes en fieble y dices alfa, alfa.

— ¡Tigrecito del demonio! ¿Qué acabas de decir?

— ¿Este doctor se queda contigo en tus celos? — JungKook enarcó una ceja. — Espera, es el chico que nos interrumpió en el ascensor.

— Espera, JungKook, no pienses cosas...

— Me presento... — Habló el tercer hombre en aquella sala. — Mucho gusto, soy Jung Hoseok. — Extendió la mano hacia el alfa. — Soy el doctor que no sabe curar heridas. Pero que cuida a un omega llorón en sus ciclos de celo.

— ¡Hobi! No le digas eso a este alfa.

— Soy Jeon JungKook, el alfa del omega fugitivo que está sentado aquí a mi lado. — Apretó fuertemente la mano ajena en aquel saludo. — Entonces tú eres el doctor sprite.

— Señor Jeon, me va fracturar la mano si sigue apretándola de esa manera. — El mencionado liberó la extremidad. — Ese soy, mi pequeño tigre juguetón me bautizo de esa manera.

— ¿Tu tigre juguetón? — Un leve rugido se escuchó.

— Hobi, no digas nada, por favor.

— ¿Cómo es eso de que Mi cachorro es tu tigre y además pasas los celos con Mi omega? — Movió su cuello varias veces hacia un lado, haciendo tronar algunas vertebras, y empujó su mejilla interna con la lengua.

— Wow, tigre bonito. — Se dirigió hacia TaeHyung y lo tomó de la mano.

— No lo toques. — Rugió. — No le digas bonito.

Hoseok ignoró a JungKook. — Pero mira nada más. — Revisó la mano del omega. — Como no quisiste darme tu mano en matrimonio, ahora te la andas destruyendo.

— ¡Hobi!

— ¿Matrimonio?

— Jung Hoseok, no estoy para tus juegos.

— Pero si tú y yo jugamos lo más de divertidos. — Sonrió. — Ahora como está ese alfa aquí, te niegas a que tú y yo...

— Ya entendí. — Dijo JungKook. — Kim, te dejo con tu doctor, avísame cuando pueda ver al cachorro. — Se levantó del sofá.

JungKook controló sus celos, al escuchar lo que decía Hoseok, por su mente pasó el pensamiento de que quizás ese hombre era una razón oculta por la cual su rayadito se negaba a aceptarlo como alfa.

Me imagino que él es al que tú le dices alfa, yo solo soy el que te dejó en cinta hace años.

— Rayitas... — Empujó a Hoseok. — No te vayas, yo te explico lo que...

— No tienes nada que explicarme, está claro.

— Kookie, por favor, no te puedes ir en pijama y sin hablar conmigo.

— Kai me espera en el parqueadero, así que mañana te envío tu pijama. — Miró a Hoseok. — Espero tú seas un buen alfa para Kim.

— ¡No! Kookie, rayitas... — Una fuerte carcajada se escuchó. — No te rías Hoseok, por tus técnicas de espanto para alfas, me vas a separar del padre de mi cachorro.

— ¿Qué? — Preguntaron al unísono.

— JungKook, este alfa de allí, el doctor sprite, es mi amigo, desde que me conoció en mi tercer trimestre de embarazo, se ha encargado de espantar a cualquiera que se me acerque. — Señaló a Hoseok y lo miró entrecerrando los ojos. — Y tú, Sol del infierno, este hombre de acá... — Tomó la mano de JungKook. — Es el padre de mi cachorro, no tienes que espantarlo con tus juegos de palabras y seducciones hacia mi persona.

— Lo siento, Tae, es que desde que te vi en el ascensor, pensé que te habías ganado otro loco y...

— JungKook está un poquito loco, pero no es ese tipo de locos.

— ¡Rayadito!

— Perdón, pero es cierto, tú me has dicho que estás loco por mí.

— Eso sí es cierto.

— Ves, sí eres mi loco.

— Lo soy, soy tu loco. — Lo abrazó por la espalda y miró a Hoseok. — Pero no entiendo eso de sus juegos, que mi cachorro es su tigre juguetón y que tú en tus celos...

— Yo te explico. — Interrumpió Hobi. — Resulta que desde que conocí a tu omega, me he encargado de espantar alfas babosos que solo quieren... Bueno, tú sabes. — JungKook asintió. — Después de su parto, yo lo he cuidado en sus primeros días del celo.

— ¿Cómo lo cuidas?

— Tranquilo, no me mires como si fueras a arrancarme la garganta. — Alzó sus manos en señal de paz. — Lisa se lleva el cachorro a mi apartamento, allí pasan los dos primeros días del celo de Tae...

— ¿Por qué te quedas a solas con mi omega en su celo?

— Diablos, TaeHyung... Tu alfa me quiere matar enserio, esas preguntas vienen acompañadas de miradas apuñalativas.

— Eso te ganas por dártelas de gracioso, cuando claramente el alfa del demonio se presentó como mi alfa y tú seguiste con tu juego.

— ¿Aceptas que soy tu alfa?

— No, aun no.

— Chale, me ilusione.

— Pero vas por buen camino. — Acarició las manos del alfa. — Tú sigue conquistándome...

— Eso tenlo por seguro, te seguiré conquistando.

— Continuando con mi explicación. — Interrumpió. — Yo me encargo de cuidarlo, es decir, no lo dejo salir de su habitación, le consigo lo necesario para que calme sus deseos por el alfa que tanto llama en medio de lágrimas y jadeos...

— ¡Hobi! Cállate, no le vayas a decir lo de los...

— Perdón, Tae. — Se cubrió la boca.

— ¿Qué cosa?

— Algún día descubrirás a lo que me refiero. — Respondió. — Te aclaro, Jeon, que jamás estuve carnalmente con el omega llorón y caliente. — TaeHyung lo miró como si le fuera a lanzar cuchillos.

— ¡Sol del demonio!

— ¡¿Qué?! No quiero perder mi garganta. — Se encogió de hombros. — Jeon, él se da placer solito, pero llora gritando por su alfa. Por eso Lisa se lleva al cachorro a mi apartamento. — Susurró. — Yo soy su guardián, no quiero que en un arranque de calor y desespero, salga buscando a su alfa, y se aprovechen de él. — Aclaró. — Además como doctor, sé controlar muy bien mis instintos, y las feromonas de los omegas en celo no me afectan.

— Rayadito, dime como te das placer.

— ¡Me niego!

— Deberías decirle.

— Sol del demonio, cierra la boca.

— Ahora me cae muy bien tu doctor sprite.

— Alfas tenían que ser.

— Mientras tu omega llorón hace pucheros, te sigo contando. — JungKook asintió. — Por último te digo que a tu cachorrito le digo mi tigre juguetón, porque desde que nació me encariñé con él, yo le he enseñado a jugarle ciertas bromas a su papi omega llorón, y lo quiero como mi sobrino.

— Definitivamente, necesito tu número. — Le extendió su celular. — Por favor regálame tu número de contacto, tú me ayudaras a seguir cuidando a mis tigrecitos.

— Con gusto...

— Te guardaré como Hoseok sprite.

— Yo te guardaré como JungKook rugidor feroz. — Ambos rieron.

— No hagan amistad, ustedes con el tigre del demonio me van a dejar pelón.

— Ni modo, el destino nos unió. — Expresó Hoseok.

— Te tocó soportar, rayadito.

— ¿Qué hice para merecer esto?

— No lo sabemos... — Respondieron al unísono. — Oye, Hoseok, ¿Por qué mi cachorro te dice sprite?

Lisa y el cachorro llegaron a la sala. — Disculpen, aquí está el Té. — Dejó las tasas en la mesa de la sala.

— ¿Puedo contestal la plegunta? — Los adultos asintieron. — Pues le digo así al doctol splite, polque le gusta mucho esa soda, palece que su novia fuela esa bebida.

— Tigrecito juguetón, ya te dije quién es mi novia. — Miró a Lisa.

— Lo sé, pelo me gusta molestalte con tu novia la splite.

— Y-Yo me retiro. — Dijo nerviosa Lisa.

— Acabo de ver que en definitiva no tengo que ponerme celoso del sprite. — Le susurró al omega.

— No seas chismoso, alfa del demonio.

— ¿Ya levisaste la manito de papi? — Inquirió el infante.

— No, aun no...

— ¿Pol qué?

— Porque tu papá Kook andaba rugiéndome.

— Te dije que si hacías lo que haces con los alfas que se le acelcan a papi, mi papá Kook se pondría rugidor.

— No pude evitarlo, quería comprobar que tanto rugía tu papá Kook.

— ¡Hoseok! — TaeHyung se acercó. — Te voy a dar un zape.

— Ni lo pienses... Pasa esa mano, vamos a ver qué fue lo que pasó. — Detuvo en el aire la mano del omega. — ¿Por qué no cuidaste tu mano?

— La cuidé.

— Si claro, y por eso ahora me toca volver a suturar tu herida.

— Oye, no. — Escondió su mano. — ¡Kookie! No quiero, eso me va a doler. — El alfa lo abrazó.

— Papi, tu eles valiente, solo dolelá un poquis.

— Rayitas, no quiero, me duele. — Abultó sus labios en un gesto de buscar ayuda del alfa. — Tigrecito, ayuda a tu papi.

— Y por estas cosas es que te digo omega llorón.

— No me vas a suturar, sol del demonio.

— Mi vida, déjate suturar y te compensaré como tú quieras.

— ¿Cómo yo quiera? — Sus ojitos brillaron.

— Sí.

— Okay, pero no vayas a ponerte como loco en el momento que te pida mi recompensa.

— ¿Qué le vas a pedil? — La curiosidad del infante hizo acto de presencia.

— Omega llorón, nada de cosas reproductivas enfrente del cachorro.

— No digas babosadas, Sol del demonio, y sutura mi mano.

Hoseok desinfectó y suturó la herida, después de recordarle al omega como cinco veces los cuidados de la herida, se marchó del apartamento. Salió junto a Lisa, y la acompañó hasta el parqueadero donde Kai la esperaba para llevarla a casa por órdenes de Jeon.

— No te dolió tanto. — Besó la frente del omega.

— Claro que me dolió, ahora quiero mi recompensa.

— ¿Qué vas a pedil, papi?

— No vayan a enloquecer los dos. — Pidió. — Yo quiero que...

— Espera rayadito, ya está lista mi ropa.

— Yo te acompaño papá Kook.

— No se vayan.

— Ya volvemos. — Dijeron al unísono.

TaeHyung mordió sus labios en nerviosismo, ya había tomado valor para pedir su recompensa, y si el alfa se iba al cuarto de lavado, quizás cuando regresara no sería capaz de decirlo.

— Rayitas, espera, por favor.

— No tardamos, espéranos allí, sentadito. — Avanzó unos cuantos pasos. — Me cambiaré de ropa, y antes de irme a casa, me dices lo que deseas como recompensa... — Un agarre en su mano libre lo detuvo. — ¿Omega?

— ¿Papi? — TaeHyung tenía su mirada gacha.

— ¿Qué pasa?

TaeHyung levantó su mirada, mordió fuerte su labio inferior y conectó miradas con los orbes del alfa. — ¿Po-podrías quedarte a dormir esta noche con el cachorro y conmigo?

— ¡¿QUÉ?! — Gritaron fuerte.

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