❛ 𝘅𝘃. 𝗂 𝖼𝖺𝗇'𝗍 𝖼𝗈𝗇𝗍𝗋𝗈𝗅 𝗆𝗒𝗌𝖾𝗅𝖿 𝖾𝗂𝗍𝗁𝖾𝗋.



❛ 𓄼 CAPÍTULO QUINCE 𓄹 ៹



          SUELTO UN SUSPIRO DESALENTADOR MIRANDO A RACHEL, sintiéndome herida ante su indiferencia. Había pasado de mí, ignorándome y despidiéndose únicamente de Dick cuando él y yo le contamos al grupo —Kory, Rachel, Ángela y Gar— que tomaríamos un viaje sin ellos.

—¿Estás segura de esto, Lydia? Podemos llegar a conocernos —insiste la madre de Rachel queriendo conectarse, pese a que ya no estaba en la edad de necesitarla o conocerla íntimamente.

—Gracias, pero no. Mi momento ha pasado, aunque aún puedes hacerlo con Rachel —sonrío con sinceridad—. Ella necesita a su madre —asintió entendiéndolo. Le hago una seña a Gar, incitándolo a seguirme—. Te espero en el auto.

Dick dio un asentimiento girándose para hablar con Kory. Comencé a caminar al vehículo seguido del muchacho antes de sentir dos pares de brazos alrededor de mí.

—¿Es el final del equipo? —miro con compasión a ambos, era lo único que tenían.

—Por supuesto que no. Solo me estoy tomando mi tiempo —agito el cabello verde de Gar—. Hay asuntos que debo arreglar. Pero tan pronto lo haga, volveré por ustedes. Los acogí, ¿No es así? —asintieron—. Bueno, aún están bajo mi ala... Rae–Rae, ¿Estarás bien?

—¿Tú qué crees?

—Bien. Pero si me necesitas, llama —me inclino a ella mostrando mis ojos violetas, que con gran esfuerzo podía forzar a mostrar.

Dick y yo entrelazamos nuestras manos caminando a la camioneta familiar, y depositando dentro nuestras pocas pertenencias para dejar atrás a los chicos.

          ¿AQUÍ ES? —inquiero, volviendo a ver el pedazo de papel con la dirección.

—Solo hay una manera de saberlo —soltamos un suspiro mientras me acerco a tocar la puerta y Dick cogía mi cintura.

Cuando Donna Troy apareció al otro lado, sonrió al escuchar a Dick afirmar haber renunciado. Cuando me miró, ambas sonreímos a la otra, mis ojos se empañaron porque quería llorar. Nuestra amistad, nuestra historia, todo me llevaba a años atrás en otra ciudad.

—¿Te hiciste un nuevo corte? Te queda —ella rompe el momento incómodo antes de fundirnos en un abrazo. No sabía cuánto la había extrañado hasta que tuve sus brazos en ese momento—. También me da gusto verlos —en lugar de un abrazo, a Dick le da un golpe amistoso, que lo deja desorientado—. Pero ahora, voy tarde.

Vuelvo a adoptar mi actitud de siempre, siguiendo a Donna y arrastrando al castaño con nosotras.

—Pensé que ya habían dejado a Batman —resaltó.

—No fue Batman esta vez —niego—. Y no fui yo.

—Fue Robin —aclara Dick—. No podía controlar la violencia. Está empeorando.

—Creí que Lydia te ayudaba a controlar la violencia —murmura frunciendo el ceño—. Eso dijiste seis meses atrás, por la única llamada que me has hecho, Dick.

—Bueno —interrumpo el momento incómodo de él—, ahora yo tampoco puedo controlarme —vuelve a fruncir el ceño deteniendo su caminar un segundo, solo para soltar una exclamación al ver mis ojos violeta.

—¿Qué diablos es eso? ¿Acaso no eran dorados?

—Y lo son —confirmo enseñando ahora los dorados cuando menos gente pasa a nuestro lado—. Y es algo que no puedo controlar, a veces aparece. A veces me toma esfuerzo.

—Sería difícil creer lo de Robin —retoma la conversación de Dick, sin palabras para mí.

—Lo sé. Renuncié por completo.

—¡Quemó el traje! —gemí.

—Wow. Qué dramático. El mío está en el clóset —comentó—. Esas cosas son caras.

—Extremadamente. El diseño de mi traje costó por lo menos ocho lingotes de oro —comento, lanzando la mirada de tenía razón .

Dick rodó los ojos y dio un apretón a nuestras manos. —De todos modos, ¿Cómo lo hiciste?

—¿Hacer qué?

—Habla de dejarlo —aclaro.

—No lo dejé —niega deteniendo su paso—. Solo me detuve.

—¿Cuál es la diferencia?

—La entenderás, en serio. Por tu parte, Ly, sé que será todo diferente ahora que no está Robin. Quiero decir, cuando me detuve solo estaba yo, pero ustedes dos... —cerró los ojos y negó con la cabeza, curvando una sonrisa en sus labios—. No importa, Banshee es fuerte.

—Y no necesita de Robin —agrega Dick.

—Qué dulce de tu parte —sonrío, llevando mi mano a su mejilla para besarle en ese punto.

—Me alegro que hayas podido sanar y superar, Ly. Y por supuesto me alegro que por fin Dick haya admitido sus sentimientos por ti —dice Donna—. Pensé que jamás lo haría —nos rodea siguiendo su camino por un callejón.

Reí apartándome de él y caminando tras Donna.

—Espera, ¿Todos lo sabían excepto yo? —pregunta Dick a mis espaldas.

—Donna, aguarda —la detengo tomando su brazo—. ¿Te molestaría si Dick y yo nos quedamos un tiempo en tu casa? Podemos dormir en el sofá.

—Pueden quedarse todo el tiempo que quieran —me mira y luego a Dick, regresa su mirada otra vez a mi guiñando un ojo—. Solo si Dick nos alcanza.

Toma mi mano y ambas salimos corriendo. A unos cuantos pasos un camión bloquea el camino, por lo que Donna y yo lo pasamos de un salto y una pirueta.

—¡Date prisa, D!

Dick aterriza frente a nosotras en unos segundos, con una sonrisa.

—Te extrañe, Chico Maravilla —ahogo una risa al escuchar el apodo que tenía Donna para él desde que la conocimos.

—Ese es mi favorito —ríe.

—Escuchen, tengo una exposición de alguno de mis trabajos. Porqué no vienen conmigo y salen con personas grandiosas y normales. ¿Qué les parece?

—Claro, será divertido —aceptamos.

          ANOCHECIÓ, y Lydia, Dick y Donna ya estaban pisando la galería donde las fotografías de la última estaban siendo exhibidas.

—Wow, ¿Todo esto es por ti? —pregunta el chico mirando el lugar de arriba a abajo.

—Sí. Algunos trabajos se publicaron en línea, pero la mayoría de estas son personales de cuando viaje.

—Esta es muy buena —elogió Dick.

—No pareces muy impresionado.

—No, en serio.

—Sí, lo sé —tranquilizó en broma.

—Donna, eres increíble. Estas son asombrosas y me hacen amarte aún más —suelta con alegría Lydia, caminando desde el otro extremo de la galería a ellos. Y si Dick se preguntó en ese momento cuándo dejó de estar a su lado para trasladarse al otro punto, no pareció demostrarlo.

—Gracias, Lydia —la abrazó—. Tengo que hablar con unas personas, ustedes vayan a socializar —hizo un ademán con su mano.

—¡Oye! —se queja la sirena—. Yo socializo todo el tiempo. La culpa es de Grumpy Dick.

—¡Lydia! —ella se ríe del quejido del nombrado.

—Puedes contar algunas cosas de tu trabajo —trata de aligerar el ambiente la ex ayudante de Diana.

—Sé cómo socializar —Lydia le hace una mueca a Donna aprovechando que Dick está a sus espaldas, expresando así lo que no creía de Grayson.

—A veces eres agresivo —le confiesa Donna.

—No, no es cierto —niega moviendo sus ojos a Lydia que se ha posicionado a lado de Donna. Hombro con hombro. 

—Lo eres ahora —secunda Lydia.

—No es cierto.

—Eso fue muy maduro —dicen al unísono—. Debo irme y ser Donna Troy. Tú intenta divertirte. Ly se asegurará de ello.

—Oh, puedes contar con ello —palmeó su brazo.

—Mhm —responde Dick.

—Agresivo —murmura Troy antes de irse.

—Descuida —se acercó rodeando su cuello con sus brazos—, te estaré apoyando —Dick rueda los ojos por segunda vez en el día, colocando un brazo en su espalda e inclinándose para besarla.

          TAN SOLO HORA Y MEDIA DESPUÉS, Dick se encontraba observando una fotografía y a Lydia detrás de esta, hablando animadamente con una chica sobre temas diversos que se relacionaban a la imagen.

—Tiene buen ojo, ¿No crees? —desvió sus ojos hacia el hombre que le hablaba, mirando —casi— lo mismo que él.

—Sí, y un fuerte gancho izquierdo —soltó una risa tratando de bromear, pero apenas vio su reacción la borró—. La conozco desde que éramos niños.

Lydia soltó una risa al escuchar a su acompañante del momento contar un chiste, y miró de reojo a Dick, tratando de entablar una conversación, fallando estrepitosamente.

—Qué interesante. Entonces...

Dick le interrumpió sin pretenderlo. —Era una Nikon F5. Debió usar cincuenta rollos de película en la primera semana. Eso fue antes de que todo fuera digital. Por supuesto —el hombre de lentes trató de dar una respuesta, sin embargo no lo logró—. En lo personal, prefiero lo análogo, un píxel es un píxel, ¿Verdad? —le sonrió y él se la devolvió un poco tenso—. ¿Y a quién no le gusta fabricar un esquema cromático? Eso es...

—Paul —la mujer se detuvo a si misma de su charla con Lydia para llamar al hombre que estaba con Dick. Le hizo un ademán para que se acercara.

—Disculpa... —él comenzó a caminar hacia ambas chicas, gesticulando a su amiga un ❛ gracias .

Lydia, déjame presentarte a un amigo —la morena le sonrió posando una mano en su hombro—. Paul, ella es Lydia. Lydia, él es Paul.

—Mucho gusto —Paul le extendió la mano, pero Lydia solo la miró con una ceja alzada antes de hablar.

—Yo también quiero presentarte a alguien —sus ojos cruzaron toda la galería hasta caer en Grayson—. ¡Richard!

Vaya la sorpresa que se llevaron cuando Dick apareció a su lado con una sonrisa en sus labios, al igual que ella.

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