𝟬𝟯
🃏 *;;↱ ᵕ̈ JOKES ON YOU ↲፧ ˏ'୭̥*
03. ፧ ❝ ACE QUEMICALS ❞
— The highest bidder.
MASAJEÓ DURAMENTE SUS sienes mientras contaba hasta de tres en repetición sin querer que aquella discusión se volviera una migraña.
Su garganta ya se había secado y no tenía la más mínima intención de seguir con aquella plática desde hace bastante tiempo, a este punto ya solo lo estaba dejando desahogarse.
Theo estaba expresando su molestia — no sabría decir si justificada, pero entendía hasta cierto punto — sobre cómo ella había ignorado deliberadamente sus advertencias sobre Arkham justamente con el peor villano de todos y peor aun, lo defendió.
— Se supone que esto sería servicio social, no que hicieras lo que te dije que no hicieras. — Se detuvo frente a la rubia y está hizo lo posible por no volcarle los ojos. — Solo me haz agregado más trabajo, como si no tuviera suficiente con las elecciones a la vuelta de la esquina. ¿Sabes cuantas llamadas tuve que hacer para que tu "buena acción" no sea público?
— Lo lamento. — Dijo por lo bajo, sin ánimos, era la décima disculpa que soltaba y él seguía con su reclamo.
— Nadie está seguro cerca de él, no puedes exponerte así. — Alboroto su cabello. — ¿Estás consiente de lo que hizo hace un par de noches, no? — Hera bajo la cabeza apenada, le gustaba vivir en su mundo de fantasía donde solo paseaba por los lugares ostentos y seguros de Gotham mientras ignoraba los espantos de los lugares bajos, los ayudaba, pero nunca quiso acercarse de más. — ¡Secuestro bebés! ¡Bebes! — Enfatizó — Y no contento con eso, asesino a sangre fría a la esposa del comisionado Gordon... Es un monstruo, que no merece tu lástima. Dejó a uno de mis mejores hombres en terapia, tuve que darle incapacidad para poder superar ese golpe, no me imagino como se siente después de perder al amor de su vida... Y no lo quiero saber. — La miro de forma profunda a los ojos y solo así la rubia sintió como le transmitía su desesperación. — Solo... — Gruñó igual cansado de sentir que discutía con la pared — Aléjate de él, no te pueden relacionar con gente así.
— ¿Así como? — Lo retó al sentir que sus humos habían bajado.
— Psicopatas genocidas. — Sentenció antes de darse media vuelta y abandonar la habitación.
Hera miró a la nada con los puños cerrados y un nudo en el estómago. Entendía sus preocupaciones pero todo ese sermón le resultó tan fastidioso e innecesario. Realmente ella no tenía ningún problema con cumplir su petición, tampoco le agradaba la idea de estar cerca de un personaje como él Joker; pero igual le molestaba como le ordenaba cuando ella desde un inicio le dijo que no queria hacer distinciones y quería ayudar a todos por igual, aunque estos no tuvieran salvación.
Tamborileo con sus dedos pensativa. Quería creerles a todos, temerle y alejarse, pero le era imposible, no por algún sentido de idiotez, más bien, ella no vivió lo mismo que los demás. Cuando el famoso villano hizo su primera aparición ella se encontraba en Alemania, haciendo sus primeras investigaciones sobre la Hextech; quiso volver al enterarse que su ciudad se vio envuelta en tantos revuelos, pero Theo se lo prohibió buscando su seguridad, en el momento no lo pensó mucho, solo quería estar a su lado y dar luz verde a su empresa para que sus armas fueran utilizadas en el ataque, pero, todos los vuelos hacia Gotham estaban cancelados por "ataques terroristas", no fue hasta que atraparon al payaso que la tranquilidad regresó a las calles y solo así pudo volver a su hogar.
Miro con rabia una copia de la lista — la original la tenía el guardia de nombre Griggs — con los nombres de los criminales a los que no se le podía acercar por seguridad y claro que él que la encabezaba era el lunático de cabello verde.
Rodó los ojos con libertad y soltó un fuerte suspiro mientras guardaba aquella lista en uno de sus bolsillos, para Theo era la lista de personas prohibidas, para ella, los que más necesitaban atención, y solo por meterse en sus asuntos y regañarla como una infante, ignoraría todas sus advertencias, era su causa y no podía venir a interponérsele con sus ideales solo por el bien de su candidatura. Pero tampoco era tonta, claro que tomaría su distancia y las precauciones que hagan falta con el Joker.
Detestaba cuando la hacía sentir como una extensión de él pese a que sus palabras decían que eran un equipo. Cuando iniciaron nunca pensó que algún día fuera a ser su sombra, pero no podía evitar pensar que él la empujaba a ese lugar, esperaba que inconscientemente.
Miro el reloj y noto que apenas llegaría a una junta con los directivos de Crownguard Industries, tenían que resolver el asunto con las pruebas del Hextech, este se había estado mostrando muy inestable últimamente y los directores de riesgos temían que provocara algún desastre en la ciudad.
Antes de marcharse, abrió su cajón donde tenía un botiquín y tomó dos aspirinas de golpe, presentía que sería un día pesado en la oficina.
Leía una y otra vez los mismos tres párrafos de la hoja que encabezaba todo un archivo preparado por el expositor de aquella junta. Bobamente quiso sumirse en el trabajo para calmar su mente de aquellos asuntos que involucraban a su prometido y los villanos de Gotham, pero parecía el destino que cierto hombre de sonrisa escalofriante no iba a dejar de deambular en su mente por un largo rato.
Bufó frustrada.
— Debido a los recientes incidentes con la Hextech, el equipo de riesgo y seguridad proclamaron la suspensión de pruebas hasta no contar con una base que respete un límite de mínimo diez kilómetros lejos de civiles. — Relató el orador, William, con cierta culpa al ver a su jefa fruncir el ceño, molesta.
— ¿Cuánto demorará la demolición de Ace Quemicals? — Cuestionó uno de los ejecutivos — Creo que habló por todos aquí cuando digo que entre más atrasamos las operaciones a la compañía le cuestan millones, mantener la Hextech no es fácil, ni barato. Si continuamos nos podrá costar otra multa de millones.
Hera asintió de acuerdo y acomodó varios papeles en sus manos para verificar cierta información.
— La planta de químicos cumple con las especificaciones y ya tenemos todos los permisos autorizados del ayuntamiento. — La ojiazul intentó mostrarse segura. — Solo es cuestión de que Carl Grissom nos de las escrituras y el complejo será nuestro.
Ante lo dicho, la heredera solo recibió caras largas, cosa que la extraño y miro al expositor de forma interrogante y este, al tener todas las miradas sobre él tragó duro, con nerviosismo.
— Grissom subió el precio. — Will bajo la mirada. — Nuestros abogados revisaron el contrato al derecho y al revés, pese a que ya hayamos firmado existe una cláusula que dice que él puede suspender la venta en el momento que quisiera.
Hera apretó los labios y puños molesta.
« Maldito viejo avaro. » pensó.
— ¿Por cuánto? Lo pagaremos. — Bramó luciendo relajada, aunque por dentro sintió como sus tripas se removían.
— ...Treinta millones... — La rubia sin poder creerlo abrió la boca asombrada.
— ¿Cómo...? — Soltó sin aliento — Esa fábrica está valuada por mucho menos, nosotros subimos la oferta para que el trato se respetara y tuviera consideración en nosotros. — Jugueteó ansiosa con su pluma entre los dedos. — ¿Por qué hizo eso? ¿Acaso es legal?
— No se trata de legalidad, es su propiedad y sus reglas. — Pronunció una mujer mayor entre los directivos, la cual, también se mostraba inconforme con la situación.
— El equipo de Grissom encontró varias irregularidades que no son de su autoría en la fábrica. — El expositor jugueteó con sus anteojos dispuesto a soltar la bomba por la cual se convocó aquella reunión de emergencia. — Esos artefactos, si no nos está tomando el pelo, le pertenecen al Joker.
Varios de los presentes soltaron un quejido de sorpresa y Hera pudo ver cómo incluso uno de ellos se persignaba.
» — Grissom envió un comunicado, si la propiedad no se vende en unos meses, convertirá la planta en un museo. — Volvió a colocarse sus anteojos. — Carl dijo que no tiene idea de cuál pueda ser el interés del Joker en la planta, no quiere estar en el radar de ese criminal y si va a correr el riesgo quiere que valga la pena por el precio.
Hera dejó caer su pluma en la larga mesa de juntas a la vez que llevaba sus manos a su frente hastiada.
— ¿Qué dijeron los inversionistas? — Preguntó sin ánimos.
— Ya no quieren pelear por la planta. — Titubeo William. — Ofrecieron otro terreno en Arizona.
— Pero eso costará el doble de dinero y tiempo. — Golpeó la mesa ya harta. — Construir otra edificación y adecuarla para la Hextech nos llevará alrededor de tres años, pronunciamos el lanzamiento para el año que viene. — El CEO asintió de acuerdo con ella. — Además nuestra sede principal está en Gotham, incluso los traslados de laboratorio y personal nos retrasarán aún más.
La mujer de edad avanzada suspiró agobiada.
— Pues a menos que podamos demostrar que su cambio en el precio está infundado, no podemos hacer nada mas.
Todos los presentes miraron a la dueña de la compañía interrogantes y expectantes a sus siguientes órdenes. No fue hasta segundos después de darse vueltas al asunto que asintió rendida.
— Quiero que empiecen a trabajar en la estrategia legal para eso, yo me encargo de lo demás.
Sin más que decir, se levantó galante de su silla abrochando los botones de su saco antes de tomar toda la información de aquella junta y sin más se marchó dando por finalizada aquella pequeña asamblea dejando más preguntas que respuestas.
Ninguno supo cómo haría cambiar de opinión al dueño de Ace Quemicals puesto que sus objeciones eran comprensibles, nadie quería meterse con aquel terrorista. Pero, más de uno creyó que iría llorando con su futuro esposo para que obligara a Grissom a venderle su propiedad, pero aquello estaba muy lejos de la idea que rondaba por la mente de la rubia.
Y ella que planeaba sacarse ese loco de la mente...
Miro su plato sin apetito, ya debería estar frío. Aquel pollo rostizado se veía increíblemente apetitoso, pero su estómago y nervios no cooperaban. Lo cubrió con una servilleta protegiéndolo de algún insecto, después pediría que se lo regalaran a alguien.
— ...Tuve un pésimo día en la oficina. — Exclamó decaída hacia su prometido, el cual si estaba devorando su plato. — Grissom aumentó el precio de Ace Quemicals y los inversionistas no piensan soltar un dólar más, quieren cambiar el laboratorio a Arizona...
Miró a Theo, esperando consuelo de su parte, pero este solo negó con su cabeza mientras miraba con atención su móvil. Frunció los labios al notar que no la escuchaba realmente.
» — Así que venderé todo y me iré a Europa, me gusta la idea de vivir en una playa nudista, las favoritas de los surfistas australianos. — Lo miro expectante a una reacción negativa ante su sarcasmo pero este siguió comiendo a gran velocidad.
— Buena idea, cielo. — Respondió distraído y Hera harta le arrebató el móvil colocándolo boca abajo en la mesa causando un leve estruendo.
— ¿Tienes prisa? — Cuestionó con notable molestia.
El castaño al verse descubierto suspiró derrotado.
— Perdón... — La rubia se cruzó de brazos — El Consejo adelantó la junta una hora.
— Íbamos a probar el menú para la boda. — Replicó con el ceño fruncido.
— ¿Puedes encargarte? Esto es importante... — Hera estaba por replicar, pero él rápidamente volvió a tomar su móvil cuando una llamada entrante volvió a robar la atención de Theo. — Lo lamento, es el gobernador. — La ojiazul asintió rendida e hizo un ademán para que contestara.
Ella volteó la cara queriendo ser ajena a aquella conversación.
» — Claro, salgo para allá. — Fue lo último que escucho antes de ver a su enamorado ponerse de pie a paso veloz y alejarse, no sin antes dejar un beso en su sien. — Te lo compensaré en la noche, ¿quieres ir a cenar? — Ella lo miró seria — También podemos pedir comida y ver una película, tú escoges. — Hera asintió distraída, sin ganas. — Te amo.
Y sin más se marchó.
— Igual... — Susurró para si misma.
Momentos más tarde, se reunió con el joven que organizaría su boda, pero su mente se encontraba en otro lugar. La cita terminó antes de poder hacer la degustación de postres, pues ningún platillo la convencía al todos estos tener un sabor amargo por el estrés generado con su fábrica, tampoco es como si tuviera muchos ánimos después de la discusión de la mañana y al ser ignorada por la tarde.
Después de volver a programar la cita, esperando que esta vez su prometido si la acompañara, decidió encerrarse en el despacho de Theo e inmediatamente encendió la computadora, debía saber con claridad a lo que se estaba enfrentando, realmente nunca supo con exactitud sobre los actos ruines de cierto villano, no porque no le interesara, pero Theo siempre le dijo que serían hechos e imágenes muy difíciles de digerir y que probablemente no lo soportaría, no toleraba cuando la trataba como una muñeca encerrada en una burbuja de cristal, pero en su momento tampoco quiso insistir.
Con sus dedos temblorosos tecleó aquel nombre: Joker, dio enter y así, decenas de noticias se desplegaron alrededor del monitor.
Tragó duro y buscó su primer ataque, el asalto de un banco donde hubo bastantes rehenes y fallecidos, lo curioso era que solo uno era un trabajador del banco, los demás eran sus propios secuaces. Frunció el ceño y saltó a otra nota, consistía en un video.
Al hacerle click se encontró con una escena que parecía sacada de la deep web, lucía ser el almacén de un carnicero y justo en medio había un hombre amordazado y disfrazado de Batman. Escuchaba su voz de fondo, el Joker se burlaba del imitador, arrancó su máscara y lo obligó a decir su nombre, el pobre se veía aterrado y no era para menos, pero sin esperárselo, aquel tuvo un momento de valor.
~ Batman representa un símbolo... — Exclamó débil — N-No debemos temerle a d-dementes como tú.
~ Si, deberías, Bryan. — El de guantes púrpuras lo tomo del rostro de forma brusca — Seguro que si... — Profundizó su voz creando un escalofrío en su espina dorsal. El tal Bryan lloriqueó un poco mostrando lo cuán aterrado estaba. — Shh shh... Mírame... ¡Mírame! — Gritó con una voz sacada desde el mismo infierno logrando que Hera diera un respingo en su lugar.
La rubia contuvo su respiración en cuanto la cámara se giró hacia el Joker mostrando su maquillaje terrorífico. Quedó helada detallándolo con atención.
~ Si quieren orden en Gotham, Batman debe quitarse la máscara y entregarse a las autoridades... — Sonrió macabro y Hera se abrazó a sí misma. — Oh, y cada día sin que lo haga, va a morir gente desde esta noche. — Lo miro relamerse los labios y ella hizo una mueca. — Y yo soy hombre de palabra... — Susurró dejando sus palabras marcadas en la mente de la rubia.
El Guason acercó su cara a la cámara antes de reír de forma desquiciada con los gritos del imitador de Batman de fondo, y sin soportar más, quitó de golpe el video.
Se alejó del ordenador un segundo procesando lo que acababa de ver. Las imágenes se repetían en su cabeza una y otra vez, impactada ante el sadismo y crueldad de un ser humano, no concebía cómo cabía tanta maldad en una sola persona.
Soltó un suspiro tembloroso antes de continuar viendo las noticias y cayó en cuenta que tal y como dijo, policías y civiles murieron los días siguientes, hasta que Harvey Dent se entregó diciendo que era Batman. Lo siguiente fue una acalorada persecución entre trampas y explosivos del Joker contra un equipo S.W.A.T. hasta su capturación, la cual, no duró mucho, pues esa misma noche logró un escape por medio de otro preso al que le había incrustado una bomba, dejando más heridos y muertos.
Siguió leyendo y su límite fue cuando aquel malnacido explotó un hospital y secuestro a los enfermos. Se le escapó una lágrima que limpió con rapidez.
Apago el ordenador ofuscada, se llevó una mano al pecho queriendo controlar su respiración mientras su cara cubierta de maquillaje y risa diabólica retumbaba en sus oídos.
¿Qué clase de mente maquiavélica era aquella?
Definitivamente no volvería a acercarse y tampoco sería la salida a sus problemas con Ace Quemicals.
Busco en uno de los cajones el directorio buscando dos nombres en específico: Adam Brewer, ingeniero en jefe de procesos químicos y Martin Drescher ingeniero de cumplimiento químico. Necesitaba programar una reunión con ambos lo más pronto posible, tenía un plan, si el caso de la compra-venta llegaba a juicio, requería las declaraciones de ambos sobre que esa fábrica a lo largo de los años fue afiliándose con tratos clandestinos y prácticas inmorales los cuales se terminaron vinculando con varios traficantes de materiales ilícitos. Eso la devaluaría y Grissom no tendría más opción que vendérsela respetando el precio inicial.
Con eso debería bastar.
Theo cumplió su promesa de ver películas, la pareja se encontraba en el salón de amenidades comiendo palomitas mirando una película familiar, pero la mente de la rubia estaba en otra parte; el Joker.
Mordió su labio cansada de no poder sacarlo de su cabeza, quería preguntarle qué tenía que ver con Ace Quemicals, hasta ahora solo sabía de varios narcotraficantes que usaban el territorio como punto de entrega, que bien, sería un problema, aún no se preocupaba por eso cuando aún no era de su propiedad, igual con la demolición y nueva construcción conseguirían otro lugar antes que amenazarla para no levantar sospechas de su vendimia ilícita.
Pero ¿qué tenía que ver el Joker en todo esto?
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando la banda sonora de los créditos de la película resonaron por los altavoces de la gran pantalla, Hera volvió en si y giro a ver a su futuro marido esperando que este no haya notado que media película estuvo disociada pensando en el hombre en el que dijo que se alejara, pero grande fue su sorpresa al encontrarlo profundamente dormido.
Suspiró decepcionada, pero no quiso replicar, por ello, solo tomó una manta y la dejó sobre Theo antes de partir a su habitación dispuesta a descansar por el ajetreado día.
───𝘈𝘳𝘬𝘩𝘢𝘮 𝘈𝘴𝘺𝘭𝘶𝘮.
Observo con detenimiento el mazo de cartas, tomó una y sonrió cuando salió una A de corazones, lo que le faltaba para completar el Royal Flush.
Sonrió triunfal azotando su mano de cartas sobre la mesa improvisada.
— En tu cara de cerdo. — Escupió sobre la baraja con sorna.
El guardia de seguridad se levantó de su silla molesto por el atrevimiento, pero, el hombre de feas cicatrices en el rostro sonrió burlón tocando el vidrio polarizado que los dividía, haciéndole ver que no podía tocarle un pelo por el momento, a menos de que abriera la pesada puerta de metal, sin embargo, aquello activaría las alarmas de seguridad y se podría meter en un grave problema, no por una reprimienda por parte de sus jefes, sino porque ambos sabían que sería pan comido para el Joker escapar de Arkham y que probablemente lo mataría de la forma más sádica en el proceso. Por ello, el vigilante decidió tragarse su coraje y volvió a tomar asiento juntando las cartas comenzando a barajar.
» — ¿Donde está el idiota de Griggs? — Cuestionó aburrido con su reacción — Es más divertido molestarlo a él.
— En el hospital, su hija está en terapia intensiva. — El de cabello verde sonrió burlón y malvado.
Aquel guardia a diferencia de otros, era nuevo, además de antes ser un simple velador, no tenía experiencia y no sabía que no debía hablar con los internos, pero, al tomar el turno de noche, el más aburrido, se le hacía fácil hacer tonterías como esa, además los otros reclusos estaban en manos de morfeo, era difícil para él Joker dormir.
También, supo por otro recluso que el nuevo guardia tenía un pasado delictivo y era de los pocos trabajos en los que lo aceptaron, además, este parecía tenerle cierto miedo y respeto, hasta él sabía que en algún punto lograría escapar y en el proceso no quería ser un impedimento que terminara sin cabeza, no sería difícil para él pasarlo a su lado.
» — No querrás encontrártelo, sigue molesto por lo ocurrido con la señorita Galavan... Crownguard. — Se corrigió a sí mismo — Tenía la excusa perfecta para darte una paliza.
Ambos apellidos le resonaron fuerte en la cabeza del peliverde y entonces recordó las noticias del otro día sobre su fábrica.
— ¿La rubia tiene que ver con Crownguard Industries? — Aunque fue una afirmación sono más como una pregunta. Pensó en que era la hija de los dueños o algo parecido.
— Es la dueña. — Asombrado, asintió para sus adentros.
— ¿Y qué jurisdicción tiene una niña rica como para asustar a Griggs? — Frunció el ceño confuso.
— Deberías dejar de hablar con murciélagos y ver las noticias. — Soltó una leve risa — Es la prometida del próximo alcalde. — El de sonrisa macabra hizo cuentas mentales y recordó que estaban en temporada de elecciones.
Aunque odiara admitirlo, aquel idiota tenía razón, tenía que dejar de pensar en Batman, poner los pies sobre la tierra y atender su alrededor.
— ¿Ya fueron las votaciones? ¿Cuánto llevo aquí? — Se acercó al cristal.
— Poco menos de un mes y no, pero lleva la delantera entre los demás candidatos.
El Joker sonrió satisfecho, ese si era un verdadero reto.
— Frederick... Necesito un favor...
Su descubrimiento por poco y lo hace bombardear al guardia sobre aquella hermosa rubia, más se abstuvo, no quería verse obvio y poner a nadie sobre aviso ni alerta de que ya tenía sus ojos en ella.
───𝘔𝘢𝘯𝘴𝘪𝘰́𝘯 𝘎𝘢𝘭𝘢𝘷𝘢𝘯
Unto mantequilla en su pan para después darle una gran mordida disfrutando su desayuno en completa soledad.
Theo tuvo una junta demasiado temprano — para variar — con el jefe de policía y el comisionado Gordon, tenía entendido que este último estaba de licencia, pero al parecer, el asesinato de su esposa lo llenó de sed de justicia. Cuando regresara le preguntaría por una actualización sobre el crimen en la ciudad, desde que investigó al hombre de sonrisa macabra y cabello verde su curiosidad solo crecía, también quería hablar con el castaño, pues el día anterior habían tenido una discusión y no habían podido solucionarlo debido a sus ajustadas agendas, tampoco habían hablado mucho y ahora desayunaba sola después de que este no se despidiera por la mañana, solo le dejó una nota.
No creía que así se debía sentir una novia a pocos meses del gran día.
Calmó su mente dirigiéndola a otros asuntos, el día comenzó bien, tenía un par de correos en su buzón de Adam Brewer y Martín Drescher, aceptando reunirse para lo que necesitara, antes de pedirles el favor de declarar, solicitaría los informes de daños ambientales que producía la fábrica, así tal vez colocarían el caso en "estricta urgencia" y así Grissom no tendría más opciones que vendérsela o demolerla.
Habían varias opciones para su caso, ninguna que le garantice la victoria, pero debía intentar por todos los agujeros posibles. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido del eco del timbre de la casa resonando por los alrededores.
El ama de llaves le dejó el periódico del día en la mesa, para después con una sonrisa atender la puerta.
Hera sonrió irónica mientras tomaba su taza de café, su vida era perfecta, necesitaba un descanso y dejar de buscar problemas y estrés. La idea de mudarse a una playa mientras un surfista australiano la abanicaba no dejaba de parecer increíble.
— Señorita Crownguard. — La llamó la mujer de mediana edad que se encargaba de su hogar — Le trajeron un presente.
La rubia giró inmediatamente emocionada, encontrándose con un arreglo floral bellísimo de rosas rosas y bugambilias púrpuras. Sonrió pensando en que era una linda disculpa por parte de Theo, abrió la tarjeta que las acompañaba esperando una nota con una reservación en algún restaurante ostentoso, pero en cambio, solo encontró un naipe de Joker.
Sus manos temblaron y le sonrió nerviosa al ama de llaves para por último, esconder la tarjeta y pedir que tiraran aquellas flores o las regresaran.
La mayor pensando que fue un error de envío no hizo preguntas y solo se dedicó a seguir órdenes.
Hera se sentó de golpe en el elegante comedor algo aturdida, no podía volver a pasar algo así, por suerte, ella recibió las flores y se pudo deshacer de ellas, pero ¿y si hubiera sido Theo?
Chasqueó la lengua, no quería, ni debía, pero tenía que ir a Arkham a ponerle un alto a ese lunático.
───𝘈𝘳𝘬𝘩𝘢𝘮 𝘈𝘴𝘺𝘭𝘶𝘮.
Apenas entrando a la lúgubre estructura, noto como varios guardias llamaban por radio a Griggs para encargarse de escoltarla pero Hera los detuvo en seco. No podía permitir que aquel espía de Theo supiera que estuvo ahí cuando no era su día de visita y menos que se enterara de quien iba a ver.
Por ello, soborno a uno de los guardias para que la llevaran directamente con aquel enfermo mental sin hacer preguntas, sin embargo, aquel oficial la reconoció fácilmente y para evitar un accidente, convenció a la rubia de primero hacer una parada rápida con el director de aquella institución mental para que le diera las precauciones correctas.
La rubia terminó por aceptar al no tener de otra, y ese oficial la guió hacia una oficina de aspecto viejo, con olor a madera e incienso donde se encontró al supuesto director, un hombre de edad avanzada, con signos de calvicie y un traje seguramente más viejo que él, lleno de parches y pelusas.
— Señorita Crownguard... — Suspiró cruzando sus manos enfrente de ella. — Lo que me pide es muy complicado, está fuera de nuestro reglamento.
— Es importante. — Dejó ver su urgencia — Necesito información que lamentablemente solo ese criminal tiene.
— ¿Y se puede saber qué es lo que busca con él?
— Es confidencial.
Se mostró erguida y seria, sabía que estaba abusando de su poder y posición — sin contar la preferencia al ser la prometida del hombre que pronto controle la ciudad —, pero poco le importaba, tenía esa ventaja y podía usarla en lo que le convenciera, no es como si fuera la primera vez.
El director se mostró dudoso, después de limpiar una gota de sudor de su frente, viéndose en conflicto por su petición, terminó por ceder.
— La voy a dejar, pero no olvide que es el Joker. — Se puso de pie dispuesto a guiarla al área de enfermos peligrosos.
— Y ¿qué es?
— Un monstruo. — Dijo serio, dándole el paso hacia el elevador que los conduciría a uno de los pisos más profundos de la edificación — Desde el punto de vista científico, el Joker es nuestra posesión más valiosa. — Intentó bromear regalándole una sonrisa a la ojiazul, pero esta no la compartió.
Hera sentía las palmas de sus manos sudar y un zoológico entero hacer un alboroto en la boca de su estómago. Cayó en cuenta de dónde estaba y adonde se dirigía, quería regresar, arrepentirse, pero parecía una estatua y solo se dejaba guiar entre los corredores sumamente vigilados, en cada esquina que doblaban se encontraba una nueva puerta corrediza que solo se podía abrir con una tarjeta con código de acceso. Aquello solo la ponía más nerviosa, de verdad que no tenía idea de en donde se estaba metiendo, se dirigía directo a la boca del lobo, todo en un tonto impulso, ni siquiera sabía que le diría cuando estuviera frente a él.
— Hemos intentado hablar con él, interrogarlo, estudiarlo con sesiones, pero es demasiado... Sofisticado para las pruebas normales. — Explicó el pseudo médico. — Seguro que con una mujer tan atractiva su lengua cae al piso. — Sonrió lascivo poniéndola incómoda.
— Tengo otros métodos para hacerlo hablar, tome un curso en la universidad. — Bramo con el ceño levemente fruncido.
— Aparte, inteligente, bien; seguro recordará las reglas. — Se adentraron a un pasillo bastante largo y al final de este, se encontraba lo que parecía la última puerta por cruzar. — No toque ni se acerque al vidrio, nada de plumas o lápices, nada que pueda usar como arma, y use solamente el portacomidas de ser necesario, si él intenta pasarle algo, no lo acepte, ¿entendido?
— Entendido doctor. — Asintió. Mordió su labio ansiosa queriendo deshacerse de él, no podría hablar libremente. — Ya que el Joker se muestra reacio a entablar conversaciones con usted, considero que es mejor que entre sola.
— Me lo hubiera dicho en mi despacho... — Rodó los ojos y se dirigió al guardia que custodiaba esa sección — Cuando termine, ábrele la puerta. — Hera sonrió en forma de saludo algo incómoda.
Aquel guardia se mostró amable, pero igualmente serio con ciertas indicaciones. Le pidió un par de sus pertenencias por protocolo que podían ser peligrosas para los pacientes o ella.
Al terminar, Hera trago saliva asustada cuando aquella puerta de metal se abrió soltando un chillido.
— No se preocupe, la estaré viendo. — Eso la preocupo más. Asintió sin estar convencida.
Entro por aquel tétrico pasillo sintiendo un hedor entre medicamento, sudor, enfermedad y limpia pisos barato. Mantuvo la barbilla en alto pese a los comentarios que intentaban llamar su atención de los otros pacientes entre los que resaltaban palabras obscenas y un par de lloriqueos pidiendo que los sacara de ahí.
Casi al final, logró vislumbrar una celda que resaltaba entre las demás, puesto que, en lugar de tener barrotes como las demás, esta tenía una pared de vidrio y una puerta metálica que lucía complicada de abrir.
Tomó una bocanada de valor y avanzó encontrándose cara a cara finalmente con aquel infame villano. Casi pierde la compostura al verlo de pie en medio de su celda con una sonrisa socarrona — igualmente tétrica—, como si ya la estuviera esperando.
Era bastante alto y muy pálido, pero no en un tono normal, era más... Enfermo. Sus ojeras tampoco le daban la mejor de las apariencias, eran tan profundas y oscuras que parecían negras completamente. Su cabello era algo largo, parecía ser de un castaño muy claro (fijándose en las raíces) o tal vez era rubio y toda la suciedad y maltrato lo hacían ver más oscuro de lo que en realidad era. Tenía una curiosa estructura ósea; esperaba algo más terrorífico, que si bien, podía sentir a la muerte junto a ella en su presencia; su cara junto a su sonrisa, sin todo ese maquillaje y cuchillo en mano podría ser la de un apuesto joven seductor en medio de un club nocturno pidiéndote bailar con él.
— Señorita Crownguard, — Acarició su nombre, logrando un escalofrío en la ojiazul — veo que recibió mi invitación - obsequio. — Rió leve y triunfal, seguro de que su plan funcionó y que estaba enfrente de una pequeña ratona curiosa.
— ¿Qué pretende? — La sonrisa del peli verde se ensanchó al ver el patético intento de lucir firme.
— Solo charlar. — Hera se cruzó de brazos y alzó una de sus cejas.
— Bien, lo escucho.
— Verá, me tome el tiempo de investigar un poco de usted, lo que me llevo a tener un interés específico en su apellido. — Se acercó un paso hacia el cristal —¿Acaso no es usted la que demolerá mi fábrica?
Ella frunció el ceño — ¿Su Fabrica? ¿Se refiere a Ace Chemicals?
— Ding ding. — Hizo el sonido de una campana, para después mirarla serio — Es más lista de lo que parece.
— ¿Disculpe? — Se cruzó de brazos ofendida — Esa fábrica lleva abandonada por años y sigue derramando químicos al río de Gotham, será lo mejor.
— ¿Para quien, para usted? — Preguntó retórico — No finja conmigo, solo busca sacarle provecho a su nuevo terreno. — Él se mantenía alarmantemente tranquilo y quieto, cuestión que desubicaba a Hera de sobremanera.
— Si, no lo voy a engañar. — La mujer le mostró una sonrisa diferente a la que relucía enfrente de la prensa, dejó ver un atisbo de malicia; cosa que al criminal lo hizo sentir un leve cosquilleo. — Mi empresa requiere de varios estudios que son imposibles de concluir en la ciudad, sería muy peligroso.
La observo de forma profunda a los ojos, seguía haciéndose la mártir, como si de verdad le importara todo aquello, pero para él no era difícil leer a las personas. Pese a que supo en ese instante que sería difícil sacarla de su cascarón, aquello representaba un reto tan seductor, imposible de resistir.
— ¿Peligrosos? — Soltó una risa seca. — Señorita Crownguard, no creí que fuera de esas que tenían una doble vida.
— Los asuntos con mi empresa no son de su incumbencia. — Lo interrumpió con el poco valor que logró reunir en esa corta plática. — Y mi visita es porque vengo a pedirle de la manera más amable que por ningún motivo vuelta a tener ningún tipo de libertades conmigo, soy una mujer comprometida y no me interesan sus intenciones. — Él ensanchó su sonrisa — Ahora, si me disculpa... — Se giró decidida a irse, pero un chasqueo por parte del tenebroso hombre la detuvo.
— Eh, eh. — Se giró alzando su ceja con mirada interrogante. — Mi invitación también se debe a que quisiera agradecerle. — Está vez se mostró serio, sin sonrisas burlonas, incluso suavizó su tono de voz.
— ¿Y eso por qué?
— Me salvo el otro día de un castigo del idiota de Griggs, — El de cabello verde rodó los ojos ante la mención del guardia, Hera apretó los labios, nunca pensó tener algo en común con él. — estoy en deuda con usted.
— No me gustaría tener trato alguno con usted. — Respondió rápida.
— Pues, bastante tarde, ¿no? — Rió leve acercándose otro paso al cristal — Sino ¿por qué aceptó mi invitación en primer lugar?
— Y-Yo...
— Admítalo, — Interrumpió su tartamudeo — la curiosidad la mataba. — La señaló. — No se sienta mal, él sentimiento es mutuo.
Volvió a clavar sus ojos intensos en las lagunas de la mujer que tenía enfrente y por primera vez pudo detallarla con atención.
Su cabello rubio y bien cuidado que caía de forma delicada en ondas bien peinadas. Su vestimenta se veía igual de impecable que ella, todo en su lugar. Era esbelta, derrochaba elegancia por cada poro de su cuerpo bien proporcionado. Sus rasgos eran finos y delicados. Bastante grácil y atractiva, cualquier hombre se derretiría ante su sola presencia. Un malestar se produjo en su interior, los ricos siempre conseguían lo mejor y daba por hecho, que en otra vida, una mujer como ella jamás hubiera puesto los ojos en él. Repaso sus labios y relamió los suyos propios saboreando su labial de cereza, definitivamente tenía mucho tiempo sin atención femenina. Finalmente, recayó en sus ojos, grandes, expresivos y llenos de secretos, tenía ojos de loca.
— ¿Cuál es su interés en la planta? — Cuestionó, casi como vómito verbal al sentir que la duda la carcomía, sacando de su pequeño trance al de la sonrisa cicatrizada.
Bingo!
Sonrío burlón y sin decir otra palabra, se dio la vuelta yendo directamente a su cama para recostarse e ignorando la presencia de la rubia.
Para ser su primer encuentro no estuvo mal, solo bastaron pocos minutos para analizarla y saber con que hilos jugaría y ya encontró el mas fuerte, al que se aferraría de ahora en adelante. No podía exprimirlo de una, debía ser paciente, lo suficiente para seguir despertando la curiosidad de la chica en él.
Hera suspiró derrotada hastiada al ver que ya no le sacaría otra palabra, pese a que necesitaba esa información, tampoco quiso insistir y se repitió mentalmente que esa sería la única vez que cruzaría palabra con el temido Joker.
Camino de regreso a la salida sin dejar de sentir miedo e intranquilidad al estar rodeada de enfermos mentales, pese a que todos estaban seguros en sus celdas. Con lo que no contaba es que uno de ellos se abalanzaría directo a los barrotes cuando ella paso justo por su lado, alcanzándola a tomar por la blusa con una mano y con la otra embarrarle un líquido blanquecino y pegajoso que Hera pudo ver venía directo de sus pantalones.
Soltó un fuerte grito espantada y asqueada, llamando la atención del Joker, el cual, desde su celda observó la acción de Warren White con asco y creciente furia. En menos de dos segundos el guardia encargado de vigilarla corrió en su auxilio y por medio de un par de golpes y jalones, logró alejar a la horrorizada rubia de aquel enfermo.
— ¡Señorita Crownguard! ¡Hey! — Intentó llamarla desesperado y molesto, pero la ojiazul salió huyendo de aquel pasillo despavorida.
El psicópata golpeó el vidrio con su cabeza frustrado. Aquello era un retroceso enorme, temía que no quisiera volver y eso desequilibraba sus planes casi al cien por ciento.
Tenía que hacer algo, no podía tolerar y mucho menos dejar pasar tremenda falta, no solo era asqueroso, sino que, él ya tenía la vista fija en ella, no podían tocarle un solo pelo sin su permiso, era suya y nada más suya.
» — ¡Vas a pagar por eso, White! — Gritó escolarizado.
Miraba sin atención las burbujas del champán reventarse, dejando escapar el gas de su bebida mientras en su mente repetía la imagen de ella en la ducha restregándose el jabón una decena de veces mientras lloraba asqueada por lo ocurrido en Arkham. No sabía si tendría la fuerza para volver, ni siquiera a su servicio social.
Tal vez Theo tenía razón y era mucho para ella.
De fondo escucho las risas de los millonarios de Gotham, para después soltar comentarios halagadores hacia su futuro esposo.
Estaba aburrida y no tenía la más mínima intención de integrarse a la plática, sus pensamientos se veían inundados por la traumática experiencia que vivió en su visita al Joker.
Se disculpó galante y se retiró de la mesa yendo directo al balcón del enorme edificio buscando un poco de aire fresco.
Al mirar las luces de la tétrica ciudad, soltó un suspiro tembloroso y se lamentó no haber cargado siquiera con un cigarrillo. Sentía ganas de llorar pero las reprimió con toda su fuerza al no querer estropear su maquillaje y que Theo sospechara de que algo andaba mal y que descubriera que estaba haciendo cosas a sus espaldas, eso y que su ego no le permitía admitirle a la cara que tuvo razón.
Su pequeño momento de "paz" se vio interrumpido cuando sintió un leve toque en su hombro que la hizo saltar y alejarse a lo máximo del tacto. No quería que nadie la tocara y que se le acercara de más después de lo ocurrido.
— Lo lamento, no era mi intención asustarla. — El extraño galante rio leve para alivianar el ambiente. — Hera Crownguard, es más bella de lo que se muestra en las fotografías.
— ¿Nos conocemos? — Preguntó a la defensiva intentando recordar al hombre frente a ella. Castaño claro, apuesto y con un traje blanco que perfectamente podría costar lo mismo que un coche.
— Lo lamentó, Cameron Kaiser. — Extendió su mano para estrecharla con la rubia — Llevo la noche entera pensando en cómo romper el hielo con usted.
— ¿A qué se debe su interés? — Cuestionó sin muchos ánimos — El evento es en honor a la candidatura de mi prometido.
— Eso lo se, pero tengo un tema de interés común.
— Le ofreció un cigarro que Hera rechazó muy a su pesar, pues no quería apestar de regreso en la cena.
— ¿De qué se trata?
— Supe que Carl Grissom quiere cancelar el contrato para la demolición de Ace Quemicals.
— Correcto. — Torció su boca con molestia, sin querer entrar en detalles con él.
— Yo pienso llegar al precio que exige. — Soltó como si nada dándole una calada a su cigarro.
— ¿Qué? — Preguntó atónita, sintiendo un pequeño rayo de esperanza crecer en su pecho.
¿De verdad la ayudaría?
— Usted tiene razón. Esa planta está tirando bastantes químicos al mar y le da mala imagen a la ciudad.
— ¿Usted quiere ayudar a la causa? — Exclamó aún sin poder creerlo.
— Algo así. — Se encogió de hombros dando otra calada.
— No parece un hombre dado a la ciencia, — Intentó sonar amable — pero estoy muy agradecida por su aporte y donación... — La mirada confusa acompañada de una leve risa por parte de Kaiser la interrumpió.
— Creo que me malinterpreto. — Negó — No soy seguidor de su trabajo, la ciencia no me interesa, me importa el dinero. — Acepto altanero — Este acto altruista será la principal atracción a lo que planeo construir.
— ¿Disculpe? — Quedó helada sintiendo otro peso sobre sus hombros con más problemas — ¿Cuáles son sus ambiciones con la fábrica?
— La noticia de que esa pudo ser la guarida o lugar de origen del Joker está rondando rápido y por supuesto que le sacaré provecho a ello. — Ella lo miró irritada — Haré un casino con temática del guasón. — Soltó aquella bomba con una sonrisa de oreja a oreja. La rubia palideció y apretó los puños frustrada. — Piénselo, será como un nuevo hotel Cecil o Disneyland para degenerados. — Rió presumido antes de acabarse su cigarro. — Solo quería comentarlo, para evitar malentendidos más adelante con su prometido. Espero que disfrute la velada señorita Galavan. — Se despidió amable y así como llegó, desapareció al entrar a la imponente estructura.
— Es Crownguard... — Murmuró resentida con los dientes apretados.
¿Cómo es que está a la sombra de Theo pese a que ella está haciendo un descubrimiento milenario?
Bufó.
Bien, tomarle la palabra a su nuevo "amigo" y pedir un favor de regreso no suena tan descabellado ahora.
Hello :)
Por fin pude publicar este cap,
llevo más de una semana escribiéndolo
y temía dejarlo a la mitad porque me dio
un golpe de inspiración para otra historia
de esta misma saga que recién publiqué
y que tendrá que ver con esta trama, la
pueden buscar en mi perfil como
"Bad Blood" un fic dedicado a Deadpool.
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