❝O2. - 𝙎𝙚𝙜𝙪𝙣𝙙𝙤 𝙩𝙧𝙞𝙢𝙚𝙨𝙩𝙧𝙚 ❞

𝑯𝒐𝒚 𝒑𝒓𝒆𝒔𝒆𝒏𝒕𝒂𝒎𝒐𝒔
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Segundo trimestre
╰───⌲Cap. 𝐎𝟐. ༣. . ·

Hoy habías empezado el cuarto mes de embarazo. Tu panza ya era notoria, y hoy era el día de la ecografía. Te estabas preparando para ir con tu madre e Izuku. Estabas demasiado nerviosa, pero por suerte tenías a tu madre, a tu padre, a Leo y a Izuku en todo momento, ellos estarían ahí para apoyarte.

—¡¿Todo listo?! -llamó tu padre. Él estaba demasiado emocionado, dentro de poco vería como está su nieto o nieta. Él ya no podía esperar, él quería tener en esos momentos al bebé, pero sabía que eso sería imposible, todavía no llevabas ni la mitad del embarazo y ya quería que el bebé naciera.

—¡Listo! -sales de la habitación y te diriges a la sala.

Ambos se dirigieron al auto, donde tu madre ya estaba esperándolos. Se subieron y se dirigieron al hospital. Tus nervios eran demasiado notorios, por lo que Izuku, en un intento de calmar tus nervios, sostuvo tu mano y besó tu anillo de promesa.

Cierto, ese anillo de promesa, el anillo de promesa. Después de mostrarle a tus amigos el anillo, estos estallaron en gritos y demasiadas preguntas, en serio, demasiadas. Amenazaron a Izuku de broma con matarlo si es que te llegaba a hacer algo, que si tú llegabas a derramar alguna lágrima por él, que ellos harían todo lo posible para hacerlo sufrir, palabras que se le quedaron grabadas a Izuku.

Les había dejado en claro que él sería imposible de dejar que tú derramaras lágrimas por él, porque si tú lo hacías, él jamás se lo perdonaría, dejando satisfechos a todos sus amigos.

Saliste de tus pensamientos al escuchar que tu padre dijo que podían bajar, todos salieron del auto y se dirigieron al interior, se acercaron a la recepción del hospital y preguntaron por el doctor Sebastián Martínez. La enfermera los dejó pasar y se dirigieron a otra sala. Al llegar los recibió el doctor, por lo que entraron.

—Bien, necesito que te acuestes aquí ¿De acuerdo?

Asentiste y te acostaste en la camilla que estaba ahí. Era demasiado cómoda, tanto como para dormirse en ella.

Al estar acostada, el doctor puso un gel frío en tu vientre, lo esparció bastante bien, y ya al terminar, colocó el aparato en tu vientre, para empezar a ver el estado del feto.

—Bien, aquí está el feto -señaló la pantalla- Mide seis centímetros y su peso es de catorce gramos

Izuku y tú no podían ocultar su emoción al verlo en la pantalla. Tu madre también estaba emocionada, pero ella sabía cómo ocultarlo. Tu padre estaba grabando la pantalla en ese momento como recuerdo.

—A pesar de ser un embarazo adolescente, todo está en perfecto estado, hasta me sorprende -sonríe.

—¿Cuando debemos de volver? -preguntó tu madre.

—Cuando empiece la semana dieciocho, es decir, al quinto mes y dos semanas, para seguir viendo como es que va todo, si no habrá complicaciones en el parto y cuál será el sexo del bebé-sonríe.

—De acuerdo -dijeron al unísono.

Ambos se despidieron del doctor, sin antes pedir la foto de la ecografía.


• • •


—No puedo esperar para saber el sexo del bebé -dijo Izuku, entrando a tu habitación.

—Nadie puede esperar Izuku -sonríes- Todos están haciendo apuestas del sexo del bebé -ríes- Mi padre dijo que será niña al igual que Leo, pero mi madre dice que será niño. Yo pienso que será niña, los chicos dijeron que era niño ¿Pero tú, que piensas que será?

—Pienso que será -toca tu vientre- Un niño -sonríe.

—¿Un niño? -sonríes.

—Sip, pero no importa que sea, lo voy a querer de todas maneras -sonríe.

—Me alegro -lo abrazas.

Ambos se abrazaron, sin percatarse que tus padres los veían desde el marco de la puerta.


• • •


Hoy cumples los cinco meses de embarazo. Te encontrabas recargada en la cabecera de tu cama, Izuku se encontraba acostado boca abajo entre tus piernas, mientras le hablaba al bebé.

Lo estabas grabando, ya que querías tener todo recuerdo del crecimiento del bebé, que a pesar de no haberlo esperado, será deseado en la familia. Más que nada, porque desde inicios del embarazo, tenías un extraño sentimiento de desesperación, tristeza, impotencia, felicidad y enojo. No sabías la razón, pero algo te decía que algo malo iba a pasar dentro de poco. No habías leído el manga, no querías lidiar con todo lo que estaba pasando en el manga, por lo que Izuku y Leo eran los únicos que habían leído el manga, sin embargo, ambos parecían cada vez más distraídos, más tristes, e incluso, enojados. No sabías que tenían, ya que, cada vez que les preguntabas, solamente te decían que todo estaba bien y que no había nada de que preocuparse.

—Hola pequeño o pequeña -la voz de Izuku te sacó de tus pensamientos- Soy tu papi -sonríe, besando tu vientre- No puedo esperar a que estés en mis brazos y poder decirte lo mucho que te quiero

—Nadie puede esperar -sonríes.

—¿Ya ves? Hasta tu mami no puede esperar para conocerte -ríe, dándole más besos a tu vientre.

Izuku acarició tu vientre, y sin siquiera esperarlo, este se movió. Ambos voltearon a verse sorprendidos, ya que se esperaban a que el bebé se moviera dentro de unas dos semanas, pero no fue así. ¿Lo mejor? Que lo tenías grabado en el momento exacto.

—___-chan, dime qué grabaste ese momento -volteó a verte de manera sonriente.

—Si Izuku, lo grabé -emocionada.

Ambos sonrieron, y tus padres entraron a la habitación. Extrañados por sus actitudes, voltearon a verse el uno al otro sin siquiera comprender el por qué tan felices. Sabían que estaban demasiado emocionados por su bebé, pero no creían que fuera para tanto.

—¿Todo en orden? -preguntó Raúl, aún extrañado por sus comportamientos.

—Mamá, papá, el bebé se acaba de mover -sonríes.

Sonrisas de oreja a oreja aparecieron en el rostro de ambos, por lo que, emocionados, se acercaron hacia ustedes y con cuidado acariciaron tu vientre y le comenzaron a hablar.

—Hola precioso o preciosa, somos tus abuelos -dice Camila.

—Espero estés bastante bien allá dentro -Raúl habló.

—No podemos esperar a conocerte -dijeron al unísono.

Y nuevamente, el bebé se movió, lo mejor de todo es que no habías dejado de grabar en ningún momento, por lo que eso te llenaba de felicidad.

—¡Se movió! -emocionados y felices.

Todos rieron, todavía sin creerse lo que había pasado.


• • •


Habían pasado dos semanas desde ese suceso, y hoy tocaba la ecografía, pero solamente habías venido tu madre y tú, ya que Izuku y tu padre querían que fuera sorpresa.

Al llegar al hospital, fueron atendidas por el mismo hombre.

—Bien, acuéstate, por favor -dijo.

Hiciste lo pedido, y al ya estar acostada, te puso el gel nuevamente.

—Al parecer todo está en orden -sonríe.

—¿Cuánto mide? -preguntaste.

—Su tamaño es el de una papaya, para ser exactos unos 19 centímetros -voltea a verlas- Su peso es de 350 gramos

—Me alegro

—¿Quieren saber el sexo del bebé? -pregunta.

—Sí/No -contestaron al unísono.

—¿Por qué no quieres saber? -preguntó tu madre.

—Quiero que sea sorpresa -dices.

—Ya veo -sonríe.

—Dígale que es a mi madre por favor -pides.

—De acuerdo -sonríe el doctor.

Ambas salieron de la habitación, tu madre y el doctor se quedaron platicando acerca del sexo del bebé, y tú te dirigiste hacia el auto.

Media hora después, tu madre llegó con un sobre en sus manos, donde pensabas que estaba el sexo del bebé.

Se dirigieron a casa, y tu padre e Izuku les preguntaron el sexo del bebé.

—No lo sé, pregúntele a mamá -nerviosa.

—¿Cómo? ¿Tú no sabes? -preguntaron.

—Quiero que sea sorpresa -dices.

Ambos estuvieron de acuerdo con lo que habías decidido, y dejaron de lado la plática.


• • •


Dos semanas pasaron, y tu madre estaba planeando un baby shower para revelar el sexo del bebé.

Tu madre se había encargado de prácticamente todo, que no dejo a ninguno de ustedes ayudarla con eso. A pesar de que le dijeron que ustedes querían apoyar, aunque sea con la decoración, tu madre les dijo a ambos que no podían, ya que no quería que el género del bebé fuese revelado por un error de nosotros, por lo que, sin más, aceptaron el que tu madre no quisiera su ayuda.

Mañana era el día de la revelación, y ninguno de ustedes podía ocultar la emoción.

Izuku se encontraba platicando de nuevo con el bebé.

—Te quiero mucho mi bebé -sonríe y besa tu vientre.

Lo veías sonriente, ya que jamás te lo imaginabas de esa manera.

—Ya quiero que estés en mis brazos pequeño o pequeña -sonríe, aunque por un momento pudiste jurar su ceño fruncido y su triste mirada.

—¿Emocionado por mañana? -preguntas.

—¿Cómo no estarlo? Mañana se sabrá que es -sonríe, tratando de mostrarse feliz ante ti.

—Nadie puede esperar al día de mañana, de hecho los chicos, Leonardo y sus padres, vendrán para saberlo -dices, todavía muy desconcertada por su actitud.

—Va a ser mucha gente -dijo.

—Exactamente -dices.

Simplemente, era la emoción del momento, de saber el sexo del bebé. No podían esperar al día del mañana para saber la noticia, y poder festejarlo con su familia.

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