「028 」

Apretó con los dedos la sedosa tela mientras se esforzaba por mantener el poco auto control que le quedaba. Cuando por fin se tranquilizo un poco, parpadeó y miró hacia abajo.

Y en ese momento se percató de que el omega estaba desnudo. La bata de color verde lima que llevaba se había deslizado por lo hombros y se le había abierto por la parte delantera. El cinturón estaba en el suelo. Aunque esperaba atisbar un trocito de encaje de algún picardias sensual, se encontró con mucho más.

¡Por la Diosa Luna, era perfecto!

Ni un centímetro de tela estropeaba la perfeccion de su cálida piel canela. Tenia unos muslos y traseros géneros, ideales para las manos de un Alfa, unos lindos pezones de color chocolate que le suplicaban que los lamiera. Sus caderas tenían la forma parecida a un reloj de arena que tantos artistas habían plasmado en sus obras, en vez de ser huesudas como dictaba la moda actual. Unas lindas bragas de encaje le impidieron ver la única parte de ese cuerpo que estaba cubierta.

Se quedo sin palabras. Dejo de respirar y de repente expulsó el aire como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago. JiMin estaba apunto de decirle algo, pero guardo silencio al percatarse del cambio en su expresión. YoonGi supo cuál fue El momento exacto en el que él comprendió que se le había abierto la bata. El momento exacto en el que él comprendió que estaba prácticamente desnudo delante de él. Lo vio abrir la boca por el espanto mientras trataba de cerrarse la bata una vez recuperada su cordura.

YoonGi usó las décimas de segundo de las que dispuso para tomar una decisión.

Cuando vio que JiMin intentaba aferrar la bata para colocarsela, se lo impidió. Inclinó la cabeza y se apoderó de sus labios. La sorpresa lo inmovilizó, y YoonGi decidio aprovecharlo a su favor. Con un certero movimiento introdujo la lengua entre los carnosos labios y se dispuso a explorar su ardiente, suave y sabroso interior. Ebrio por su sabor, le acarició la lengua con una urgencia febril, suplicandole de esa forma que le devolviera el beso.

Y el omega lo hizo.

De muy buena gana.

Como si se tratara de una puerta que alguien echará abajo de una patada, ambos perdieron el control, YoonGi tuvo la impresión de que incluso escuchaba el golpe. JiMin separo los labios y devolvió el beso con voracidad al tiempo que emitía un gemido gutural. El alfa lo apoyo contra la pared y lo retó a devolverle cada roce de su lengua mientras el menor lo abrazaba y arqueaba la espalda. La posición hizo que sus torsos se juntaran. El alfa creyó que todo le daba vueltas, embriagado por su sabor. Tomo sus pezones con los dedos, tras lo cual comenzó a frotándose.

El deseo de saborearlo, explorarlo por completo, lo enloqueció al igual que a su lobo quien se encontraba mas que despierto.

Los perros seguian correteando alrededor de ellos, si bien sus ladridos era un lejano sonido de fondo debido al rugido de sus lobos en oídos.

YoonGi aparto sus labios mordisqueandole el cuello. La caricia hizo que el omega se estremeciera, momento que él aprovecho para inclinar su cabeza y soltar un murmullo satisfecho, tras lo cual se dispuso a darse un festín con su pecho. Le lamió con suavidad un pezon, logrando que él se retorciera, atrapado contra la pared, y le pidiera más. Animado por su reaccion, separó los labios, se metió el pezon en la boca y los succionó con fuerza al tiempo que deslizaba las manos por la espalda y tomaba su jugoso trasero. Lo tenía tan duro que le palpitaba, suplicandole que lo poseyera en ese mismo momento.

–Yoon...

– No me digas que me detenga –interrumpio, alzando la vista.

Lo miro de arriba abajo. Tenia el pecho húmedo por sus lametones y los pezones erectos. Se estremecía por entero. Había separado sus pomposos labios hinchados por los besos y jadeaba como si le costara respirar. El azul de sus ojos estaba oscurecido por el deseo y lo miraba de forma penetrante.

Pasó un segundo mientras YoonGi aguardaba. Apenas un instante. O un siglo.

– No te detengas, Alfa –dijo que él menor, lo tomó de la cabeza y tiro de él para besarlo.

YoonGi capturo sus labios con ferocidad, como si estuviera preso y él fuera su último sorbo de felicidad. El omega jalaba sus cabellos y lo acercaba los más que podía. Se dejó arrastrar por dulzura de su cuerpo y aroma hasta que...

–¡Policía!


El aullido de las sirenas se metió de lleno en el mundo sensual, donde se encontraban. Alguien llamaba con insistencia la puerta... al tiempo que unos haces de luz intermitentes iluminaban la casa a través de las ventanas. Los perros comenzaron a ladrar con más fuerza.

YoonGi se aparto a trompicones del omega, como si despertara de un largo estupor. Él parpadeó y después, con gestos casi mecánicos, tomó la bata. El alfa se volvio y camino hacia la puerta. Una vez allí, desconectó la alarma y se demoró un instante con la mano en el pomo de la puerta.

–¿Estas bien?  –pregunto sin mirarlo.

El omega no paraba de temblar, pero logró contestar.

–Lo estoy.

Al otro lado de la puerta, se encontró con un policía de uniforme. Los ojos vidriosos de YoonGi y su evidente erección debieron resultarle sospechosos al agente, que inspeccionó El interior con la mirada hasta posarse sobre el omega vestido con una bata y rodeado por un grupo de perros. La escena hizo que enfundara su arma.

–Señor, ha informado usted de un allanamiento.

YoonGi se pregunto si ese momento se convertiría en el más vergonzoso de su vida hasta la fecha. Mientras su pasaba una mano por el pelo alborotado, se esforzó por recuperar El uso de la razón y de la lógica.

–Si. Lo siento agente, es que ha habido un error. Por favor pase.

Sabia que si lo dejaba entrar, al agente sospecharía. El policía comprobó con un rápido vistazo que el omega parecía normal y que los perros no trataban de protegerlo de un loco, tras lo cual ladeo la cabeza y lo saludo:

–Señor..

El omega paso saliva.

–Agente, lo siento mucho –Acto seguido, intentó explicar lo sucedido, como si supiera que YoonGi tenia la mente alborotada– Mi esposo pensó que alguien había entrado en la casa, pero ha sido mi culpa. Resulta que esta tarde escondí a todos estos perros en la sala de estar con la esperanza de que él no los descubriera y al escuchar el ruido que hicieron pensó que se trataba de un ladrón.

YoonGi cerró los ojos.

Definitivamente El momento era muy bochornoso.

Trato de interrumpirlo y dijo.

–JiMin, ¿y si nos...?

–No, Yoon, déjame terminar. Verá, agente, a mi esposo no le gustan los animales y yo colaboro de vez en cuando con el refugio de animales, dando alojamiento temporal a perros abandonados, pero esta vez no quería que él lo descubriera, así que intenté hacerlo a sus espaldas y meterlos en un lugar donde él no los viera.

El policía asintio con la cabeza, educadamente.

–¿No se percató usted de que tenia una habitación llena de perros, Señor Min?

YoonGi apretó los dientes. Frustrado.

–El me obligó a quedarme en la planta de arriba.

–Entiendo.

–Pero, de todas formas, mi esposo escucho algo y llamó a la policía. Cuando intente ver que pasaba, él ya había descubierto a los perros y se enfadó y empezó a gritar y, cuando bajé, tuvimos una discusión y luego ha llegado usted.

El policía vio el bate de beisbol en el suelo.

–Señor ¿ha intentado detener a un intruso con un simple bate de beisbol?

YoonGi se preguntó por qué se repente se sentía como si fuera el acusado. Se encogio de hombros.

–Aunque llamé a la policía, se me ocurrio que podía intentar detener al intruso.

–¿No tiene una pistola?

–No

–Le recomiendo que llame a la policía la próxima vez que crea que alguien ha entrado a su casa y que, se encierre con su esposo en una habitación y espere a que lleguemos.

Aunque le salía humo por la orejas, el alfa se las arreglo para asentir con la cabeza.

–Por supuesto.

El policía anotó algo en su cuadernillo.

–Señor ¿estarán usted y los perros bien durante la noche? –pregunto Al omega.

–Si, lo estaremos.

–En ese caso, me voy. Antes les haré unas preguntas para el informe – tras anotar la información esencial, se detuvo a darle unas caricias al labrador negro en la cabeza. Esbozó una sonrisa– Son muy lindos. Está haciendo ustedes una labor extraordinaria, Señor Min. No me gustaría que sacrificaran a estos animales.

JiMin sonrió de oreja a oreja, acción que hizo que sus ojos se cerraran. El policía escucho al alfa suspirar y su aroma se hizo pesado. El omega agradeció y se despidió de ellos.

–Buenas noches.

YoonGi cerró la puerta y volteo para enfrentarse con el omega.

Otra interrupción.

Aún no es momento. Pero se siente super fuerte la tensión sexual entre ellos.

Veremos que pasa. Todavía queda mucho por ver y con el Conde.

Ya van casi treinta capítulos y aún no se como hacer mención de KookV. Pero en fin, veremos.

Gracias por el apoyo.

Besites♡

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top