𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟒


𝐯𝐨𝐥𝐯í 𝐚 𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞 𝐲 𝐦𝐞 𝐝𝐢 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬𝐞 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐧𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐜𝐚𝐦𝐛𝐢ó; 𝐚ú𝐧 𝐬𝐞𝐠𝐮í𝐚 𝐢𝐧𝐭𝐚𝐜𝐭𝐨, 𝐦𝐢 𝐜𝐨𝐫𝐚𝐳ó𝐧 𝐥𝐚𝐭𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐬𝐢 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐚 𝐥𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐯𝐞𝐳.

Lealtad: fidelidad hacia una persona. Puede ser duradera e inquebrantable, ya sea hacia parejas o amigos. En algunos casos, se mantiene a pesar de todo.

Allí pasaba Devon, quien había dejado a sus amigos atrás, evitando un interrogatorio. Su primo ya era molesto por naturaleza, pero ahora resultaba insoportable.

Caminaba por el lugar, admirando la temática tan bonita y vibrante que ofrecía Barcelona.

Había visitado varios lugares interesantes, pero en ese momento, su atención se centró en una rubia sentada sola. Devon soltó una risa leve y se acercó para tomar asiento junto a ella.

-¿Cómo están las cosas allá? -preguntó Tory al verla, con un tono entre resignado y curioso-. Todos me odian, ¿cierto?

Devon frunció el ceño, cruzando los brazos.

-Están preocupados por ti -respondió con sinceridad-. Y también lo están por Robby.

Tory ladeó la cabeza, visiblemente confundida.

-¿Qué quieres decir? -su voz apenas logró disimular su preocupación.

-Lo necesitamos enfocado -comentó Devon, haciendo una pausa que añadió peso a sus palabras-. Y... esto lo está desconcertando un poco.

Tory guardó silencio. Sentía un peso en el pecho; creía que todo lo que estaba pasando era culpa suya. Bajó la mirada mientras los pensamientos la inundaban.

"Si no hubiera abandonado Miyagi-Do... Si hubiera fingido una sonrisa y peleado de acuerdo a sus reglas... Si nunca hubiera regresado a Cobra Kai..."

Soltó un suspiro largo y lleno de arrepentimiento.

-¿Cómo está él? -preguntó Tory finalmente, con la voz quebrada.

-Él se ve bien, en su mejor momento -respondió Devon, aunque algo en su tono mostraba incertidumbre.

Tory negó con la cabeza, apretando los labios.

-No lo conoces. Todo eso, su arrogancia, su ego... es solo una fachada. Detrás de todo eso hay un niño vulnerable que solo quiere ser el mejor, para enorgullecer a su padre, para buscar la aprobación que nunca tuvo Lo único que quiere es un logro que sea reconocido.

-Devon la miró fijamente antes de añadir-Y lo que tú hiciste con él lo desarmó completamente.

Las palabras de Devon golpearon a Tory con fuerza. Bajó la mirada, sintiendo cómo el peso de la culpa aumentaba.

-¿Por qué estar con alguien a quien no querías? -preguntó Devon, con dureza-¿Acaso lo usaste, como Miguel te usó a ti? -Su tono se suavizó, pero lo que dijo a continuación fue más directo-.

- Si supieras quién pagó a tu abogada, nunca habrías hecho lo que hiciste.

Tory levantó la cabeza, sorprendida.

-¿Cómo sabes lo de la abogada? -inquirió, con el ceño fruncido.

Devon se llevó una mano a la boca, como si hubiera dicho algo que no debía.

-Él me matará si te lo digo -murmuró, desviando la mirada.

-Lee, dime cómo lo sabes -insistió Tory, ahora con más firmeza.

Devon suspiró, resignada.

-Te contaré... -hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas-. Él llamó a una abogada de la familia. La citó para hablar de negocios y luego pidió que te ayudara.

Tory se quedó en silencio, procesando la revelación. De repente, todo tenía sentido: la forma en que había actuado ese día, sus miradas extrañas.

Amanda había sido la única persona que la ayudó con su madre.y ahora, Kwon también. Devon observó a su amiga; el rostro de Tory mostraba preocupación y un toque de desconcierto.

-Tory... -dijo Devon en un susurro.

-Yo creí... -Tory hizo una pausa, intentando encontrar las palabras-. Creí que esta era mi única opción.

Bajó la mirada, jugueteando con sus manos.

-Y ahora que estoy aquí, no lo sé.

Devon la miraba con empatía. Sentía que entendía lo que Tory estaba atravesando: estar en un lugar donde no sabías si eras merecedora de estar.

En el caso de Devon, ese lugar era Miyagi-Do; para Tory, Cobra Kai.

-Nunca sabes si no te arriesgas -dijo Devon, con un tono reconfortante.

Se quedó en silencio un momento, antes de añadir:

-Además, él...

Pero no terminó la frase. Una voz interrumpió la conversación.

-¡Devon! -llamó Sam, acercándose con pasos decididos.

Devon volteó, viendo a la castaña acercarse.

-Vámonos -ordenó Sam, con una mirada seria.

Sam miró a Tory una última vez antes de asentir. Se levantó, siguiéndola, pero parecía que quería decir algo más.

-Sam. -dijo Tory, haciendo que la morena se detuviera y la mirara por encima del hombro.

Sin embargo, Devon no respondió, miró a tory y ella solo asintió . Devon siguió caminando junto a Sam, dejando a Tory sola con sus pensamientos.

-¡Sam, espera! -llamó la rubia, deteniéndola.

LaRusso se detuvo y, tras un momento, le pidió a Devon que las dejara a solas. Tory se levantó de su asiento y se colocó frente a Sam, quedando cara a cara.

-No voy a decir que lo siento -dijo Tory con sinceridad-. No quería que las cosas terminaran así.

Sam suspiró, tratando de mantener la compostura, aunque su voz traicionó un toque de emoción.

-En verdad, no sé qué es perder a un padre -admitió la castaña, mirándola con honestidad-. Pero esto... esto me duele mucho, porque pensé que éramos amigas.

Tory guardó silencio, escuchándola. En su mente, repasaba los breves momentos en los que su relación había cambiado: pasar de ser rivales a amigas había sido un giro inesperado y, para ella, significativo.

-Te habría ayudado, Tory. Ojalá hubieras acudido a mí... o a Robby. No lo sé -continuó Sam, con la voz quebrada.

Tory levantó la mirada, decidiendo sincerarse también.

-Sí lo hice. Acudí a Robby... cuando Kreese fue a verme.

Sam quedó inmóvil, sorprendida y molesta al mismo tiempo.

-Pero tuve que tomar esta decisión sola -añadió Tory, tratando de explicar-. Por mi familia, por él, por todos.

Sam la miró fijamente, procesando sus palabras. Finalmente, tomó aire y dijo:

-Si quieres asumir esta opción... -hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas-. Puedo respetarlo, aunque no lo acepte.

Tory sostuvo su mirada, sintiendo el peso de las palabras de Sam.

-Pero recuerda algo -añadió LaRusso, con determinación-: Cuando estemos en el tatami, sea donde sea, no dudaré.

Tory la miró con una leve sonrisa de desafío.

-Tal vez no llegue a eso -respondió con calma.

-Llegará -afirmó Sam, antes de darse la vuelta y alejarse con Devon, dejándola sola.

La multitud se acercó más, atrayendo a los espectadores mientras los chicos aconsejaban a Robby para que pudiera ganarle a Kwon y no quedar en ridículo.

-Bien, toma un buen impulso -dijo Demetri con entusiasmo.

-Oye, el ruso de antes saltó muy pronto. La física -comentó Halcón, mirando de reojo a Tory.

-¡Oye, oye, oye! -interrumpió Demetri, ganándose las malas miradas de Halcón y Miguel, que intentaba mediar-. -Yo sé lo que digo. Iré a una escuela reconocida por eso, tal vez hayas oído hablar de ella.

-Ah, claro, iré al MIT -respondió Halcón con tono molestio -Lo sé.

-Por favor, dejen esto ya -pidió Miguel, buscando evitar una pelea entre sus amigos.

Robby los observó decidido, confiando en sí mismo.

-Vamos, lo haré -dijo antes de correr y dar una patada, superando la marca de Kwon.

Pasó por el lado de Kwon con una mirada de superioridad. Este último solo asintió como si no le diera importancia.

Robby regresó con su grupo. Halcón lo felicitó de inmediato, mientras que Demetri parecía impresionado. Miguel, por otro lado, no cantaba victoria; algo en su expresión mostraba sospecha.

Finalmente, llegó el turno de Kwon. Se quitó la chaqueta de Cobra Kai y la entregó a su equipo, observando a Robby con una sonrisa burlona. Tomó posición, estaba listo.

Con una patada giratoria precisa, Kwon logró superar la marca de Robby. Las reacciones no tardaron: Halcón y Demetri quedaron sorprendidos, mientras que Miguel cerró los ojos con decepción.

Kwon se acercó a Robby para estrecharle la mano, gesto que Robby aceptó, aunque con desgana. Sin embargo, Kwon, fiel a su estilo, añadió un toque burlón:

-Tranquilo, dejaré tus cosas afuera.

Robby le devolvió una mirada fría mientras Demetri buscaba en su bolsillo una tarjeta, cumpliendo con lo apostado. Kwon la tomó, miró a Robby y sonrió con aire triunfante.

-Una apuesta es una apuesta -añadió antes de retroceder hacia su equipo.

Entonces, levantó las manos y gritando-¡Cobra Kai!

El público reaccionó aplaudia el espectáculo. Los compañeros de Kwon se unieron al grito, consolidando su popularidad en medio de las miradas atónitas de los demás.

La reunión con los patrocinadores y senseis seguía en pie. Entre charlas de negocios y conversaciones en el comedor, Chozen servía su plato de comida. Daniel, preocupado, puso una mano sobre su hombro e intentó hablar con él.

-Todo está bien -respondió Chozen, restándole importancia.

-Por favor, Chozen, por favor -insistió Daniel, apoyando a su amigo-. Te llevaré a la habitación. Vamos.

Chozen, ignorando la propuesta, seguía buscando opciones para completar su plato. Mirando al chef, preguntó con frustración:

-¿Por qué no hay filete? ¿Qué clase de lugar es este?

Mientras tanto, Kreese y Kim conversaban con los representantes del Sekai Taikai. Kim lucía una sonrisa maliciosa mientras Kreese comentaba:

-Es una pena que no todos representen nuestro deporte con decoro.

Dirigió la mirada hacia Chozen, Daniel y Johnny, señalando la escena. Los demás asintieron en aprobación ante el comentario.

Chozen, ebrio, apartó bruscamente a Daniel.

-¡Déjame en paz! -exclamó.

-¿Qué pasó? -preguntó Daniel, visiblemente preocupado-. ¿Dónde estabas? ¿Por qué bebiste tanto?

Chozen lo miró fijamente antes de responder:

-Fui a Okinawa.

-¿Okinawa? -repitió Daniel, confundido.

-Sí... -dijo Chozen, recordando mientras hablaba-. Llegué a la puerta de Kumiko.

Con un tono nostálgico, Chozen continuó:

-Vi a un hombre en toalla.

-¿Un hombre en toalla? -preguntó Daniel, intentando calmarlo.

-Estaba listo -dijo Chozen, recordando cómo había preguntado por Kumiko, pero ella nunca apareció.

Haciendo una pausa, Chozen continuó:

-Incluso compré flores para ella.

-¿Flores? ¿Por qué flores? -preguntó Daniel, curioso.

-Para Kumiko... -respondió Chozen. Su voz reflejaba desilusión al contar cómo había dejado las flores al ver que Kumiko parecía estar en otra relación. Había tirado la planta al marcharse, sintiéndose rechazado.

Daniel lo escuchaba con atención, sintiéndose mal por su amigo. Sabía cuánto le gustaba Kumiko y entendía lo desilusionado que debía estar.

-Oh, rayos... Se trata de Kumiko, ¿verdad? -murmuró Johnny, susurrándole a Daniel.

-Compré flores... Compré... -repitió Chozen mientras sus ojos se posaban en una mesa cercana. Allí vio una flor idéntica a la que había llevado para Kumiko.

Se acercó a la mesa rápidamente, asustando a los invitados con su actitud.

-Esto no pinta bien... -dijo Johnny, observando cómo Chozen tomaba la flor y la arrojaba al suelo.

-¡Atrápalo! -gritó Daniel a Johnny, tratando de evitar que Chozen causara más desastres.

-Ven aquí, amigo... -dijo Johnny, abrazándolo con firmeza para calmarlo.

-Chozen, ya basta -intervino Daniel, acercándose a su amigo-. Tranquilo, todo va a estar bien.

Chozen, todavía sujetando la flor que logró salvarse, parecía más calmado. Sin embargo, era demasiado tarde. Gunther y los demás representantes del Sekai Taikai se acercaron, visiblemente molestos.

-Señores... -dijo Gunther, observando el caos provocado por Chozen. Miró a los senseis de Miyagi-Do, quienes intentaban apoyarlo. Con un tono serio, agregó:

-Creo que es hora de que se retiren.

Por otro lado, Cobra Kai salía festejando su victoria, gritando al unísono:

-¡Cobra Kai! ¡Cobra Kai!

El grupo avanzaba hacia el hotel, eufórico por su triunfo, hasta que uno de los chicos rompió el bullicio.

-¡Vamos a celebrar!

-Sí, ¿y dónde está la reina cobra? -preguntó Yoon-. También merece estar aquí.

Kwon se detuvo en seco, girando rápidamente hacia Yoon.

-¿Qué dijiste? -preguntó, acercándose a él con seriedad.

Los demás permanecieron en silencio, tensos, evitando cualquier comentario que pudiera empeorar la situación.

-Yo solo decía que, si los senseis se dan cuenta de que no estamos todos, se molestarán -respondió Yoon, mirando a Kwon.

Kwon, aunque reacio a admitirlo, sabía que tenía razón. Kim y Kreese no aceptarían ningún tipo de desorganización, y él no quería problemas con ellos. Con un suspiro profundo, replicó:

-Ustedes adelántense al hotel. Yo iré por ella.

-¿Pero cómo? Si ni siquiera sabes dónde está -intervino uno de los chicos, confundido.

-La conozco bien -respondió Kwon con seguridad, antes de dar media vuelta y dirigirse hacia la playa mientras los demás continuaban hacia el hotel.

Caminando hacia la orilla, una ligera sonrisa apareció en su rostro. Había humillado a dos oponentes en un solo día, y todo lo hacía por Tory. Pero al pensar en su nombre, algo en su interior se tensó.

Ese nombre traía recuerdos que no podía ignorar. Mientras avanzaba, con la chaqueta de Cobra Kai en sus manos, llamaba la atención de la gente a su alrededor.

En la playa, Tory despejaba su mente. El día había sido agotador. Había tenido tres conversaciones con personas que, en algún momento, habían sido cercanas a ella.

Ahora, cargaba con una mezcla de emociones que solo podía canalizar hacia el Sekai Taikai. Necesitaba mantener el enfoque. No podía permitirse distracciones.

Allí estaba ella, entrenando en la arena, usando las enseñanzas de su dojo anterior. Practicaba katas con precisión, movimientos diseñados para perfeccionar su equilibrio y control.

Su chaqueta estaba atada alrededor de su cintura mientras ejecutaba bloqueos y movimientos fluidos.Concentrada, Tory intentó una patada perfecta. Estaba lista. Todo su cuerpo se alineó, el momento era ideal pero.

-Siempre tan predecible, Nichols -dijo Kwon, desde detrás de ella.

Eso hizo que Tory perdiera el equilibrio y cayera en la arena.
-¡Mierda! -dijo Tory.

-Un hombre no puede mantenerse de pie, no puede pelear -dijo Kwon, dando vueltas hasta quedar frente a ella.

-¿Qué? -respondió Tory, sorprendida.

-Si no puedes estar de pie, no puedes pelear. ¿Cómo piensas hacerlo? ¿O vas a dejar que te pateen el trasero? -añadió Kwon, con una sonrisa burlona.

-No pasará, tengo todo bajo control -dijo Tory, levantándose y limpiándose la ropa.

-Sí, claro -respondió Kwon, hasta que notó algo raro en sus manos. Se acercó a ella.

Tory se alejó rápidamente. Lo que podría parecer una muestra de preocupación, parecía más una pelea entre los dos.

Ella se alejó, pero Kwon no se quedó atrás. Ella se puso en posición de pelea, ocultando sus manos.

-¿Así que quieres jugar, no? -preguntó Kwon.
-Bien, juguemos -dijo él, poniéndose en posición de pelea.

Tory fue la primera en lanzar una patada, pero Kwon la bloqueó sin problema. Kwon intentaba acercarse con sus movimientos, intentando derribarla, pero Tory solo levantó su pie.

-Parece que mantienes tus técnicas -comentó Kwon.
-¿Será que así lo mantienes a él en tu corazón? -añadió, esta vez más molesto, volviendo a atacar.

Tory ahora era quien bloqueaba las patadas de Kwon con katas de Miyagi-Do. En un momento, pensó en lanzar un golpe, pero Kwon la engañó. Tory creyó que haría lo mismo, pero en un movimiento rápido, le tomó la mano.

-¡Suéltame! -pidió Tory, intentando zafarse.

-Dime, ¿por qué eres tan estúpida como para volver a hacer esto? -preguntó Kwon. -No has tenido suficiente. Creí que lo de tu madre te haría recapacitar.

-No es de tu incumbencia -respondió Tory, intentando quitarse su mano.

-¿Por qué te importa ahora? -preguntó Tory. -Fui yo quien te lastimó, fui yo quien jugó contigo. ¿Por qué te preocupas por mí?

Kwon soltó una risa, evitando contestar.
-Dime, ¿él no se dio cuenta de que te lastimaste? -preguntó Kwon.

-¿Y eso qué tiene que ver? -respondió Tory.

-Que él, si se supone que eran novios o exs, debería saberlo. Pero en cambio, tocó tus manos y no lo sabía.

-¿Y tú cómo sabes que yo me vi con él si nadie más lo sabía? -contestó Tory.

-O sea, que es cierto... te viste con el enemigo, sabiendo que te hizo daño -dijo Kwon, incrédulo.

-¿Por qué mejor no me contestas la pregunta que te hice? -replicó Tory.

-Porque me importas, maldita sea -dijo Kwon, con frustración. -Día, tarde, noche,puedo borrarte de mi mente, pero mi corazón aún sigue emocionado como si aún te amara.

Eso dejó atónita a Tory. Escuchar esas palabras era nuevo, ni siquiera Miguel o Robby habían hecho tal confesión. En un momento, ambos quedaron en silencio.

Kwon bajó su guardia y Tory se dejó caer sentada en la arena. Kwon también se unió a ella. Cuando parecía que finalmente hablarían, el teléfono de Kwon sonó.

-Hola -dijo Kwon, tomando el teléfono.

-Hola, Kwon, soy yo, Brandon. ¿Cómo estás? -dijo el niño, alegre.

-Hey, Brandon, ¿cómo estás? -respondió Kwon.

-Es Brandon -dijo Tory en voz baja.

Kwon la calló haciendo un gesto con la mano para que no interrumpiera.

-Estoy bien, la vecina me cuida. Oye, Kwon, ¿por qué tú y Tory ya no hablan? ¿Qué pasó? -preguntó el menor.

El miró a Tory y se alejó de ella para tener más privacidad. Tory solo lo miró mal.

Una vez alejado de su ex, pudo hablar con tranquilidad.

-Eso es bueno, Brandon, me alegra. ¿Todo bien en la escuela? -preguntó Kwon.

-Sí, aunque algunos niños me molestan porque soy huérfano -dijo el niño.

El asiático se sintió mal por él. Sabía que su padre lo había abandonado y su madre había fallecido.

-Escúchame, tú no estás solo. Tienes a tu hermana, ella te quiere -le dijo Kwon.

-Lo sé, pero los chicos dicen que no puede haber solo una hermana, que no cuenta como familia -respondió Brandon.

-¿Ah, no? ¿Y yo qué soy? -preguntó Kwon. -Yo soy tu hermano mayor.

-Tú no eres mi hermano -dijo el pequeño.

Eso dejó mal a Kwon, creyendo que no lo quería.

-Tú eres mi padre, y Tory es como mi madre -respondió Brandon.

Eso dejó atónito a Kwon. No había pensado que ese niño lo consideraba su familia como tal.

-Kwon, Kwon -llamó Brandon-, ¿tú aún la quieres, verdad?

-¿Qué? -preguntó Kwon, confundido.

-Si aún quieres a mi hermana, ella te quiere. A veces llora en su cuarto. Ella estará bien -preguntó Brandon.

-Ella es una luchadora -dijo Kwon, mirando a Tory-. Ella puede con todo.

-Kwon, ¿tú aún la quieres? -insistió Brandon.

-No la quiero, la amo -dijo espondio el pelinegro , mirando a la rubia.

-¿Y por qué no vuelven a estar juntos, como la familia que éramos? -preguntó Brandon.

Kwon no sabía qué responder, así que solo dijo:

-Bueno, mañana hablamos. Si te extraño, mocoso.

-Yo a ti, Kwon -respondió Brandon antes de colgar.

Eso hizo que el adolescente comenzara a llorar. Solo pequeñas cosas lo hacían así. Él nunca se mostraba vulnerable. Odiaba esa parte de él. Así que decidió ir con Tory, diciendo-Vámonos, Nichols.

Ella solo se paró y se acercó a él, sacudiéndose la ropa.

-¿Cómo está él? -preguntó la rubia.

-Está bien, es un campeón -dijo Kwon.

-Lo extraño -dijo Tory.

-es un niño listo -respondió Kwon.

-Lo sé -dijo Tory. Por primera vez, estaban de acuerdo sin pelear. Por primera vez, había paz en la guerra.

Mientras caminaban al hotel juntos, Kwon decidió hablar primero.

-¿Por qué la playa no es un gimnasio? -preguntó el asiático.

-Porque las preguntas no eres un oficial -respondió Tory.

-Nichols -dijo Kwon, mirándola.

-Yo quería olvidar todo lo que me dolía. Muchas cosas hice mal, y las reconozco. Tomé decisiones sin pensar en los demás, y eso me está costando -dijo Tory.

Kwon la miraba, no con seriedad, sino con empatía.

-Eres impulsiva. Tus ataques de ira te pueden complicar las cosas, y lo sabes -dijo Kwon-. Además, por tus manos.

Tory tapó sus manos, escondiéndolas de él, evitando pensar en eso. Recordó algo importante.

-Quiero que me digas ¿por qué? Prrgunto tory decidida

-¿Por qué qué? -preguntó Kwon, curioso.

-Porque me ayudaste con la abogada y todo ese tema -preguntó Tory.

-¿Por qué quieres saber? -respondió Kwon.

-¿No vas a preguntar cómo lo sé? -preguntó Tory.

-Sabía que esa mocosa no podía mantener su boca cerrada -dijo Kwon.

-No la culpes -dijo Tory-. Pero dime, ¿por qué lo hiciste? ¿Fue por lástima o qué?

-Porque te quería -dijo Kwon. -Ese día que fuimos a la fiesta, una hora antes hablé con una abogada de confianza, y lo hice para ayudarte.
Me sentí culpable por lo de la asistente social y quería compensarlo de alguna manera.

Para ella, él era como una caja de sorpresas. Nunca terminaría de entenderlo, pero ahora entendía ciertos comportamientos de él hacia ella.

-¿Y por qué tan preguntona? -dijo Kwon.

-Cállate -respondió Tory.

-¿Cállame? -replicó Kwon, con una sonrisa arrogante.

-Eres un arrogante -dijo Tory.

Kwon soltó una risa.-A propósito, devuélveme mi candado -dijo Tory.

-Primero responde, ¿por qué lo tenías? ¿Y por qué debería devolvértelo? -preguntó kwon curioso

-Es un regalo, los regalos no se regresan -respondió la rubia.

-Si la persona que lo dio lo pide... -dijo Kwon, caminando hacia ella.

-¿Por las buenas o por las malas? -preguntó Tory.

-En la lona o en la cama -respondió Kwon con una sonrisa burlona.

-No te soporto, eres un... -empezó a decir Tory.

-¿Un qué? -preguntó Kwon, con tono desafiante.

-Un... -dijo Tory, pero no llegó a responder. Kwon apoyó su mano contra la pared, acorralándola.

-Sabía que me extrañabas, pero no sabía que te mantenía tan nerviosa. Si lo quieres, ve por él en mi habitación -susurró Kwon al oído de Tory.

Tory, sin pensarlo, lo empujó y dijo:

-¿Por qué no vamos al hotel? O sea, ¿qué tal si nos perdemos?

-Tory, querida, ya llegamos -dijo Kwon, antes de abrir la puerta principal-

Las damas primero -añadió, haciendo una reverencia como un caballero.

Ella rodó los ojos, molesta, pero al mismo tiempo se sentía bien. Sentía que eso era todo lo que necesitaba: una noche sin preocupaciones, sin rivalidades. Solo él. Eso era perfecto.

Katty_mx muchas gracias hermosa por ayudarme , este capitulo va dedicado para vos linda .💕

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