✿┋𝟎𝟏. 𝐖𝐞 𝐚𝐫𝐞 𝐛𝐚𝐜𝐤.

𝐢𝐭'𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚𝐭𝐞𝐝
𝐢𝐭'𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚𝐭𝐞𝐝
𝐢𝐭'𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚𝐭𝐞𝐝

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El instituto nacional de Los Ángeles abría sus puertas nuevamente para el ingreso de los jóvenes, quienes se convertirían en los líderes del mañana. Esta misma institución contaba con diversas cantidades de actividades curriculares y extracurriculares, muchos de los jóvenes se anotaban obligatoriamente ya que era un requisito para la universidad. Entre otras cosas, algunos de ellos se encontraban emocionados por el regreso a clases, sobre todo el team Miyagi-Do.

Sin embargo, lo que no sabían era que aquella felicidad y despreocupación les duraría tan poco tiempo.

El timbre anual resonó en los oídos de los estudiantes indicando así el ingreso a las aulas, pocos segundos después las puertas principales se abrieron dándoles paso a cinco estudiantes.

──Estamos de vuelta──murmuró una joven pelirubia con una sonrisa maliciosa, lo cual generó que Robby imitara su acción.

Mientras cada uno de ellos caminaba hacia su casillero, los demás estudiantes murmuraban y susurraban chismes sin molestarse en ocultarlo.

──¡¿Que hace ella aquí?!──susurró Sam totalmente irritada cerrando su casillero.

──Tal vez quiera disculparse──habló Moon dedicándole una sonrisa.

──¿Tú en serio crees que esa perra tenga intenciones de disculparse con Sam?──rodó los ojos Yasmine.

──¡Hey, Ladys!──saludó Demetri tapando completamente la vista hacia donde se encontraban los demás.

──¡Fuera!──lo empujaron las tres al unísono.

Demetri acomodó su camisa a cuadros mientras caminaba en dirección a su salón.

──Así no fue como imaginé que tres chicas lindas estarían sobre mí──acotó tomando asiento frente al pizarrón.

──¿De qué hablas?──indagó Miguel tomando asiento a un lado de él.

──Las chicas.. estaban raras. ¡No respondieron a mi "Hey Ladys"!

──¿Y no se te ocurrió que tal vez no te hablan por qué hueles a húmedad y desodorante rexona?──rió Halcón asomándose por la puerta.

──¡Hey! Soy una persona estéticamente limpia y organizada, desinfecto mis manos once veces al día, ¡Once!──remarcó el pelinegro de tez blanca.

──Oh, por eso tu piel es gomosa y parece que la pasaste por la freidora──acotó Miguel entrando en razón.

──¡¿Qué?! ¡No!

──A ese paso tal vez te salgan escamas──se burló Halcón tomando asiento.

──Cierra la boca Eli.

──Hey escamitas, ¿Me prestas un bolígrafo?──rió nuevamente mientras los demás alumnos ingresaban a la clase del profesor Raeken.

Rápidamente todos ellos tomaron asiento en lo que parecía ser su lugar designado, poco tiempo después de que Halcón levantará la vista, sus ojos se perdieron en aquella figura delgada que se encontraba hablando con el profesor. Su cabello rubio se notaba lacio, con cada mínimo movimiento que realizaba parecía que las finas capas de su cabello danzaban y que todo el resto de la clase se encontraba en silencio, solamente para admirar aquello que parecía impactante.

──¿Estás bien Halcón?──le preguntó confundida Sam, quien se encontraba a un lado de él.

──Si. ¿Por qué no lo estaría?

──No lo sé. Porque quizás yo no estoy bien, ¿Has visto con qué descaro regresaron a la escuela?──habló fastidiada sacando un bolígrafo color rosa.

──¿Regresaron? ¿En plural?──elevó una ceja dirigiendo su vista hacia atrás.

En el último banco de la fila del medio se encontraban Tory Nichols y Robby Keene, ambos observando hacia el frente con la intención de no llamar por completo la atención del resto.

La mayoría sabía que clase de relación había tenido Samantha LaRusso con Robby Keene y era notorio que se encontrará molesta luego del incidente con Miguel. Pero.. ¿Y Halcón?

¿Qué era lo que en realidad le molestaba a él para querer encontrarse tan pendiente de sus movimientos?

La rubia acomodó su cabello hacia un lado para comenzar a copiar, dejando a la vista las perforaciones de una de sus orejas.

Flashback de Halcón.

Luego de los entrenamientos en el Dojo representado por Johnny Lawrence, la mayoría de los grupos de amigos se reunían en la casa de uno de ellos para pasar el rato o simplemente para hablar de lo que harían en el verano. Sin embargo, aquel día sólo fueron dos en la casa Moskowitz.

──Entonces.. ¿Veremos "La cumbre escarlata" o "Juego siniestro"?──le preguntó Tory tomando asiento en el sofá del living.

Halcón caminaba hacia la sala con un bould de palomitas de maíz en sus manos, tomó asiento a su lado y frunció el ceño al notar unas marcas en el interior del brazo de la pelirubia.

──¿No sería mejor ver Madagascar?

Tory soltó una risa negando con la cabeza, acto seguido envió una palomita a su boca.

──Tus padres no estarán el fin de semana. ¿Por qué no haces una fiesta como cualquier adolescente normal?──indagó ella nuevamente.

──¿Por qué querría hacer una fiesta?

──No lo sé. ¿Por qué querrías estar un viernes por la noche viendo una película infantil con la novia de uno de tus amigos?──rió tomando el control remoto.

──¿Osea que sí vamos a ver Madagascar?──preguntó él acomodándose en el sofá.

Ella asintió rodando los ojos, generando que él festejará dramática y dastricamente. Segundos después la rubia ató su cabello en una coleta desprolija y giró su cabeza rápidamente para notar que las orejas del jóven con cresta no se encontraban oratadas.

──¿Aún no has perforado tus orejas?──indagó abruptamente conectando su mirada con la de él.

──¿Debería?

──¡Definitivamente! Busquemos papel, una aguja, hielo y algodón.

Ambos saltaron desde el sofá hacia el suelo de atrás y corrieron a la cocina en busca de cada uno de los artefactos. En cuanto los tuvieron, Eli tomó asiento en el sofá y dejó que Tory procediera a perforarle las orejas. De un sólo lado logró perforarlo 5 veces, colocando un aro pequeño en cada agujero.

──¿De dónde conseguiste tantos aros?

──Los robé.

Él frunció el ceño confundido y giró su cabeza olvidando por completo que la rubia aún se encontraba perforandolo.

──¡Halcón!──se quejó ella tomando el rostro de él entre sus manos para lograr confirmar que los aros se encontrarán en perfecta posición──¡Y listo! Una oreja perforada, ¡Te toca a ti!──le extendió la aguja luego de esterilizarla colocandose el hielo en la oreja.

──¡¿Qué?!──tocó su oreja izquierda notando la cantidad de aros que tenía, acto seguido observó a la pelirubia.

──¿Qué estás esperando?

──¿Estás segura? ¿Confias tanto en mi para dejar que perfore tu oreja?──le preguntó extrañado.

Él simplemente lo había hecho porque creyó que se vería más rudo, pero si ella lo hacía significaba que entre ambos habría mucho más que un compañerismo y eso lo asustaba porque no sabría medir las consecuencias que se asomaban.

──Tú confiaste en mí. ¿Por qué yo no lo haría?──le sonrió de lado──Sólo no me pongas un aro brillante o te arrancaré la otra oreja.

Halcón soltó una risa y se colocó a un lado de ella para que le explicara el procedimiento paso a paso y así comenzar a perforarle la oreja izquierda.

──¿Sabés? Creo que tus patadas giratorias no son tan malas──confesó él.

──¡¿Cómo que no son tan malas?! Son casi perfectas──se quejó sobresaltandose generando que el hielo volará por los aires y su oreja sangrara.

Ambos observaron como el hielo se partía contra la pared y como segundos después la oreja de ella chorreaba sangre. En cuanto conectaron sus miradas, tres segundos bastaron para que las carcajadas resonaran en la casa Moskowitz.

Fin del Flashback de Halcón.

──Señor Moskowitz.. ¡Señor Moskowitz!──llamó su atención el profesor Raeken──¿Puede explicarle al resto de sus compañeros cuáles son las funciones de las matemáticas en Excel?

──Uhm.. claro──carraspeó nervioso jugando con su bolígrafo.

──Disculpe, profesor Raeken──elevó su mano la pelirubia llamando su atención──¿Por qué deberíamos de aprender las funciones de una aplicación matemática siendo que esto no es una clase de matemática avanzada?

El profesor elevó una ceja debido a la queja de su alumna nueva, centró su vista en ella preparado para responder.

──¿Acaso usted cree que puede decirme a mí lo que debo de enseñar? ¿O simplemente no sabe la respuesta?

──Tal vez no debe tener la capacidad intelectual suficiente.. ya que no ha asistido a clases en un largo tiempo──murmuró Sam con una sonrisa triunfante.

──O tal vez no he podido asistir a clases ya que debi ocuparme de que no enviaran a mi hermano a servicios sociales──escupió Tory molesta.

──Tal vez hubiera sido lo mejor, ¿Quién querría convivir contigo?──rió irónica la castaña.

Aquellos pocos minutos de discusión le dieron tiempo a Eli para buscar su respuesta, por una milésima de segundo creyó que Tory había decidido entrometerse en la situación para ayudarlo.

──Bueno.. veo que nadie en este salón sabe la respuesta de la explicación que planteé──se quejó el profesor caminando hacía el pizarrón.

──Las funciones matemáticas en Excel son utilizadas para ejecutar operaciones aritméticas como
la suma y el producto de dos números──explicó Moskowitz.

──Por otro lado, debido a las funciones trigonométricas podremos realizar cálculos como el seno, coseno y tangente de un ángulo especificado──completó Tory sin molestarse en observar al jóven de la cresta roja.

Allí fue cuando Nichols recordó todo su aprendizaje con las matemáticas, el genio del salón siempre había sido Eli, incluso la había ayudado con varios de sus exámenes sin esperar que ella le devolviera el favor.

──Bueno..──carraspeó el profesor tomando las fotocopias entre sus manos──Quiero que realicen estas actividades para el miércoles, sin falta──colocó cada una de las fotocopias en los pupitres de los estudiantes.

Tiempo después en la hora del almuerzo, los bandos se encontraban claramente distanciados. Los estudiantes de Miyagi-Do por un lado, los estudiantes de Cobra kai por el otro, los populares en el medio, los atletas a la izquierda, entre otros.

──¿Cómo es qué Robby pudo predecir lo que ocurriría con mi experimento? ¡Pase semanas ideandolo! ¡No dormí por días!──se quejaba Demetri tomando asiento en su mesa.

Sam formó una mueca con sus labios y posó una de sus manos en el hombro de él para luego hablar:

──Tranquilo.. si te sirve de algo ninguno de nosotros lo esperaba.

──De hecho, si era predecible──habló Yasmine ganándose una mala mirada del resto.

──¿Alguien ha visto a Halcón?──indagó Miguel preocupado.

──De seguro estará peleando con la máquina expendedora por una estupida lata de Monster──rodó los ojos Demetri──Ni siquiera sé porqué le gusta tanto esa bebida energizante.

A las afueras de la cafetería, en uno de los pasillos se encontraba Halcón precisamente intentando obtener una lata de energizante, tal como Demetri lo había explicado.

Mientras esperaba que la máquina se dignara a tomar su pedido, observó el resto de las latas como si aquello lo transportará hacía algún recuerdo que parecía estar perdido en algún rincón de su mente.

Flashback de Halcón.

──Unos patines talla 30, por favor──pidió el pequeño pelirubio apoyándose en la mesada que separaba al cliente del trabajador, durante unos segundos pensó en que tal vez la niña era pequeña para trabajar allí──¿Tienen en color azul?

──¡Claro! ¿Los quieres con relámpagos también?──habló sarcástica la niña desde un banquito en el que se encontraba sentada.

──¡Demetri, si tienen con relámpagos!──avisó emocionado agitando su mano──¿Cuantos años tienes? ¿No eres muy joven para trabajar?

──¿Y a ti que te importa?

──Soy Eli.. si cambias mis letras entre sí se forma lie, lo cual significa mentira en Inglés y mentiría si dijera que si tienes edad para trabajar──se cruzó de brazos──Ahora.. ¿Tú eres?

──En realidad ni siquiera estoy aquí..  pertenezco al mundo de los muertos, desapareceré en cuanto no lo notes──habló fingiendo una voz escalofriante──Y si sigues molestando te seguiré hasta tu casa y haré que te comas tus propios dibujos.

──Demetri..──habló asustado dando pasos hacia atrás.

──Tory.. deja de asustar a los niños, ellos son como tú──interrumpió una voz dulce perteneciente a una mujer rubia de cabello corto.

La pelirubia rodó los ojos y tomó los primeros patines azules que encontró, sin dudas ayudar a su madre en el trabajo era lo peor. En cuanto se los entregó, el pequeño salió corriendo junto a su amigo, ambos patinaron de un lado a otro durante varias horas sin siquiera cansarse, parecían felices y despreocupados, después de todo solo eran unos niños de 10 años.

La fantasía acabó en cuanto el pequeño Eli tropezó y cayó en medio de la pista, generando ser el centro de atención y por supuesto el de las risas por parte de otros niños, ganándose así un apodo totalmente vergonzoso. Él corrió fuera de la pista con lágrimas en sus ojos, le habían gustado tanto aquellos patines que su madre había decidido comprarlos para que los tuviera siempre.

──Los odio──exclamó molesto dejando correr las lágrimas por sus mejillas mientras tomaba asiento en uno de los bancos y abrazaba sus piernas.

Minutos más tarde, una pequeña toz falsa se oyó frente a él, lo cual generó que levantara la cabeza. Sus ojos azules se encontraron con los ojos avellana de la pelirubia.

──Te conseguí esto──apretó sus labios extendiendole unos stickers en forma de relámpago──Tal vez puedas pegarlos en tus patines.

Él le sonrió tomando aquellos stickers entre sus manos, así podría personificar sus patines a la perfección.

──Gracias.

Ella se encogió de hombros restándole importancia, por consiguiente le extendió una de las latas que solía tomar prestadas de las heladeras ubicadas en la cocina.

──A veces cuando estoy triste tomó prestadas algunas latas sin que lo noten──explicó abriendo el energizante──Esta es para ti──acto seguido se la extendió, el joven pelirubio no entendía absolutamente nada, sin embargo decidió asentir y tomar la lata entre sus manos──Creo que debo irme, se supone que mi hermano no puede morder los cables que se conectan a la máquina de palomitas.

Eli soltó una risa aún confundido, y sin tiempo alguno se despidió de ella.

──¡Gracias de nuevo, chica relámpago!──agitó su mano con ilusión.

──¡Adiós, chico de las mentiras!

Fin del Flashback de Halcón.

──Creo que tu lata ya cayó──le avisó una joven morena a su lado.

──Cierto..──asintió tomando la lata entre sus manos──Supongo que nos vemos luego.. Moon──comenzó a alejarse con cierta incomodidad.

──¡Espera!──tomó su brazo evitando que se vaya──En verdad lamento todo lo que te dije aquel día a las afueras del Dojo.. ¿Crees que podamos ser amigos?

Él la observó durante unos segundos pensando en qué tal vez podrían darse otra oportunidad y comenzar de cero, sin embargo, su vista se perdió en cuanto vio a la pelirubia en la que no había dejado de pensar en todo el día, observándolo a la distancia.

──Luego hablamos──se alejó de ella caminando en dirección a la puerta que daba hacia el salón de ciencias, justo en donde se encontraba Tory.

Los ojos de ella se conectaron con los de él en cuestión de segundos, allí Eli no pudo pasar desapercibido que está vez sus ojos se encontraban de un color distinto. Se podían notar verdosos, tal como una Arboleda a principios de la primavera, lo cual llamó su atención aunque no lo dijera.

──¿Qué estás haciendo aquí? No necesitamos a los matones de Kreese entre nosotros──habló con molestia.

Tory se cruzó de brazos y lo observó de arriba a abajo durante largos segundos, lo cual logró impacientar al joven de la cresta.

──¿Acaso no vas a hablar?¿Qué sucede? ¿Es Robby quién toma las decisiones ahora?──volvió a preguntar con una sonrisa arrogante apoyando su mano en el marco de la puerta, logrando así acercarse aún más a ella.

La pelirubia mordió su labio inferior y corrió la cabeza hacia un costado, se encontraba encerrada entre el cuerpo de Halcón y la puerta del salón. Él sólo esperaba una respuesta para comenzar una nueva pelea, aunque segundos más tarde sus ojos lo traicionaron y perdió el poco control que tenía, observando la forma en la que ella mordía su labio inferior. Él se encontraba observando sus labios y por alguna extraña razón no podía apartar la vista de allí.

Lo peor para Eli no fue que ella no lo notará, sino que lo empeorará. La pelirubia se acercó hasta su oído y le susurró:

──A los traidores como tú.. les tengo preparado un escarmiento. Más vale que cuides tu espalda, relámpago──le sonrió falsamente luego de palmearle con delicadeza la mejilla──Oh y voy a tomar esto como.. una parte de tus disculpas──anuncio quitándole la lata de la mano.

Por consiguiente se alejó de él a paso lento mientras abría la lata, aquellos segundos le permitieron pensar en su infancia, sobre todo en la lata color verde que ahora tenía en sus manos.

Aquello le hizo preguntarse, ¿Él aún recordaba aquella charla en la banquina de la pista de hielo?

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Es la primer historia que escribo de ellos dos así que espero que les guste y que la disfruten. Aproposito: siempre lo que se encuentre en cursiva va a ser parte de un "Flashback" en tiempo pasado.

Besos!

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