𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐂𝐔𝐀𝐓𝐑𝐎
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─ ¡𝐍𝐎 𝐕𝐎𝐘 𝐀 𝐋𝐋𝐀𝐌𝐀𝐑 𝐀 𝐌𝐈 𝐁𝐄𝐁É 𝐁𝐀𝐑𝐓𝐇𝐎𝐋𝐎𝐌𝐄𝐖! ─exhalé una risa, todavía tratando de recuperar el aliento desde que Sejanus me recomendó que llamara a mi futuro hijo Alfredo.

Tiene la parte posterior de su cabeza apoyada contra la pared detrás de él, y estoy hojeando este antiguo libro de más de 1000 nombres de bebés mientras estoy sentada en el suelo. 

Exhalo, apartando el cabello de mi rostro.

─ Bien, ¿y si es una niña?

Él sonríe. 

─ Fácil. Baruta. 

Mis labios se separan con incredulidad mientras le doy una mirada boquiabierta. 

─ ¿Baruta?

Él encoge los hombros, su sonrisa creciendo en su rostro. 

─ ¿Por qué no?

Muevo la cabeza negativamente, burlándome.

─ De acuerdo, eres terrible en esto...

Él se golpea con la mano en la frente.

─ Estoy herido. 

─ Sí, claro ─digo, y revuelvo los ojos. 

Él suelta otra risa antes de que pase a la siguiente página. El primer nombre que aparece es Lucy.

Las palabras se quedan atrapadas en mi garganta mientras mis ojos recorren el nombre.

Lucy. Significado: luz. 

Lucy Gray ciertamente era luz. Siempre tiene una sonrisa en su rostro mientras canta una melodía a través de la vida, pero de alguna manera se mantiene lo suficientemente sofisticada como para ser fuerte mientras es inocente y alegre. Es ambiciosa, defiende lo que cree y es todo lo que yo no soy.

Paso mi lengua por mi labio inferior y aparto mis ojos de las palabras en la página, encontrándome con la mirada de Sejanus.

─ ¿Crees que hay algo entre Lucy Gray y Coriolanus?

Su rostro se pone pálido y parece como si lo hubieran atrapado. Lo veo tragar y apartar la mirada de mí. 

─ Mari, sobornó a la gente en la oficina para que lo enviaran aquí, al 12. 

Por Lucy Gray. No tiene que decir las palabras, pero sé muy bien a qué se refiere.

Me moví a un maldito distrito y ni siquiera me quería aquí.

Vino aquí para fugarse con Lucy Gray y yo solo soy una pieza de ajedrez que se cruzó en su camino. 

© 𝑭𝑨𝑰𝑺𝑻𝑺𝑳𝑼𝑽𝑹𝑹