━━ 𝟐𝟖
𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐕𝐄𝐈𝐍𝐓𝐈𝐎𝐂𝐇𝐎
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𝐌𝐈 𝐏𝐈𝐄𝐑𝐍𝐀 𝐇𝐀𝐁Í𝐀 𝐄𝐒𝐓𝐀𝐃𝐎 𝐃𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄Ñ𝐎𝐒 𝐒𝐀𝐋𝐓𝐎𝐒 𝐇𝐀𝐂𝐈𝐀 𝐀𝐑𝐑𝐈𝐁𝐀 𝐘 𝐇𝐀𝐂𝐈𝐀 𝐀𝐁𝐀𝐉𝐎 𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐑𝐀𝐒 𝐌𝐄 𝐒𝐄𝐍𝐓𝐀𝐁𝐀 𝐀𝐍𝐒𝐈𝐎𝐒𝐀 𝐀𝐋 𝐁𝐎𝐑𝐃𝐄 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐂𝐀𝐌𝐀. Eran casi las seis de la mañana y aún no me había dormido.
Llevaba el cabello en dos trenzas y vestía un pijama de satén rojo.
Mordí ligeramente las puntas rojas de mis uñas mientras contemplaba qué hacer.
Un 50% de mí me decía que me quedara, que era imprudente irme. Que podría construir una vida para mí aquí. Finalmente, he obtenido todo lo que siempre he querido. Iría a la universidad y envejecería ayudando a las personas a las que amo. Puedo marcar una verdadera diferencia.
Pero, por otro lado, el otro 50% me decía que me fuera porque mi hermano estaría al otro lado, listo para consolarme siempre que lo necesitara. Mi apoyo. Y Coryo, el hombre del que estoy enamorada. Podría despertar a su lado cada mañana y no tener que preocuparme por nada.
Levanto la vista hacia el espejo que revela mi reflejo frente a mí. De repente, estoy muy pálida y corro al baño.
Mis palmas sudorosas se encuentran con los lados de la fría porcelana, y estoy muy cansada de escuchar el sonido de las arcadas que sale de mi propia boca. Ha pasado una semana y no puedo tener ni un maldito respiro.
Estoy exhausta y derrotada, y todo lo que quiero es dormir y llorar por mis preocupaciones.
Quiero despertarme mañana y que todo encaje. Desearía que la vida fuera tan fácil como para dejarme llevar por la brisa y permitir que me lleve a través de todos mis obstáculos. Quiero mirar al cielo de la mañana con una taza de café en la mano y decirme a mí misma que estoy muy agradecida por mi vida. Pero no lo estoy.
Vivo en un mundo lleno de caos. Lloro hasta quedarme dormida solo para despertar con una pesadilla retorcida de mis compañeros de clase muertos y de mi mejor amiga muerto, seguido inmediatamente de náuseas matutinas.
─ Deberías ir a ver a un médico de verdad ─la voz suave de Sejanus está cargada de preocupación mientras se apoya en el marco de la puerta.
Me levanto del inodoro y tiemblo cuando mi mano toca el frío lavabo de mármol. Lo último que quiero es otra charla con Sejanus, especialmente cuando el único tiempo que me queda con él son las pocas horas de hoy.
─ Podría ser grave ─dice, y me ofrece una sonrisa triste.
Niego con la cabeza, salpicándome ligeramente la cara con agua fría y dejando que se impregne antes de secármela.
─ Estoy bien, Sej.
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𝐏𝐎𝐑 𝐏𝐑𝐈𝐌𝐄𝐑𝐀 𝐕𝐄𝐙 𝐄𝐍 𝐌𝐈 𝐕𝐈𝐃𝐀, seguí el consejo de mi hermano. Aunque le dije que no lo haría, y no quiero que sepa que lo hice, tomé sus palabras llenas de sabiduría de todos modos.
Mis manos estaban entrelazadas entre mis piernas mientras estaba sentada en la camilla de la consulta del médico.
Me estaba costando muchísimo no echarme una siesta mientras lo esperaba, pues estaba tardando más de una hora.
Me habían realizado una serie de pruebas para averiguar que era lo que tenía, pero sentía que alguna prueba había salido horriblemente mal... o quizás las noticias que tenían para darme serían horribles.
Paredes de color azul claro me rodean, parcheadas y pintadas de manera deficiente. Claramente, no era el hospital más bonito, pero era el único lugar al que podía llegar rápidamente.
Lo único que puedo hacer es juguetear con el esmalte de mis uñas, sin preocuparme por cómo quedará. Estoy aburrida hasta la médula y nerviosa, y siento que el mundo no se detendrá para dejarme respirar.
Finalmente, el médico con gafas de montura gruesa y apenas cabello entró y pude oír mi propia inhalación cuando estrechó los ojos al observar los papeles que reposaban en su portapapeles.
─ Bueno, chica... no creo que estas sean las noticias que quieras escuchar, pero... ─exhala lentamente─, estás embarazada.
© 𝑭𝑨𝑰𝑺𝑻𝑺𝑳𝑼𝑽𝑹𝑹
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