"Tiene más energía que un cachorro."

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Elle Miles se despertó con la luz que entraba por las cortinas de su cuarto de hotel permanente. Había una planta dedicada a ciertos empleados y ella era una de ellos. Ser la hija del dueño del parque tenía muchas ventajas. Siguió su rutina diaria habitual. Se estaba maquillando ligeramente cuando llamaron a su puerta. Con un suspiro, fue a responder para ver a Claire Dearing, su jefa (a pesar de que Elle era la hija del dueño). Elle había solicitado trabajar durante su estancia en la isla, no es que tuviera mucho más que hacer. Esto hizo que se convirtiera en entrenadora.

—Hola Claire, ¿qué puedo hacer por ti?—Elle saludó.

—Necesito que me hagas un gran favor. Zara debía hacerlo pero está enferma y...—comenzó Claire.

—Claire, ¿de qué se trata?—

—Necesito que les muestres a mis sobrinos y les des la 'experiencia completa del Mundo Jurásico', por favor—,suplicó.

—¿Cómo se llaman? ¿Qué edad tienen? ¿A qué hora entran?—preguntó Elle.

—Zach y Gray, uno tiene más o menos tu edad, el otro es unos años más joven y entran a mediodía—,explicó.—Además quiero encontrarme con ellos a la una después de que se hayan instalado—.

— De acuerdo, no hay problema, lo haré—,tranquilizó la más joven.

—Eres mi salvación, Elle—,le dijo Claire.

—Eso me lo han dicho muchas veces—,bromeó Elle.

Elle estaba de pie en el muelle, con su café helado en una mano y su IPad con—Zach y Gray Mitchell—escrito en la otra. Sus otros objetos estaban en su mochila. Sus gafas de sol impidieron que los duros rayos la cegaran en ese momento. Era un momento en el que deseaba estar en un estado que permitiera tener frío en la época navideña.

Tomó otro sorbo de su café helado, esperando a los dos chicos.

Finalmente, un joven le tiró de la manga.

—¿Tú debes ser Gray?—preguntó Elle.

—Sí, ¿y la tía Claire?—Preguntó.

—Ella ha quedado con usted a la una. Soy Elle Miles, y estoy aquí para mostrarte los alrededores—,le dijo, manteniendo una sonrisa en su rostro. Se sintió mal al ver cómo se le caía la cara.

—Este es Zach—,presentó Gray.

—Encantada de conocerte—,saludó ella. 

El chico hizo caso omiso, optando por seguir escribiendo en su teléfono. Elle se preguntaba cómo alguien podía ser tan popular, y luego se dio cuenta de que probablemente estaba en algún tipo de red social. Nadie enviaba mensajes de texto con tanta frecuencia.

—Sí, ¿cuántos años tienes?—preguntó Gray.

—Dieciséis—,respondió ella.

—También Zach—,le dijo Gray.—¿Por qué estás aquí?—

—Trabajo aquí, soy la asistente de tu tía—.

—¿Cómo vas a la escuela?—interrogó Gray.

—Me educan en casa, mi Papá paga un tutor y me enseñan aquí en la isla—.

—¿Quién es tu papá?—continuó Gray.

A Elle no le importaban las preguntas del niño, las encontraba refrescantes, normalmente, la gente no se preocupaba lo suficiente como para preguntarle esas cosas.

—Simon Masrani—,reveló.

—Espera, ¿tu papá es el dueño del parque?—cuestionó Gray.

Esta frase pareció captar la atención de Zach, que levantó la vista de su teléfono.

—Pero no te pareces en nada a él—,señaló Gray.

—Soy adoptada—,dijo ella.

—Gray deja de molestarla—,exigió Zach, poniendo los ojos en blanco.

—Está bien, si no quisiera responder a tus preguntas, te lo diría—,tranquilizó Elle,enviando al menor una pequeña sonrisa.

Subió al monorraíl, con los chicos detrás de ella. Se sentó delante de los chicos, observando el paisaje que pasaba a toda velocidad.

La voz anunció que estaban llegando a las puertas de Jurassic World, lo que hizo que Gray se precipitara hacia adelante, Elle saltó tras él, manteniéndolo en su línea de visión. Ella no se preocupaba por Zach, él era lo suficientemente mayor como para cuidarse solo.

—Gray ten cuidado—,gritó, sintiéndose ya sobreprotectora con el niño. Tenía una manera de hacer que te gustara. Era adorable, en opinión de Elle, y se sentía mal porque Claire no los saludaba.

Se dirigieron a donde estaba el hotel pero Gray corría delante de Elle y Zach.

—Tiene más energía que un cachorro—, murmuró ella, caminando con fuerza para seguirle el ritmo.

—Sí—, respondió Zach, apenas prestando atención.

Elle puso los ojos en blanco, moviéndose para adelantarse a Zach.

—Rápido—, gritó Gray, ya en la escalera mecánica.

Con un suspiro, se adelantó, decidida a no perderlo en la primera media hora de conocerlo.

Los condujo a su habitación de hotel, abriendo la puerta y entrando antes que ellos. Se dirigió directamente a la pequeña caja que contenía lo que necesitaban.

—Claire les consiguió acceso VIP. Podrán entran a las atracciones sin hacer fila—, explicó Elle, tomando las pulseras. También había una tercera en la caja. —Y, al parecer, voy a ir con ustedes—, añadió, sosteniendo las tres pulseras.

—Vamos—, exclamó Gray, dejando su mochila mientras miraba la pantalla del televisor.

—Amigo, ella dijo que teníamos que esperar—,replicó Zach, dejándose caer en una de las camas.

—Ya no quiero esperar más —,se quejó, corriendo hacia el balcón.

—Ten cuidado Gray—,le gritó Elle.—Y tiene todo el derecho a estar emocionado, está en una isla con animales que ya no se extinguen, eso es bastante genial—,defendió Elle.—Si levantaras la vista del teléfono, verías lo bonito que es este lugar—.

Zach puso los ojos en blanco ante la chica.

—Por Dios, el secado de la pintura es más interesante que tú—,murmuró ella, pero él la escuchó.

—No me conoces—,replicó.

—Bien, realmente no quiero—,respondió ella, suspirando.—Gray, ven a buscar tu pulsera—,llamó Elle.

El chico entró de un salto poniéndose delante de la chica.

—Aquí tienes—,habló ella entregándole la pulsera.—Aquí tienes la tuya—.Le lanzó la otra pulsera a Zach.

Antes de que nadie pudiera decir nada, su teléfono empezó a sonar.

—Voy a tomar esto para darles un poco de tiempo para desempacar o algo así—,dijo, saliendo de la habitación.

Estaba hablando con su padre, que la estaba controlando como todos los días. Le explicó que estaba cuidando a los sobrinos de Claire. Él se rió de esto, pero se alegró de que ella estuviera haciendo algo con sus vacaciones de Navidad, ya que había insistido en que no quería dejar la isla.

Gray miró a su hermano cuando ella salió de la habitación, con una sonrisa en la cara.

—Amigo, ella te odia—,señaló.

—No, no me odia—,negó él.

—Te tiró la pulsera después de decirte que eras aburrido—,replicó.

—Como sea—,murmuró Zach, volviendo a su teléfono.

Elle volvió a entrar en la habitación al cabo de un minuto.

—Lo siento, mi padre estaba comprobando que estaba bien—,explicó.—En fin, vamos a ver a su tía—.

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