第十六章 | 𝔠𝔥𝔞𝔭𝔱𝔢𝔯 𝔰𝔦𝔵𝔱𝔢𝔢𝔫🥀❠


!¡advertencia: no me funen por el cap :c







𝐦𝐲 𝐣𝐨𝐮𝐫𝐧𝐞𝐲



; Donde el ángel decide qué camino recorrer...


     Tras acabar aquella encantadora tarde de diversión caída la noche estelar, el pequeño grupo se devolvió hacía la ciudad, planificando otra salida parecida para una próxima vez, que posiblemente, jamás llegaría.

    Todos, eran envueltos por una sensación diferente, tras la experiencia de ese día. En especial dos de ellos específicamente. Eren y Emily habían comenzado a actuar bastante extraño entre los dos.

     —¡Hasta mañana Señor Kruger!— Falco se despidió del castaño con un apretón de manos amistoso, regalándole una cálida sonrisa.—¡me las pagaras por mi tartaleta Peter!— dijo soltando una risa a la par de su amigo, para finalmente abrazarlo.—¿Nos vamos Señorita Emily?...

     ─Sí tesoro... vayámonos antes de que se te haga más tarde... Peter, acompaña al señor Kruger a la repostería, yo llevaré a Falco devuelta a su hogar─ pidió Emily regalándole una sonrisa a su hermanito quién asintió dispuesto. El "señor Kruger", quién se mantuvo en absoluto silencio, manteniendo solamente la vista fija en la médico, no dijo ni comentó nada al respecto.

    Emily dejó que Falco se despidiera y hablara un rato más con Peter, mientras se acercó calmada a Eren, notando la expresión de vacío en su rostro.

     ─¿Ocurre algo de lo que debería enterarme?─ inquirió trayendo de nuevo a Eren a la realidad, al parecer se había perdido en sus pensamientos.

     El hombre dirigió su mirada escarlata a la joven. Aquella ensoñación debía llegar a su fin esa misma noche. Y sería en el regreso de ella, que el clímax de la confrontación de los dos llegaría a su hora, o quizás no, porque él era demasiado cobarde para enfrentarse al destino y la providencia.

     ─No, sólo que, aveces me pregunto qué ocurrirá en el futuro... ¿tú no Emily?, jamás... ¿te ha dado curiosidad saber que pasará a futuro?─ El portador del titán fundador observó detenidamente a la chica que se tensó ante aquellas palabras, que comprendía como una indirecta.

     Después de aquel corto beso que ambos compartieron en la playa, Eren repentinamente había comenzado a actuar a la defensiva y frígido, como el día en que lo conoció.

     ─Pues, sinceramente no podría soportarlo... saber qué ocurrirá y aún así no poder hacer nada me mataría... claro, siempre y cuando se trate de evitar algo que afectara a mis seres queridos...─ la chica soltó una carcajada y se giró sobre sus talones hacía Falco, que estaba terminando de despedirse de Peter por novena vez.─nos vemos luego... Señor Kruger...─ Emily carraspeo un poco y puso una sonrisa.─ no se preocupen por mi ¿si?, regresaré enseguida...

     Emily tomó a Falco de la mano y juntos caminaron por la vereda empedrara bajo las tenues luces que iluminaban las encrucijadas callecitas de Liberio. Emily en ningún momento volteó a ver, pero sabía y sentía la penetrante mirada filosa de Eren tras suyo. Ella sabía que él había visto algo. Algo en aquel beso se le fue revelado. Lo que significaba que tal vez, no podría seguirle ocultando que ella no sabía lo que realmente acontecería bajo toda esa capa de humo ilusorio.

     ─Emily...─ llamó Falco a la joven que, sumergida en retorcidas teorías que azotaban su mente pensando y cuestionándose una forma para acabar no sólo con los Titanes, sino con aquella maldición que corría por sus venas. Le miró con un destellante brillo de ansiedad en sus ojos.

     ─¿Sí, mi niño?...

     La joven tomó sus manos ocultas por las holgadas mangas del sobretodo que portaba, afincando con fuerza y violencia las largas uñas de su mano dominante en su mano contraria.

     Falco notó aquel gesto que por los años ya conocía bien, y desvió su mirada al suelo recubierto por piedritas pequeñas y lisas.

     ─¿A usted le gusta el señor Kruger?─ preguntó con una intriga que parecía sacada de un libro de suspenso policíaco.

     Emily soltó una carcajada que a oídos del rubio sonaba amarga, y de inmediato le miró expectante.

     ─Sabes Falco... tú me recuerdas mucho a mi... ambos, queremos a alguien que está cegado por un objetivo que no lo deja ver más allá de eso... lo que nos ciega a nosotros también y no vemos a las otras personas que sí están para nosotros... ¿Eso responde tú pregunta?─ Emily le miró con una ceja alzada, recordando a Reiner y a una niña que gusta o gustaba de Falco.

     El pequeño rubio asintió algo decepcionado, dándole la razón a la joven que ahora veía con anhelo el nocturno cielo estrellado, y como poco a poco comenzaba a garuar.

     ─¿Y para eso hay una solución, o una cura?─ realizó una nueva pregunta el niño queriendo y deseando saber cómo acabar con aquellos sentimientos que como a Emily, le hacían perder la noción de lógica en sus cerebros, aquellos tan peligrosos que los manipulaban con malicia.

     ─Por desgracia creo que no... y si la hubiera tú bien sabes, como yo... qué hacer─ Emily le esbozó una sonrisa efímera, y como una muestra de afecto, abrazó con suavidad sus hombros. Falco entendía a qué se refería, pues él siempre acudía a Emily para que lo aconsejara sobre sus sentimientos─aveces tenemos que saber qué decidir, o son ellos o somos nosotros, y no es sencillo... pero tu corazón es el que sabe la respuesta, sólo él sabe cuanto puede resistir cargando con ese dolor...

     Falco y Emily intercambiaron miradas y soltaron una risa, burlándose de sí mismos y sus absurdos sentimientos de los cuales, solo ellos se quejaban y disfrutaban trágicamente en su soledad, y penosa compañía.

     Con el transcurso de unos cuantos minutos más, Emily y Falco llegaron al dulce hogar del pequeño rubio, que con una sonrisa se despidió de la mujer a quién consideraba, no una hermana, sino, como una segunda madre.

     ─Hasta mañana señorita Emily, gracias por todo, y... espero que ambos podamos aclarar nuestras dudas y sentimientos...─ le dijo con una sonricita pequeña. Emily le devolvió aquel gesto un poco más apagado y revolvió su rubia caballera de forma amorosa.

     ─Yo creo que ellos ya están más claros que el agua...─respondió no tan segura de sus palabras─ bueno mi niño, ¡no te acuestes tarde y pórtate bien...! Es hora de que me valla...─ Emily dejó en la entrada de su hogar a Falco y caminó con mucha lentitud y parsimonia por donde vino.

      ─¡¿Emily está aquí?!─ la joven escuchó aquella voz que le resultaba inconfundible y se giró para ver a cierto rubio que llevaba días rondando por su mente.

      ─¡Sí señor, allá va!─ Falco le señaló a Reiner, la figura de Emily que se hallaba en la esquina de la cuadra.

      Reiner corrió a su encuentro con la joven quién esbozó una sonrisa de felicidad al ver a su mejor amigo. Ambos se abrazaron, sintiendo el calor y el frío que les envolvían.

      ─Emily, yo... necesito hablar contigo, sé que...─ Reiner comenzó a hablar con algo de desesperación y ansiedad, pero Emily posó su mano sobre el hombro de Reiner, para que se relajara y le dedicó una sonrisa sincera. Ella no podía negar, que aquel muchacho la lograba alegrar en sus peores momentos.

      ─Hay una plaza cerca, ¿quieres que nos sentemos ahí, a hablar más relajados?

      ─Eh, sí, me parece bien─ aceptó el joven, estirando su musculoso brazo de manera caballerosa, para llevar a su compañera.

      La chica sonrió enternecida y tomó de su brazo a su fiel acompañante, y juntos comenzaron a dar tranquilos pazos hacía la pequeña placita que se situaba no muy lejos de su punto de partida. Ambos en aquel trayecto iban bajo un silencio que los relajaba a ambos, no era incómodo, al contrario, era el silencio tranquilizador que ellos tanto necesitaban.

      ─¿Quieres un helado, Emily?─ inquirió el rubio dedicándole un amorosa mirada a la chica que ruborizada aceptó aquel bonito detalle.

     Él sabía perfectamente qué le gustaba y qué no. Reiner era de aquel pequeño montoncito de personas que la conocían mejor, que ella a si misma.

      ─De...

      ─Galleta, lo sé, es tu sabor favorito...─ Reiner sonrió y se giró al vendedor ambulante, que como si fuera obra del destino a favor de Reiner, pasaba por ahí casualmente.

      Emily le vio y sintió como una mezcolanza de sentimientos encontrados, arrasaban con su interior. Ya no era suficiente con arrepentirse por su atracción hacía Eren, y lo que consideraba "enamoramiento", sino que ahora, aparecía Reiner a poner todo patas arriba también.

      Por eso ella lo alejó en primera instancia hace dos días atrás, porque ella sabía que si mantenía el contacto con ambos jóvenes al mismo tiempo, acabaría más confundida que lúcida en sus sentimientos hacia ellos, y cómo los veía realmente.

      ─Ten...─ Reiner hizo entrega de la barquilla de galleta a Emily, rozando en el acto, su mano con la de ella.

      ─Gracias...─ susurró Emily dándole una probada a su helado, y sintiendo el frío de su postre favorito congelar sus rosados labios.

      ─Espera...

      Emily detuvo sus ansias por devorar de un bocado su amado helado y observó curiosa a Reiner, que con apuro sacaba un pequeño pañuelo del bolsillo de su gabardina, mientras su helado de chocolate se derretía con apuro en su mano derecha.

      ─Te ensuciaste un poco... el labio...─ Reiner pasó con extrema delicadeza y cuidado aquel pañuelito azul por el labio inferior de Emily, mientras no quitaba su vista de los ojos de ella.

      Emily subió su mirada y conectó sus ojos con los de su amigo, haciéndola pensar y recordar todos esos sentimientos y bonitos recuerdos que vivió a su lado. Ella siempre estuvo enamorada de él, pero, ¿por qué se echó para atrás con la llegada del usurpador de su corazón, Eren Jaeger?. Emily no lo sabía, pero debía descubrirlo antes de que fuera demasiado tarde para ella, ellos y el mundo entero.

     Era irónico que la vida del 80% de la población gravitara ante una decisión de amor. Pero la vida era una contradicción en cada sentido existencial, ¿no?.

      Reiner retiró su mano algo avergonzado y tomó la decisión de tomar con suavidad la mano de Emily que era protegida por un guante aterciopelado, en un cálido apretón que calentaba sus corazones náufragos en un mar de incertidumbres y confusión.

     La pareja se sentó en el banco más cercano a ellos, en ningún momento se soltaron de las manos y se quedaron en silencio duran unos largos minutos, que se sintieron como horas interminables. Las minúsculas gotas de la suave lluvia ambientaban el momento, dándole un toque más íntimo.

     ─Yo...─ empezó Reiner soltando la mano de Emily, para apoyarse en sus codos y mirar al suelo en un punto invisible que captaba toda su atención.─también me enamoré de alguien estando allá afuera Emily...─ la chica se tensó y sintió su pecho aliviarse, ella no había sido la única que había traicionado a sus sentimientos.

     Entonces, se cuestionó ¿de quién se trataba?, ¿quién era aquella chica, que había conseguido cautivar el corazón de su primer amor?.

     ─Lo siento...

     Reiner hablaba lleno de arrepentimiento y pena, como si la hubiera traicionado, ¿pero qué culpa tenía él?, a ambos le había sucedido una situación parecida: ante la ausencia del otro, acabaron cediendo ante alguien que pudiera sustituir ambas figuras. ¿Y qué tenía de malo aquello, si ellos nunca habían pasado de ser mejores amigos a novios?.

     Ellos nunca traicionaron verdaderamente a ninguno.

     ─Ella se llamaba, o bueno, se llama Historia, Historia Reiss, la actual reina de las murallas...─ le reveló mirándole ahora directo a los ojos.

     Un escalofrío tétrico recorrió el cuerpo entero de la mujer, que ahora parecía haberse quedado atrapada en su mente. Aquel nombre retumbó en la mente de la médico, intentaba hacer más memoria de toda la información que recolectó cuando viajó en el tiempo durante su corta estadía en los caminos, y las últimas memorias que obtuvo en su beso con Eren.

     Emily, para bien o para mal, sólo se había centrado en entender y comprender la existencia de los titanes y seguir más o menos las intenciones de Eren, en lo poco y nada que vio de los escasos momentos primordiales que le fueron enseñados.

     Pero ahora que se ponía a pensar con más atención; realmente, ella no vio la historia completa ser contada, y habían unos cuantos, por no decir muchos, detalles que desafortunadamente, a ella se le escapaban de las manos.

    Claro que ella sabía perfectamente, quién era aquella joven dama. Era nada más y nada menos que aquella misteriosa chica rubia con quién en varios momentos vio junto a Eren, se veían bastante unidos, o al menos así se veían en las últimas visiones que la coordenada le mostró, casualmente en su beso en la playa con Eren.

    Pero, ¿y Mikasa?, no se suponía que era ella a quién Eren amaba realmente.

    Ahora sí que Emily se hallaba en un revoltijo de confusión, que entre más pensaba y cuestionaba, más sentimientos intrigantes recaían en su mente y una agria emoción se sembraba en su corazón.

    ─¿Emily te encuentras bien?

    Reiner miró a Emily, quién acababa de salir de su aparente ida y regresó de la tierra a la luna. El rubio suspiró preocupado por su amiga y amada. Estaba agotado de verla actuar tan distraída y nerviosa como si estuviera siendo perseguida por el mismísimo diablo.

     ─Desde que conociste a ese sujeto, lo único que haz hecho es actuar raro y estar triste siempre, ¿no te haz dado cuenta?, Emily tú no eras así...─ le habló lleno de preocupación.─sé que yo también cometí el error de haber caído bajo la tentación de aquel demonio, también sé perfectamente que por mi culpa te lastimaron, y también... sé que fue... mi error no haberte visitado durante ese año, y dejar que ese hombre ganara terreno en tu corazón... sé que no soy el mejor Emily, y sé que, tal vez ya no sientas lo mismo por mi, y tal vez sólo me veas como tu mejor amigo y nada más... pero, yo realmente te amo, no solo como mi mejor amiga... te amo a ti, amo... todo de ti Emily, amo la persona que eres...

     Los ojos de Emily se hallaban empañados de ácidas lágrimas, que odiosas, amenazaban cruelmente con recorrer su rostro sin permiso, en una maratón por llegar a la meta del martirio. Su corazón dolía, dolía profundamente por la vergüenza que sentía, por lo ciega que se comportó y por lo egoísta que actuó con la persona que sería capaz de dar su vida por ella, y todo, por haberse enamorado de la persona incorrecta y menos apropiada.

    ─Yo también te amo... y ahora, más que nunca estoy totalmente segura de eso Reiner... pero no de la misma manera que tú lo haces por mi...─dijo tomándolo de las manos.─también cometí mis errores, y no te imaginas, como me arrepiento tanto de oír primero a mi corazón antes que a mi cerebro... quien, debería disculparse aquí realmente debería ser yo, no tú... y lamento... no poder corresponderte, yo realmente desearía hacerlo... pero si lo hago nos terminaré lastimando...

     ─Ambos nos equivocamos...─ dijo Reiner sonriendo levemente para aliviar aquel ambiente cargado de pesares desapacible. Se sentía mal por aquel rechazo, pero él ya lo sabía de ante mano, él sabía que Emily se había enamorado genuinamente de aquel tipo que salvó.

     Emily le devolvió la sonrisa, aún con aquel remolino en su interior y despacio tomó una vez más la mano de Reiner entrelazándola con la suya.

     ─Emily...

     ─¿Sí, Reiner?

     ─Sé perfectamente, que este no es el mejor momento para proponértelo pero, cuando le herede el poder del titán a Falco...─ Emily le vio con asombro.─¿podrías cuidar de él y de Gabi... por mi?─

     La castaña tapó con su mano desocupada su boca y le miró incrédula. Emily había olvidado que a Reiner, le quedaba poco tiempo de vida. Aquello la hizo aterrizar de inmediato en la tierra. ¿Cómo fue capaz de olvidar el hecho de que Reiner dentro de poco o nada le heredaría su poder a uno de sus pequeños retoñitos?.

     La chica negó de inmediato, lo que preocupó en extremo al rubio.

     ─No... no puedes morir...─ dijo sofocada la chica, sorbiendo su nariz rojiza por la irritación.─Reiner, no dejaré que mueras de una manera tan tonta como esa... ¿me entiendes?─ le dijo tomando su rostro entre sus manos.─ahora tengo una razón más para seguir adelante... te protegeré de ese destino... lo juro... a ti y a toda Eldia...

     Reiner le miró perplejo, sin poder entender bien cómo ella pensaba evitar lo inevitable. Así de trágico era el destino de cada titán cambiante.

     ─Emily... entiendo que quieras salvarme y aprecio mucho eso, pero no...

     ─Sí la hay Reiner, mi hermano Percy, creó la cura que es capaz de acabar con el gen que genera que los Eldianos nos transformemos en esas cosas...─le reveló in fraganti.

     ─¿Cómo?...─ Reiner estaba aturdido por la revelación tan, inesperada, ¿eso era posible, si quiera?.

     ─Ahora no tengo tiempo suficiente para explicarte eso Reiner, pero quiero que sepas, antes de que me valla, que cuando esta guerra acabe, prométeme que por cualquier cosa que ocurra... protegerás a los niños y a Peter...─los ojos de Emily brillaron de una forma particular.─ es una promesa de dedito...

     La joven extendió su pequeño meñique, hacia el hombre que no supo como interpretar aquellas palabras, o al menos, no quería realmente pensar a qué se refería ella con eso.

     ─Promesa...

     Ambos entrelazaron sus meñiques para juntar sus pulgares y besarlos, sellando así, aquella promesa.

     ─¡Hasta mañana Reiner!─ Emily se despidió del rubio con una sonrisota y corrió hacia la avenida principal.

     ─¡Espera!, ¿te acompaño?...

     ─¡No te preocupes por mi, sabes que yo siempre estaré bien!─ exclamó soltando una carcajada silenciosa. Ahora ella iría por Eren y le plantaría cara, se confesaría, dirá que sí lo ama y lo sacará de aquel callejón sin salida, tenía que hacerlo para salvarlo a él y toda Eldia. Porque ese, ea su destino, el camino que ella había decidido recorrer así se lastimara en el intento.

     Reiner se quedó parado, viéndola alejarse con una sonrisa de felicidad negando, por la ternura que ella le generaba. Aquel joven aún enamorado se halla tan centrado en aguardar la pequeña figura de su amada, que no se había percatado, de que unos apagados y fríos ojos esmeralda lo miraban a él atentamente.

     Aquellos ojos, que después de haber recobrado el brillo, se corrompieron completamente al verse en la obligación de perder una vez más, a alguien que se había vuelto importante en su vida.

     ─¿Por... qué?─ se cuestionó con la voz entrecortada, desgarrando su garganta y su rota alma.─él no te lastimará como yo sí lo haría... entiéndelo de un vez... todas las personas que me importan mueren... y no quiero que tú seas uno de esos cadáveres con los que debo cargar... yo... no lo soportaría...

    Eren secó con severidad las pequeñas lágrimas rebeldes que se escaparon de sus ojos rojos. Nuevamente, le tocaba abandonar a una persona que consideraba importante para él en su vida y lastimarla, para así mantenerla a salvo de él y el maldito destino.

    ─Te amo, Emily... y cuando llegue el día en que tenga que morir, yo te seguiré amando siempre, en esta y en las próximas vidas... aquí y ahora, en la eternidad y en el infierno...






-┊❛holis nuevamente gente bonita que lee este ficcito, ¿cómo están?, espero que muy bien, yo, bueno, sobrevivo como puedo a la uni, lamento la tardanza en actualizar, pero como recompensa les traeré esta súper maratón, una estética nueva y nuevos gráficos para la historia; espero que lo disfruten tanto como yo disfruté crear este contenido para ustedes mis nenes! :'>

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