Ⓔgo ♕ 6.0

Los acosadores ojos negros, y los gentiles ojos marrones por otra parte. Ambos mirándome unísonamente, ocasionando molestia por igual.

¿Qué querrían de mí ese par de individuos sin poco entretenimiento? ¿Acaso no se han percatado que el avión pareciera estar desbaratándose por completo?

Miré a mis alrededores, todos sumidos en el pánico, menos yo, yo estaba sumida en la furia. Me zarandeé hasta ellos lo más firme que me fue posible, hasta quedar frente a sus narices, sujetada con rudeza del asiento frente a ellos. Se sonrieron mutuamente.

-En este momento deben...esp...esperar a que la tormenta pa....pase...-Hablé trabadamente ganándome una sonrisita del de ojos más oscuros.

-Pero nosotros queríamos algo para tomar.-Se adelantó ladeando su cabeza a un costado. -Además...-Alargó pensativo, esta vez miró a su amigo de pintas inocente. -Como que al otro de adelante sí lo atendiste...

Mis tobillos temblaron. Tragué saliva incómodamente, asintiendo; no quería problemas con ellos, eran -indirectamente- mis jefes.

-¿Qué desean tomar?

Aguardaron unos segundos, el avión se sacudió dramáticamente, trastabillé acabando en el suelo. El tal "Jimin", sentado próximo a donde me encontraba, se inclinó sobre mí intentando ayudarme a ponerme de pie, mientras su amigo de cabellera más oscura me observaba curioso, de brazos cruzados junto a la ventana.

-¿Está bien?-Habló con sus ojos próximos a los míos aquella criatura adorable. El tiempo, cursimente, se detuvo mientras nuestras respiraciones se entremezclaban. Su piel era nívea y me daba la sensación de que si llegara a tener la suerte de tocarla sería más que suave. Su cabello ni se discutía lo sedoso que posiblemente sería.

De un momento a otro, sus mejillas se encendieron, desencadenando que las mías también lo hicieran. Me tomó de la muñeca levemente, bueno, más bien del brazalete trenzado en mi muñeca, haciéndome percatar de su grado exagerado de timidez. A duras penas me puse de pie, acomodándome lo mejor que pude la vestimenta bajo aquellos pares de ojos aún puestos en mí.

-Disculpen...-Bajé la mirada avergonzada. Sin mirarles proseguí. - ¿Qué desean tomar?

Las luces comenzaron a parpadear, se encendieron las de emergencia y el grado catastrófico de intranquilidad aumentó. Sin siquiera verlos, sentí sus ojos sobre mi rostro.

¿Por alguna casualidad estarán cuestionando el porqué de mi piel fea? ¿O tal vez se me ha corrido el maquillaje?

Anhelo profundamente que no, aunque no me sorprendería tampoco.

-Quiero jugo, de lo que tengas.-Una voz habló roncamente. Asentí anotándolo en mi libreta mental.

-Yo también, por favor.-Reconocí enseguida la voz dulce del otro chico vergonzoso.

Les miré con los labios apretados, sin saber si sonreír o si aquello sería demasiado falso dando las circunstancias de un escenario pre-apocalíptico.

Me tambaleé nuevamente hasta la puerta, como pude revolví en la nevera próxima a la entrada. A cuatro manos saqué dos botellas de jugo de naranja con piña. Visualicé a Anne, quien se encontraba confundida detalladamente observándome, sentada a mi costado con el cinturón debidamente abrochado.

-¿Eres retrasada? Tienes que estar sentada.

Entorné los ojos, nadie lo sabía mejor que yo. Me sujeté fuertemente del marco de la puerta mientras cerraba el contenedor con las bebidas. Le miré sin ánimos de contestar, agotada, añorante de una buena y merecida ducha.

-Me están constantemente pidiendo cosas, y luego del ridículo que armé no me creo en posición de privarles de ello.

Con el ceño engurruñado se cruzó de brazos. -Bien, pero asegúrate de que en cuanto atiendas sus malcriadas peticiones vengas a sentarte.-Viró sus ojos al asiento amplio junto al de ella, incitándome a que me apresurara. Asentí acelerada. Adopté una postura no propia de mí, mientras intentaba miserablemente desplazarme de forma elegante hasta los asientos de esos dos chicos inusuales. Una vez llegada al destino, me atravesaron con la mirada. Me sujeté como pude del asiento frente a ellos. Les pasé las botellas de jugo, Jimin me agradeció con la mirada, el otro me ofreció un leve asentimiento de cabeza antes de fundir sus carnosos labios en el pico y beber de él.

Tragando saliva, desaparecí de la escena, con aquellos ojos acosándome aún. Me dejé caer sobre el asiento junto a mi compañera, deseando exasperada tener la primera escala de una vez por todas. Tomando el manual de coreano como si aquello fuera a resolver todos mis problemas, me sumergí en la lectura

[...]

Finalmente, allí nos encontrábamos luego de dos horas, abandonando aquel avión del mismísimo infierno. A tropezones, me salí de la nave, por supuesto luego de que los otros tripulantes la abandonaran primero.

Con Anne respirándome en la nuca, arrastré mi valija por la manga del avión hasta poder pisar -de cierta forma- tierra firme.

Casi pude jurar que besaría aquel majestuoso y felpudo piso de aeropuerto. Bruscamente, una mano se enredó de mi antebrazo haciéndome por poco perder el equilibrio. -Hey, no tan pronto niña.

Me volteé a verla de mala gana; no podría tener menos ganas de una discusión sin sentido en estos momentos, en especial luego de un viaje tan estrepitoso como el que habíamos tenido. La miré expectante, la rubia continuó de inmediato. - Hablé con el capitán...-Soltó levemente. Le miré sin que aquello me pudiera importar menos. -Este lugar aparentemente no será una escala...

Con el entrecejo fruncido, solté: - ¿A qué te refieres?

Se encogió de hombros soltando mi brazo desinteresadamente. Reanudó la caminata, la seguí de inmediato. -Nos quedaremos aquí. El tiempo está fatal, y se ha organizado una reunión con los fans de estos niñatos.-Rodó sus ojos como si aquello no tuviera la más mínima importancia. -Ahora vamos al hotel, por supuesto que no en el vehículo de lujo que ellos han contratado.-Bufó malhumorada, taconeando escandalosamente sus tacones y jalando sus miles de valijas de marca detrás de ella, golpeándome en el proceso.

Aquella muchacha aparentemente tenía serios problemas de control de la ira, lo que tenía de bella lo tenía de peligrosa, y no se molestaba en disimularlo para nada. Ella necesitaba descargar lo mucho que le molestaba la presencia de este grupo de chicos cerca, y era por ello que me detuvo sobre la marcha, para compartirlo esperando tener a alguien que estuviera de acuerdo.

Menuda desilusión se ha llevado al no notar mucha respuesta de mi parte. Sí, se mostraron revoltosos en instancias, no obstante hay dos de ellos que me han dejado con ganas de averiguar más. "Jimin", aquel chico de mejillas y sonrisa bonitas, que a pesar de su notoria timidez hacia las chicas intentó ayudarme a ponerme de pie cuando mi torpeza pudo más que yo. Y por supuesto...no...no su amigo listillo, sino Namjoon; amablemente se presentó, intercambió unas pocas palabras conmigo, pero juro que el simple hecho de que intentara que yo me relajara bastó para que se ganara algo de mi respeto.

Poco tiempo después, atravesamos el umbral principal junto a Anne y Kat. Con las valijas por debajo de las narices, la lluvia caía vilmente sobre nuestros cuerpos. La rubia por supuesto maldijo, gritó algunas groserías al aire dejándome la duda de qué tan buena educación había recibido en su niñez. Por supuesto que yo de niñez no puedo juzgar, ya que el ajetreado horario de trabajo de mis padres y su falta de fe en mí me llevó a ser mayormente autodidacta durante mi vida.

La tempestad parecía peor conforme el tiempo transcurría, comenzaba a hacer frío.

Un taxi se detuvo, un canto de ángeles se escuchó en mis tímpanos. Anne se abalanzó dentro del auto seguida por Kat, y en el momento que me dispuse a imitarlas el hombre detrás del volante me detuvo hablándome en inglés.

-Sorry miss, only two passengers per vehicle.

Con el entrecejo profundamente estrujado retiré la rodilla que ansiosamente había apoyado en el cómodo asiento. Las chicas me miraron apenadas. Kat habló en un tono reconfortante. -Iremos al hotel, Olivia. Nos encontraremos allí en breve, ¿Vale?

Asentí con una mueca de niña caprichosa, aventando la puerta colérica. El auto arrancó sin remordimiento alguno, dejándome allí abandonada a la sombra de un aeropuerto cada vez más nocturno y lluvioso. Al borde del llanto de impotencia, visualicé otro taxi a la distancia, me dispuse a esperarlo lo más calmada que pude, abrazando mis bolsos y acomodando la valija a mis pies, mientras golpeaba el tacón contra el cemento.

Escuché unas pisadas detrás de mí, alguien se colocó al costado. Miré por pura curiosidad al dueño de aquellas zapatillas negras que comenzaban a empaparse también. Su rostro ya estaba empapado al igual que sus oscuros cabellos, me miró con sorpresa y sus auriculares puestas en cada una de sus orejas.

-¿Señorita?-Habló con algo de gracia, dejando que el agua abarrotada entre sus labios rojizos se desparramara sobre su barbilla lentamente. Tragué nerviosa.

De todas las personas, literalmente, de TODAS las personas en este aeropuerto, de aquel avión, el muchacho burlón que me tenía enervada. Asentí volviendo mi vista a aquel taxi que estaba cada vez más cerca. -¿A ti también te dejaron?-Intenté sacar tema de conversación, por supuesto que contando mis escasas habilidades sería una conversación más que básica.

Sentí sus ojos quemarme en el costado de mi rostro, le ignoré. -Era un auto muy pequeño, dijeron que nos veríamos en el hotel.- Hizo una pausa prolongada, y en el momento que pensé que manifestará algo de interés por mi situación en particular, se quedó callado.

Por supuesto, ¿Me esperaba que le importara alguien más que él? ¿En particular yo?

Reí a carcajadas a mis adentros, el taxi mientras tanto se detuvo frente a nuestros pies. Ambos ascendimos el coche y en el momento de dar las indicaciones quedé atontada. Le miré consternada, él me miró a los ojos. -Take us to the Palace Royal....-Le solicité al conductor, este asintió poniendo en marcha al auto. Estaba casi segura que esa era la dirección, el muchacho no quitaba sus ojos de los míos.

-Creo que ese no era el hotel.

Con la cara arrugada en una mueca solté un bufido, ignorándolo. -Pues yo estoy casi segura que.... Sí.... era ese.

-Hoy me lo dijeron, y no es ese.

Desvié mi vista a la ventana lluviosa. Hablé sin molestarme en mirarlo. - ¿Entonces cuál era?

Un silencio abarcó la cabina, solo se escuchaban nuestras respiraciones y las ruedas sobre la lluvia. -Crystal Palace.

Entorné los ojos, le hablé al conductor. -Sorry, here my friend says that the hotel is Crystal Palace. Please, take us there instead.

El pelinegro envuelto en confusión, miró al cabezal del asiento delantero, sus ojos fijamente puestos allí. Posiblemente sin entender qué había dicho. -Le pedí que nos llevara al lugar que tú dijiste....-Pensé que diría exactamente a continuación, pero me decanté por una frase simple. - Espero que esté bien.

Asintió seguro de sí, dedicándome una mirada no muy agradable, más bien de hastío dejándome en claro que no deseaba hablar con mi persona.

Obedecí sintiéndome fuera de lugar. En pocos minutos arribamos al lugar, el muchacho abandonó el auto como si se tratara del Rey de Roma, con aquel ego goteante de cada célula de su cuerpo. Y sí, si se lo preguntan, tuve que pagar yo.

Muy cortés de su parte, gracias.

Bajé mis bolsos torpemente, arrastrándolos hacia la entrada que ya había sido olímpicamente cruzada por el "Jungkook". No me detuve a contemplar la fachada, no me importaba mucho, y mi vejiga se iba a desfondar si esperaba mucho más tiempo. Me aventuré apurada, sin tiempo que perder llegando a la recepción con cada uno de aquellos chicos, ahora todos me observaban como si fuera lo más interesante de este mundo, inclusive el chico, quien aún sumergido en aquel absurdo silencio supe que les había contado lo sucedido.

Haciendo caso omiso de sus ojos, pregunté en la recepción por mi habitación luego de que chequearan los datos correspondientes. Y en aquella nube de vergüenza, empapada por la lluvia y hecha un desastre, me escondí detrás de las metálicas puertas del ascensor, aún presa de la mirada inquieta de aquellos dos chicos.

▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧▧

En la vida no hay premios ni castigos, sino consecuencias. -Robert Grenn Ingersoll

▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒

Si alguien llegó hasta aquí.... le doy un abrashote...

Cómo pasaron esas navidades? espero que bien, aquí les dejé un capítulo largirucho como regalillo navideño.

Desean que la siga? ya saben que hacer ;)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top