ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ɪx : ʙᴀʀʀɪʟ ᴅᴇ ᴘᴏʟᴠᴏʀᴀ
Todavía estás saliendo de tu sueño compartido con Jimin, estremeciéndote por la conexión increíblemente real... Tus párpados se abren y, antes de que parpadees, sabes que él está viendo a través de tus ojos. Viendo la cabaña. Viéndote con Morgan.
- Eh...
- AUUUUUU...
El aullido de Jimin persiste en tu mente mientras la conexión se desvanece, y sabes con certeza que está llamando a la Manada para que te busquen.
- Creo que podríamos tener un problema...
- ¿Marisa? ¿Qué pasa?
- Morgan... La Manada viene. Ellos saben dónde estoy. Tenemos que prepararnos.
- ¿Cuánto tiempo tenemos?
- Algunos minutos.
- No es suficiente tiempo para escapar.
Morgan no pierde el tiempo. Agarra su pistola.
- No dejaré que te lleven.
- Tengo que volver con ellos. Ya lo sabes.
- No. No voy a dejar que...
- No quiero más enfrentamientos.
Tu mirada se desvía hacia la ventana al sentir que Jimin se acerca rápidamente. Las dos escuchan al mismo tiempo aullidos de la Manada llegando. A través de la ventana, pueden verlos rodeando la cabaña, como un tapiz cambiante de formas humanas y pelaje gris y marrón ondulado. Tyler levanta las orejas y mueve la nariz, luego se esconde detrás de la cama.
- ¡Los lobos malos! ¡No dejes que me atrapen!
- Chsss, Tyler. No pasa nada. No están aquí por ti.
Percibes la firmeza de Morgan y te sorprendes al sentir su mano sobre la tuya.
- Toma esto.
Ella le da vuelta a su pistola, entregándotela por la culata.
- ¿Tu pistola? ¿Pero no la necesitarás?
- No más que tú. Está cargada de balas de plata.
- No...
- Por favor. Sé que crees que no te harán daño, Marisa, pero ¿y si te equivocas?
- Pero las balas de plata...
- Te hacen tan peligrosa como ellos lo son para ti. Es la única manera de equilibrar las posibilidades.
- ¿No hay otras opciones? ¿Cómo los tranquilizantes que te he visto usar?
- Tengo de esos. O balas normales. No son tan efectivas contra los hombres lobo, pero... quiero asegurarme de que tengas algo para defenderte.
- No puedo, Morgan. Las balas de plata, son... solo una traición para todo...
Ella toma con tristeza el revólver.
- Mejor tenerla y no necesitarla que necesitarla y no tenerla.
- Simplemente no puedo.
Desde el exterior, escuchas el rugido furioso de Jimin y Morgan cruza hacia la puerta, manteniéndote detrás de ella.
- ¡MARISA!
- Haré lo que se necesario para protegerte, Marisa.
Tragas saliva, asistiendo con la cabeza.
- Eso es lo que me temo...
Morgan abre lentamente la puerta y se para en el marco, protegiéndote de la vista.
- ¿Qué quieres?
Jimin está en forma humana, pero sus ojos brillan dorados con la amenaza de la transformación.
- Ya sabes lo que quiero. Deja ir a Marisa.
Escuchas la furia asesina en su voz, sintiendo un escalofrío en tus huesos.
- Esa no es tu decisión.
La voz de Jimin es más un gruñido que un diálogo.
- Voy a destrozar esta cabaña por completo.
- Esto no nos llevará a ninguna parte, Morgan. Déjame hablar con él.
Con suspiro renuente, se hace a un lado y te deja pasar. Cuando sales de la cabaña, los ojos de Jimin se abren de par en par y da un paso adelante.
- Marisa. ¿Estás ilesa?
- Estoy perfectamente bien. Tal y como te dije.
Se relaja visiblemente, y puedes sentir su alivio como una lluvia fresca... haciendo que te preguntes si su enfado era realmente miedo. Por ti.
- La luna llena ha pasado, Marisa. Es seguro que vuelvas con nosotros.
- Estoy lista para volver a casa.
Jimin tiende una mano, su tono es firme pero con una calidez acogedora.
- Entonces ven.
- No, Marisa. No debes estar con ellos.
El Vínculo se estremece entre Jimin y tú, atrayéndote hacia él, instándote a volver a su lado. Pero justo cuando alcanzas su mano... Un camión baja a toda velocidad por el camino de tierra, rociado escombros con sus neumáticos. ¡Hugo y Sergei se bajan de un salto, completamente armados! Lo siguen media docena de vehículos más, todos con el logotipo de la SEP. Te volteas habcia Morgan, que sigue de pie en la puerta de la cabaña.
- ¡¿Pediste refuerzos?!
- ¡Míralos! ¿Crees que tenemos alguna posibilidad?
- No quería que esto fuera un enfrentamiento.
- ¡Manada, protéjanse! ¡Pueden tener balas de plata!
- Somos los Caballeros de Ossory. ¡Ríndanse y nadie saldrá herido!
- ¡Váyanse! ¡Esto no es asunto suyo!
Sus ojos brillan de color amarillo. Detrás de él, Jett, Callum e Isobel se transforman en sus formas Primigenias.
- Jrrrrhh...
- Grrrr...
- Arrrr...
Monstruos sedientos de sangre frente a ti. Humanos armados detrás. Y solo Morgan y tú se interponen entre ellos...
- ¡Iré con Jimin!
Los ojos de él resplanceden de triunfo. Te toma del brazo y te mira a los ojos.
- Te prometo que te llevaré a casa después de esto.
- Nunca tuve ninguna duda.
Un disparo suena, haciéndote saltar lejos de Jimin. Sergei está de pie con un rifle apuntando al aire.
- Basta de hablar.
Jimin entrecierra los ojos con rabia y te empuja detrás de él, adoptando una postura protectora.
- ¡Ve con Isobel! Ella te pondrá a salvo.
Su voz se convierte en un gruñido gutural mientras sus huesos se alargan y engrosan y el pelaje gris plateado brota en su cuerpo.
- ¡Raaaaaaargh!
Entonces se desata el infierno.
- ¡Jimin, espera!
Pero tus gritos no se escuchan mientras la Manada y los Caballeros de Ossory se abalanzan unos sobre otros en una maraña de carne y pelo. Puedes sentir la rabia y la protección a través del Vínculo con Jimin y Morgan, pero rápidamente los pierdes de vista a ambos en el caos.
- ¡Marisa! ¡Vamos!
Isobel aparece a tu lado, tirando bruscamente de tu brazo para sacarte de la pelea. Pero antes de que des más de unos pocos pasos, ¡te levantan bruscamente del suelo!
- ¿A dónde crees que vas?
- ¡Déjame ir!
Mientras pataleas y gritas en las garras de Hugo ves a Isobel gruñendo y enfrentándose a Sergei... antes de ser superada por media docena de Caballeros.
- ¡Déjenla en paz!
- ¡Deja de pelear conmigo, Marisa! Tenemos órdenes de Morgan de ponerte a salvo.
Mientras te lleva, tropieza con el suelo rocoso del bosque y su gruesa armadura pectoral se clava en tu espalda. Liberas tu brazo lo suficiente para poder clavar tu codo en su barriga, justo en el pesado material de su armadura.
- ¡Ay!
- Ríndete.
Sientes el pulso de la magia Primigenia dentro de ti al recurrir a tu loba interior.
- ¡Yaah!
Te liberas de los brazos de Hugo y giras para enfrentarte a él, con las manos en el chasis del camión de la SEP en el que intenta meterte. El metal se abolla bajo tus dedos.
- ¡Aléjate... de mí...!
Lo empujas, con fuerza, y se tambalea hacia atrás, con los ojos muy abiertos.
- ¡Ah! No quiero hacerte daño.
- ¡Entonces apártate de mi camino!
Hugo se acerca a ti, dejando su cara al descubierto. Llevando el brazo hacia atrás, lanzas tu puño, ¡golpeándolo justo en la cara!
- ¡Apártate!
Hugo vuela hacia atrás a varios metros, aterrizando con fuerza sobre su espalda.
- ¡Uuf!
- Te lo advertí.
Sales corriendo mientras Hugo yace jadeante en el suelo.
- ¡Quieta!
Te volteas y ves a Sergei con una pistola apuntando hacia ti. Sus ojos se ven fríos e indiferentes mientras te mira fijamente.
- ¡Jimin! ¡Ayuda!
Pero tu voz es ahogada por los aullidos y gritos que ya llenan el aire. ¡De repente, Tyler corre hacia ti! Se encabrita y golpea con sus pequeñas pezuñas a Sergei, arrancándole la pistola de las manos.
- ¡Tyler el Poderoso te protegerá!
- ¡Tyler, no!
Te abalanzas sobre Sergei, cayendo al suelo en una maraña de extremidades.
- ¡Deja a Tyler en paz!
- ¡Sí! ¡Muéstrale!
- Pedazo de...
Te aleja de una patada... ¡justo antes de que Callum lo levante del suelo!
- ¡Raaaaaaaargh!
- ¡Tyler, corre!
- Blllttt...
Afortunadamente, Tyler escucha... su cola blanca ondea como una bandera de la paz mientras se adentra en el bosque, dejando atrás la batalla. Miras alrededor buscando a Jimin... cuando de repente sientes una punzada de reconocimiento a través del Vínculo. Te volteas a ver...
- Se acabó, Marisa...
- ¿Morgan?
Todo lo que te rodea parece detenerse mientras miras el cañón de su pistola... que te apunta directamente. De repente, parece que no puedes respirar.
- ¿Me vas a disparar, Morgan?
Mira a Sergei y a los demás soldados, que evidentemente la miran a ella en busca de liderazgo.
- Vayan. Lo tengo controlado.
De mala gana, se alejan, dejándolas a ti y a Morgan como una pequeña burbuja de calma en el caos.
- Debería dispararte aquí mismo... Ya dejaste claro de qué lado estás... Pero parece que no puedo apretar el gatillo.
- Morgan... Por favor, déjame ir. Déjame elegir mi propio camino. Esto es lo que yo quiero.
- No puedo. Te equivocas, Marisa. ¡Son monstruos! ¡Te lavaron el cerebro de alguna manera!
Ves una oportunidad en la voz angustiada de Morgan e intentas agarrar su pistola de forma repentina.
- ¿Qué estás haciendo?
- Lo que tengo que hacer.
¡De repente, la atención se desvía cuando un enorme camión llega al lugar y decenas de tropas paramilitares saltan de él!
- ¿Más?
Bernard Sayre sale del camión con una calma sobrenatural que da escalofríos. Examina el campo de batalla con una mirada indiferente mientras sus tropas rodean la zona.
- Atrápenlos.
- ¡A la Guarida!
La lucha termina cuando los hombres lobo se retiran, superados por los soldados. Cambian a su forma de lobo en cuanto se pierden de vista entre los árboles. Jimin te mira desde el otro lado del campo, y sientes su rabia por tener que irse, su miedo por tu seguridad.
- Yo... volveré.
Él se pierde en el bosque y sientes su transformación a la forma de lobo mientras se une al resto, dejándote de pie junto a Morgan.
- ¿Estás bien, Marisa?
- Definitivamente... me he... sentido mejor.
Miras a tu alrededor a los Caballeros restantes, muchos de los cuales están sangrando o inmóviles en el suelo. Sayre se acerca a ti sin ni siquiera mirar a los heridos.
- Señorita. Por supuesto que la encuentro aquí. ¿Seguirá fingiendo que no sabe nada de estas criaturas?
- Señor Sayre... Vinieron a rescatarme. Y sus matones nunca podrán detenerlos.
- Déjela en paz. Esto no es su culpa.
- Y tú, Morgan. En nombre de Dios, ¿en qué estabas pensando? ¿Revelando la ubicación de tu cabaña? Cuando te dejé este lugar me aseguraste que nunca lo encontrarían.
Te muerdes el labio, sabiendo que no fue ella. Fue tu culpa. Pero Morgan se limita a agachar la cabeza mansamente.
- Lo siento, señor.
Sayre suspira y luego da una orden a un soldado cercano. Parece casi aburrido.
- Ve tras ellos. Persigue a todos y cada uno de los lobos si es necesario.
El soldado asiente, sale corriendo, repite la orden y el resto se aleja.
- ¿Ahora ves lo ridícula que era la idea de esta cabaña, Morgan? Tu tiempo aquí se acabó. Las cosas finalmente están llegando a un punto crítico, y no permitiré que lo arruines.
Ves a Tyler salir del bosque, asomando su carita entre los árboles.
- ¿Se terminó?
Miras a Tyler y luego a Morgan y Sayre, que siguen enfrascados en una batalla no verbal. Sacudes la cabeza ligeramente.
- Todavía no.
Le haces un gesto con la cabeza a Tyler y él se adentra en el bosque, manteniéndose fuera de la vista.
- Recoge las cosas sin las que no puedes vivir. Te trasladarás al pueblo inmediatamente.
- Entiendo, señor.
Sayre le da la espalda para marcharse sin decir nada más. Tú parpadeas sorprendida ante Morgan.
- ¿Qué diablos fue eso? Después de todo lo que me dijiste sobre lo importante que es esta cabaña para ti, ¿te irás sin más?
- Ahora no, Marisa.
- No, no lo entiendo. ¿Qué derecho tiene tu jefe a decirte dónde vivir?
- Sayre no es... solo mi jefe. Es mi padre.
- ¿Qué?
- Él es de quien te hablé. Quien me encontró cuando era una bebé. También es quien llevó a los Caballeros a Hunt's Peak.
- Morgan... ¡No puedo creer que no me lo hayas dicho! Habría sido útil saberlo antes de que interrogara tu padre. ¿Quién es, qué, el jefe de los Caballeros de Ossory también?
- No es el jefe, solo... el líder local.
- Entonces, ¿todo lo que has hecho ha sido para proteger los intereses corporativos de tu familia?
- ¡No! ¡No es así!
- Entonces, ¿por qué ocultar la verdad?
Puedes sentir su dolor y su seriedad, atravesando tu ira. Este asunto del Vínculo puede ser realmente incómodo para mantener una rabia antojustificada.
- Yo... no sabía cómo decírtelo. Y, para ser honesta, fue... agradable tener a alguien que me conociera como yo, no como "la niña de Sayre".
- Debe haber sido un infierno haber sido criada por ese tipo.
- No es una mala persona, Marisa, de verdad. El hombre que viste hoy... no siempre fue así. El odio de la Manada le ha costado caro.
- Eso no es excusa para la forma en que te trató.
- Tiene sus razones... Cuando era una niña, los hombres lobo nos atacaron... Destrozaron nuestra casa, lo destruyeron todo... se incendió. Apenas escapamos con vida. Mi papá... dejó las ruinas, como un recordatorio de por qué luchamos. Pero yo... nunca he tenido el valor de volver.
- Ay, Morgan...
- ¿Quieres... ir conmigo? ¿Ver exactamente lo que me han hecho perder los hombres lobo? ¿El por qué no puedo dar la espalda?
- Parece que es un lugar que has estado evitando por una razón.
Su rostro se endurece mientras se pasa una mano por la nuca.
- Solo pensé que querrías entender por qué nunca puedo abandonar esta lucha. Cueste lo que cueste.
• ୨❀୧ •
A Morgan le toma el resto del día terminar de sacar todo de su cabaña y llevarlo a la estación de investigación. Tyler retoza con entusiasmo detrás de ti.
- ¿Entonces vas a... dormir aquí? ¿Y que pasó con el pueblo?
- Prefiero estar aquí que bajo el control de mi papá otra vez. He tenido que luchar cada gramo de libertad que tengo. No voy a renunciar a ella. Además, tengo que estar lo suficientemente cerca para que Tyler me encuentre, ¿verdad pequeño?
- ¡Vamos a hacer una pijamada!
Apenas has acomodado las mantas de Morgan en el suelo cuando escuchas a alguien afuera. Te das la vuelta, esperando un ataque, pero en su lugar encuentras a Layla y al tío Zane, que aparecen cautelosamente aliviados de verte.
- Layla. Tío Zane. ¿Cómo Diablos encontraron este lugar?
- Hemos estado muy preocupados. Cuando no volviste al hospital, pensamos...
- Quería hacerlo, pero... todo ha sido un poco confuso desde entonces.
Layla parece forzar el entusiasmo en su voz.
- ¡Hey, está bien! Solo veníamos a ver cómo estabas. Yo, eh, me enteré por Callum que estabas con Morgan...
- Y yo sabía sobre la estación de investigación que hay aquí.
Zane mira a Morgan con desconfianza y con miedo. Ella no se da cuenta. Él se endereza un poco.
- Escúchame bien. Puedes ser la mano derecha del señor Sayre, pero no puedes retener a Marisa contra su voluntad. Ya es hora de que vuelva a casa, donde debe estar. Con su familia.
- Yo... Debería irme. Este lugar no está exactamente preparado para dormir.
- Por supuesto. Honestamente, después de hoy, creo que... me vendría bien un poco de tiempo a solas.
Cuando se da la vuelta, puedes ver el estrecho y brillante camino de una sola lágrima, que se escapa por debajo de sus gafas de sol.
• ୨❀୧ •
De vuelta en la casa del tío Zane...
- ... Entonces me quedaré en el pueblo por unos días. Callum pensó que sería más seguro permanecer cerca del hospital, considerando todas las cosas.
- Me alegra que estés bien. Lamento haberte dejado sola...
Ella le quita importancia con una sonrisa
- Dios, no. No te preocupes. Tú también has pasado por un infierno, por lo que escuché.
Te abraza.
- Solo acércate si necesitas algo, ¿de acuerdo?
- Eso va doblemente para ti.
Layla sonríe y guiña un ojo mientras se va, cerrando la puerta mosquitera tras ella. Te quedas sola en un incómodo silencio. Zane rebusca en la cocina, pero parece que solo es una excusa para tener las manos ocupadas mientras habla.
- Entonces, mmm, no sé si Jimin ye ha dicho alguna vez algo, pero... como trabajo en la SEP y todo eso, la Manada no confía precisamente... en mí. No es como si entendieran lo que significa. ¡La SEP es casi la única fuente de trabajo del pueblo!
- Bueno... Supongo que hiciste lo que tenías que hacer. No saben lo que es ser humano. No tienen idea de lo difícil que puede ser conseguir un trabajo.
- Eso es lo que digo. Yo... tengo que admitir que estoy un poco celoso de ti, Marisa. Te han acogido bien. A mí... bueno, nunca han tenido un lugar para mí.
Se sacude a sí mismo.
- En fin. Supongo que lo que trato de decir es que... lamento que estés involucrada en todo esto. Eso es lo que consigo trabajando con ambas partes. Ninguno de ellos confía realmente en mí.
Te acercas a él, y la vergüenza y el arrepentimiento son evidentes en su rostro.
- Nunca pensé que venir aquí te pondría en peligro, Marisa. De verdad.
- Tío Zane... ¿Crees que es posible arreglar esto? Puedes ver ambos lados, ¿no? El pueblo necesita a la SEP y la energía que proporciona. La Manada necesita proteger la tierra. ¿No podemos encontrar una manera de que coexistan?
Zane piensa un momento.
- Bueno, hace cien años, lo hicieron. La SEP tenía un acuerdo con la Manada. Cavaron sus minas fuera del territorio de la Manada. Y, a cambio, la Manada evitaba el pueblo. Siempre hubo enfrentamientos, por supuesto, pero no tantos.
- ¿Qué cambió?
Zane se rasca la nuca.
- Bueno, las viejas minas se secaron. Sayre no podía dejar que eso sucediera. Así que rompió su acuerdo y se fue tras el territorio de la Manada. La Manada lo defendió. Y aquí estamos.
Consternada, te quedas en silencio mientras Zane te pone un plato de comida delante.
- Hey, eh. ¿Marisa? No quiero molestarte, pero ¿cómo es? ¿Vivir con la Manada?
Su voz es melancolía.
- Siempre deseé hacer nacido como un hombre lobo de pura sangre. O poder ser como tú. Un piel de lobo con un lugar real en la Manada. Solo... cualquier cosa para ser realmente uno de ellos.
- No lo sé. Ha sido... extraño. Hace unos días ni siquiera habría creído que los hombres lobo existieran realmente.
- ¿La Manada te asusta?
- Bueno, sí, tendrías que ser bastante estupido para no terner miedo de un hombre lobo arrasador de dos metros de altura...
- Pero es más que eso, ¿no? Incluso cuando son humanos, son... más que humanos. ¿No te parece?
Asientes de mala gana, recordando la fuerza abrumadora de la presencia de Jimin. Incluso la de Jett. La forma en que aquella primera noche nadie se atrevió a defenderte.
- Es como si tuvieran esta... nube amenazante a su alrededor.
- Amenaza... majestuosidad... algo. Como si algo en nosotros reconociera cuando ya no somos la punta de la cadena alimenticia.
Intentas imaginarte lo que está diciendo, pero desde el otro lado. Cómo sería tener esa fuerza y ese poder emanando de ti.
- Solía imaginarlo todo el tiempo, tener ese tipo de poder. Ser capaz de mirar a alguien y que sienta lo amenazante que soy...
Puedes sentir la magia Primigenia surgiendo en tu sangre, esperando ser invocada. ¿Es posible que tú puedas recurrir al poder que Zane acaba de describrir...? ¿El poder de controlar e intimidar a los humanos solo con la voluntad de tu loba interior?
- Creo que... solo tienes que... pensar como lo haría un hombre lobo. Solo saber que eres el depredador Supremo. Que nada más puede igualarte.
Te pones de pie para demostrarlo y sientes que un torrente de poder te inunda las venas. Tus cejas se juntan mientras tu voz retumba...
- Entonces nada puede interponerse en tu camino.
El tío Zane cae de rodillas y te mira con asombro.
- Dios mío... Marisa...
- ¡Oh! Lo siento. Yo... no sabía que podía hacer eso.
Los ojos de Zane se abren de par en par.
- Te veías justo como uno de ellos. Aunque no cambiaste... Realmente tienes una profunda conexión con la Manada, ¿no?
• ୨❀୧ •
Más tarde, te encuentras sentada en el porche cuando sientes un cosquilleo familiar.
- ¿Jimin? ¿Eres tú?
Sus ojos dorados brillan cuando emerge de la oscuridad, y una peculiar sensación recorre tu espina dorsal.
- No perteneces a este lugar, Marisa. Eres una de nosotros. Tienes la magia Primigenia en ti.
- ¿Qué es lo que...? ¿Por qué estás aquí?
- Vengo a llevarte a casa.
Continuará...
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