Capítulo 19
—¿El a-asesinato de John?—pregunté temerosa.
—Si, eso mismo—. Contestó desviando la vista.
—Pero eso no fue...quiero decir, no estuviste ahí, ¿o sí?
—No. Pero me afectó. Fue uno de los peores golpes que he recibido. Fue horrible.
—Entiendo.
—Pero no estuve ahí, tienes razón. Solo podemos verme a mí cuando me enteré de la noticia.
Estaba a punto de responder a eso cuando la televisión dejo de transmitir imágenes y las luces de la casa ya no iluminaban. Yo me sobresalté y, sin pensarlo, abracé a George y escondí mi rostro en su pecho. Él me abrazó por los hombros. En ese momento pude sentir un mar de emociones. Su cuerpo o, como él dice, la ilusión de su cuerpo, transmitía un calor tan abrazador que podía compararse con el calor fraternal que se percibía en una auténtica cena de Navidad; transmitía amor.
Justo levanté mi vista para encontrarme con sus ojos que miraban directamente a los míos, cuando escuché una voz que me sobresaltó más que el apagón:
—Vaya, vaya, miren que bonita escena me encontré—. Era John, que se encontraba de pie frente al televisor con una sonrisa burlona y una mano en su cadera.
—¡Qué idiota eres, John!—gritó George mientras se levantaba bruscamente para cruzar los brazos y pararse frente al mencionado de una forma tan incomoda que parecía un puchero.
—Ya tranquilo, Hari, solo fue una broma—. Dijo mientras se dejaba caer en el sofá junto a mí y ponía uno de sus brazos detrás de mis hombros.
—¿Hari?—pregunté.
—Harold. George Harold. El pequeño Georgie—. Río mientras cruzaba sus piernas.
—Cállate, Winston—. Reprendió George mientras se sentaba a mi otro lado.
—Que lindas conversaciones entre compañeros, en serio—. Me burlé mientras acomodaba mi cabeza en el respaldo del sofá.
—Bueno, solían ser así, pero Ringo siempre arreglaba...ya sabes, los conflictos y eso. Podíamos discutir demasiado, podíamos golpearnos o lo que te imagines, pero siempre nos reuníamos en la casa de Rings a tomar y volvíamos a ser los de antes. Eran buenos tiempos—. Recordó John mientras sonreía a la pared.
—Bueno, si nos arreglábamos y todo eso, pero no siempre era yo el que discutía, era Paul, siempre se ponía diva. Y eso no era malo, al contrario, tenía un sentido del humor que contrarrestaba el de John, y hacían un ¡PUM!, siempre se comportaban como unos esposos—río y John lo fulminó con la mirada—, y juntos, los cuatro, hacíamos el equipo perfecto—. Dijo George con una mueca melancólica mirando hacia el suelo.
Esto me puso tremendamente triste; quiero decir, ellos estaban hablando de los viejos tiempos en los que estaban todos juntos, en los que eran ellos contra el mundo y la corrupción de las almas no los había alcanzado aún. Eran libres, o, al menos, yo así me lo imagino. Realmente los compadezco, sé que extrañan estar juntos, pero no lo pueden estar otra vez, no mientras Paul y Ringo sigan vivos. Pero no los pienso matar. Se que no es posible que ellos, John y George se reúnan con sus compañeros estando...muertos. ¿O sí?
—Ustedes...bueno—dudé un poco acerca de decirles lo que estaba pensando—, ¿les gustaría visitar a Ringo y Paul?—pregunté rápidamente con miedo a lo que pudieran responder. Sé que es una idea loca, pero no la pienso descartar.
—Por supuesto—. Contestó John sin rodeos, pero, por su parte, George reaccionó de otra manera:
—¿Qué? ¡Eso no es posible! Va contra las reglas, hasta creo que podrían...no es correcto. No creo que sea posible.
—Tranquilo, genio, solo estoy diciendo que me gustaría. Además, si yo quisiera, lo haría; no hay imposibles para John Lennon, baby—. Dijo guiñando un ojo.
—No seas idiota, John.
—Ay si, ay sí—. Dijo Lennon con una voz chillona.
—Bueno, bueno. No tienen que responder...si no quieren—. Estaba dispuesta a que se reunieran. Lo iba a conseguir. Necesitaba hacerlo. Bueno, ellos lo necesitaban más, a costa de todo el peligro.
—Bien, entonces hoy estaremos en el asesinato de John, ¿no es así?
—Bueno, ya que él está aquí, si. Pero recuerda que yo solo no puedo ir a algún acontecimiento que no viví.
—Está bien. Entonces, vamos—. Dije levantándome.
—Oye, tranquila, Mar. Aún faltan unas dos horas para que anochezca totalmente.
—Hari tiene razón, es muy temprano.
—Podríamos hacer algo mientras.
—¿Cómo que?
—No lo sé, jugar Monopoly, algo—. John río.
—Está bien, digo, yo estaba pensando en que me enseñaran a tocar algunas canciones, ya saben, mis guitarristas favoritos haciéndola de tutores de música, sería genial—reí—, pero tienen que estar cansados de eso, juguemos.
—No te pongas así, podemos enseñarte en otra ocasión. Ahora, por lo mientras, juguemos esa vaina, necesito mostrarles mis habilidades de inversionista.
—Si, claro—. Se burló George.
—No te burles de mí, o le diré a Margot que...—fue interrumpido:
—¡Está bien, está bien! Eres un chantajista, Lennon.
No se aún de lo que hablan, pero confirmé que hay algo que me ocultan.
Mientras, jugaremos hasta el anochecer. Está siendo una velada fantástica.
•Moon•
Disfruten el capítulo, lo hice con mucho amor en lugar de hacer mi tarea.
Les informo que ya estoy segura de la trama del Starrison, pero no tiene nada que ver con la portada que había hecho, así que tendré que rehacerla :v si alguien quiere ayudar, mándenme mensaje xD
También para informarles que está, su escritora, gano primer lugar en el concurso a nivel zona de ortografía, porque se quemó la cabeza haciendo pactos satánicos (oknoxdxd) pero si, si gané. Y ahora voy la próxima semana para oratoria y oratoria en inglés (son días seguidos :v) y por eso he estado ocupada, pero no se preocupen, les haré tiempo :3
Bien, es todo por ahora, los quiero.
Les despide, Diana.
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