27

«Yo... me he enamorado de esa chica, Menma... me he enamorado de Hinata.»

Las palabras aún resonaban en el pequeño establecimiento. Menma y Naruto solo se miraban fijamente, estando el rubio con las mejillas todas sudorosas por la tensión. Era como una batalla, no sabiendo quien sería el vencedor. Fueron los segundos más estresantes de su vida, pero al final el pelinegro desvió la mirada y se acercó a la camarera que estaba aún en shock por la escena. Era la primera vez que le servía a esa clase de clientes tan temprano en la mañana. En silencio sacó un talonario de su chaqueta y se apoyó en la pared para escribir algo sobre el. Arrancó una hoja del mismo y se lo pasó a la chica que aun estaba en shock.

- Lamento el desorden, esto ayudará en la compra del florero y la cuenta- susurró avergonzado. La chica miró con sorpresa la cantidad que tenía escrita el cheque.

- Señor, esto es más que suficiente- exclamó en sorpresa cubriendo su boca con la otra mano.

- Es una disculpa por el ruido, repito... lamento el alboroto, no controlo como me siento a veces- dijo con calma. Rascó su mejilla apenado, hizo una leve reverencia y se alejó, no sin antes decirle con la mirada a Naruto que le siguiera. El rubio susurró un lo siento y se dispuso a seguir a su hermano quien ya había salido del lugar.

Avanzaba en silencio entre la multitud. El frío había entrado a sus huesos por lo que caminaba erguido y con las manos entre los bolsillos. Detrás, desde hace un rato, le seguía el rubio, perdiéndolo de vez en cuando de vista, pero nuevamente aparecía la chaqueta negra junto a ese pelo azabache entre el gentío. No sabia el por que de la caminata, pero tampoco quería preguntarle, por lo que se limitó a seguirlo invadiendo un sentimiento de duda y de ansiedad. ¿Que le esperaba? ¿habrá decidido dejar de ayudarle por eso que escuchó? ¿lo único que le quedaba de su familia lo abandonará? Le aterraba de solo pensarlo.

Un sudor frío recorría sus mejillas y sintió un agudo escalofrío recorrer todo su cuerpo. Debió callar... haber dicho que simplemente quería ayudar a Hinata con buenas intenciones como fue desde un principio y no precipitarse a decir lo que sentía. Y un pensamiento que atravesó su cabeza le hizo detenerse lentamente. ¿Habría hecho eso con otra persona? si no hubiera sido Hinata la maestra de Boruto por el contrario otra chica... ¿también le habría ayudado? ¿Le habría brindado su casa para que viviera en ella mientra encontraba como conseguir dinero y encima de gratis? La respuesta era un rotundo no.

«Entonces... desde un principio...»

-Oye ¿por que te detienes?- miró perplejo hacia donde provenía la voz. Menma estaba a unos pasos de él, el pelinegro veía a su hermano preocupado. - El camino es un poco largo, así que apresurate.

Dicho esto siguió avanzando. Naruto no comprendía, pero aun así se puso nuevamente en camino. Atravesaron varias calles de la ciudad, cruzaron frente a la estación de tren y por un segundo pensó que irían de viaje a algún lado, sus dudas fueron respondidas ya que aquel hombre de negra cabellera se dirigía al lugar de tickets. El hermano menor iba a objetar, pero antes de pronunciar alguna palabra Menma le indicó con una expresión en el rostro que debía ser paciente. Compró dos boletos hacia no sabe dónde y esperaron sin pronunciar una palabra. Naruto comprendió que debía esperar, y que por mas que quisiera él no diría nada hasta que llegaran al lugar que pasaba por su mente.

Miraba por la gran ventana mientras seguía los árboles con la mirada, los rayos del sol acariciaban sus ojos y su pelo azabache. Aún no decía ni una palabra, pero Naruto ya estaba más relajado. Dedujo que su hermano tenía que mostrarle algo, aunque se tomó de sorpresa que tuviera que ser justo cuando él le dijo que estaba enamorado de Hinata. ¿Tendrá que ver con eso? De pronto vio como su hermano se ponía de pie tras anunciar que se acercaba la próxima parada. No escuchó donde estaban, pero si él se ponía de pie era porque habían llegado. Le tomó quince minutos aparte de la media hora en el tren para por fin llegar desconocido .

«Una pradera» Pensó extrañado al mirar el escenario. El lugar estaba cubierto de un alto pastizal y en algunos lugares habían girasoles, cubiertos de un color intenso. En el fondo el cielo brillaba junto al sol. Se podía distinguir un tren que cruzaba a lo lejos.

-¿Por qué este lugar, Menma?

El pelinegro de ojos azules soltó una sonrisa en un suspiro. Dejó de prestarle atención al lugar y miró de nuevo a su hermano, esta vez sin esos ojos de agonía, de enojo, sino con los ojos que solía ver a Naruto de pequeño.

— Así que solo yo recuerdo el lugar eh...— tomó un momento de silencio, como si los recuerdos empezaran a vagar por su cabeza. Sonrió para sí mismo mientras se deslumbraba con el escenario —Bueno estabas pequeño cuando mamá y papá nos trajeron a este lugar.

Naruto mantuvo silencio en sorpresa. No había escuchado nunca de haber venido a un lugar como éste. Volvió a observar la pradera, esta vez con más atención, en busca de algún recuerdo que surgiera de pronto, pero no consiguió recordar nada.

— Recuerdo… como disfrutamos ese día— empezó a decir como si estuviera hablando para si mismo. — Apenas eres un nene, mamá te llevaba en brazos todo el día, bueno yo no era tan grande que digamos, pero si estaba consciente. Recuerdo que corrí toda ese matorral mientras gritaba por atención— señaló una parte que estaba rodeada de girasoles y río melancólica mente— creo que esa fue la última vez que papá en realidad se comportó como un padre. La empresa empezó a crecer… Tenía que estar más tiempo allá y poco a poco se alejó de nosotros. Y creciste tan callado, Naruto… no decías lo que querías, no decías cuando te sentías enfermo ni cuando estabas triste. Era como si… El dolor que había guardado mamá te había corrompido. Me sentía tan… Mal… me preguntaba a mi mismo que clase de hermano era... —respiró amargamente sin mirar a su hermano. Por un momento Naruto pensó que estaba llorando, pero no era así. Tras unos segundos continuó — por eso cuando tuviste la confianza de hablarme de Shion me sentí tan feliz, pensé «al fin ha dicho algo que quiere». Por eso me empeñe tanto para que entre Shion y tu hubiera algo, por eso te apoyé, porque… Por primera vez eras feliz.

Naruto apretaba sus manos en dos puños. Eso que le contaba Menma le estaba desgarrando. El tenía razón, casi no hablaba con nadie de pequeño y no sólo de pequeño sino toda su adolescencia. Escuchar a su madre quejarse sola y sin el apoyo de su esposo, de su padre. Entonces comprendió con apenas cinco años que no merecía ser feliz, porque su madre no era feliz y fuese injusto que el si lo fuera cuando la pelirroja lloraba amargamente todas las noches. Quizá Menma también pensaba de esa forma y nunca se atrevió a decirlo y se lo guardó para si mismo hasta ahora.

— Me puse en contra de papá y mamá porque me di cuenta que ellos dos estaban cegados bajo un capricho que no tenia sentido—continuó diciendo, esta vez su voz se escuchaba enojada pero al mismo tiempo decepcionada — por eso nos alejamos… Porque pensábamos que junto a ellos no habría felicidad, pero… Me equivoqué. Shion murió y nuevamente todo ese sufrimiento escondido volvió de forma brusca. Me sentía tan mal, Naruto… ver como tus ojos opacos que habían sido disipados volvieran, me rompió. La muerte de Shion me rompió. Y pensé «¿por qué la vida era injusta con nosotros? ¿Acaso estábamos hecho para sufrir toda nuestra vida?» y pensé que si, que era cierto todo eso, que si estábamos hechos para sufrir, pero… Todo eso fue hasta hace unos meses. Me di cuenta que si, que sufrimos, pero debemos de encontrar esa pizca de luz entre tanta oscuridad. Y ya era tiempo de que dejaras ese dolor… Entiendo que hayas querido mucho a Shion, pero ese dolor te estaba estancado, te estaba cegando… se que ella entenderá porque sabe que mereces ser feliz, ahora pasó esto con Boruto, pero se que saldrás de esto y que podremos no sólo resolverlo, sino que también lo de mamá al igual que... Lo de Hinata.— Está vez volteó a ver a su llorón hermano cometiendo el acto y sin notarlo el también lloraba.

— ¡Al fin has decidido volver a ser feliz, Naruto!— dijo con una sonrisa opacada por las lágrimas —deseo que Hinata y tu puedan.. Llegar a encontrar la felicidad juntos… “una persona que ha sufrido tanto y aun así se mantiene bueno… Merece que todo lo que desea se vuelva realidad”.

Se acercó lentamente y cometió un acto que para él alguna vez fue vergonzoso, pero que está vez le parecía lo más normal y lo más necesario. Lo envolvió en sus brazos y golpeó ligeramente su espalda. Naruto correspondió y se quedaron así por unos cortos segundos.

—Debo contarte algo, Naruto… creo que es la primera vez que hablo de mi y de lo que me ha pasado en todo este tiempo, pero entiendo que debes enterarte porque eres lo único que tengo.

Naruto prestó atención en silencio mientras sentía que la agonía se apoderaba de él. Los minutos de felicidad que ha tenido debido a que su hermano apoya el que él intente acercarse a una mujer después de años de no haber pensado de esa forma se acaban de esfumar ante esas últimas palabras.

— La familia… Nuestra familia crecerá pronto— la expresión en el rostro de Naruto le hizo entender que no comprendía. Sonrió esta vez y lo dijo más claro — un bebé… tendrás un sobrino.

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