12


— Hasta mañana, Hinata sensei— se despidió alegre el último niño que esperaba a su madre para irse a casa.

— Hasta mañana— devolvió la despedida con una sonrisa. Al desparecer de su vista, Hinata lentamente baja la mano y se dirige a su salón.

Los días habían transcurrido despúes de esa noche. Al parecer todo había vuelto a la normalidad, o eso creian los demás. Desde esa noche, la Hyuga no ha podido dejar de pensar en esa pelirroja con lentes y en la posible relación que tiene con Boruto, quien ha sido engañado por tanto tiempo respecto a que solo su padre y su abuela son las únicas personas relacionadas con sangre de él.

Tal vez no sabe por qué razón lo hacen, pero la mirada fría que el Uzumaki mayor le brindó a esa muchacha aquella noche, le hace creer que pasó algo grave, tan grave que ocasionó que tuvieran que borrarla de la existencia deñ pequeño rubio.

Había entrado a su clase. Se acercó a su bolso y sacó de un pequeño bolsillo que s encuentra en la parte delantera y sacó la tarjeta que Karin le había dado con todo el aprecio del mundo para si alguna vez quisieran compartir una taza de café en algún restaurante. Una tarjeta simple, de color blanca. Solo decía el nombre de la pelirroja en letras negras y debajo del mismo se encontraba un número de telefono. Fueron varias las veces que ha querido marcar ese número, solo tenia que reunirse con ella, agradecerle nuevamente por haberla ayudado y luego preguntar solo por curiosidad, aunque en verdad no lo sea. Pero entrometerse a tal límite en la vida de un estudiante, no sería apropiado. Si Naruto se lo ha ocultado a su hijo ¿Qué tiene ella de especial para saberlo? Dió un suspiro de fustración mientras observaba la tarjeta, enfocándose en ese apellido: Uzumaki...


Despúes de haber guardado sus cosas y de haberse despedido de la directora y de sus compañeros de trabajo, Hinata se encuentra de camino a su casa. Obeservaba por todas partes la ciudad mientras avanzaba, se ve hermosa por la noche. Las luces de los diferentes establecimientos hacian lucir como si huniera una fiesta. Hace tiempo que no veía la ciudad de esa forma, las preocupaciones se lo impiden, pero decidió dejarlas de un lado por unos minutos para contemplar el hermoso escenario que ha ignorado por tanto tiempo.

Estaba a una cuadra de llegar al edificio donde reside, cuando notó un vehículo negro parqueado frente al lugar. Se detuvo extraña, pues es la primera vez que veía ese auto, además de que al menos de que se mudara alguien nuevo al edificio, no había necesidad de estar estacionado allí, ya que conoce a los residentes y no hay uno que posea vehículo propio y alguien con un auto de tales condiciones no viviría en ese lugar que parece fisicamente uno de mala muerte.

Decidió ignorar el vehiculo y continuó con su camino. Ya se encontraba pasando por el lado del auto, lo observó de reojo y al no notar nada, prosiguió un poco mas calmada. Esa quietud se desvaneció en un segundo, ya que cuando bajó la guardia no notó que alguien estaba detrás de ella y ese alguien la sostuvo y cubrió su boca antes de que pudiera soltar un grito de auxilio. Hinata habia sido obligada a entrar a la parte de atrás del vehiculo. Pasó todo tan rápido. Nerviosa observó por todos lados hasta que encontró con unos ojos que hace mucho que no veía. Una chica con el mismo tono de piel que ella y el mismo largo de su pelo se encontraba sentada frente a ella. Lleva un traje de negocios.

— ¿Hanabi...?— murmuró sorprendida. La mencionada sonrió.

— Cuanto tiempo sin verte, one-sama.

— ¿Qué haces aquí?

La peli azul arqueó las cejas ante la pregunta de su hermana.

— ¿Es esa la forma en que saludas a tu hermana luego de un tiempo sin verla?— se cruzó de brazos.

— Ah, lo siento. Es solo que me sorprende volver... a verte.

— A mi tambien me sorprende, pero que vivas en este lugar tan horrible— señaló observando por la ventana que le quedaba a su derecha el edificio asqueada— pero, no estoy aquí para eso. Papá quiere volver a verte.

¿Volver a verla? ¿acaso no tuvo sufuciente con decirle que es una desgracia para su familia? Hinata apretó sus puños tratando de contener la fustración que sentía en esos momentos.

— No pienso volver a verlo...— murmuró cabizbaja. Hanabi chasqueó su lengua.

— ¿Sabes? si fuera por mi no estuviera aquí tratando de razonar con una cabeza hueca como tú— soltó fastidiada — pero mejor que nadie sabes en el lugar que te encuentras. Sabes perfectamente que nuestra familia tiene una tradición que no ha sido rota desde que comenzó y si por alguna razón se te ha olvidado, te refresco la memoria. Eres la primogénita, por obligación la empresa familiar se te es heredada, no tienes derecho a contradecir dicha tradición, por mas que quieras. — cruzó sus piernas para acomodarse un poco, Hinata seguía cabizbaja — o ¿no sabes que por eso papá heredó la compañía? Nació minutos antes que tio Hizashi, solo esa diferencia marcó el destino de ambos, papá es el dueño y tu como naciste primero asi mismo tienes que dirigir la compañia.

El silencio corrompió el auto por unos segundos.

— Te dije que no pienso volver.

La ignorancia por parte de su hermana mayor derramó el vaso.

— No te estoy pidiendo permiso para que vallas ¡es una obligación!— gritó. — No entiendo a papá ¿por qué seguir detrás de una chica inmadura que no piensa lo que hace? Hinata, estas hundida, no quieres darte cuenta de ello. No me importa si quieres o no quieres ir, papá lo ha ordenado y tiene que ser así.

— ¡Soy lo suficientemente mayor para decidir por mi misma!— la interrumpió enojada.

— ¡Pues no actuas como una persona mayor!— le gritó en respuesta.

— Si tanto te preocupas por ello ¿por qué no eres tu la heredera? no quiero tener que ver con nada de esa familia. Me hunda o no me hunda.

— ¡Si fuera por mi hace tiempo que eso pasara, pero papá no lo quiere así, la única que puede hacerlo eres tu!— respiró para calmarse — no quiero seguir con esto, a la próxima será papá que se encargue de esta porqueria a la que llamo hermana.

Las dos se observaron por varios segundos queriendo decir con palabras lo que cada una siente en el corazón. Hanabi ya estaba cansada de esta discusión que no llegaría a ninguna parte. Con un chasquido, le ordenó al conductor quien minutos atrás fue quien entró a la fuerza a su hermana para que la sacara. El hombre abrió la puerta y jaló a Hinata, lanzandola al suelo. Hanabi salió despúes de ella.

— Quien diria que la hermana que tanto admiraba se volviera esto— pronunció moviendo la cabeza en negación mientras observaba a Hinata en el suelo. — pero, las cosas cambian, y ahora eres una verguenza, no solo para papá, no solo para mi, sino para todos.

—  ¡No soy una verguenza!— se defendió..

— ¡Si lo eres!— exclamó llena de ira. — lo eres, lo eres ¡lo eres!

— ¡No lo soy!— sollozó no podiendo evitar soltar las lágrimas. — ¡he demostrado que puedo vivir por mi cuenta sin su ayuda, que no todo se reuelve con el estúpido dinero!

— No me hagas reir. Si estas hundida en las deudas. Solo espera a que te saquen de este lugar ¿dónde te vas a refugiar? estas sola, no tienes a nadie. Has provocado que tu propia familia te de la espalda por estar con tus estupideces.

Hinata no contestó. Hanabi está en lo cierto, no tiene a nadie, está sola. A pesar de de que tiene de lado a Neji y a Ten ten, ellos solo están por un tiempo, no tiene a alguien que en verdad le diga que no está sola, que tiene un apoyo, alguien donde refugiarse en estos momentos... está sola. Hanabi mientras sonrió victoriosa. Logró silenciar a su hermana. No había mas que discutir, asi que dió la vuelta.

— Pronto recibirás una llamada. Cuando pase, tendrás que ir al lugar donde te indiquen, papá te estará esperando. Nos vemos luego, one-sama— sonrió maliciosamente para luego entrar al auto, dejando atrás a Hinata, quien aún estaba lanzada al suelo, vacía, destrzada y lo peor... sola.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top