07
— ¡Hinata sensei! —
Estaban en receso, Hinata se encontraba regando algunas flores que habian en el patio. La nombrada volteó a ver quien estaba llamandola, y cuando menos lo notó se encontraba un pequeño rubio acurrucado entre sus piernas. Dejó de lado la regadera para prestarle atención a Boruto.
— ¿Boruto-kun? ¿qué pasa? — Preguntó preocupada mientras acariciaba el pelo de Boruto ya que habia notado que estaba llorando.
— Me he caido— Lloriqueaba el pequeño mientras se alejaba para mostrarle las manos a Hinata. Ella pudo notar que habian algunos rasguños en ellas. Se agachó a su altura mientras Boruto seguia lloriqueando.
— ¿Como pasó?— Preguntó aún preocupada.
— Sarada me ha empujado— Le explicó mientras trataba de calmarse.
— Ella no te empujaria sin alguna razón ¿que le hiciste?— Volvió a preguntar, pero esta vez se notaba la seriedad en su voz. Boruto la observó aun cayendo algunas lágrimas por sus mejillas. Bajó la mirada.
— Me he burlado de ella...— Soltó mientras se sorbaba la nariz. — Pero fue porque dijo algo estúpido – Trató de defenderse.
— No debiste haberte burlado de ella, y ella tampoco debió empujarte, hablaré con ella en un rato y tambien te disculparas, ¿si?— Le ordenó dulcemente mientras secaba las lagrimas que aun brotaban por sus ojos.
Boruto asintió, pero se quedó delante de ella en silencio mientras nuevamente bajaba la mirada. Hinata lo observaba confundida.
— Hinata sensei...— Soltó timidamente.
— ¿Si?— Preguntó.
— Aún me duelen mis manos—
Hinata lo observó para luego sonreirle, sabia para donde iba todo esto, asi que tomó las dos manos de Boruto y las besó tiernamente.
— Sana, sana— Pronunció mientras las acariciaba.
Boruto la observó y sonrió calidamente.
— ¡Ya no me duelen!— Exclamó sonriente.
Hinata no pudo evitar soltar una corta carcajada. Se puso de pie y tomó la mano de Boruto.
— Ya no te duelen, pero aun debemos limpiarlas, vamos a la enfermeria—
— ¡Ok!— Afirmó energico.
Desde ese dia, la relación entre Hinata y Boruto se habia hecho mas cercana, Boruto veia a su sensei de otra forma, se sentia muy feliz a su lado, como Hinata lo habia prometido, cada vez que Boruto se lastimaba lo besaba tiernamente simulando esos besos magicos de los que él le habia hablado, aunque empezó a notar que eran mayores las veces en que Boruto se lastimaba por lo que tenia un poco mas de cuidado con él que con los otros niños.
Sabia que Boruto solo lo hacia para obtener esos besos, y se notaba porque cada vez vez que se lastimaba e iba donde Hinata una chispa se encendia en sus ojos mientras veia como funcionaban los besos magicos.
Hinata tambien se sentia bien al lado de el pequeño rubio, asi que le tiene un poco mas de cariño que a los otros niños. Siente que asi puede ayudar a Boruto a enfrentar la situación por la que esta viviendo, aunque debe de admitirlo, el pequeño se ha robado poco a poco su corazón.
— Papá— Final del dia. Todos los niños estaban siendo recogidos por sus padres. Boruto se encontraba en un banco fuera del plantel agitando ambas piernas mientras esperaba a su padre. De pronto observó un conocido auto que se estacionaba. Boruto corrió alegre cuando notó que Naruto estaba saliendo del auto.
— Boruto— Este abrió los brazos para recibir a su hijo. Boruto literal, se lanzó a él. Naruto empezó a reir mientras correspondia el abrazo de Boruto.
— ¿Como te ha ido hoy, Bolt?— Preguntó mientras acariciaba el pelo del rubio.
— Bien, me ha ido muy bien— Se apartó para ver la mirada de su padre, cuando notó su sonrisa, esa sonrisa que tanto le gusta, asi que le devolvió la sonrisa.
Naruto seguia acariciando el pelo de su hijo cuando notó algo entre sus manos, varias benditas. La sonrisa de Naruto se borró.
— ¿Qué te ha pasado?— Preguntó preocupado mientras tomaba ambas manos de Boruto para observarlas.
— Señor Uzumaki— Naruto levantó la mirada encontrandose con una peli azul que se acercaba literal corriendo. Estaba recobrando el aliento tan pronto se acercó.
— Hinata sensei— Estuvo a punto de preguntarle que habia pasado cuando Hinata se encontraba haciendo una reverencia de disculpas.
— Lo siento, Boruto-kun se ha caido, por eso las bendas, no es nada grave, estaba jugando en receso—
Naruto la observó sorprendido.
—¿Que esta haciendo?— Preguntó alarmado mientras tomaba a Hinata de los hombros haciendo que levantara la mirada. — No tiene que disculparse, Bolt estaba jugando es normal que se lastime, no tiene que hacer esto— Trató de tranquilizarla.
—¿Ah no?—
— No— Le aseguró.
— Pensé que se enojaria— Suspiró aliviada.
— Solo me sorprendi un poco, pero no estoy enojado— Trató de sonreir para calmarla.
— Ademas, Hinata sensei me ha dado de los besos mágicos, asi que estoy bien, papá— Le explicó.
— ¿Besos mágicos?— Preguntó confundido mientras observaba a Bolt para luego observar a Hinata.
— Ah, es que Boruto-kun me habia dicho que tambien queria que le dieran de esos besos que les dan las madres a su hijos cuando se lastiman— Le explicó apenada.
Naruto habia recordado aquella vez que Boruto le habia mencionado ese tema, por lo que le sorprendió un poco.
— Tienes razón, Bolt, son mágicas— Sonrió dulcemente.
Luego de varios minutos, ambos rubios se dirigían al auto para ir a casa.
— Nos vemos mañana, Hinata sensei— Saludo Bolt segundos antes de entrar al auto.
— Hasta mañana— Se despidió mientras sonreía.
Naruto luego de ponerle el cinturón a Boruto, entró al auto y arrancó, dejando atrás a la peli azul quien no dejó de agitar la mano hasta que el auto desapareció de su vista, así que se dispuso a entrar al plantel.
Entró al salón, cerró la puerta y se dirigió a su escritorio para buscar sus pertenencias ya que tenía que ir a casa, pero algo llamó su atención, uno de los asientos de los niños, se acercó y observó el nombre que llevaba la pequeña silla, Uzumaki Boruto. Hinata sonrió para si misma mientras dejaba salir un suspiro.
— Boruto-kun...yo haré lo posible para que siempre sonrías, no quiero que sufras y pases por lo que yo pasé—
Tardó unos segundos contemplando el asiento, para luego ir a su escritorio y recoger su bolso, tomó las llaves y cerró el salón.
Después de despedirse de algunos compañeros de trabajo salió del centro y se dirigió a pie a su hogar, o bueno el lugar que las demás personas piensan que es un hogar.
Su padre, Hyuga Hiashi, es el dueño de una de los bancos más prestigiosos de todo Japón: el Banco Hyuga, una gran fortuna, reconocido por muchos, teniendo un padre así no es necesario tener un trabajo de maestra en un jardín de infantes, no es ni siquiera necesario trabajar, pero Hinata no estuvo de acuerdo, no quería ser la heredera de ese banco, desde pequeña le ha interesado enseñar y más a niños, solía jugar a ser maestra y darle clases a su primo Neji, es lo que más le gusta y no lo cambiaría por los millones de su padre.
Eso provocó que su padre le desheredara y su herencia pasó a manos de su hermana menor, Hanabi, al principio no queriendo hacerlo ya que Hinata era quien debía heredar todo eso ya que en la familia Hyuga es una tradición que el hijo mayor sea quien herede el banco, aunque al final tuvo que aceptarlo. Hinata se alejó de su familia y reside en un pequeño departamento que apenas alcanza para ella sola, no puede pagar algo mejor ya que su salario se lo impide, no es como si ser maestra de una jardín de niños ingresara tanto dinero.
— Estoy en casa— Se dijo a sí misma, solo se escuchó el eco de su voz que invadía cada espacio del lugar. Encendió las luces, se quitó los zapatos y entró a su pequeño hogar.
Luego de una larga y relajante ducha, se vistió y entró a su habitación, un lugar tan pequeño que apenas entra la cama y una mesita de noche. Se lanzó a su cama y contempló el cielo por la gran ventana que permite que viera el cielo, lo único bonito que tiene esa habitación.
Seguía contemplando el cielo, solo se escuchaba el ruido lejano de algunos vehículos. Hinata cerró por un momentos sus ojos, habían tantas preocupaciones en su mente. Decidió liberar sus temores soltando un ronco suspiro.
Decidió al fin apagar las luces y descansar, dejando por un momento eso tormentos que se apoderan de ella.
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