CAPÍTULO 8



Una semana después

En cuanto la alarma sonó, supe que odiaría con toda mi alma este día. ¿La razón? No tenía ni la menor idea, pero algo dentro de mí lo decía y debía prepararme. Me levanté en modo automática y fui a la ducha a bañarme, era mi segunda semana en la universidad y ya me había acostumbrado a la rutina de Jayden quien...

—¡Mueve tu pequeño cuerpo, Alison! ¡Diez minutos para que bajes! —se escuchó su gran grito, eso me decía que ya estaba listo y posteriormente desayunaría.

—¡Ok! —respondí, apresurándome para salir y vestirme.

Mi hermano tenía un serio problema con los gritos mañaneros —¿Quién se levantaba gritando? — Empezaba a pensar que su coach era el responsable de todo esto. La manera en que ese hombre gritaba a diestra y siniestra no era humana.

Salí apurada y agarré unos mom jean azul claro, una camisa básica corta negra, mis infaltables Nike blancas, accesorios dorados y al ver que estaba muy soleado, me coloqué una gorra negra. Bajé las escaleras casi que corriendo y en el último escalón.

—¡Mierda! —grité, esperando el doloroso saludo matutino hacia mi fiel amigo, don piso.

Cuando no sentí ningún dolor y mucho menos que mi cuerpo estuviera en la fría baldosa, abrí mis ojos rápidamente viendo la escena en la que me encontraba. Alguien me agarraba fuerte, lo suficiente como para no hacerme caer, pero también como para no provocarme dolor alguno. El agarre en mi cintura empezaba a cosquillear por el tacto, mi camisa era corta, así que sus manos tocaban directamente mi piel. ¡Directamente!

No tuve necesidad de preguntar o mirar para saber de antemano que se trataba de Noah.

¡Maldito Noah!

Nunca supe que era lo que quería decirme hace una semana atrás. Los días siguientes me levantaba super temprano —Alison Walker levantándose temprano, era de no creer— y cuando bajaba, tenía la esperanza de que estuviera en la cocina y de paso, mi delicioso desayuno, pero no.

¡Ninguna de las dos cosas pasaron!

Sentía que me estaba evitando, pero, ¿por qué razón? Él no tenía ni siquiera una para hacerlo. En la hora de los almuerzos no aparecía, ¡ni tampoco barbie! ¡ninguno de sus amigos lo nombraba! ¡ni siquiera Jayden!

No tenía forma en el mundo para saber que rayos estaba sucediendo, en un momento pensé en Olivia y Ava, pero ambas habían estado tan ocupadas con su carrera y los ensayos que lo descarté por completo. No podía preguntarles por Noah, Olivia era casi novia de mi hermano y Ava la mejor amiga de Noah, era un terreno difícil y no pretendía entrar en el.

Mi única opción era Mia, pero no encontraba el momento adecuado...además no quería admitir nada de lo que posiblemente estuviera huyendo.

Sí, la pasé jodida.

Volví en si cuando me atrajo hacia él de un solo movimiento. Tuve que apretar mis labios para evitar que el pequeño gemido saliera y esa fuera la primera vergüenza del día o la segunda.

—Hola —susurró con una sonrisa en su rostro —No tenía que aclarar lo hermoso que era, ¿no? — su aliento a menta golpeó como una suave brisa en mi rostro.

¿Qué, acaso esto era el paraíso? Si era así, por favor permítanme entrar.

¿Por qué de repente me sentía mareada y sin fuerzas?

—H-Hola —titubeé, me golpeé mentalmente por hacerlo.

Si serás idiota —gritó mi subconsciente.

Cuando reaccioné y recordé que se había desaparecido por completo, me alejé como si quemara su cercanía.

—¿Qué pasa? —frunció su ceño totalmente confundido.

—¿Qué pasa? —inquirí, el sarcasmo llenando cada letra.

Tenía mi rostro levemente alzado para verlo y nuevamente confirmé lo alto que era Noah, eso o que la baja era yo.

Lo miré una última vez y me encaminé hacia la cocina, para encontrar con que el desayuno estaba listo. Mi corazón se arrugó y maldije entre dientes por no poder enojarme como era debido con el sexy mariscal.

¿Por qué tenía que ser tan...así?

Me senté en silencio para comer, al poco tiempo se unió y empezaron una charla con Jayden, era claro que hacía como si no les prestara atención y mi plato fuera la cosa más importante en el mundo, pero mis oídos estaban atentos a cada palabra que salía de la rica boca de Noah.

¿Rica? ¿Acaso ya la había degustado?

¡Para tu mala suerte no, así que cállate! —me regañé a mí misma.

—¿Y cómo les fue? Apuesto que no aguantarías un día más sin volver —comentó en un tono divertido mi hermano.

¿Cómo les fue?, ¿acaso en donde había estado él?, ¿no me evitaba?

Y como si él supiera que lo voltearía a ver, su mirada recayó en mí.

Esos ojos color avellana me escrutaron sin tregua alguna, logrando que todo mi rostro se encendiera por completo. Me levanté de inmediato para dejar el plato en el fregadero y que así Jayden no pudiera verme, porque claramente Noah si lo había hecho, su pequeña sonrisa me lo había confirmado.

—Estúpido —susurré, no pudiendo ocultar la mía.

—Todo estuvo bien, pero en cada oportunidad que tuvieron salieron a relucir el tema —comentó en un bufido—. Estoy cansado, no sé cuánto tiempo podré aguantarla.

—Creo que debes cortarla de raíz, Noah —sugirió Jayden—. Tu padre ya no le debe nada a Hoffman, así que deshazte de esas cadenas y sé libre.

Dios, tú sabes que no busco la información, ella llega en bandeja de plata a mí.

Hoffman era el apellido de la barbie. Entonces el padre de Noah le debía al padre de la barbie y por esa razón, ¿qué? ¡¿qué?!

—Eso quiero, solo espero el momento adecuado —respondió, su tono de voz fue tan frio.

Sentía que había otra cosa más, tal vez no lo decía porque yo estaba. Esa era mi señal para irme, no lavaría eternamente un plato y tenedor. Hice mi camino lentamente hasta la puerta para poder alcanzar a escuchar lo que sea que Jayden respondería.

—Hazlo. En el menor de los casos tu padre se enojará contigo —bendita sea su voz fuerte.

—Y en el peor, me prohibirá el futbol americano —refutó—. Ve preparándome un cuarto.

Ambos rieron y sus sillas rechinaron. Era mi señal para apresurarme y llegar cuanto antes a fuera, inhalé profundo al respirar aire fresco y me felicité por no dejarme descubrir.

—¿Estas enojada? —Noah susurró tan de repente en mi cuello, que salté en mi lugar por la sorpresa, logrando tropezarme con una matera y caer de culo al suelo—. ¡Dios, lo siento tanto!

Si no era en la escalera, seria en otro lugar, pero tenía que.

—No importa —dije entre risas. Debía de sacarle el lado positivo a esta situación—. Es algo normal en mí.

Acepté la mano que me estaba extendiendo y de un salto me levanté.

—De todas maneras, lo siento...no pensé que sucedería algo como esto, la proxi...

—Estoy bien —agarré su brazo, tendría que ser los hombros, pero debido a la diferencia de altura, se vería como si le estuviera extendiendo mis brazos para ser cargada—. Caerme está en mi rutina, si lo piensas mejor fue un favor que me hiciste.

Me miró fijamente por varios segundos hasta que asintió.

—Está bien —susurró, volteó a mirar atrás suyo como si se preguntara en qué momento Jayden atravesaría esa puerta y se enderezó nuevamente—. ¿Estas molesta conmigo?

—¿Importa? —me crucé de brazos.

—Sí...y mucho.

¿Lo escucharon? ¡dijo que le importaba si estaba o no molesta con él! ¡le importa!

Necesitaba que me pellizcaran urgentemente o juro que me tiraría a sus brazos pensando que estaba en uno de mis locos sueños.

—¿Por qué? —susurré sin aliento, mi corazón martillando en mi pecho.

—¡Hay que irnos! —el gritó de Jayden rompió sin anestesia el momento que teníamos.

¡¿Por qué no podía simplemente darle una diarrea?! ¡Aaah!

Rodeé mis ojos y fui hasta el automóvil para sentarme en el lado del copiloto adrede. Sabía que era el puesto de Jayden, pero me importaba un comino. Era la segunda vez que nos interrumpía y si había una tercera, yo misma le prendería fuego.

—Alison, es mi lugar...bájate —abrió la puerta.

—¿Miras el nombre de Jayden en algún lugar? —pregunté, mientras hacía como si estuviera buscándolo—. No esta, así que no es tuyo y por favor entra...no quiero llegar tarde.

Alzó su ceja mientras ladeaba su rostro hasta que sonrió, asintiendo de repente como si obtuviera la respuesta a mi comportamiento.

Ja hermanito ni te lo creerías.

—Estas en tus días, ¿no? —abrí mis ojos grandemente y lo fulminé con la mirada—. Creo que mejor iré atrás.

Tenía tanta rabia con él, ¿acaso tenía un puto radar? Y no solo él...todas las personas en general.

Iba tan concentrada en la carretera, que cuando nos detuvimos no me di cuenta y mucho menos cuando Ava y Olivia se subían.

—¡Hola Alison! —dijeron efusivamente al unísono.

—Hola chicas —sonreí, volteando a verlas—. ¿Cómo van?

—Todo bien —se encogió de hombros Oli.

—Espectacular y aún más al verte en ese puesto —que no dijera nada fuera del lugar—. Me gusta cómo se ven.

¿En dónde encontraba el botón de apagar? ¡Acaso quería Ava que mi hermano tuviera un mini infarto!

—Ava —dijo en modo de advertencia Jayden.

Miré al frente de nuevo, sabiendo que, si seguían por eso lares, mi cara se enrojecería y mejor que ninguno de ellos pudiera verla.

—¿Qué? no dije nada malo —vi como sonreía por el retrovisor, su mirada estaba fija en el asiento de Noah, era como si supiera lo que él estuviera pensando—. Solo dije que me gustaban como se veían ambos adelante...serian una linda pareja.

Noah se detuvo en un semáforo en rojo y lo que diría a continuación, claro que jamás me lo esperaría.

Volteó a verlos y con una sonrisa en su rostro preguntó.

—¿Te parece? —me miró de soslayo y creí morir—. Tal vez si tengas razón.

—¡Dejen de estupideces! ¡es mi hermana, idiota! —exclamó Jayden.

Se escuchaba sorprendido, tal vez jamás pensó que su mejor amigo diría algo como eso.

¡¿Por qué estaban haciendo esto?! Lo sentía como si estuviera tanteando el terreno, conocer las posibles reacciones de Jayden, pero si estuviera haciendo algo como eso era porque yo le gustaba.

¿Cómo podría gustarle en tan poco tiempo?, además, no habíamos tenido el tiempo suficiente para conocernos como se requería...mejor debería dejar de pensar tanto o terminaría agotada mentalmente.

Al llegar al estacionamiento Olivia agarró a Jayden y se lo llevó tan rápido como pudo. Fruncí mi ceño y antes de preguntar, Noah a mi lado respondió.

—Estaba estresado y ella también —se encogió de hombros, restándole importancia.

—¿Estresado? —inquirí, no entendiendo nada.

—Sí, estresados y querían liberar tensiones —ahora estaba más que perdida.

—Fueron a coger, sexo, en los baños o en algún cuarto del conserje...eso querida Ali —canturreó Ava, se despidió y se marchó.

Esas reacciones jamás las imaginé de Olivia.

—Pudiste ser más específico —le aclaré, comenzando mi camino a clases.

—Pensé que no eras tan inocente —se acercó a mi lado.

¿Acaso pretendía llevarme a clases?

—Y no lo soy —¿por qué quería quedar como alguien que no era?

Era obvio que en cuanto a lo sexual estaba en pañales a pesar de no ser virgen.

—¿Te gustaría ir a comer más tarde? —preguntó después de varios minutos en silencio.

Me detuve para verlo fijamente. Una cantidad de preguntabas pasaban por mi mente.

—¿A comer? ¿en qué malditos términos iríamos a comer? —pensé.

—¿En qué términos? —preguntó, con una sutil sonrisa surcando en sus labios.

¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!

Dios, que se abriera el piso y me tragara entera porque esta si no la aguantaba. Mi rostro se calentó por completo, estuve tentada en salir corriendo, pero me vería muy infantil.

—¿A-Acaso lo dije?

Ahora si mátenme por favor o juraba que yo misma lo haría.

¿Por qué constantemente tenía que pasar vergüenza?

Noah se acercó y por inercia me alejé. Ok, no quería hacerlo, pero estábamos en la universidad, cualquier podría vernos e ir con el chisme a Jayden, pero por alguna extraña razón no había nadie en este pasillo.

¿Se habían alineado los planetas a nuestro favor?

Mientras más se acercaba más me alejaba hasta que no pude moverme, mi espalda golpeó con la fría pared y suspiré.

Cinco centímetros, cinco míseros centímetros de distancia entre nuestros labios.

¿Qué pretendía este chico?

—¿En qué términos te gustaría? —susurró.

Algo que siempre diría y no me cansaría de decir era la manera en que te envolvía Noah Anderson con su mirada, era como si al hacerlo te desnudara y supiera todos tus secretos e incluso lo que estuvieras pensando en ese momento, pero por mi parte, no podía ver nada y mucho menos intuir que pasaba por su cabeza.

—T-Tengo que...tengo clases.

—No lo hagas —agachó su rostro hacia mi cuello y sentí desfallecer. Mis bellos se erizaron cuando la punta de su nariz totalmente fría, toco esa pequeña parte...demasiado débil para mi—. No lo hagas tú también.

Ok, tenía a Noah en mi cuello, susurrando, su aliento golpeando en ¡mi cuello!, mientras su nariz inhalaba hondo. ¡OK!

¿Qué si mis piernas eran gelatinas?

Efectivamente.

¿Qué si resistiría más tiempo tenerlo tan cerca?

Negativo, No, permiso denegado. Si lo hacia seguro y me daba un paro.

Cuando supe que mi voz podría salir sin ningún problema alguno, pregunté.

—¿Qué cosa? —tragué fuerte cuando se alejó —solo un poco porque aún seguía tan cerca— para mirarme.

—Interrumpirnos —expresó con un poco de molestia en su tono de voz—. Que lo hagan todos, ¡mierda! si empieza hacer su pasatiempo favorito, pero...no entre nosotros dos. 


¿Les esta gustando? 

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