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-¿Por qué?

-¿Por qué qué?- Le respondí confundido. Tal vez para él sería raro recibir regalos... O algo así. La verdad no tenía en claro qué coño me cuestionaba.

Bajó la mirada. Se le notaba realmente deprimido.

Y aunque quedó estático en su lugar, no contestó.

Seguíamos abrazados, de esa manera tan ridícula que me daban ganas de tirarme de un quinto piso.

Por lo tanto, decidí separarme de él. Estaba un tanto confundido, porque, ¡vamos! ¿Qué se supone que debo hacer? Él no es nada mio, no lo conozco, ¿Debería seguir consolándolo? ¿Por qué?

Él había arruinado todo.

Él era quien tomaría mi lugar de hijo menor.

Él era el problema.

Y yo no debía simpatizar con el parásito.

Me dolió un poco pensar eso, pero lo ignoré al instante.

-Bien... Yo... Me voy.- Salí de su cuarto como el cobarde que era.

Cerré la puerta tras de mí y corrí hasta mi cuarto. Me sentía exhausto. Hablar con el niñato me había sacado las ganas de todo... Rogaba al cielo que la tierra me tragara y así no tener que volver a verlo de nuevo.

Él era una verdadera molestia, pero... Debía aguantarlo, ¿No?

Me senté en una silla en frente de mi compuradora.

-Al fin... Un tiempo solos.- Hablé como el fracasado mental que era, y comencé a jugar algún que otro juego.

Lo bueno que tenía esto era que debía concentrarme tanto que no me dejaba pensar en otra cosa, era como la mejor actividad para olvidar por un momento todos los problemas que cargaba, por eso me había obsesionado con mi pc, ella era la única que lograba llevarme a un mundo ajeno a mis problemas.

Pero lo bueno no duró mucho, apenas habían pasado unos minutos escuché a mi mamá avisar (o más bien gritar) que el almuerzo estaba hecho.

Y lo mejor que pude hacer fue ir, muchas veces intenté ignorarla o tardar un poco para terminar una partida, pero nunca funcionaba...

Llegué a la cocina un poco apurado, si me tardaba mucho, ella se enojaría, y se pondría a hablar sola quejándose de mí todo el endemoniado día, y era preferible ir rápido a que ese demonio estuviera enojado.

Como mi casa no era grande llegué casi al instante para encontrarme al parásito sentado en MI silla en la cual SIEMPRE como.

Un tic en mi ojo se hizo presente.

-Ma... Maldito...- Murmuré a regañadientes.

-La boca.- Me regañó mamá, la mujer tiene más oído que el vampiro ese de Crepúsculo.

Para evitar una guerra entre el niño (en realidad, con la mujer que tenía en frente), fui en busca de una silla donde sea que hubiera una, ya que en la mesa solo había dos (mi mamá realmente no se había dado cuenta de ese grandísimo detalle.)

Cuando ya logré poder estar cómodo en la inútil silla de plástico que para colmo, no paraba de tambalearme, vi como mamá traía la comida y sirviéndonos comenzamos a comer.

Entre todo eso, el renacuajo miraba toda la casa como si nunca hubiera visto una, yo lo miraba de reojo. Algunas veces cruzábamos miradas para que luego, el menor pusiera esa cara de terror y miedo, y terminase mirando a otra dirección.

Sammy era pequeño, podía ver bien unas ojeras bajo sus ojos, pero no se notaban tanto, sus manos eran pequeñas y delgadas, tanto como todo su cuerpo, para ser sincero, a ese niño le faltaba comer más. Sus ojos se veían apagados, mirando todo con espanto, un temor que se clavaba precisamente cada vez que me observaba. Sus labios temblaban un poco, sus mejillas se lucían rosadas, ya sea por la vergüenza o porque sencillamente siempre eran así. Parecía particularmente nervioso.

Como para no estarlo.

Rodeado de gente que no conoce, comiendo algo que tal vez nunca comió, temiendo a que le hiciéramos algo.

Parecía una pobre oveja acorralada por lobos.

Y eso era algo patético, gracioso y a la vez preocupante.

Me daba pena, mucha, pero me gustaba que me temiera, que supiera que aquí el que mandaba era yo, y que no debía creerse superior a mí. Pero de cierta forma me ponía mal, el niño no estaba bien, se le notaba. ¿En serio nosotros seríamos capaces de ayudarle? ¿De verdad quería ayudarlo?

En cuanto terminé de comer me fui a mi cuarto y me encerré allí.

Podía escuchar a mamá hablar con él. Ella le decía cosas, él contestaba de forma lenta y resumida.

Luego de eso Sammy también fue a su cuarto. A una pared se encontraba mi peor enemigo. La bestia que arruinaría todo. Mi mayor problema. Del otro lado de la pared escuchaba a un niño llorar.

Y eso me ablandó el corazón de piedra que tengo.

Porque... Sabía que no era nada fácil llegar de la nada a una casa con gente desconocida, sabía que era horrible vivir toda una vida de mierda y sabía que no sería sencillo ayudarle. ¿De verdad quería ayudarlo? ¿Lo podría lograr?

Sin darme cuenta ya estaba en frente de su cuarto tocándole a la puerta.

Por segunda vez en el día.

Abrí sin permiso, y lo visualice a un costado de la cama, sentado en el piso, con la cabeza gacha y ahogando su llanto.

Al oírme me miró con susto.

Temor, terror, pánico, miedo.

-¡N-no me hagas nada! ¡Por favor! ¡No me porté mal! ¡Yo no hice nada malo! ¡P-por favor...! - Cubrió sus orejas con sus manos, poniéndose en posición fetal y cerrando los ojos con fuerza.

Me quedé estático.

¿En serio creía que le iba a golpear?

Como no reaccioné, él elevó su rostro y me observó confundido y atemorizado.

-¡N-no me mires con esa cara!- al fin fui capás de pronunciar algo.- ¿Sabes? Aquí nadie quiere herirte.

-No mientas.

-No miento.

Las lágrimas seguían fluyendo por su rostro.

Y entonces, una idea se me ocurrió. Me sentí ridículo, tonto, infantil e inmaduro, pero me dio igual. Él estaba solo y... Yo podía ser una buena compañía, ¿No?

Pero primero, aclarar las cosas.

-Mira niño, no soy una persona muy paciente, así que agradece que te trate de esta forma. Y más por lo que haré.- Le sonreí con soltura.- ¿Quieres jugar un rato? Tengo buenos juegos en mi pc.

Él estaba confundido, pero aceptó.

Le tendí mi mano para ayudarle a levantarse del suelo, pero Sammy la evitó y se puso de pié como pudo.

"Vale, me rechazó la ayuda, si será hijo de... Calmate Eric"

Tomé aire y busqué paciencia para no mandar a la mierda al parásito ese.

Con sus ojos rojos, al igual que su rostro (de tanto llorar), algún que otro temblor en sus manos, y una mirada asustada, me siguió hasta donde le guié.

-Este es mi cuarto. No te acostumbres a entrar aquí, es mío. - Le aclaré para evitar confusiones. Él no podía entrar adonde se le diera la gana.

El niño entró y se puso a ver todo, claro, desde lejos. Mantenía la distancia y me mandaba miradas asustadas cuando se acercaba de más a algo.

-¿Sabes? Ni que mi cuarto sea un santuario, no tienes porque temer por... No sé, acercarte a mi armario, hagas lo que hagas no lograrás desordenar lo que ya está desordenado.- Intenté "animarlo", él me miró aún asustado.

-L-linda habitación...

Sonreí algo confundido, no esperaba que dijera algo.

-No es la gran cosa...- Caminé hasta mi computadora.- Pues, está es... - frené al darme cuenta de que estaba hablando solo.

No sé cómo demonios Sammy tenía algunas de mis cosas en sus brazos observándolas con curiosidad.

-¡Eh, eh! ¿Qué haces?- Ante mi grito se asustó y soltó todo tirándolo al suelo.

-Qu-quería ver...

Suspiré.

-Vale. ¿Qué hay ahí? - Apunté a los objetos caídos.

Elevó un libro viejo mio, titulado "El festival de la blasfemia".

-Em... Yo que tú dejo eso donde estaba.- Dije inseguro. Él miró el libro apenado y lo dejó a un lado. Luego sacó un peluche de un conejo. ¿De dónde cojones había salido eso? -¿De dónde sacaste eso?- El parásito apuntó un lugar de mi cuarto.-Mm vale, ¿y eso?- señalé lo único que quedaba en el piso de lo que había tomado.

Sin decir nada, Sammy ya se había puesto mi buzo verde de Green Day .

-¡Oye! ¡Ese es mío y es mi favorito!-Él no lo soltó, ni se lo sacó. Su rostro reflejaba miedo, y eso me hizo sentir como si fuera un maldito monstruo.- Bien. Te lo presto, pero solo por hoy.

Él se relajó. Se sentó en el piso y por inercia yo también lo hice.

-Y... ¡Ya sé! - Sonreí al recordar un juego útil para casi todo. Me lo había enseñado Seam cuando lo conocí.- Juguemos a algo.- El renacuajo me observó atento.- Es así, yo pregunto algo, y tú contestas. Luego, tú me preguntas algo y yo responderé. Y así hasta cansarnos.

-Está bien...- Dijo tímidamente él.

Sonreí y comenzamos con el "interrogatorio mutuo".



***
Holo! Sí... Lo sé, me tardé años luz en actualizar :'v (los amo, no me maten)

Pero es que no sabía que poner(? Y no quería llenarlo con alguna estupidez, porque seamos serios, estoy tratando el abuso infantil y la adopción, cosa que no se debe tomar por un juego. Por esta razón he escrito millones de veces este capítulo, porque no me convencía nunca.

Pero ahora sí. (:v)

A parte de esto, tengo algunas cosas que decir.

Planeo hacer fichas de los personajes, ¿qué son? Como los datos de cada personaje, y con ellos planeo acompañarle un dibujo, y necesito saber qué clase de dibujo prefieren:

-Caricatura
(Ej:)

-Anime (subrealista)
Ej:

-Anime (realista)
Ej:

-Realismo
Ej:

-Chibi
Ej: (, ese es Sammy)


(Todos las imágenes son mías, o sea, las dibujé yo :v)

Digan cuál estilo prefieren!

Y ahora... Quería agradecer a todos los que siguen la historia... Me da ánimos para seguir adelante <3

¡Llegamos a 500 leídas! No lo puedo creer 💗

Gracias a todos de verdad!

Y por último, quería decir que tenía planificada hacer una animación para esta historia, lo que habrá ya lo tengo planeado, pero por ahora no puedo animar mucho, porque los únicos programas que tengo son Photoshop y Sai, necesito Adobe Flash y si supieran el lío que es instalarlo... Pffff estaré años intentándolo :v

...

Gracias de veras!!! Los quiere

DFAbril🐰

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