1
—Eric, tenemos que hablar.
Desde ese momento fui consciente de que algo andaba mal, realmente mal.
Mamá me miraba con cara de preocupación y yo todavía intentaba despabilarme del sueño. La había esperado desde las once con la comida servida en la mesa, ya no sabía qué hora era, pero sí sabía que nuestra cena debía de estar realmente fría.
Ella volvió a insistir.
—Eric, despierta.
De malas ganas la miré y antes de que dijera algo, me levante de la silla en la que me encontraba sentado.
—Te estuve esperando para comer.— Le reproché.
—Hoy fue un día realmente agotador.— Se excusó.
Tomé la comida, unos fideos que con mucha suerte había logrado hacer, y me dirigí al microondas para recalentarlos.
—Eric, tengo que hablarte sobre algo serio...
—Mamá, primero... Comamos.— Quise evitar su charla.
Estaba seguro de que me retaría por algo. Tal vez, esta vez diría que le preocupaba las personas con las que me relacionaba, o que debía comenzar a dejar mi computadora y salir un poco afuera.
La cocina quedó en silencio, pero el pitido del microondas lo interrumpió.
Llevé la ya caliente cena a la mesa y en unos minutos los dos comiamos sin pronunciar una palabra.
Cuando terminamos de cenar mamá volvió a insistir.
—Eric, antes de que te acuestes... Mira... Yo... T-tengo que contarte algo...
Alcé una seja, ¿Contarme algo?
¿Qué demonios?
—Mamá, ya te dije que no me corto, no me vuelvas a insistir con eso, no sufro de depresión ni nada por el esti...
—No es sobre ti...—Me interrumpió.— Mira... Lo hablé con tu hermano, Félix dijo que lo hable contigo... Todavía eres un niño para mí y no quiero que te enojes ni nada pero...
Quedó en silencio por un rato. Y yo intenté asimilar sus palabras.
No quería hablar sobre mí, ni quería hablar sobre sus sospechas de mis "autolesiones", así que insistí en que me contara lo que deseaba decirme.
—¿Qué pasó? — Puede que no sea muy sensible algunas veces...
—Hoy fue un día muy complicado en el hospital, sabes que es complicado esto de ser enfermera, y bueno... Pues, es que, un niño... Un niño que...
—Mamá, sé directa, te lo ruego...— Ya me estaba hartando de sus desvios.
—Hay un niño, acaba de ingresar, y... No sé cariño, no sé por qué... Pero... El pequeño es tan frágil, tan vulnerable... Quince años con una madre que lo maltrataba... Hoy casi lo mata y... Pues, la señora ha sido detenida por las autoridades, pero... El niño, tan pequeño, tan chico... No puedo dejar que vaya a un horfana-na-nato...— Tartamudeó la última palabra y rompió en llanto.
Todavía confundido, la abracé y ella lloró más aún. Intenté desifrar lo que mi madre quería darme a explicar, y cuando esta se hubo calmado, volví a indagar sobre el tema.
—...Y... ¿Qué tiene eso...? Acaso...
Ella se apartó de mí, secó sus lágrimas y volvió a hablar.
—Cuando dijeron que pensaban llevarlo a un horfanato... Yo... Yo dije... Yo pedí la a-adopción...
Y ahí lo entendí. Y ahí me di cuenta de todo. Mamá acababa de decirme de que pensaba adoptar a un niño...
—¿Qué? ¡¿T-te has vuelto loca?! Ni siquiera puedes cuidar la casa, ni pasar tiempo conmigo ¿y ya quieres adoptar un niño?. Mamá, entiendo que... No sé, quieras adoptarlo, que sientas lástima por él, pero... No puedes ni cuidar a tu propio hijo, ¿Cómo piensas hacer con dos?— Las palabras salieron de mi boca sin que yo las pudiera pensar bien, sólo dije todo lo que llevaba dentro de mi cabeza desde hacía días, semanas o hasta meses...— A caso... ¿Ya no me quieres que buscas a alguien más?
Y de repente me di a la idea de lo mucho que la había herido con mis palabras.
Ella quedó en silencio, miró al piso y dejó caer algunas lágrimas.
—Es verdad... Lo siento Eric... Me precipité demasiado... Perdoname por no poder s-ser la ma-madre que t-tú mereces...
Quedé de piedra. La había herido, y era tan consciente de ello...
—Mamá yo no...
—Desde que tu padre se fue he intentado de todo y más para que tú y tu hermano tuvieran una educación adecuada, una vida justa, para que nunca les falte algo... Pero tal vez lo único que les faltó fue una madre de verdad...
—Espera mamá, en cerio, tú no tienes la culpa... Félix y yo te amamos... No te culpes de nada...
Ella se calló y entonces yo cometí la mayor imprudencia de mi vida.
—¿Sabes? No vendría mal un niño aquí, la casa está muy vacía desde que Félix se fue a la universidad y yo... Puedo cuidarlo... Podría aprender a ser más responsable... — Forcé una sonrisa incapaz de creerme lo que acababa de decir. ¿Yo? ¿Responsabilidad? ¿Un niño que cuidar? Esto debía de ser una broma.
Pero lo único bueno de todo fue que mamá me miró y también sonrió. Al menos pude hacerla feliz.
***
Holoo! Aquí nuevamente vuelvo a escribir e.e
Nueva historia, nuevo mundo.
Debo confesar que Eric ya se ganó mi corazón :'v
No tengo mucho que decir, espero que les guste la historia... Y en fin, gracias
n.n
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