Comienzo

En su camino a la salida hay unos ojos inquisidores que le bloquean el escape.

Damián Wayne tiene la misma mirada de su padre, si sus ojos fueran del azul tormentoso de Bruce sería casi una injusticia que lo mirara con aquella fiereza,  tiene la piel broncea de su madre, pero la semejanza con su progenitor es obvia, es una pequeña visión del objeto de su deseo.

-¿Huyes Todd?- le pregunta con una ceja alzada y una sonrisa maliciosa entre los labios como si supiera exactamente lo que pasa en su cabeza.

El adolescente tiene quince años, Jason es solo tres años mayor, pero Damián está por superar la estatura de Tim, y como siga creciendo así será más alto que todos.

-Solo daré una vuelta en motocicleta, es demasiado aburrido estar aquí- menciona con su usual fastidio atravesando la sala y pasando junto al sillón donde el menor lee un libro con actitud inofensiva.

Damián ríe de un chiste privado y sus ojos vuelven a las páginas mientras Jason atraviesa como una tromba hasta el garaje a reunirse con su motocicleta, el motor enciende entre sus piernas y la puerta se abre señalando el arranque saliendo de ahí con una aceleración, alejándose de la mansión y de la pareja que le atormenta.

Sin destino fijo, su viaje lo lleva hasta las costas helada de Gótica donde las embarcaciones llegan, aquellos rumbos no son agradables, pero le son familiares de su infancia en las calles.

Gótica alberga un puerto industrial y sus playas son demasiado frías y agrestes para que sus habitantes disfruten, además los cielos de la metrópoli se encuentran cubiertos por nubes de tormenta y lluvia la mayor parte del año haciendo imposible disfrutar del mar.

Aquel cielo encapotado que oculta el sol  que antes iluminara en el jardín a Clark y Bruce combina con su ánimo sombrío.

Mirando las olas golpear contra las rocas piensa en la propuesta que se cierne sobre él y que ha postergado voluntariamente para mantenerse al lado de Bruce, algunos miembros de la Liga de la Justicia quieren formar un grupo con él, la aventura es tentadora pero implica marcharse, dejar atrás la mansión y su amor no correspondido.  

Debería ser como los otros, Dick se ha marchado a Blüd Heaven para iniciar una vida al lado de Bárbara  involucrándose de lleno en su carrera como policía.

Tim en cambio se unió a los Jóvenes Titanes y Damián es el actual Robin,  pero él no tiene un papel que cumplir, lo único que lo une a esas paredes es el sentimiento del cual no puede deshacerse y que le carcome la vida.

Bruce nunca le dirá que se marche, él siempre le recibirá bajo su ala e incluso le apoyará si decide dejar la vida de héroe, pero el problema es que no sabe qué hacer, no es lo suficientemente valiente para cortar el ciclo autodestructivo en el que se encuentra.

Cuando la noche cae, decide visitar el pequeño apartamento  que le sirve de refugio, un cuarto con un baño en una zona abandonada donde guarda uno de sus trajes de RedHood, con la máscara puesta se siente en libertad, ese es él, quien oculta su rostro, quien finge, va de acuerdo a su personalidad.

Cuando la luz del murciélago ilumina el cielo haciendo el llamado a los heroes se reúne en el rascacielos de la policía para encontrarse con Robin.

El adolescente toma los papeles de manos del viejo inspector, ahora comandante y revisa el informe policiaco, va a gestarse un gran movimiento esa noche.

-¿Dónde está Batman?- le pregunta Gordon a Red Hood en busca de respuestas, pero es Robin quien lidera la misión.

-Superman y él están ocupados con la Liga, un llamado los hizo marcharse a la Atalaya-le informa el menor sin apartar los ojos de las páginas.

Jason se siente decepcionado  al escucharlo han planeado por semanas ese ataque y lo esperaba con ansias, combatir al lado de Bruce es uno de los pocos placeres que le restan, pero al mismo tiempo es un alivio que  Superman no esté ahí, algunas veces cuando los visita les ayuda con la vigilancia de Gótica, sus poderes son útiles y su coordinación con Batman es asombrosa, pero lo hace sentir aún más desplazado y sin propósito.

Robin le regresa los documentos a Gordon  y le hace un gesto con la cabeza a Jason para que lo siga, es hora de ponerse en movimiento.

-El Batimóvil nos espera y Doble Cara también- murmura  tras dar los últimos detalles del plan al Comandante Gordon.

Juntos entran al automóvil y en su recorrido Damián explica de nueva cuenta los detalles de su misión, Jason está fastidiado ha escuchado los detalles las últimas semanas, no quiere oír más,  su mal humor no hace más que  incrementar sin el murciélago mayor.

Esa noche darán un golpe a una subasta de mercancía ilegal liderada por Dos Caras, las subastan alcanzan precios estratosfericos y los lotes  van desde drogas experimentales  hasta plutonio, el lugar de su ubicación ha sido delatado por uno de los grupos de choque que desea hacerse con el poder y es el momento  perfecto para atacar el nido de ratas y exterminarlas a todas.

Jason escucha la cacofonia de las palabras de Damián sin prestarle atención, su mente y corazón siguen en el árbol donde vió a la pareja, se pregunta qué estarán haciendo ahora..

-¿Comprendiste Todd?- le inquiere Damián petulante tras notar su falta de atención, Jason le alza el dedo corazón porque ha estado envuelto en peleas mucho antes que ese niño rico caminara y no tiene idea quien lo nombró jefe.

-Desde que alcanzas los pedales del batimóvil te volviste más imbécil, pero déjame decirte algo aun con esos pocos centímetros que creciste puedo darte una paliza- le réplica mordaz.

Damián sonríe de medio lado increíblemente parecido a su padre  y con un movimiento rápido estaciona el batmóvil en una maniobra de derrape limpia.

-Aun con "esos pocos centímetros" puedo joderte Todd- menciona el menor, dejando sin palabras a Jason quien  no puede creer que el adolescente le acaba de lanzar una insinuación.

Dejándolo en su estupor Damián sale del carro y Jason se ve así mismo persiguiendolo hasta estar en posición para la redada, la entrada es por un túnel  cavado a un par de casas de distancia que conecta ambos sótanos hasta el lugar de la subasta, en silencio ambos se adentran por el húmedo agujero dejando atrás su pequeño pleito.

Su trabajo es impedir que alguien escape  son un par de gatos atrapando ratones, Jason saca sus pistolas de la sobaquera y Damián desliza la espada de su funda en un sonido metálico mortal.

-¿Que tanta libertad tenemos para herirlos?- le pregunta Jason tronando su cuello dispuesto a sacar toda la frustración sexual acumulada en la pelea.

-No mates a nadie - menciona indiferente Damián avanzando con el.

El sonido de un estallido llega hasta sus oídos y aquella es la señal de salida para ellos, como  perros de caza entrenados atacan sin piedad.

Jason es un tirador experto cada una de las balas penetra en la carne de sus víctimas en el lugar precios para herir y no matar.

Las balas rebotan en las paredes con un estallido estremecedor, mesas se vuelcan, sonido de cristales rotos, puertas rompiéndose,  hay llanto y gritos y la escena parece el mismo infierno mientra la luz parpadea antes de desaparecer.

Su máscara le revela el movimiento y avanza entre los cuerpos en confusión con la furia de un tigre quitando todos los obstáculos en su camino.

Por el rabillo del ojo puede ver a Damián, el adolescente es casi escalofriante, su espada se desliza cortando a su paso con fluidez y elegancia en un silbido que llama a la muerte, ha entrenado con Dick y su técnica se volvió elegante con los años, con movimientos casi acrobáticos puede derribar a sujetos el doble de su tamaño.

La policía encubierta los secunda y como una estampida un convoy armado penetra en el edificio  para reprimir a los miembros de la subasta.

Familias de mafiosos, delincuentes, asesinos a sueldo y políticos integran la reunión, y como anfitrión del evento el antiguo Fiscal Harvey Dent, Doble Cara.

-No me hagas dejar esa cara más fea de lo que está - gruñe Jason tras la máscara apuntando a la cabeza del criminal.

Los ojos desiguales le miran con rencor y pronto hay un par de militares enmascarados esposando al villano junto con el resto.

Robin guarda su arma y habla con Gordon  dando el reporte final mientras a su alrededor una marea de policías comienzan a incautar los objetos de la subasta y dar atención a las victimas de trata de blancas.

Jason le mira controlar la situación en el lugar de Batman, sus ojos se encuentran y con un gesto de cabeza Robin le indica que es hora de irse.

Su camino al Batimovil le parece surrealista, su corazón late aun por la adrenalina en su sistema y se ha dado cuenta que su traje está manchado por la sangre ajena, tiene un corte superficial en un costado que comienza a molestarlo y sus manos tiemblan tras liberar todo el estres acumulado. 

Cuando sube al vehículo esta tan abstraído en sus pensamientos que ni siquiera hace amago por ser él quien conduzca de regreso, cierra los ojos tras la máscara y con profundas respiraciones se relaja.

Cuando abre los ojos el Batimóvil está detenido y no se encuentran en la Baticueva, se ha quedado dormido sin darse cuenta.

Están en una carretera a las afueras de Gótica, donde los árboles crecen tupidos y altos, el Batimóvil tiene la calefacción prendida y su herida está vendada, en la oscuridad puede divisar la espalda de Damián sentado en el capó.

Retirándose la máscara sale del auto y el viento helado le araña las mejillas.

-¿Ya despertaste princesa?- le pregunta el menor con mofa.

-¿A dónde me has traído mocoso?- replica Jason sentándose a su lado mirando las estrellas, lejos de la polución y la luz de Gótica brillan como diamantina en la negrura.

-No quería llevarte a la mansión-le dice Damián con gesto serio mirando a las estrellas también.

Es entrada la madrugada y sin el calor del automóvil el viento helado que aúlla entre los árboles le hace estremecer.

-Regresemos, si Bruce regresa se preguntará dónde estamos-

-Hoy pasará la noche en Metrópolis, como cada vez que Superman acude a Gótica, tu sabes que no espera por nosotros-la voz de Damián se eleva en un regaño y cuando voltea a confrontar a Jason sus ojos están llenos de enojo.

-¿Que demonios te pasa?- le responde igualmente enojado -Me traes a este sitio en medio de la nada y encima te pones a gritar, al diablo contigo Damián, que te jodan yo me voy- gruñe dando media vuelta dispuesto a entrar al batimóvil y largarse de ahí.

-Se que estas enamorado de mi padre- dice Damián rompiendo la tensión, las palabras le calan como un puñal enterrado y el adolescente se recrea en su sufrimiento.

-No soy el único que lo ha notado, todos lo saben, padre solo ha sido lo suficientemente amable para no rechazarte-

Jason niega a las palabras de Damián aquello no puede ser real, es una chiste cruel, pero la broma es para él.

En medio de su desolación Damián rompe la distancia entre ellos, su tacto es cálido contra sus mejillas heladas, húmedas de un llanto que no sabe cuándo inició.

Las manos del adolescente remueven todo vestigio de dolor y acunan su rostro en sus dedos febriles, empañado por las lágrimas no puede ver bien el rostro de Damián, así de cerca se asemeja mucho a su padre.

La luz de la aurora comienza a sonrosar el cielo, sus frentes se unen y Jason se encuentra entre las piernas del menor que cuelgan del capo del batimovil.

-Bruce...-murmura dolorosamente antes de que sus labios sean tomados por el menor.

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