Habían pasado los años y como siempre el tiempo había logrado cambiar muchas cosas, para empezar ahora a sus veintiun años era el actual Batman pero ya no tenia contacto con los Batboys por una disputa que tuvieron hace algunos años.

Damian se encontraba tranquilamente recostado en su cama mientras leía un libro antes de por fin poder descansar cuando de la ventana mas cercana apareció una figura no muy alta y delgada bastante rápida. Era tan rápida que ni siquiera le dio tiempo de ponerse en guardia cuando ya tenia a un seductor joven sobre su cama con el uniforme de la infame corde de los búhos.

_Richard?_  Pregunto con asombro pues el joven era idéntico a su bello hermano desaparecido, tenia una piel perlada y suave, unas deliciosas y largas  piernas, una espalda fina, unos labios sonrojadamente antojables el único cambio que pudo apreciar eran sus ojos, ya no tenia esos encantadores zafiros sino que ahora portaba un par de ojos amarillentos que le daban un toque aun mas seductor.

_Talon_ Corrigió mientras frotaba su trasero sobre las caderas del mas alto con sensualidad envolviendo a ambos en una deliciosa danza. _Me extrañaste Dami?_

_Detente Grayson_ Muy al contrario de sus palabras su cuerpo quitaba con maestría la parte de arriba del traje de su hermano quien lejos de quejarse se quitaba el pantalón con sensualidad quedando totalmente desnudo ante el árabe. 

_Has crecido Litlle D_ Su cuerpo sudoroso se hacia mas atractivo en medio de la mística noche, sin pena alguna volvió a sentarse en la cadera del ojiverde pero esta ves se aseguro de abrir las piernas para que el aludido mirara su sonrosada entrada.

_Claro que te extrañe Dick_ Acerco el rostro del acróbata a su boca fundicendose en un erótico beso. _No me digas que has venido solo para esto?_  Besaba el blanco cuello dejando marcas de sus fuertes dientes.

_Claro que no Damian, yo vine a robarte el corazón_ Mientras hablaba se aseguro de ver a su hermano a los ojos con erotismos.

_Siempre has sido tan innecesariamente tierno Dick_  Junto ambas frentes disfrutando del delicioso tacto y de la calidez que desprendía el cuerpo mas delgado.

_No, en serio Litlle D vine por tu corazón, soy traficante de órganos_ Lo ultimo que vio el hijo del murciélago fue a su objeto de deseo de la niñez con una pistola apuntándole y esa linda sonrisa que tanto le gustaba.

_Te extrañare Dami_