Memorias
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Todo ha pasado demasiado rápido que apenas puede asimilarlo.
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Flashback.
— ¿Realmente le dijiste eso? Yo te hubiese llamado bruja —. El rubio escuchaba atento a lo que Miku le contaba.
— Lo tomaré como un halago — la chica habló sin despegar su vista de lo que escribía. — Además, he sido más valiente que tú.
— ¿Y cuál es el problema si no quiero declararme a pesar de que me guste? —. El chico comenzó a girar en esas sillas de oficina mientras veía a Miku realizar operaciones en una libreta descomunal.
— Valla, definitivamente eres un pesimista — ella quería restar importancia a eso desagradable que se agitaba en su interior cada vez que el rubio hablaba de la pelimorada.
— No es nada simple ¿Y si acaso ella llega a rechazarme?
— ¡Por favor! Solo tienes que confesarle que te gusta, que quieres ser su novio y que... — Miku levantó su mirada por un segundo viendolo y luego volvió a su libro — que la amas y ya.
— No Hatsune, no entiendes la gravedad de esto — él suspiró. — Simplemente es demasiado.
— Veamos — la chica se giró hacia el con las piernas cruzadas, su mentón recargado en su mano derecha y lo señaló con su lapiz. — Tú has estado con ella, han salido a varios sitios románticos, me has dejado sola en la junta de estudiantes para ir a algún lugar con ella ¡He incluso has tocado su mano sin apenarte! ¿Y aun así me dices que no puedes decirle?
El rubio detuvo la silla mientras pasaba su mano en su nuca.
— Admito que suelo ponerme nervioso el estar frente a una chica tan bonita y más si es Yuzi, siento que no puedo hilar bien una sola frase o que puedo hacer el ridículo frente a ella y echarlo a perder — murmuró desganado ignorando las palabras de ella que habían sonado más a un reclamo que a una afirmación. — Simplemente no lo entiendes.
— Si, definitivamente no te entiendo — "No puede hablar bien frente a una chica bonita, ¡Gracias por lo que me has querido decir Len!"
Ella se guardó su pensamiento y volvió a ignorarlo concentrándose en seguir escribiendo. Len se cercó despacio y se colocó detrás de ella.
— Esto está mal escrito.
— ¿Qué? — casi se felicita por no titubear al sentir su aliento cerca de ella.
— Está mal escrito, eso también y los resultados de estos datos no corresponden a sus casillas.
— Pero ¿Cómo lo sabrías? Los he comprobado dos veces y... — Len la interrumpió tomando sus manos. Miku casi brinca de su silla.
— Te has esforzado demasiado por hoy. ¿No se supone que estas en descanso? Tu misma lo dijiste "Debes relajarte". — juraría que su alterado corazón se saldría.
— A diferencia de ti, en mi vida la palabra "descanso" tiene un significado diferente. Y menos si solo son tres días. — Disimuló quitando sus manos para masajear sus ojos levemente.
— Es en serio. Deberías descansar un poco y no maltratar tus ojos así — y Len volvió a su asiento.
— Disculpe "Señor problemas amorosos", pero debo terminar esto. — señaló aquel enorme libro.
— Oh vamos ¿Continuarás burlándote de mi?
— No es mi problema tu enorme indecisión.
— Y qué hay de ti ¿Acaso nunca te ha pasado? Que me dices de esa vez cuando lloraste conmigo.
— Creí que no lo recordabas. — Bien, no era exactamente la manera de desviar el tema pero lo aceptaría.
— Mi memoria es mejor de lo que crees.
— Ajá.
— No me ignores.
— No lo hago.
— Lo estás haciendo.
— Nop.
— ¡Justo ahora!
— Que no.
— Que sí.
— No.
— Si.
— No.
— Si.
— ... — el silencio entre ellos se mantuvo; Len sonrío disimuladamente al ver a Miku tan concentrada mientras trataba de ignorarlo.
— Ammm, Len... — el rubio hizo un sonido afirmando que había escuchado su pregunta mientras observaba un pequeño tintero. — Cuando seas novio de Yuzuki... ¿Dejarás de ser mi amigo?
— ¿Pero qué pregunta es esa? — le resultó muy extraño ¿Por qué Miku diría eso?
Ella rió levemente — ¿Sabes? Solo olvida lo que acabo de decir, no- — un tono conocido interrumpió.
— Una llamada... ¿Número desconocido? — y antes de que Len contestara Miku lo hizo.
— ¿Si? —del otro lado la voz pareció dudar por un momento.
— "¿Kagamine Len?" — la chica entregó rápidamente su teléfono al rubio mientras que ella fingió concentrarse en su enorme libro y lo vió alejarse un poco para poder hablar.
¿Por qué lo hizo? ¿Pensó que acaso era Yukari? Genial, parecía acosadora. Volvió su mirada al libro e intentó volver a comprender algo de lo que estaba escribiendo hace un momento pero Len la interrumpió.
— ¡Miku! Debo irme, Lily entró en labor de parto antes de tiempo. — ella hizo el ademán de levantarse pero Len la detuvo antes. — Tranquila, debes terminar primero tus tareas. Yo te avisaré cómo sale todo.
— Pero...
— Sin peros Hatsune — Len ya se econtraba casi fuera del cubículo — Descuida, te mantendré avisada.
— Entiendo, prometo visitarlos tan pronto como termine. — Vió como cerró la puerta quedando sola.
Flashback end.
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Sostenía su teléfono mientras en el fondo se apreciaba al rubio sosteniendo a su primer sobrina. Su familia había llegado ya mientras que ella no pudo asistir a ver a su amiga hasta dos días despúes. El se veía feliz con una pequeña masita de bebé entre sus brazos.
Después del nacimiento de Kiyori, la primera hija de Lily, Miku había dejado de ver a Len de nuevo gracias a su atareada agenda dividida entre las responsabilidades escolares y de la empresa (sumando aún esa foto demasiado extraña). Sin embargo, a ella llegaron los rumores sobre el avistamiento entre un rubio y una pelimorada que comenzaba a ser más y más frecuente.
Len y Yukari.
¿Por qué habría de sorprenderse de que ellos ya hubiesen comenzado a salir? Después de todo ella misma había sido la encargada de que ellos estuvieran juntos.
Entonces... ¿Por qué si ella los había ayudado pareciera como si ahora se arrepintiese de lo que hizo? El chico había dejado de buscarla durante los recesos y contadas eran las ocasiones en que él le hablaba en la escuela. No podría quejarse que eso fuera del todo mal debido a que cada noche el rubio le mandaba mensajes deseándole un "buenas noches" o simplemente platicaban sobre lo ocurrido en su día pero aun así deseaba que todo fuese como antes. Aunque Len no le confirmara nada hasta ahora si ya eran novios o no Miku deseaba que jamás lo hiciera.
Dejo de escribir por un momento y solo recargó su cabeza viendo hacia el techo. Ese deseo egoísta de ser la única que hablase con Len volvió a aparecer en su interior.
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Si.
Todo ha pasado muy rápido que apenas a podido asimilarlo.
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Flashback.
— Muchas gracias por ayudarme con las compras Miku. Me hubiera gustado el haber podido ayudarte pero no puedo dejar a Kiyori.
— No es nada, no tenía nada que hacer y el salir de compras ayudó a despejarme un poco. ¿Y que piensas cocinar hoy Lily?
— Pienso en preparar mi especialidad culinaria, espaguetis, aunque estoy dudando en prepararlos con pollo o tocino.
Recién regresaba Miku de hacer las compras y aún no terminaban de guardarlas por lo que cuando Lily habló acabaca de mover un puerro para tener espacio en la mesa, algo que Len interpretó como si ella fuese a preparar la comida con ese vegetal.
— Oh, sin puerros, Hatsune es alérgica a estos —. Y antes de que alguien dijera algo Len tomó dichos vegetales para colocarlos en su sitio.
— Genial —. Miku respondió tomando algunas frutas y colocándolas en su sitio. — Gracias por no intentar intoxicarne, otra vez.
— ¿De qué hablan? — Lily los observó curiosa.
— Tu hermano intentó matarme con un dulce de puerro —. Miku contestó primero dirigiéndose hacia la cuna de Kiyori.
— ¿Qué?
— ¿No piensas olvidarlo verdad? Te he dicho que no sabía siquiera que fueras alérgica.
— Fue un intento de todas maneras —. Miku solo se encogió de hombros mientras continuaba jugando con la pequeña mano de la bebé. Era tan pequeña y frágil.
Len quiso reclamar pero vio el atisbo de una sonrisa en el rostro de la aguamarina. Al parecer le divertía el molestarlo con dicho suceso. Un silencio agradable se instaló en la cocina, con Lily cocinando y Len con una extraña pero agradable vista hacia la sala con una Miku inclinada sobre la cuna haciendo caras y sonidos raros pero que a la bebé no parecía molestarle.
Por un momento imaginó como sería la aguamarina si fuera madre. Ella con un pequeño o pequeña entre sus brazos, con su característico color de pelo.
— Es increíble que ella estuvo dentro de ti — Miku habló de pronto y Len se sobresaltó levemente pensando en que había sido atrapado mirandola, cosa que supuso no pasó pues la chica seguía viendo a su pequeña sobrina sin levantar la vista de ella — No sé cómo pudiste lograr sacarlo solo pujando.
— ¡Oye! — Lily dejó por un momento el platillo que preparaba y se acercaba a la cuna, el bebé la vio y de inmediato posó su vista en su madre. — Creí que moriría al sentir la primera contracción y podría decir que vi prácticamente el universo cuando sentí que su cabeza salió de mí pero... — el bebé soltó el dedo de Miku y Lily lo abrazó con tanto amor que por un momento la aguamarina envidió al bebé al ser cargado con tanta devoción. — Cuando por fin escuché su llanto y pude tenerlo en mis brazos, supe que valió completamente la pena.
Len observó aquella mirada y por un momento quiso preguntarle a Miku si todo estaba bien, ella había comenzado a comportarse extraño desde que volvieron del hospital. Apenas abrió la boca para decir algo un teléfono regresó a la aguamarina a la realidad que se apresuró a contestar un poco más lejos de la sala.
— ¿Hola?... oh, madre... ya veo... si, allí estaré.
— ¿Ya debes irte? — Len habló tal vez más rápido de lo que hubiera querido sin pensar.
— No, aún tengo tiempo para seguirte molestando. Como el que me hallas querido matar con el negi.
— ¿No olvidarás eso cierto? ¡Ya te dije que no lo sabía!
Len la vio reírse pero con una mirada distante, no podría asegurar nada pero había algo disperso en ella, sin embargo sabía que con la actitud de Miku no revelaria nada por lo que debía que recurrir a alguien más.
Flashback end.
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Era ya de noche y el rubio observaba su telefono a cada momento. Estaba en duda.
No era nada malo preguntar un poco sobre algo ¿Verdad? Es decir, Miku lo hacía muchas veces y el solo quería saber el porqué de la actitud reciente de Hatsune, de unos días a otros su actitud cambió drásticamente.
No era nada malo pero no le terminaba de convencer. Quería ayudarla y solo había una persona que lo haría.
Tomó su teléfono y marcó.
uno... dos... tres... cuatro... cinco... seis tonos y por fín alguien contestó. Extraño si se consideraba a la dueña de dicho móvil.
— ¿Si?
— Hola Neru, soy Len...
No lo quiere aceptar,
Y eso la puede acabar
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Bien, bien. Mi cerebro genera un montón de escritos y luego los deja inconclusos.
Otro capítulo más dedicado para aquellos que aun creen en la continuidad de esta historia.
¿Cómo les va en la vida?
Yo estoy en el limbo de la carrera terminada pero sin titulo, aún.
Cheza fuera.
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