Efectos

¿Qué estaba mal con ella? Llevaba más de dos horas frente a su computador y sin poder completar el trabajo que suponía ya debía estar terminado y enviado. ¿Acaso la fiebre le habría freído las neuronas?

Concéntrate Hatsune, concéntrate.

...

Linda.

Así era como podría describir la risa de la chica frente a él. ¿Por qué no había intentado pasar más tiempo con ella? Yukari tenía un extraño sentido del humor que era adornado por una risa muy linda.

Miku. Si, había pasado mucho tiempo con la aguamarina y hasta ahora descubrió lo maravilloso que se siente estar junto a la pelimorada, aunque ciertamente debía agradecerle a ella pues sin su ayuda Yuzi no se habría acercado a él. ¿Yuzi? ¿Desde cuándo comenzó a llamarla así? Definitivamente estaba en deuda con Miku.

...

Ambos jóvenes se encontraban después de clases en una cafetería cerca de la escuela platicando sobre algunos sucesos de sus vidas cuando Len recordó que debía entregar un último sobre de papeles para el consejo estudiantil. Yuzi se ofreció a acompañarlo, ambos se encontraban riendo pero cuando ingresaron al cubículo ambos detuvieron su risa.

Miku se encontraba escribiendo y cuando ellos abrieron la puerta los miró fijamente. Len había pensado que ella no estaría alli pero la mirada tan fría que habían recibido en esos segundos fue suficiente para dejarlos paralizados. Al parecer era un mal momento para la aguamarina.

— Buenas tardes Hatsune-san, lamentamos interrumpirla —. Yukari saludó amablemente con una reverencia tratando de cortar ese ambiente de tensión.

— Lo siento. Creí que no estarías y pensé en- — Miku lo interrumpió.

— Descuida, no hay problema — ella relajó rapidamente sus facciones y mostró una sonrisa. — Estoy por terminar un trabajo. Pasa Yuzuki ¿Necesitas algo Kagamine?

— Estaba buscando los documentos que ordenamos hace unos días —. El rubio hiso caso omiso al hecho de que Miku le había llamado por su apellido y no por su nombre como ella acostumbraba.

— Se encuentran en el archivero 4. Sección B-2 — respondió la aguamarina volviendo sus ojos a su computadora.

— Bien — el rubio se dirigió a los estantes mientras Yukari esperaba en uno de los cómodos sillones que alli se encontraba. Por varios segundos se dedicó a mirar a la aguamarina en silencio.

— Tiene un lindo cabello, es muy bello — Yukari le sonrió mirándola fijamente.

— Eh... ¿Gracias? — Miku estaba acostumbrada a recibir comentarios por su cabello pero no lo había esperado jamás de Yukari.

— ¿Usted es algo cercano a Kagamine- san? — la pelimorada preguntó de pronto.

— ¿Disculpa? — Miku la miró extrañada.

— Los he visto muchas veces aquí en este cubículo así que pensé que podrían ser algo más que amigos — la mirada confusa de la aguamarina daba mucho que decir. — Lo siento, creo que me equivoqué en sacar conclusiones pronto. Después de todo ninguno parece ser el tipo del otro.

— No, n-no hay problema. Solo somos compañeros que tienen que trabajar para el consejo estudiantil — decir lo último le costó.

— ¿Entonces solo son conocidos? — el tono que había usado era como si quisiese asegurarse de algo.

— Los tengo — Len apareció salvando a la aguamarina de responderle a Yukari. — Vamos Yuzi. Adiós Hatsune.

— Fue un gusto verla Hatsune san. Nos vemos pronto — la pelimorada reverenció otra vez y salió sonriendo.

— Adiós — fue más un murmuró que dudó que alguno de ellos la escuchara.

...

— Estas demasiado callada hoy — el rubio había vuelto.

El tecleo en su computadora se incrementó considerablemente, Len jamás la había visto escribir tan rápido.

— Debía terminar este informe hace unas horas y aún no logro completarlo... — Miku ni siquiera se dio cuenta cuando Len se levantó de su silla y se colocó detrás de ella.

— Parece interesante ¿Necesitas que te ayude? — esa voz cerca de su oído la sobresaltó. — Permíteme...

Los dedos de Len se posaron rapidamente en el teclado y Miku solo contempló como el rubio escribía. Estaría mintiendo si dijera que esa cercanía no le afectaba.

— Eh...

— ¿Lo ves? No es tan difícil — contempló sus mejillas enrojecidas. — Estas roja ¿Segura que no tienes fiebre otra vez?

— Estoy bien, bien... Gracias — comenzó a escribir nuevamente ignorando lo sucedido. Se concentró tanto que no escuchó a Len sentarse frente a ella hasta verla terminar. En poco tiempo terminó su trabajo.

— Y ¿Cómo te fue con ella? — ambos platicaban en ese cubículo mientras tomaban una malteada. Cortesía de Len.

— ¿Eh? — el rubio movió nervioso su pajilla.

— ¿Saliste con Yukari no es así? — a pesar de lo que sentía en su interior Miku realizó la pregunta.

— Si — ella vio un ligero sonrojo en sus mejillas y algo se incomodó en su interior. — Ella es maravillosa.

— ¿Y cómo esta Lily? — la aguamarina desvió la plática hacia otra cosa.

— Ella está bien. Y aunque en estos últimos días se ha puesto más sensible su embarazo va genial.

— Muy pronto serás tío — ella sonrió mientras miraba su celular.

— Creo que no estoy listo.

— Creo que serías un buen tío —ambos quedaron en silencio. ㅡ Si. Mmmm yo encontré esto y... pensé que tal vez te gustaría llevarla a ese lugar... me pareció agradable y sobre todo interesante — ella desvió sus mirada evitando que algo en su interior se alterara cuando Len tomó el sobre y sus manos rozaron. — Debo irme y considéralo, no tardará mucho en que se valla de la ciudad — tomando sus cosas le revolvió el cabello al rubio y salió rapidamente sin saber cómo se había atrevido a hacer eso.

...

Habia demasiadas cosas en su mente
Y últimamente se agotaba física y mentalmente más rápido de lo normal, así que se dispuso a tomar un buen baño tibio para poder relajarse y dormir.

Justo se acababa de recostar cuando su teléfono indicó una llamada entrante. Sin ánimos de nada respondió la llamada pero la voz que escuchó hizo que se levantara por completo de su cama.

— ¿Hatsune? Soy Len, solo quería agradecerte mucho por esa recomendación. Estuvo fantástico.

— No hay por qué "Yui" — ella rio levemente por el apodo ignorando el sentimiento de esa fierecilla en su interior como desagrado por esa salida.

— ¡Oye! Al menos puedo ser más femenino que tú "Mako".

— Y yo puedo ser mucho más masculina que tú — escuchó la risa del otro lado mientras volvía a recostarse.— ¿Quieres que lo compruebe?

— No, no, no gracias. Oye, Yukari me dijo que tú le dijiste que solo somos compañeros — Len escuchó un silencio por la otra línea. — ¿Por qué lo dijiste?

— Bueno... — cinco segundos más de silencio por parte de la chica. — ¿No es lo que somos? Compañeros. Soy una amable, linda, talentosa y hermosa compañera que quiso ayudar a un plebeyo, ósea tú, a conseguir el amor.

— ¿Plebeyo? ¡Por favor Hatsune! Mi rostro es digno de un príncipe.

— Concuerdo en eso: el príncipe sapo — ella rio y por un momento Len quedo en silencio. Contadas fueron las veces que la había escuchado reír. — ¡Hige no! ¡Suelta eso!

— ¿Está todo bien? — Len había escuchado algunas cosas caerse y el gruñir de sus perro.

— Mmmm... ¿Recuerdas esa vez que viniste a mi casa y fuiste "Yui"? — la chica estaba de pie observando el desastre causado por su perro.

— ¿La vez en que me secuestraron para eso? — sonrió recordando todo lo sucedido.

— Pues... no sé si lo notaste pero... tu camisa se quedó aquí. Yo la había lavado para poder entregártelo pero al parecer Hige la encontró... y la acaba de destruir — levantó la prenda y efectivamente, Hige había hecho un buen trabajo destruyéndolo.

— ¿Cómo pudiste dejarlo? Y yo que te creí mi amiga — dramatizó sonriendo aunque ella no lo pudiera ver.

— ¡Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento! ¡Prometo comprarte otra! — la chica sostenía en su mano la camisa mientras su perro parecía estar contento con su trabajo.

— Oye tranquila, esa camisa nunca me gustó. Eres mi amiga así que te perdono — sonrío.

—... — .Amiga... amiga... amiga... esa palabra resonó en la mente de Miku.

— ¿Hola? ¡Tierra llamando a Hatsune! ¡Tierra llamando a Hatsune! ¿Cómo te fue con tu trabajo?

— ¿Ah? Si, si. si lo envié, tarde, pero lo envié... — habló la chica luego de lanzarse a su cama. — Supongo que tienes razón — murmuró. — Después de todo acertaste.

¿Que? — el rubio estaba recostado en su cama escuchándola.

— Soy un desastre — respondió enterrando su rostro en su almohada. — Un verdadero desastre.

¿Y eso a que viene? — la escuchó quejarse aun con la almohada — Oh vamos, no te pongas sentimental. Esa no es la chica que yo conozco.

— Creo que no te gustaría conocerme como soy... — Len estaba por responder cuando el perro ladró y un ruido de algo cayendo se escuchó. — ¡Hige! ¡No muerdas eso!... espera ¡No esa caja! Lo siento Len, mi hijo parece no tener control hoy. Debo colgar.

¿Y dónde se supone que está el padre para que te ayude?

— Soy madre soltera. El padre me abandonó en cuanto supo que tendría a su hijo ¡Hige no con mis calcetas!

¿No estás pensando en buscarle otro padre? — Len trataba de no reír al imaginarse a ella pelear con su perro.

— Dudo que su nuevo padre... soporte nuestros caracteres juntos. ¡Hige! ¡Te mandare a dormir con el gato de la vecina si no te comportas! — la oyó suspirar derrotada. — Creo que tengo mucho que acomodar hoy. Descansa Len.

Buenas noches Hatsune.

Valla chica. Tan diferente pero especial. Ya tendría que poner una excusa a su madre por su camisa rota.

...

Miku se encontraba arreglando el desastre causado por su perro cuando descubrió una foto que se encontraba entre algunos libros que su padre le había obsequiado.

La imagen mostraba a una pareja joven en lo que pareciese una salida de campo. El hombre era apuesto y se encontraba sentado mientras abrazaba por la cintura a una chica que sonreía mientras ella sostenía la cámara. Podría ser considerado como una bella foto de una pareja que se amaba si no fuese porque habría algo en esa imagen que le parecía tan familiar.

Rasgos faciales marcados, cabello aguamarino y ojos del mismo color. Ese joven era el padre de Miku. ¿Pero quién era la chica? una letra apenas legible podía verse en la esquina inferior de la foto.

— ¿Fujita Haruki?


Nada es lo que puede parecer.

Una verdad, una mentira, se han de conocer.


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[26.03.18]

Valla pedazo de relleno más horrible.

Y bien. ¿Qué puedo decir?

Últimamente he tenido demasiados asuntos en mi mente que simplemente no puedo evitar.

Lamento dejarles esta cosa horrible.

Cheza fuera.

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