.Capítulo 15.
- ¿alguien ha visto a Logan por algún lado? -. Roman preguntó a los cuatro vientos, sus compañeros de trabajo lo observaron y negaron con la cabeza -. Demonios. ¿Dónde mierda está Logan ahora?, ¡prometió estar aquí temprano y ya son las tres de la tarde!
- tranquilízate, Roman -. Virgil lo agarró de los tirantes y lo arrastró hacia la sala de descanso, ninguno de ellos conocía la vida personal de Logan así que no estaban con el derecho de juzgar, además, es la primera vez que llega tarde -, tómate un café o algo, él llegará y te dará una paliza por gritar y por ser tan inepto
- ¿y qué si no llega?. Por un demonio, debí de haberle dado mi número de celular, ¡ya lo estaría llamando ahora!, ¡ni siquiera Patton está presente!
- no le pasó nada, créeme -. Virgil se estaba aguantando las ganas de darle una cachetada en toda su horrenda cara de porcelana -, ya llegará y te diré “te lo dije” mientras Logan te da una golpiza que bien la tienes merecida, imbécil
Logan estaba sentado en su cama, mirando fijamente el reloj de su padre menearse de izquierda a derecha, el tick tock sonando sin parar y la hora corriendo sin temor alguno. Sabe lo tarde que es, estaba seguro de que sus compañeros deben de estar preguntándose dónde está porque así son ellos, pero antes de ir al departamento debía dar una parada rápida al lugar de trabajo de John.
Guardó el reloj en su bolsillo y se dispuso a salir de su hogar apurado, conoce a la perfección el edificio en el que su padre trabaja desde los veinticinco, si no se equivocaba. El taxi lo dejó en las puertas de esa hermosa estructura, sus vidrios tan claros que podían verse a las personas trabajando y caminando de un lado a otro ahí dentro, la mayoría usando el equipo necesario para los experimentos químicos.
Eso no importaba, estaba aquí para devolver el reloj y nada más que eso.
- ¡Logan, bienvenido! -. Uno de los trabajadores lo saludó con un fuerte abrazo que Logan no devolvió, sus brazos parecían pegados a sus costados -, ¿buscas a tu padre?
- exacto, ¿te importaría decirme dónde se encuentra?
- está en su oficina, debe de estar hablando con sus compañeros ahora mismo, no creo que le importe tu visita
Le agradeció y tomó el ascensor hacia el cuarto piso junto a otras personas que no dejaban de susurrar cosas a sus espaldas, obviamente cosas buenas, él es el único hijo de todos modos, el preferido.
Se cruzó de brazos e ignoró a sus acompañantes, su visión pegada a los números subiendo y sus sentidos atentos a los movimientos del ascensor. ¿Por qué todo parecía ir tan lento cuando necesitaba que todo esto vaya más rápido?.
Las puertas se abrieron, topándose con muchas personas caminando por los pasillos, otras entrando a sus pequeñas oficinas y los restantes tomando café a la vez que hablaban felizmente. Logan salió del ascensor y, como si de un robot se tratase, caminó en dirección a la oficina de John sin mirar a los ojos a quien sea que intentase saludarlo.
Frente a la puerta, es el momento, golpeó suavemente con los nudillos la madera tres veces, escuchando las voces detrás de ésta desaparecer al segundo.
- ¡hijo, que sorpresa! -. John lo hizo pasar al abrir la puerta y Logan vió seriamente a los cuatro “amigos” de su padre — tres hombres y una mujer —, estos se levantaron de sus asientos para estrechar sus manos con la de Logan y sonreír de oreja a oreja -, dime, ¿qué te trae por aquí?
- necesito hablar contigo unos minutos, ¿es eso posible, padre?
- ¡claro! -. Es una oportunidad única, nunca pasan tiempo juntos, nada mejor que hablar y poder llevarse mejor luego de lo ocurrido días atrás -. Chicos, les voy a pedir que se vayan, hablamos después
La oficina quedó en silencio, lo único que se escuchaba era el sonido de los zapatos de John chocar contra el suelo cuando caminaba, Logan miró la enorme ventana a su izquierda, los edificios se veían a la perfección desde ahí, sentía un poco de envidia por todo esto pero no iba a hacer nada para cambiarlo. Él jamás va a pretender ser alguien que no es frente al público.
- y dime, hijo, ¿qué necesitas?
Logan sacó el reloj de su bolsillo y lo puso sobre el escritorio. Otro silencio hizo presencia. John tomó el reloj lentamente, miró el objeto en sus manos y luego a Logan, sus miradas se chocaron unos segundos.
- hoy falleció Dylan -. Rompió el silencio con su grave voz, sin apartar sus ojos de los de su padre -, ¿lo recuerdas, cierto?
- no tendría porque recordarlo, no es de mi interés -. Apoyó su espalda contra el respaldo de su silla, dejó el reloj nuevamente sobre el escritorio y entrelazó sus manos, esperando a que Logan diga algo más interesante que eso -. Si viniste sólo para eso, prefiero no hacerte perder tiempo, puedes irte
- no vine sólo por eso, padre -. Continuó hablando, ahora mirando los edificios en el horizonte y los pájaros que pasaban volando por ahí -. Hoy también falleció mamá. Vine para saber cómo te sientes, sé que la muerte de ella te afectó mucho
John sonrió, viendo el pequeño cuadro sobre su escritorio que mantenía seguro la foto de él y su esposa recién casados, se veían tan felices, ¿cómo es posible que todo cambie tan repentinamente sin nosotros darnos cuenta?.
Entró a su hogar una noche y allí estaba, tirada en el suelo, recostada sobre su propia sangre. No le dió ni tiempo para ver mejor al culpable, sólo notó que era masculino, cabello marrón ondulado y una máscara con un corazón celeste en el ojo izquierdo.
- tienes razón, hijo, aún no pude olvidarla, ¿cómo podría de todos modos? -. Rió entre dientes, acariciando la foto como si fuese el cristal más débil del planeta -. Es difícil olvidar a una mujer tan tierna y amable, ¿tú la extrañas?
Logan no se tomó su tiempo para pensar, ya tenía clara la respuesta a esa pregunta y no le dolería decírselo a John.
- no -. Su padre dejó de sonreír -. No la extraño, padre. Sigo firme a mis ideas y no temo decir que mamá no era la más tierna ni la más amable de todas. Ella era una bestia, una bestia que arañaba y que torturaba sin parar todas las noches en busca de algo, algo que no puedo descifrar aún.
- ¿de verdad sigues creyendo las mentiras de Dylan, Logan?
- no son mentiras, yo escuchaba todo desde mi cuarto -. John lo miró, confundido - y puedo asegurarte que los malditos gritos desgarradores que Dylan dejaba escapar de su interior cada vez que esa bruja entraba a su cuarto me dejó pensando todos estos años, y aún así... nunca hice nada para cambiarlo
- ¡¿de verdad te gusta cagarme la vida, cierto?! -. Exclamó, levantándose de golpe de su asiento, Logan ni se inmutó, no se movió ni un poco de su lugar -, ¡¿acaso tú y tu estúpido hermano planearon esto desde un principio?!, ¡¿tanto odiaban a su madre que tienen que humillarla de esta manera hasta el día de hoy?!
Logan recordó los gritos de Dylan, recordó verle el cuello lleno de marcas el otro día en la hora de la cena y él sin decir ni hacer nada.
- ¡responde, Logan!
Recordó esa noche en la que Dylan le suplicó si podía dormir con él sólo por una noche.
Y él le dijo que no.
- ¡¿esto es lo que siempre quisieron ustedes dos?! -. Golpeó el escritorio con lágrimas en sus ojos, Logan miraba el reloj sin parpadear, los recuerdos flotando por su mente
Recordó estar atrapados en ese apartamento en llamas del que Dylan no salió con vida. Recordó su última sonrisa, recordó la sangre saliendo de su boca y de su espalda debido al disparo, recordó sus últimas palabras.
“Recuerda mis palabras y piensa en tus actos”.
- ¡estoy agradecido de que ese bastardo haya muerto!, ¡desde que los adoptamos él siempre ha sido la desgracia!
Recordó su mano soltarse finalmente de la suya y su cabeza apoyarse contra el suelo, su mirada perdida y sin luz lo hizo llorar.
- ¡y si tú no puedes cambiar esos malditos pensamientos te recomiendo que dejes de llamarte mi hijo ahora mismo!
- ¡TÚ NO ERES MI PADRE! -. Gritó, sus ojos cerrándose con fuerza y las lágrimas cayendo por sus mejillas. Entró en pánico. Agarró fuertemente su cabello con ambas manos, respirando con dificultad e intentando ignorar la mirada de sorpresa de John al escucharlo decir aquellas palabras -, n-nunca lo fuiste, no somos de la misma sangre...
Su cuerpo picaba otra vez, sus uñas clavándose en su cuello y sus piernas obligándolo a moverse hacia la salida. No quería saber nada, se supone que sólo debía entregarle el reloj e irse, al parecer su mente le jugó una mala pasada y le hizo decir inconscientemente todo aquello que ahora lo tiene en este estado tan asqueroso.
La puerta se cerró de un fuerte golpe y John quedó completamente solo en su oficina con una expresión de dolor, no se supone que Logan debía decir eso, él lo quería como si fuera su hijo de sangre, por alguna razón lo adoptó.
Caminó hacia la ventana y ahí vió a Logan entre la multitud, se lo veía desesperado e intentando verse normal, como si nada hubiese pasado. Sus lágrimas lo delataban y su ceño fruncido también. Hay que ser un estúpido para no darse cuenta de que Logan estaba llorando.
- siempre habrá sangre en el suelo, ¿cierto?
John se volteó y lo vió, vió a ese maldito asesino, al culpable de la muerte de su esposa. Estaba parado ahí, sobre su rostro su típica máscara con un corazón celeste que dejaba ver solamente sus ojos color amarillo.
Traía ropas negras, no parecía armado, aún así logró darle un gran susto a John, éste no dudó en agarrar un arma que siempre mantiene escondida en uno de los cajones para luego apuntar al desconocido.
Tick Tock Tick Tock.
- ¡¿quién es usted y cómo entró a mí oficina?! -. Preguntó, viendo al hombre parado frente a él con miedo, pero apuntando hacia el desconocido con el arma de todas formas -, ¡¿qué es lo que quiere?!
No hubo respuesta. Pasaron unos segundos de silencio hasta que el enmascarado corrió hacia él, esquivando las balas de una manera inhumana y, sin más dilación, pateó a John justo en el abdomen con todas las fuerzas que su cuerpo le permitían.
El vidrio se rompió detrás del científico, es muy posible que los demás trabajadores hayan escuchado todo el escándalo y ya estarían corriendo hacia la oficina de John inmediatamente.
Hablando de John, contuvo su respiración por medio minuto, clavando su mirada con la del hombre que lo llevó a su fin y, en el momento que todo pareció volver a la realidad, parpadeó y su corazón se aceleró. Estaba cayendo.
Tick Tock.
Mierda, estaba cayendo, gritando. No quería morir, no así, no podía dejar solo a Logan. Sus anteojos se separaron de su rostro y su arma desapareció por completo, lo único que veía eran edificios borrosos y el gran cielo azul que le regalaba un hermoso sol que lo iluminaba apesar de este ser su último día, su último respiro.
Escuchaba los autos ahí abajo, las personas hablando, su ropa meneándose con el aire y sus gritos espantosos.
Tock.
- ¡Dios mío! -. Una mujer exclamó al ver frente a ella como un hombre caía al suelo, pedazos de vidrio por todos lados. Los ojos de ese hombre mirándola la ponían peor. Las demás personas de alrededor se quedaron paralizadas -, ¡alguien llame a la policía!
Todos hablaban alrededor del cuerpo de John, se había formado un círculo de personas desconsoladas que hablaban, lloraban o llamaban a la policía insistentemente. Los anteojos y el arma cayeron a unos centímetros de ahí, pero nadie se dió cuenta.
Las suposiciones comenzaron a nacer.
- ¡noticias de último momento! -. El niño que vende periódicos exclamó, tres hombres y una mujer se detuvieron para comprarle un periódico -, ¡el famoso científico John Ramsey cometió suicidio!, ¡repito, el famoso científico John Ramsey cometió suicidio al tirarse por la ventana de su oficina!
- pero... -. La mujer susurró, leyendo las noticias y disgustándose al ver la foto de John en el suelo, sangre saliendo de su cabeza ahora rota en miles de pedazos -. No es posible. Acabamos de hablar con él hace unas horas
- ¿creen que haya sido... él? -. El menor preguntó, temiendo por su vida si decía su nombre
- Dylan -. El mayor del grupo dijo sin temor alguno, viendo a la ambulancia ir hacia la escena tétrica -. Estoy seguro de que fue él
El departamento explotó en el momento en el que una de las chicas que recibe las llamadas informó en voz alta que John Ramsey había cometido suicidio, nadie podía creerlo, menos Roman y Virgil, ni hablar de Thomas.
- ¡Dios mío! -. Thomas se cubrió la boca, John estaba en todos los periódicos -, ¡¿dónde está Logan?!
- no lo sé, pero iré a averiguarlo -. Roman agarró su arma y la mano de Virgil -. Vamos, Virge, tenemos un crimen por resolver
- ¡p-pero Logan y Patton no están! -. Se quejó al ser arrastrado tal cual saco de papas hacia las afueras del descontrolado departamento
- haremos esto, con o sin Patton y Logan -. Había cierta determinación en sus ojos, ignorando a los policías yendo hacia la escena más rápido que ellos -. No hay tiempo que perder, vamos
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