Capítulo 21
Después de que Inuyasha se marchara, Rin abrió la puerta ya que antes habían estado tocando.
-Aome, ¿donde estabas?- dijo la pelinegra.
-Emmm fui al super- mintió.
-Porfavor, no mientas te conozco y además no traes ninguna bolsa- dijo la pelinegra con una leve sonrisa- ¿Fuiste a buscarlo verdad?
La azabache no respondió.
-Para que lo buscaste Aome, yo ya no quiero saber de el, además el no quiere a mi bebe- dijo la pelinegra.
-Lo siento, pero tenia que hablar con el- dijo la azabache- Anda no te molestes, mejor vamos a comer ¿si?
-Esta bien amiga, no puedo enojarme contigo- dijo la pelinegra abrazándola.
Ambas comieron tranquilamente, al poco rato Bankotsu llego.
-Buenas tardes amor- dijo el pelinegro abrazando a la azabache- Hola Rin, ¿como te va?
-Hola Ban, y pues.... Bien- dijo la pelinegra.
-Ese tono me dice todo lo contrario, anda cuentame recuerda somos amigos- dijo el pelinegro sentándose con ellas.
-Pues Sesshomaru y yo terminamos, y estoy embarazada- dijo la pelinegra- Rechazo a su hijo y después me engaño con su ex.
Su voz fue cortándose con cada palabra, un nudo creado en su garganta provocaba un dolor en su pecho al pronunciar su nombre.
-Lo siento mucho Rin, pero tu tranquila que nos tienes a nosotros, es mas si quieres puedes vivir con nosotros- dijo el pelinegro.
-Es una magnífica idea amor- dijo la azabache emocionada.
-Gracias chicos- dijo la pelinegra.
Después de eso Rin fue a su casa y decidió mudarse al día siguiente a casa de su amiga.
Mientras tanto un peliblanco se encontraba a punto de subir al avión, que iba directo a París.
-Te extrañare Aome- dijo el chico para después subir a su vuelo.
Mientras tanto Suikotsu se dirigía a casa de la azabache, habían formado una amistad neutra, aunque su hermano Bankotsu no confiaba aun en el, el sufrimiento que le causo fue demasiado que ahora ya no podía creer en el.
-Hola Hola- dijo Suikotsu.
-¿Que haces aquí?- dijo Bankotsu con un poco de fastidio.
-¿No puedo visitarlos?- dijo Suikotsu.
-Ya no peleen- dijo la azabache- ¿Que te trae por aquí cuñado?
-Solo vine a ver como estaban- dijo Suikotsu, mientras observaba a la azabache como la primera vez que la vio.
-Bueno yo los dejó debo hacer unas cosas- dijo la azabache para después subir a su habitación.
-Ya dime a que demonios viniste- dijo Bankotsu.
-Quería verla- dijo Suikotsu sin pena alguna.
-Te recuerdo que es mi novia- dijo Bankotsu.
-Eso no me detendrá para que sea mia- dijo Suikotsu.
-Te juro que si la tocas, te matare- dijo Bankotsu.
-Me voy, pero volveré hermanito- dijo Suikotsu.
Dicho eso se fue, Bankotsu se quedo un poco pensativo y después subió a la habitación de la azabache encontrándose con una azabache enredada en una toalla, al verla se sonrojo tanto como un tomate.
-Lo siento, debí tocar- dijo el pelinegro.
-No pasa nada pasa- dijo la azabache.
De repente Bankotsu noto unos leves moretones en los brazos de la azabache.
-¿Que te paso?- preguntó el pelinegro.
-¿Dónde?- preguntó la azabache.
-Aqui, tienes moretones- dijo el pelinegro.
La azabache se puso tensa, no sabia que decirle, además que no le había contado lo que paso con Inuyasha.
-No es nada- dijo la azabache evadiéndolo.
-Aome, ¿quien te hizo eso?- preguntó el pelinegro.
-Fue... Ammm... Inuyasha- dijo la azabache mientras bajaba la cabeza.
-¡¿Que?! ¿Pero como?- dijo el pelinegro.
-Ayer me lo tope antes de llegar a casa, forcejeamos y no me percate que me había dejado moretones- dijo la azabache.
-Maldito- dijo el pelinegro.
-Tranquilo mi amor, estoy bien- dijo la azabache tratando de tranquilizarlo.
Bankotsu la abrazo fuerte y comenzó a besarla tiernamente, después el beso fue subiendo de intensidad mientras que Bankotsu tocaba su piel mojada.
-Eres hermosa- dijo el pelinegro.
-Y tu muy guapo- dijo la azabache.
El beso fue subiendo de intensidad al igual que las caricias, la llevo a la cama y la despojo de la toalla dejando ver su cuerpo desnudo, comenzó a recorrer su piel con mas necesidad pero la azabache lo detuvo.
-Perdoname Bankotsu, no estoy lista- dijo la azabache.
-Tranquila mi amor- dijo el pelinegro- Te esperare el tiempo suficiente.
La azabache sonrio ante lo dicho y depósito un tierno beso, y después se vistió.
Continuará...
Cherry34806
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