~Capitulo 3~
—Capitán—. Escuché la voz del Rey por el auricular, tensa y cargada de urgencia. —Es una trampa, la camioneta ha salido de la zona—.
Un escalofrío recorrió mi espalda, aunque intenté no mostrarlo. **¿Cómo?** No podía ser. **¿Cómo pudo escapar?** Mi mente trabajaba a toda velocidad, pero la sorpresa me ahogaba. **¿Cómo?** Las preguntas se amontonaban en mi cabeza, y una sensación de impotencia me invadió. Sabía que algo no estaba bien, pero no esperaba que esto fuera a ocurrir tan rápido, tan abruptamente.
—Maldita sea—. Murmuré entre dientes, apretando los dientes con furia contenida. **¿Qué me han hecho?** Me pasé la mano por la cara. **No puede ser.** A veces creía que mi vida era una sucesión de problemas que no podía solucionar, como un rompecabezas con piezas que nunca encajaban. Esta era la prueba definitiva.
Llegué a la bóveda en un par de segundos, pero lo único que encontré fue vacío. **Nada.** Nada. Esa mercancía... esa mercancía que era tan crucial para nosotros, para nuestra supervivencia, ya no estaba allí.
Un nudo se formó en mi estómago. **Esto es peor. Esto es mucho peor.** No solo habíamos perdido la mercancía. Habíamos caído en su juego.
—Capitán, necesita ir en la nave—. La voz de la princesa cortó el aire, sin contemplaciones, directa. No me dio opción. Sabía que tenía razón. Necesitábamos seguir esa camioneta, y rápido. No había espacio para más dudas.
Me giré hacia ella, y la vi allí, con una mirada fija y decidida, aunque algo en su rostro me hizo dudar por un segundo. ¿Qué estaba pasando con todos? **¿Estábamos siendo manipulados?**
Sin más, corrí hacia la nave. La situación era crítica, pero la sensación de que estábamos siendo guiados por una mano invisible, por una fuerza que no lograba comprender, me dejó con un mal sabor de boca.
La nave despegó con fuerza, y a través de las ventanas vi cómo la tormenta de nieve comenzaba a azotar con más rabia. **¿Nieve en Wakanda** Mi mente seguía atrapada en la misma cuestión: **¿qué ha pasado?** Algo no encajaba. **¿Por qué esa camioneta salió tan fácilmente?** **¿Acaso fue_____?** La sensación de estar siendo arrastrado a algo más grande se apoderaba de mí.
—Wanda, te necesito—. Mi voz fue más un susurro que una orden. **Wanda**. Siempre había sido un pilar. Pero, al decir su nombre, algo no se sentía bien.
Miré hacia su dirección, buscando a la mujer que siempre había sido clave para saber lo que pensaba las demás personas. Pero lo que vi me heló por dentro.
Wanda estaba allí, pero algo había cambiado en ella. No era solo su mirada fría, ni la forma en que se mantenía a la distancia. Era algo más profundo, algo que no podía identificar con certeza. Era como si, al mirarla, algo se hubiera fragmentado dentro de mí.
**¿Era ella la que me estaba traicionando?**
La duda me golpeó con fuerza. No podía ser. Wanda había estado conmigo desde el principio. ¿Cómo podía dudar de ella ahora?
**¿Era más poderosa que ella?** **¿Cómo había llegado a este punto?**
Mis pensamientos se atropellaban, pero algo en mi interior me decía que la clave estaba ahí, en ella. En Wanda. Tal vez había algo en su poder que ni siquiera yo podía comprender completamente. Algo que, por alguna razón, me estaba ocultando.
Una súbita inquietud me atravesó. **¿Estaba siendo manipulada por ella también?**
Me sacudí la cabeza, intentando mantener la calma. No podía dejarme llevar por las dudas. Pero la mirada de Wanda, esa que solía ser tan confiable, ahora me pareció extraña, distante. **¿Me estaba observando como un enemigo?**
—Capitán, ¿qué hacemos ahora?—. La voz de la princesa me interrumpió. Volví a mirarla. Ella estaba al mando de la nave, pero no pude evitar preguntarme: **¿Era realmente de fiar?** Todo a mi alrededor parecía desmoronarse, las piezas del rompecabezas se movían de una forma que no podía seguir.
—Sigue a la camioneta. No podemos perderla—. Mi voz salió vacía, sin convicción. Mis palabras no coincidían con mi mente. **¿Cómo podía confiar en alguien?**
Los motores de la nave rugieron, pero el ruido no era suficiente para ahogar las voces en mi cabeza. **¿Estábamos siendo parte de una trampa mucho mayor?** Cada decisión que tomábamos parecía llevarnos más lejos de lo que conocíamos, más cerca de algo que ni yo mismo podía entender.
La tensión era insoportable. Y a medida que avanzábamos, el horizonte parecía volverse más oscuro, más amenazante. **Algo nos estaba esperando.**
Y Wanda, la mujer en quien confiaba, ¿era la clave para todo esto? ¿O era la pieza que había estado perdiendo todo el tiempo?
—Dime capitán—. Por fin mencionó—. ¿Que se siente no confiar en nadie?—. Y sus manos empezaron a realizar una clase de movimientos— ¿Que se siente gritar sin ser escuchado?—. Y sin más una turbina dejo de funcionar—. No será la única vez que lo vea y créame cada una será peor—. Y sin más Wanda cae inconsciente.
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