Capitulo 3.

Subimos lentamente hasta su habitación.
Tiene una casa realmente preciosa.

-¿Me dejas una camiseta?-le pido, sabiendo que no podré dormir con este vestido.

Se dirige a se armario y me da una.

Me muerdo el labio mirando como se quita la camiseta y los pantalones.
Se echa en la cama con unos bóxers.
Recalco lo que he dicho al principio, esta demasiado bueno para ser verdad.

-Em...-aparto la mirada.-¿Me desabrochas el vestido?

Se levanta y me sonríe, deja un suave beso en mi nuca y lleva sus manos a mi espalda.
Me desabrocha el vestido y lo deja caer, quedando yo, al igual que el, en ropa interior.

Jesus comienza a darme suaves besos por la zona de la espalda y por el cuello, haciendo que me estremezca.
Me giro un poco para que esos besos acaben en mi ansiosa boca.

-Te quiero.-susurro, antes de que me de otro beso.

-Yo también te quiero.-me acaricia la mejilla.-Mucho.

Sonrío antes de robarle otro suave beso, y después voy hasta la camiseta y me la pongo.

Me meto a la cama y miro a Jesus, que me mira sonriente.

-¿Que?-me río.

-Aun no me creo que estés aquí otra vez.-susurra, acercándose a mi.

-Ni yo que te vuelva a ver después de 1.460 días.-me río, haciéndome a un lado, para que se tumbe.

Una vez dentro, me acerco un poco mas a el y apoyo mi cabeza en su pecho, mirándolo.

-Ahora.-susurra en mi oído.-¿Ahora tu crees que podremos estar juntos sin interrupciones?

Sonrío y levanto la cabeza, para mirarlo.

-No lo creo.-susurro.-Lo sé.

Y vuelvo a mi posición de antes, para quedarme dormida abrazada a él.

....

-No puedo creer que me hayas echo el desayuno.-sonrío, entrando en la cocina.

-Así es, nena.-se da la vuelta y viene hacia mi para darme un beso.

-¿Te he dicho ya que te quiero?-me río.

-No.-me mira.

-Mentiroso.-le amenazo con un dedo.

-Nah.-deja el café en la mesa y los huevos con bacon en un plato.-Pero me gusta oírlo.

-Te quiero, te quiero, te quiero.-le sonrío, sentándome a su lado.

....

-¿Hoy tienes algo que hacer?-pregunta, aún dentro del coche, delante de mi casa.

-No.-me río.-De momento España esta tranquila y no tengo que librarla de los males.

Jesus se ríe, y deposito un beso en su mejilla.

-Me duchare y te llamo.-le guiño un ojo.-Nos tenemos que poner al día.

-Te vas a tener que dar prisa porque ya te echo de menos.

-¿Como has aguantado cuatro años?-me río, abriendo la puerta.

-Pues no lo se.-se ríe.-Bueno, luego vendré a por ti.

....

-¡Jesus bájame!-grito, pataleándole la espalda suavemente.-¡Nos miran todos!

-Pues que nos miren.-se ríe.-Se morirán de envidia.

-Eso es verdad.-sonrío.-A ninguna de esas la lleva el hombre mas sexy de España como un saco de patatas.

-Lo decía por ti.-se ríe.-Todos me envidian por tenerte.

-Quizá se al revés.

-O quizá no.

-O si.-me río.

-Sigues siendo igual de cabezota, eh.-se ríe, bajándome y dejándome delante de el.

Ruedo los ojos, pero luego sonrío.

-¿Nos sentamos en esa terraza de allí?-señaló una que esta a la puerta de un bar.-De estará bien.

-Vale.-me agarra de la mano, y entrelaza nuestros dedos.-Pero déjame besarte en público.

-No.-me río.-Mira todas esas mujeres como te miran, me matarían.

-Seria solo un intento.-se ríe.-¿O acaso te crees que dejaría que te tocaran un pelo?

-Prefiero que me lo toquen a mi que a ti.-le guiño un ojo, señalando una mesa libre.

-Bueno.-se ríe, sentándose.-Pongámonos al día.

-A ver, cuéntame algo interesante que hayas echo todos estos años.-lo miro, apoyando mi cabeza en mis manos.

-¿Prometes no enfadarte?-me mira serio.

-Claro.-sonrío.

-A los dieciocho, Osea dos años después de irte.-comienza, y se toca el pelo nerviosamente.-Haber....

-Venga dilo.

-Pues que me volví completamente loco intentando olvidarte... y eso, que follaba día si día también.-suspira.

-¿Sigues haciéndolo?-abro mucho los ojos, con miedo.

-No.-me mira.-Pare meses después cuanto te vi un día, vendrías de visita.-asiento para que continúe.-Te mire sin apartar los ojos de ti, no me podía creer que estabas ahí, tan increíblemente preciosa, y ahí cambiaron mis ideas, vi como mirabas a Dani cuando abrió la puerta, incomoda porque se parecía mucho a mi, y ahí me di cuenta de que no podía seguir así, que me querías aun, y que si seguía haciéndolo, cuando volvieras me seria imposible recuperarte.-se muerde el labio.-Nunca pensé que tardaras tanto.

Miro el suelo, algo incomoda.
A ver, no estoy enfadada, pero me ha dolido.
Aunque me gusta que sea sincero, eso lo hace mas hombre.

-¿Sentiste algo con alguna?-suspiro.

-No.-dice serio, buscando mi mirada.-Las besaba con los ojos abiertos, beso fríos, sin sentimiento.

Me muerdo el labio inferior y lo miro, sonrió un poco.

-Pasado pisado. ¿no?-la acaricio la mano.-Ahora eso da igual, siempre que no te de el venazo y vuelvas a hacerlo.

Jesus sonríe mientras llama al camarero y pide dos Coca-Colas.

Hay un silencio unos minutos, pero no es incomodo, es mas bien necesario.
Para que el piense en sus cosas y yo en las mías.

De repente noto su mirada fija en mi, y levanto la mía.

-¿Que pasa?-le sonrío.

-Que no se como lo haces.-me sonríe.-Hacerme tan feliz, digo.

Sonrío de oreja a oreja mientras me acerco a el.

-Pues de la misma forma que lo haces tu.-le guiño un ojo.

Se acerca más a mi y sonríe.

-¿Piensas dejar que te bese o te lo tengo que robar?-queda a pocos centímetros de mi.

-Dicen que los besos robados son los mejores.-susurro, haciendo que mi aliento choche directamente con su boca.

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