Capitulo 36.

*Narra Amy*

Toco al timbre varias veces.
Genial, no hay nadie.

Me siento en las escaleras, apoyo mis brazos en mis rodillas y mi cabeza en mis manos.

¿Y ahora que hago yo?

-Eh, preciosa.-dice un chico.-Ahí ya no viven los Gemeliers.

Levanto la vista hasta un chico moreno, con tupé, y unos grandes ojos azules.

-No soy gemelier.-sonrío.-Soy su amiga, hemos venido a pasar las navidades y me he quedado fuera.

El chico se ríe y se sienta a mi lado.

-Bueno, ¿quieres que te haga compañía?

-No estaría mal.-suspiro.-Soy Amanda, pero llámame Amy.

-Yo Lucas.-me sonríe.-¿Y donde están tus amigos?

-Comiendo en el Burger.-informo.

-¿Y te han dejado tirada?-pregunta.

-Nah.-suspiro.-Me encontraba mal.

-¿No me digas que se han tragado eso?-se ríe.-Esa excusa esta muy vista.

Ruedo los ojos, dando una pequeña carcajada.

Ay un minuto de silencio, hasta que lo miro.

-¿Y tu que hacías por aquí?-me intereso.

-Daba una vuelta.-sonríe.

De repente un coche aparca delante de la puerta y sale Eva.

-Amy, cielo. ¿Que haces aquí?-me sonríe.

-Me encontraba mal.-le sonrío.

Lucas se levanta y se va, despidiéndose de mi con la mano.

Entro siguiendo a Eva.

-¿Ya has comido?-pregunta.

-Si.-me muerdo el labio.-Iré arriba, a dormir un poco.

-Por supuesto, yo ahora me iré y luego volveré, no te preocupes.-informa.

Subo las escaleras lentamente y entro en la habitació de Jesus.
Me gusta esta habitación, es muy.. muy él.
Me siento en la cama y observo cada detalle del cuarto.

Voy hasta un corcho donde hay muchas fotos, y una de ellas sale con Teresa, abrazados.
Me muerdo el labio inferior, con unas ganas de llorar encima que no puedo con ellas.
¿Es normal que tenga ganas de matar a Teresa?

Salgo de su habitación y me meto en la mía.

Me dejo caer en la cama, mirando el techo.

Las lagrimas comienzan a salir, y aunque intente reprimirlas, no puedo.
Me giro en la cama para estampar mi cabeza en la almohada.
Y después de varias horas llorando, consigo dormirme.

*Narrador en tercera persona*

Acaban de comer y salen del Burger.
Maria esta que echa humo.

-Estoy venga llamar a Amy y no contesta.-le dice a Dani en un susurro.-¿Estará bien?

-Mi madre me ha mandado un mensaje diciendo que se había quedado dormida, ni te preocupes.-le dice el, antes de dejar un suave beso sobre su mejilla.

Maria mira de reojo a Jesus, va muy cerca de Teresa, mientras se ríen.

-Tu hermano es un cabrón.-le dice la rubia, mirándolo mal.

Dani se encoge de hombros.

-Debería estar con Amy, la verdad.-susurra Dani.-¡Jesus!

El gemelo mayor se gira y lo mira, esperando una respuesta.

-Dime.

-¿Vamos a casa así no pasmos frío?-pregunta.

-Esta bien.

....

Los cuatro entran por la puerta, y se dirigen al salón.

-Deberías ir a ver como esta Amy.-sugiere Dani, sentándose en el sofá.

Jesus asiente, y se dirige hasta la habitación de la chica.

Cuando abre la puerta, Amy lo mira, tiene los ojos rojos.

Jesus le sonríe un poco, y la chica le aparta la mirada.
Se gira hacia el lado contrario a la puerta, y cierra los ojos.

-¿Como estas?-susurra.

-Jodida.-dice fría.

-¿Que te pasa?-le acaricia la espalda.

-Nada.-vuelve a decir en el mismo tono que antes.-Estoy bien, baja a bajo, que si no tu querida amiga Teresa se desesperara.

-Baja conmino.-pide Jesus, ignorando el comentario.

-Paso.

-¿Porqué?-se interesa.

-Porque paso de ver como me marginas.-se gira y lo mira.-Paso de ver como tonteáis delante de mis putas narices.

-¿Estas celosa?-levanta una ceja, gracioso.

-Jesus va enserio.-lo mira serio.-¿Tendría que estarlo?

-No.-alza la voz.-No, porque no somos nada.

*Narra Amy*

Parpadeo varias veces.
¿Nada?
Osea, que todo lo que tenemos es nada.
Muy bien campeón, claro que si, la acabas de joder.

-¿Nada?-levanto una ceja, mientras comprimo las lagrimas.-Ayer me decís que era tuya, que me querías y que estabas enamorado.

Jesus aparta la mirada.

-Ya.-vuele a mirarla.-¿Y qué?

Me estampo las manos contra la cara.

-¿Cómo que y que Jesus?-susurro, quitándome una lagrima que se acaba de escapar.

-Amy, no somos nada.-repite.-Yo te quiero, si, pero no somos nada.

-Jesus.-me levanto y le señalo.-Acabas de mandar todo a la puta mierda.

-Pues mira, un problema menos.-suelta una carcajada irónica.

Y siendo como el alma se me rompe en pedazos.

-Déjame.-le grito.-Vete.

Jesus me echa una mirada algo extraña y se acerca a mi.
Pone sus manos en mis mejillas y retira las lagrimas.

-No quiero verte llorar.-susurra.

-¿Tu que eres, bipolar o que?-me aparto de el,mientas mis lagrimas caen con mas fuerza.-Y si no quieres verme llorar, deja de jugar conmigo, joder.

-No estoy jugando.-vuelve a susurrar, acercándose se nuevo a mi.

-¿Ah, no?-levanto una ceja, irónica.-Me quieres, te quiero, pero no somos nada, me invitas a venir, pasas de mi como de una mierda, ayer te me declaras, hoy me dices que un problema menos.
Aclárate joder.

Jesus me agarra de nuevo y limpia mis lagrimas, con un sube movimiento.

-Déjame.-digo, volviéndome a apartar.-Déjame, por favor.

*Narrador en tercera persona*

Jesus baja las escaleras con lagrimas en los ojos.

-¿Cómo está?-preguntan, desde el salón.

-Jodida.-susurra, sentándose al lado de su hermano.

-¿Y tu?-pregunta Maria, al verlo así.

-¿Yo?-suspira.-Aun mas jodido, porque esta vez, mi orgullo se a apoderado de mi.

Teresa se ríe desde el otro lado.

-¿Y desde cuando eso es un problema Jesus?-se ríe.-Tu sin tu orgullo no eres nada.

Jesus la mira.

-Quizás dices eso porque por ti nunca se lo ha tragado.-suelta Maria, acomodándose en el pecho de Dani.

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