Capitulo 3.
Las luces se encienden de golpe, haciéndonos despertar a los tres.
-¡Tu, niña!-me agarra de la muñeca y tira de mi.-Escúchame, hoy viene a comer un empresario muy importante para hacer negocios.
-¿Y?-digo, rascándome los ojos.
-Tienes que hacerte pasar por mi hija y mantener a su hijo entretenido y feliz.
Va hasta la puerta y me pasa un vestido rosa claro y unas sandalias.
-Póntelo y sal.-anuncia.-Estaré esperando fuera.
Asiento mientras trago saliva y cierro la puerta.
Los gemelos me miran endormiscados.
-¿Y tu quien eres?-dice Dani.
-Explícanoslo a los dos, por favor.
Les indicó el baño para que no nos oiga hablar y entramos.
-Soy Amanda González.-suspiro.-La espía adolescente de la mejor empresa de España, y estoy aquí para liberaros.
Luego os doy detalles, ahora tengo que irme o sospechara.
-¿Pero...?-comienza Dani.
-Luego os lo explico todo, tengo que cambiarme.
Cojo el vestido y voy hasta el baño de nuevo.
-¿Vas a hacerle caso?-dice esta vez Jesus, poniendo su mano en la puerta mientras yo me quito las zapatillas.
-Jesus.-suspiro.-Tengo que hacerlo, necesito que tenga confianza en mi para poder tener accesibilidad a todo.
-¿Vas a volver?-pregunta Dani, dándome un abrazo de repente.
Si, se le nota que tiene miedo.
Y que dos chicos, dejen ver que tienen miedo a una chica que no lo tiene, demuestra que son mejor persona de lo que creía.
-No os dejaría solos.-le sonrío.
Cierro la puerta y me pongo el vestido, me arreglo un poco el pelo y me pongo las sandalias.
Lista.
Suspiro ruidosamente en el espejo y salgo.
-Suerte.-dicen al unísono.
-Estas preciosa.-ma acaricia la mejilla Jesus.
Le sonrío antes de abrir las puerta y encontrarme con el secuestrador.
-Papa.-tenso la mandíbula y comenzamos a caminar.-¿Porque tienes a los dos gemelos encerrados?
-Por la recompensa.-se rasca la nuca.-Oye, como se te valla la boca un poquito serás la responsable de tres muertes.-Me amenaza.
-No necesitas la recompensa.-sonrío falsamente.-Por lo que se ve tienes mucho dinero. ¿Que mas quieres?
Pero no contesta.
-Vendrán enseguida, iras tu a abrir.-anuncia, entrando a lo que parece ser su despacho.- Al señor le dices que entre aquí y tu te quedas con su hijo. ¿de acuerdo?
-Esta bien.
Justo cuando cierra la puerta del despacho el timbre suena y me dirijo hasta la puerta, intentando sacar una sonrisa.
Cuando abro la puerta, se divisa ante mi una imagen de un hombre mayor, canoso vestido de traje chaqueta y un niño, moreno de marrones, alto y regordete.
Eso si, mexicano.
Feo pero feo.
-Buenos días.-sonrío, haciéndome a un lado para dejar pasar a los dos invitados.-Señor, mi padre está en el despacho, esa puerta a la izquierda.
El educado hombre se dirige a la habitación que le he indicado mientras yo me quedo delante del chico.
-Soy Amanda.-le doy dos besos.
-Yo Hector.
-¿Que quieres hacer?-pregunto, andando hasta lo que minutos atrás me ha indicado "mi padre" que era el salón.
-Podríamos liarnos y eso.-suelta así.
Pongo cara de asco y lo miro.
-¿Qué?-levanto las cejas.
-Ya lo sabes, tu padre necesita negociar con el mío, por eso lo tiene que tener contento, y mi padre está contento si yo lo estoy.
Es simple, pequeña.-me acaricia la mejilla.-Puedo decirle a mis padre que me aburro y desapareceremos de aquí, así que tu eliges.
Pero qué.
Dios.
Que nunca he besado a un chico.
Y no quiero que mi primer beso sea a alguien que parece un mono a media evolución
¿Que hago?
Necesito la confianza de el secuestrador.
Necesito salvar a los gemelos, porque no se que efecto tienen sobre mi esos niños, pero no los puedo ver mal.
Son como... mi marca de heroína.
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